martes, 20 de febrero de 2018

2 Martha exclamó, "¡Noli me tangere, homo!" ii/vii*

2 Martha exclamó, «¡Noli me tangere, homo
ii/vii
(Miniserie, "Fulgencio y Martha")
Se cumplen 60 años de dictadura comunista en Cuba

Preludios
¿Acaso, esas voces
son de los pasteleros
 de Marie-Antoinette?
susurró Martha, incrédula.
No, señora, algo peor.
Son los malditos Mau-Mau,
 Que vienen por nosotros.
(Apuntó Nany, angustiada)

"Un Asunto Cubano"  

« ¿Vendrán pasteleros o Mau-Mau

"La Débâcle", según el palíndromo cartesiano
En la sala magna de la Casa Militar del Campamento de Columbia, transcurre una fiesta extraña, entre ánimos de las palomas burocráticas civiles, siempre inertes y temerosas. Pero además, bajo  el filo de las miradas aguiluchas y prepotentes de los gavilanes militares siempre duros; en especial los bodyguard del equipo presidencial. Algunos camuflados entre los asistentes y los husmeadores restantes, sin importancia, mozos, camareros, mochilas, curiosos y el resto de personal de apoyo  al acto final. Todos respondían a una expresión de desasosiego similar o igual de tormentosa, asustadiza como la de gente desorientada, temerosa de quienes saben sus fuentes de sustento ya agotadas, bajo una derrota irrecuperable. Tal si fuesen colibríes suspendidos en el aire, sin advertir donde posarse, o en espera de alguna detonación que les justificara huir. Aun entre libaciones y saludos nerviosos de esa, la conspicua extrañeza y fiesta última de Fin de Año, 1958 El reloj indicaba poco más de las 12:10 A.M., ya volcados en el nuevo año de 1959. Cualquiera diría que se trataba, sin consenso de las partes, residuos de facciones interiores y exteriores de ciudadanos en pugna, ansiosos por hacer ‘lo que les diera sus reales ganas

En las mentes de quienes sustentaban en sus brazos los poderes de la  Casa Militar de Columbia, no habrían terminado aún el desencanto de las Cenicientas, cada una de las cuales se imaginaba montada en una carroza supuesta calabacina; porque los vestidos caros o lujosos de marcas populares con las doce campanadas se tornaron andrajos campiranos. También, a causa de que el asunto era más complejo que lo dictado por la imaginación, dado que se trataba de apagar a cucharadas de agua, una nación envuelta en llamas. Resultado de la guerra fratricida instigada por el odio entre dos líderes políticos y sus dinastías cargadas de medianias ocres, fraguadas en el mismo melting pot donde nacieron, en la provincia de Oriente. En nada tuvieron que ver los habaneros, ni antes ni ahora que se iniciarían los brindis besos y abrazos temblorosos de la élite política gubernamental. Es que fueron pocos los olvidados a ese evento de compromiso concurrente. Un sarao oficial organizado con enormes genuflexiones protocolares; por la intendencia presidencial para las actividades, más de fin de año 1958 que de inicios del 1959; estimado horroroso por pitonisas, brujos y el resto de ese otro ejército de penumbras y nigromancias, invisible a los profanos.
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Es que sucedió lo inevitable, con el fracaso del tren blindado enviado en ayuda de la ya cercada capital villaclareña. Todo, a pesar de que el Presidente de Cuba en funciones, Gral. Fulgencio Batista y Zaldívar, investido como tal en unas elecciones generales democráticas' también dudosas, con la participación de partidos políticos y seguidores de toda la gama de opiniones gubernamentales y oposicionistas, cuando dio esperanzas de un arreglo con sus enemigos. Elecciones donde se incluyeron candidatos de la oposición, aunque fragmentada, la de aquellos patriotas que eligieron probar la tesis electoral y participar por su libre albedrío, al igual que otros sectores cuyos candidatos se postularon libremente sin intervención estatal. En el peor de los casos, estas elecciones fueron superiores a las anunciadas por el régimen castro-comunista actual (2018) veraneando incólume además de impune, mientras apretaba el dogal en la garganta de la ciudadanía democrática, a la que diezmó, desde el mismo 1959.

Es ver primero las advertencias recientes del régimen comunista actual, por boca del delfín palatino en potencia, que además es postulado como uno de las tantos errores attos del régimen, ocultados tanto a la población y a sus seguidores; en aras de la prepotencia y omnisciencia de la cúpula gubernamental. Y hay que decirlo: “un tal ‘cuadro’ bien conocido en su casa, seguramente impoluta y de apelativo, Ing. Miguel-Mario Díaz-Canel Bermúdez”; quien resultó destinado por un dedazo del acucioso Gral. Raúl Castro Ruz, como el “Líder Máximo” y ente idóneo a fungir sustituto en la nueva fecha (cambiazo indefinido) fijado por ahora para marzo del propio 2018.

Ya rebasada la primera convocatoria fallida, según fuentes, a causa de anuncios exógenos de ciertas sotto voce  y otros cotilleos; siguiendo motivaciones de las ya mencionadas 'pugnas intestinas' entre la facciones  dinástica y los peleadores sin ancestros fiables. Aquellas candideces dichas monacales, supuestas para las siempre calideces inadvertidas de la cúpula habanera actual, para febrero 24, 2018.  Algo de esperar en un antisistema fallido, auto titulado "republicano"  hasta marzo, 2018, sin bombos ni platillos. Curiosamente, donde los ciudadanos son espoleados por el mecanismo represivo del régimen a 'ejercer' un derecho del que no disfrutan por la ley comunista, a la ‘postulación libre’; donde además de otro espejismo sahariano alucinante, se dicta que 'donde no existen partidos oposicionistas independientes del gobierno' (este último prepara a la carrera una 'oposición de terciopelo') y para colmos represivos, sin permitir ningún "voto libre y secreto", genuino.

«¡Salud, salud!», anunció Batista
Pero nadie se sintió seguro esa noche de despedida final, en la cual "El Hombre Fuerte" de entonces, Fulgencio Batista, dio sus acostumbrados parabienes y con palabras intrascendentes leyó a los presentes un comunicado donde escuetamente explicaba las razones de su renuncia y fuga precipitada, las que finalizó con su habitual, pero ya inadvertido           «¡Salud, salud!» Tal si todos los participantes permanecerían hasta el final, nada distinto al de los años anteriores. Solo que el triunfalismo mostrado en el primer evento de 1952,  por buena parte de los asistentes; palidecía, en quienes estaban esperanzados en alcanzar la paz nacional, ansiada por todos, sin importar los bandos. Pero las palabras del Presidente, tal pólvora mojada, retumbaron con el sonido de expresiones huecas. Parecía que los ciudadanos estaban al tanto, de una orden que nunca Batista pronunciaría y menos, por su boca de Presidente.

            Sucedió que, tal si todos del instante preciso tras el “salud” brindada por el Presidente, primero con lentitud e inmediato que el Gral. Batista desapareció del salón, ello pareció indicar a los asistentes el respirar profundo, el acto se tornó en la solemnidad del silencio e intercambio de miradas en  lo que después devino murmullo, no dicho, de “sálvese quien pueda” De inmediato se inició "La Débâcle" (El desastre) o descomposición total, en instantes, los restos del sistema gubernamental batistiano.

            Las fuerzas y el resto de los ciudadanos oposicionistas de todas las tendencias, incluyendo a los gazapos comunistas rugieron victorias en cada punto del territorio nacional, donde errores de los resentidos sociales, predominaban. Las máquinas de todo tipo y potencia, a esa hora de la madrugada, rodaban colmadas de funcionarios, militares de todos los niveles de graduación, familiares más cercanos y en algunos casos, funcionarios, sirvientes, "comecandelas" y bodygards; según el palíndromo cartesiano, de aquellos que estuvieron festejando y que ahora, huían despavoridos. Los carros se desplazaban raudos desde y hacia diferentes lugares de la ciudad y sus entornos, hacia puntos comunes como aeropuertos, puertos, embajadas y hacia todo aquello que les ofreciera una vía de escape con seguridades.

Tales manifestaciones de júbilo entre las filas comunistas, afinaron los recuerdos ciudadanos; puesto que las mismas contrastaban  con la normal suspicacia de ‘arribismo’  inherente a toda la gama izquierdista deambulantes por el territorio nacional cubano. Luego estos personajes dieron la impresión de que los viejos comunistas, como siempre, trataban de pescar en río revuelto, puesto que al ejecutarse el golpe de estado de Batista contra el presidente Carlos Prío años atrás (10 de marzo de 1952), la opinión pública rememoró que los comunistas, la dirigencia y sus afiliados  (Partido Socialista Popular o PSP) habían tomado la irrupción batistiana como un factor a su favor al evocarles glorias pasadas a la sombra del batistato, cuando 'su' líder Batista dominaba el espectro político cubano entre 1933 y 1944, al legalizarles el partido (entonces, semi ilegal), entregarles el movimiento obrero e integrarlos al juego político; inclusive desempeñándose como funcionarios del gabinete de Batista (ministros sin cartera) durante toda la II Guerra Mundial.

La escoba auténtica, que fue ortodoxa
Saber que durante la etapa de los “auténticos’ (1944-1952) los comunistas fueron mantenidos a raya, al demostrarse de ser agentes declarados del Comintern. Por lo que de hecho y eran perseguidos como lo que siempre fueron y son, agentes extranjeros, y por lo tanto, enemigos de la democracia y aliados de la ya amenazante Unión Soviética (URSS) expulsada del ámbito internacional, por el gobierno norteamericano a cargo del presidente Harry S. Truman . Ello, como consecuencia de un Batista retornante ahora como ferviente anticomunista y aliado de las democracias, junto a los EE.UU. En esencia, en 1944, al cesar la influencia de Batista, los comunistas criollos se ‘quedaron en la calle y sin llavín’ Una advertencia del Comintern, les llego desde México, relacionada con el defenestramiento del gobierno de Fulgencio Batista, la que en realidad a los Castro, les resultó oportuna y subyugadora a sus ansias mesiánicas.

            Con el triunfo de revolución opositora al gobierno de facto de Batista, mientras este último preparaba una elecciones a su favor (el candidato de la coalición gubernamental) con la promesa a la oposición de marcharse por sus pies a un segundo auto destierro; le sobrevino la pérdida de puntos estratégicos y neurálgicos importantes, más la pérdida del favor de los EE.UU (armas, pertrechos, inteligencia, reconocimiento, etc.) Mientras los dos bloques hegemónicos (las democracias al lado de los EE.UU y el bloque comunista, sujeto a Moscú), todo mientras rusos y americanos atravesaban por el período de distensión (détente)  La URSS buscó otras vías para vencer a Occidente, se inició la ‘carrera armamentista’ y los Castro, ya enredados en trifulcas con los EE.UU. con sus experimentos (todos fallidos después) ensayaba revivir de sus cenizas una Dictadura del Proletariado; cariada y estrellada desde sus inicios en 1917. Estos mensajeros moscovitas arribaron a playas cubanas en manadas, las cuales ya traían planes elaborados por el Comintern, disfrazaron el conflicto de intereses en otro político al declararse aliados de la URSS y enemigo de los EE.UU.

            Luego, con la huida de Batista y el derrumbe de su gobierno, el Dr. Fidel Castro Ruz enredó a los rusos en sus pesadillas indoamericanas (con posterioridad, ultramarinas) reavivando los viejos proyectos trotskistas de "la revolución mundial" auspiciados siempre por fuerzas exógenas del Comintern. En esencia se trató de convencer a esos tontuelos de capirote (los rusos) totalmente, tras pintarle a los bolos una quimera apolillada de contratación moscovita de tropas cubanas fáciles y baratas; adiestradas, avitualladas y armadas con parque (occidental) a un 'costo ínfimo de manera que no se destacara las manos de la URSS en esta subversión extranjeras. Los castristas, decir Cuba, con el tono de su desprecio acostumbrado por la vida ajena (sus ciudadanos) suministraría a la URSS (en la primera versión del contrato espurio e intervencionista) un número determinado a fijar entre las partes, de tropas y técnicos a un "precio anual per cápita módico, pagadero en moneda libremente convertible en dólares (USD)" de apoyarlo para conquistar Centro, Sudamérica y el Caribe.

            En la etapa siguiente el quid pro quo (toma y daca) y los rusos le pidieron el suministro de tropas mercenarias (especialmente de cubanos negros) para las aventuras tercermundista privilegiadas de Moscú con vistas al África y Medio Oriente y Asia. En 1961 los EE.UU. no admitieron el chantaje comunista respecto a Berlín y los comunistas levantaron el astroso Berliner Mauer  (Muro de Berlín) el cual fue derribado 1989. La ‘Guerra Fría’ según algunos historiador corrió con el periodo 1961-1989, otros indican su inicio en 1945, inmediato a la caída de Berlín en Mayo 1945 y el triunfo arrollador de la coalición de los Aliados. Para 1948 la URSS y sus peones comunistas ya se habían tragado lo mejor de Europa.

Al parecer, aflora y se ve la conspiración iniciada por rieles de subversión paralela (anteriormente sin la intervención cubana, por supuesto y pactada (en la Entente Comunista articulada entre los "Caballeros de la Orden del Mal" (recordar las advertencias posteriores de Ronald Reagan) iniciada en Moscú antes de Agosto 29, 1949 y cuyos planes de puesta en marcha fueron activados entre los veranos 1948-1949, inmediato antes que los rusos detonaron su primera bomba atómica sucia (del tipo RDS-1), en el polígono de Semipalátinsk, Kazajstán, URSS.

Los planes fueron discutidos en una conferencia secreta efectuada en Moscú, entre Joseph Stalin, Mao-Tse tung, “JoChi Minh y posiblemente, Palmiro Togliatti y otras "focas amaestradas por el Kremlin" (un parangón cubano) y los indispensables cerebros de la Inteligencia, Contra Inteligencia, Seguridad y Defensa de la URSS de estos países conspiradores. El asunto único no tenía relación aparente con las cefaleas de los ya sutiles o declarados conflictos geopolíticos entre hegemonías, sino que trillaba un tema ausente, irrelevante entonces de los intríngulis cotidianos entre pupilas de las potencias y sus desagravios mutuos: la intervención y armado bajo cuerda del “Narcotráfico” Los fines, envenenar a los jóvenes occidentales y tornarlos ineptos, según la burda estrategia de aquellos tiempos, para integrar los futuros ejércitos de las democracias.

Defenestrado el gobierno de Batista y con la huida del líder castrense, comunista, remanentes de la Guerra Civil Española y otros conflictos de Centro y Sudamérica; clamaron tales quinceañeros emocionados con lo que el destino les ofrecía. Sin embargo, castristas y comunistas, tal si no se conocieran desde antes frente a la opinión pública, clamaron por ser los únicos a los cuales la ciudadanía debía reconocer como depositarios del botín de guerra, nada menos que la parte del león, en el desguace de la “Isla de Cuba” con todo lo que tenía dentro. Solo que los más ansiados, eran los aeropuertos, puertos y las marinas situadas en la costa norte de La Habana, que les significaba la salvación, de la bien conocida furia y crueldad de sus enemigos, los Mau-Mau. El encuentro de divergencias se inició de inmediato entre los castro–comunistas y las fuerzas revolucionarias del Directorio Estudiantil Universitario (DEU, a veces FEU), 2do. Frente Nacional del Escambray, Organización Auténtica y otras fuerzas políticas cubanas, democráticas.

Primero, mujeres y niños
Sucedió en el aeropuerto aledaño al Campamento Militar de Columbia. En este como casi todos, era de naturaleza civil y militar, más lo segundo que lo primero, porque en tiempo regular pequeñas y medianas compañías de vuelo públicos y privados operaban las aerolíneas civiles como "Aerovías Q" y "Aeropostal Venezolana” y algunas que otras, operadoras de cargas comerciales de todo tipo y otros particulares; mientras que el aeropuerto internacional de Rancho Boyeros, operaban líneas regulares registradas internacionales norteamericanas, españolas, mexicanas, etc., recargadas del augurios malos. El intenso drama entre las facciones cubanas en pugna, culminó inmediato que se conoció de la huida del Presidente, Gral. Fulgencio Batista (su familia excepto el más pequeño) y el resto de sus colaboradores más cercanos y sus bodygards. Sus hijos mayores, ya al tanto de la situación militar y el rechazo de Washington en enviarle armas y pertrechos y otras ayudas o respaldo público contra los comunistas; todo lo cual le impelieron a enviar de antemano al extranjero a sus hijos menores, el lunes 29 de Diciembre de 1958,  el cuidado de Manuel Pérez Benitoa, encargado de las Aduanas. Como sucedió otrora con el machadato, el batistato dejó de existir a consecuencias de una eutanasia combinada de descreimiento y terrorismo por parte de los extremistas a cuya cabeza urbana (la más identificada y de  influencia en la ciudadanía) destacaban las filas de jóvenes de la nueva generación, en particular aquellos simpatizantes del M26J, con su bandera y brazaletes de colores rojinegros.

Demoró mucho que los cubanos advirtieran tras la gran bambalina la diferencia marcada entre los cantos victoriosos de los opositores del espectro democrático y los aullidos roncos de la lobada comunista. Ruiseñores contra mugidos de rana-toros, como los mercenarios del Saruman de turno y sus fieles hordas de Isengardos, cantos entonados por la plana mayor de los comunistas de la vieja guardia agazapaba tales camaleones, forrados interiormente con abundante ropaje stalinista. Aunque tiempos atrás, se cambiaban no ya con los días, sino por horas, que ahora la dinámica les impelía determinar el trasplante de pieles, como las de “zapa”, con algunas faces interiores desde Plejanov, Bakunin y otros; hasta carenar eventualmente en Trotsky; ya por entonces asesinado por el español Ramón Mercader, un sicario gallego stalinista destacado por la KGB en Ciudad México D.F. durante la preguerra (IIGM) estaban los comunistas en el trasfondo teatral, como se demostró después.

            Y así, con los días, el relajo se hizo orden, con la salida a la palestra pública de los primeros combatientes urbanos oposicionistas, los "descamisados”, no con la furia enciclopedista de los sans-culottes y sus caramañolas parisinas de la Vendôme; tampoco nada parecido a los de “La Bastille”, donde la población penal, supuesta de decenas o cientos de patriotas anti realistas; solo encontraron un huésped somñoliento, que ni siquiera conocía la razón de su encierro. Tales fueron en parte, los pretextos baladíes de aquellos ‘visionarios’ Porque esta crápula del lumpen proletariat habanero, también nacionalmente desparramada venia de ’El Pontón’ o ‘Pueblo Nuevo, ‘Pajarito’ o ‘Pan con Timba’  y otros. Y en verdad que eran distintos con el piquiti-pa-pa-pa de las tumbas arrabaleras.

«Nos asesinarán, como hicieron en Rusia con el Zar, su familia y el resto de la nobleza» —clamaron los más comprometidos. Mientras allá por el Castillo de “El Príncipe” los cuidadores futuros, aquellos entendidos en grillos y cadenas, sonrieron.

            Así también aseveraron y gimieron en la huida, los seguidores de poca monta del presidente depuesto. Igual de aterrados, porque los fugitivos temían las ya anunciadas represalias de los revolucionarios; especialmente los castristas; cuyos efectivos guerrilleros correteaban siniestros por los montes, pueblos y ciudades, incluyendo las capitales de provincia y la propia capital de La Habana, apoyados por milicianos paramilitares urbanos armados con aquello arrebatado a los aforados gubernamentales o con lo que pudiera servirles de arma. Estos últimos, terroristas urbanos confesos, cierto que se las habían estado "jugando al canelo" día a día, perseguidos por la policía y otros órganos represivos. En realidad, con el enemigo en fugas, no eran necesarias esas armas salvo para contener a los saqueadores, exacerbados por los líderes de la revuelta triunfante.

            Sin embargo durante la guerra de guerrillas, los subversivos castristas, auto apuntalados como vencedores; no se dieron por enterados y desconocieron las actividades casi suicidas de otros grupos oposicionista y continuaron en sus preparativos minuciosos para el 'Asalto al Palacio Presidencial'. Tal fue el episodio de los integrantes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) combatientes demócratas, cuando el 13 de marzo de 1957, uno de cuyos comandos llevó a cabo el “Asalto al Palacio Presidencial de Cuba”, con el objetivo de matar al Presidente, Fulgencio Batista.

            Para ello, los comunistas domésticos estuvieron bien asesorados por los estrategas del Comintern, tal confesaron los castristas más tarde. Los guerrilleros, fueron alertados contra el reclamo justo de sus competidores; apoyados por otras facciones revolucionarias también beligerantes y armados, compuestas de demócratas genuinos. Todo el quehacer castrista, fue el efecto con miras a que estos demócratas no les demandaran una parte alícuota, justa, en el gobierno que ellos estimaban "su" botín exclusivo. Casi todos los fugitivos de esa noche trágica, eran políticos, militares, miembros prominente de partidos políticos o negociantes vinculados al gobierno batistiano. Otros, consideraban que las represalias podían alcanzar a cualesquiera de las fuerzas cívicas y sociales, aunque no beligerantes, que a los vencedores les olieran o les conviniera tildarlos como colaboradores gubernamentales o calificados de contra revolucionarios.

            Eventos tales que sucedieron en realidad, con exterminios masivos inmediatos, desatados por los guerrilleros contra los implicados con el gobierno y los opositores demócratas que los criticaban o que habían defendido el sistema republicano. Del mismo modo continuado en Cuba por Batista, pero con un autoritarismo de intensidad media. Aun durante la etapa más álgida del gobierno de facto, las libertades de expresión, imprenta, prensa, radio y TV, contratación, inversión, formación, importación y exportación de capitales y propiedad privada de las tierras, bienes inmuebles, minas, riqueza agropecuaria, no frenó a las inversiones nacionales o extranjeras.

            Los viejos comunistas cubanos, quienes hasta la fecha se mostraban ante el pueblo como dechados de demócratas y humanistas; no dejaron ser más que combatientes simbólicos que nunca pelearon; y que tras la victoria de los alzados desplegaron igual furia implacable contra sus adversarios, sirviendo a los castristas como música de fondo y pretexto para eliminarlos si ello les fuera útil, ante cualquier reacción de Washington. Todos los prófugos de esa madrugada, se ufanaban en obtener para sí un puesto salvador en los aviones, militares y civiles, que rugían en las pistas y salidas de los hangares.

            No hubo santos y patronas a los cuales, estos ciudadanos en desgracia no recurrieron in articulo mortis. Dado que eran personas consideradas culpables, a priori, ante la opinión pública de los ciudadanos; de haberles impuesto un gobierno autoritario (dictablanda, tal le denominaban sus simpatizantes y en el decir de algunos cronistas desapasionados), pero que a los ciudadanos les pareció sofocante. Resultó curioso que los enemigos del Presidente, tutelados por un gobierno de facto e incluyendo los opositores pacíficos, hacían lo que les daban sus reales ganas democráticas, comparada con el totalitarismo absolutista cernido después sobre Cuba, bajo la férula impuesta por el Dr. Fidel Castro Ruz y sus seguidores.

Gallo Bolo de un  punto cubano" (para laúd y tres, allegro)
Esta realidad perfectamente documentada, hizo que los apasionados con el hipnotismo comunista; se desilusionaran de los promotores de la edición nueva de la época del terror jacobino (Époque de la Terreur), durante la Revolución Francesa. Decía su Líder del Extremismo Máximo,

«El Terror de Estado,
no es más que la justicia rápida,
 severa e inflexible»
                        Maximilen Robespierre

            Una máxima cínica apuntada y ejecutada en virtud de la “Ley de Pradial, año II de junio 10 de  1794”, por el denominado “Comité de Salvación Pública”, brazo del terror de estado de los extremistas enquistados en la Revolución Francesa, cuyo lema les ordenaba arrasar con todos los opositores, matarlos con sus familias completas y confiscarles sus bienes. El Comunismo, Fascismo, Nazismo y sus variantes derivadas como el Cambodismo y ciertas fases del Castrismo; y otros sistemas emanados hoy del movimiento actual denominado “Socialismo del siglo XXI”; entre otros movimientos políticos deletéreos a la Humanidad, no dejaron de pasar por alto, esta forma novedosa (aunque medieval sin la componente religiosa) de eliminar a sus oponentes, disidentes y adversarios políticos, de una y por todas las veces.
           
                La “Vieille Garde Communiste” (Vieja Guardia Comunista) de inicio, se mantuvo en espera de las órdenes a emitir por el Comintern; ávidos como estaban, de hurtar y apoderarse (como hicieron) de las riquezas de los burgueses y arcas de la nación cubana entera, antes de poner la soberanía de la isla en manos de la gerontocracia stalinista anidada entonces en Moscú, desde 1917. No tardó que este nuevo "Líder Providencial" —quien de inmediato regodeó su Ego endémico frustrante al disfrazarse como él mismo, sólo que esta vez el teatro fue montado en Cuba— se declarará en medio del ulular de su grey de idólatras ávidos:

            "El Dr. Fidel Castro Rus, fue proclamado dictador vitalicio de la República de Cuba, gracias a su Revolución Humanista, tan verde como las palmas"

            Esta práctica populista, resultó cartabón para el destape subversivo de las izquierdas mal encasilladas como gajos de la misma mata de guao "democráticas, progresistas o radicales” (Arévalo, Betancourt, Haya de la Torre, Estenssoro Perón, Cárdenas y otros) comenzando por las entronizadas de manera encubierta en Indoamérica, inmediato que sobrevino la etapa de la pos II Guerra Mundial (IIGM).

  «Cristo apareció en Emaús. Y yo aquí, en Cuba» —aseveró Castro, repleto de autosuficiencia.

            Lo sorprendente del gobierno del presidente Batista, es que se mantuvo funcionado con el mismo guión de críticas y desórdenes públicos de los oposicionistas, protestas ciudadanas, actividades contestatarias legales e incluyendo su inevitable batallar contra el terrorismos de los castristas y esporádicamente, los comunistas. Tales situaciones, eran perfectamente adjudicables y de hecho lo eran, a cualquiera de las facciones subversivas (no opositoras) oponentes, paseantes por Latinoamérica, inmersas camufladas en el batallar democrático convencional. Esta forma de gobernar en democracia y sus vicisitudes, resultaban imposibles para los radicales subversivos y de ello, su reluctancia a pasar por la confirmación del pueblo en las urnas, hacer trampas electorales (siempre bajo su control)  y sí, su incorporación a los campamentos guerrilleros.

El ‘Doomsday’ cubano
Este horror a vistas, en unos casos fue articulado en segmentos por la oposición honesta, que aspiraba un retorno al sistema republicano, democrático y de libertad plena, fracturado inexplicablemente por Batista en marzo de 1952. Eran los inicios del inexorable Doomsday cubano, tras una guerra civil cruenta e incontenible. Mientras, la otra facción de oposicionistas violentos, patrocinada por los comunistas (castristas, anarquistas, libertarios, aventureros, mercenarios extranjeros, etc.) afilaba sus "cuchillos largos fascistas" tendentes a sumir la Isla de Cuba, para siempre, en las tinieblas de las redes totalitarias típicas de las "Animal Farms" orwellianas sembradas por la bondad bolchevique en Europa Oriental. Un conjunto de inconcebibles pócimas sociopáticas y psicopáticas, idénticas a las sembradas por los rusos en sus satélites detrás de “(Das) Ein Eeiserner Vorhang" (Una Cortina de Hierro), a partir de 1948. Una visión semántica (erróneamente achacada a Winston Churchill) sobre la cual ya había alertado el líder nazi y Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels; tan temprano como en febrero de 1945, desde el órgano oficial semanal de los nazis “Das Reich” (El Imperio), en el artículo futurista, "Das Jahr 2000" (El Año 2000). Lo que el cierre de filas absoluto de las prestigiosas democracias, impidió que este engendro se consolidara. Tanto los errores y respuestas violentas del gobierno de Batista, ante el acoso del terror descomunal de los oposicionistas radicales; como la excelente propaganda desarrollada a su vez por la candidez de los opositores demócratas y la muy profesionalmente violencia activa de los comunistas y sus activistas locales (en Cuba y los EE.UU), mantenían al gobierno batistiano a la defensiva.

            A ello se sumaban los siempre acechantes cultores de la izquierda liberal del periodismo, literatura, intelectuales y cine norteamericanos. Uno de cuyos íconos más dañinos —casi de la textura de idiotez cósmica e irracional del Presidente Jimmy Carter— fue el conocido editorialista (maoísta de la extrema izquierda) del “The New York Times”, Herbert Lionel Matthew. Este periodista pro izquierdista del estilo peor, convencido y apasionado por los crímenes de Mao-Tse tung, devino un maoísta virulento, como todos repleto de ansias de destruir la ansia de “adoptar, a como fuese, el  american way of life”  Ello devino desde sus inicios en un furibundo defensor de los pillos y pillajes de la triquiñuela roja en el ámbito mundial; sustentados a su vez en sus fechorías por las bandas bolcheviques. Mao-Tse-tung, el líder comunista chino, recibió los plácemes y halagos de Matthews durante el período de “La Gran Marcha”

Amok (meng-âmok)
Ya entrada la mañana del 8 de enero de 1959, el Dr. Fidel Castro citó a sus comandantes más cercanos, a una reunión en el Salón de Juntas del Gabinete Presidencial, de las tantas que después se convertirían en sus  interminables peroratas de auto elogio y amenazas a sus opositores. Pero no todo le aconteció favorable porque, curiosamente, cuando el Líder Máximo dirigió su discurso humectado de nosologías freudianas a la casi dos decenas de jefes guerrilleros (Comandantes y capitanes, destinados a ser los futuros Generales) agrupados alrededor de una mesa ovalada; todos advertían todavía permanecer activados con el Amok (meng-âmok) de la savia sierramaestrina. Los allí presentes (excluidos de la reunión los solícitos y todavía no bien definidos, aide-de-camp) quedaron sorprendidos con aseveraciones del Líder Máximo, ahora transformado en vocero y defensor irredento de una patología democrática rara (sin derechos ni libertades); cargada de ciertos conceptos militares, filosóficos y sociales, al dejar de  escapar unas pocas sentencias tétricas devenidas trágicas para el destino ya bolchevizado por seis decenios bajo una visión supra destructiva sobre la Isla de Cuba:

            «Compañeros combatientes -anunció el dictador Castro-, hoy es un día histórico. Saber, que desde el veintiséis de julio de mil novecientos cincuenta y tres; trazamos con nuestra gesta moncadista las líneas generales y planes para implantar una Revolución Socialista y Humanista, verde como las palmas y no Comunista tal 'melón del traidor Vulcano' pero definitiva. La misma que hoy advertimos como triunfante. Esta acción refleja la victoria de la democracia  sin cortapisas, limitaciones o influencias extranjeras. Es la misma Revolución que nos dicta, en aras de su presentación, pureza nacional de los principios y bienestar del pueblo cubano todo; a implantar de inmediato en todo el territorio nacional; como primicias  y que, extenderemos para siempre, en toda la Indoamérica. La nuestra, la cual devendrá en la primera y genuina  ‘Dictadura del Proletariado’ en el continente americano, donde auguramos una Era de Revolución Permanente en que habrá “pan con libertad, sin terror totalitario” La misma, será fundamentada y así creerlo, en los principios y dogmas democráticos, humanistas, inconmovibles e irreversibles del Marxismo-Leninismo. Claro, que todo lo aquí escuchado por ustedes es de secreto máximo, hasta que decidamos permear la realidad hasta esa ‘masa de adoradores crédulos’ que hoy nos aplaude confiada»(apok)

         Transcurridos seis decenios de angustias y horrores indescriptibles, por nuestra parte doliente, nos valdría agregar como colofón que,

«Es sorprendente que tanto Batista como Castro, "coterráneos" y "paisas", evidenciaron iguales aspiraciones quiméricas y espíritus de grandezas imbricados en un alto nivel de ambiciones por los atractivos desbordantes del poder absoluto; del cual disfrutaron bajo formas distintas, durante intervalos temporales diferentes. Tales líderes y dictadores de toda laya, absolutos como los Castro o autoritarios parlamentarios como los Batista; decidieron gobernar rodeados de fuerzas exógenas y endógenas del ámbito internacional, hegemónicas por su naturaleza; comunismo de Animal Farms (Castro) y democracias autoritarias de gestion parlamentaria (Batista) Porque ellos se enfrascaron en una lid, supuesta entre caballeros; que la razón de los enciclopedistas humanitarios siempre recomendaba dilucidar en las urnas y no en maniguas salvajes; donde al final, la ficción irracional totalitaria del Comunismo perdió “el rabo y las patas” ante su derrota definitiva frente a las Democracias, en el ámbito planetario. No obstante, tanto Castro con su objetivo de ambición talante ya obsoleto y desacreditado del Lebensraum (espacio vital) tercermundista (ver las futuras “provincias de ultramar cubanas”), y el inapropiado en Batista, sujeto a su calidad de ex presidente constitucional y legítimo; alejado de su propia gestión exitosa de entonces. Nos hacer gemir que ambos equivocaron de manera tan alegre como irresponsable, la visión cinematográfica de  “El Chicuelo” de Chaplin  con “El Chivo” de la Quirino del barrio Pogolotti.  Algo así tan burdo y desconsiderado como trocar o confundir Democracias con Autocracias» Decir, 'magnesias' con 'gimnasias'

La saga continúa,

© Lionel Lejardi. Enero, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press

Addendum

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