sábado, 24 de agosto de 2019

3 Génesis de Miami 3/…n

3 Génesis de Miami 3/…n
123 Aniversario de democracia feliz en Miami: Julio 28, 1898
"Un Asunto Floridense”
(Versión libre de hechos reales)

Florecimiento

Chechoter
Porque con tal nombre, sugerido en un alerta, a fin de indicarnos de que topamos con la lengua tequesta. Vemos que si hurgamos en cuál sería su significado o equivalencia en españoles (quizás esquivos o aproximados) algo nos arrojaría, (con perdón de los terrícolas) el cuasi título de un poema, "Rocío de la Mañana" Una suavidad inesperada, tan reconfortante como lírica. Es que la muchacha no lo era tanto en frescura juvenil, cuentan algunas crónicas, si no mejor, una mujer hecha y derecha. Tan arrestada y decidida como cualquiera de nuestras guajiras villaclareñas o camagüeyanas. Decir, de aquellas selectas y tan respetables, de quienes a vistas al engrifarse, que “calzarían espuelas del quince” exclamarían los reseñadores de querencias tan notables. Dicho sin requiebros exagerados, con la finura de cualquier gallero de lidias orgullosas. Vale que la muchacha era parte selecta de una de las tantas tribus asentadas en las inmediaciones del “Gran Lago” (Okeechobee) Derramadas hasta la boca del Río Miami, con balcón a la Vizcaíno Bay.

Ese rocío echado a la fuerza tal manto húmedo, indispensable en la vendimia casi ritual en épocas de cosechar las frutillas de los ‘yaupon holly’ para hacer la cassina; esa ‘bebida negra” de la cual dicen y así fue escrito; que tanto deleitaba al cacique “Osceola” (a la sazón, marido de la amorosa Chechoter); y de la cual también se confeccionaba un té inofensivo, tan estimulante como catado así y degustado por casi todas las tribus muskogeanas, una comunidad dispersada como el resto, achantadas en el centro-este de la península floridense.

Pero no tardaría sin que el “sopapo luminoso” se lo propinaran los patriotas norteamericanos de las 13 Colonias cargados hasta el copete, de ideas independentistas, desde aquella madrugada del 4 de julio de 1776. También, porque el resto de las Antillas Menores comenzaba a yacer en manos de las compañías del West Indians y otras potencias europeas como los portugueses, holandeses y franceses, en especial Holanda y con una Alemania (Prusia) ávida de anexarse tierras americanas y que una de cuyas escuadras tan marineras como peligrosas; exploraba y olisqueaba alguna que otra tajada del pastel americano, donde carenar y reparar sus naves ansiosas de desflorar pistilos tentadores del ‘Nuevo Mundo’

Charlar sobre “El Corte Inglés”
En aquel entonces, transcurridos once meses después de iniciada la ocupación de La Habana por los ingleses, en julio de 1763; Inglaterra (Reino Unido) acuerda con España canjear la ciudad de La Habana, al parecer ‘sin un palmo de tierra más allá de las murallas, salvo lo razonable’ la misma conquistada por esas mismas fuerzas inglesas de ocupación un año antes, a pesar de la resistencia de patriotas como el guanabacoense “Pepe” Antonio. Era desdecir la intentona colonial inglesa desabrida al paladar de los criollos al recambiar a España ‘in tempore’, por la península y tierras que siempre, desde entonces, formaron parte de los territorios floridenses (ver, Misisipí, Louisiana, Georgia, Carolinas, Alabama, Áreas de Florida Oriental y Occidental, etc. Área territorial original de Florida cambiada a España ‘in tempore’ por la península de la Florida. También por tanto sucedió en 1704 La Habana decidió enviar (relocalizar) hacia Cuba a cientos de indios muskogee para ser catequizados como católicos; porque en ese lleva y trae entre España y Inglaterra, una sensible parte de los expatriados murieron de viruelas y otros males traídos por los colonizadores, mediando la bien andanza de los árabes que se tragaron el norte de África, Iberia y casi media Europa. Ello, sin que diera frutos relocalizarlos en el Nuevo San Agustín, de Cuba; que a los indios floridanos les dio por bautizar Ceiba Mocha (Prov. de Matanzas) nombre con el cual, al parecer, se quedaron conformes los lugareños.
                                                           
Aquella historia ocurrida lustros atrás, decir antes de 1821, era una parte del pasado floridense que por simple desconocimiento, le importaba tres pepinos a la diminuta princesa seminole. Y menos, a sus consanguíneos nativos; inmersos en un devenir oscurecido por las intrigas políticas de los ayer "blancos europeos", proto colonialistas, conquistadores, civilizadores, etc.; de las cuales no entendían “ni papa" Cosas y malentendidos acerca de aquello que ocurría entre los blancos invasores, en especial los de habla diferente (española, inglesa, francesa, alemana, holandesa, danesas u otras europeas) al lenguaje miccosukee, eventualmente muskogee, su otra lengua nativa de casi todos los indígenas floridanos.

            «Son cosas de los “cara pálidas» ―le había asegurado una vez, solemnemente, su marido Osceola, quien le habló en su lengua materna, la muy popular, lengua creek
  
Osceola
Éste, era un afamado cacique, quien a su vez resultó ser un mestizo natural de la zona de Alabama (Georgia) y conocido también como William (néeBilly’) Powell (wiki) Detalles específicos, de los cuales ella estaba al tanto por cotilleos, chismes o que, per se, ella intuía. La muchacha estaba plantada frente al mostrador de la tienda "General Goods" (en realidad, la "Tienda de Larry") nombre comercial por el que los clientes cercanos o lejanos, la conocían. Todos los presentes y el resto de cada habitantes o transeúntes eventuales en y por esa zona tenía su seguridad asegurada, al hallarse cubierta por la unidad militar de "Fort Brooke", una edificación sólida de madera situada en el extremo Este de la bahía de Tampa, en la desembocadura del río Hillsborough. Ella, Chechoter, al igual que cualquier otra mujer avispada, quien además era princesa india, podría mostrarse o ser tan ladina como otra tal, perteneciente a la ‘aristocracia’ indoamericana autóctona.

Ella, desplegaba su habitual sonrisa despótica, cargada de rencores contra los "cara pálidas" uno de los cuales una vez, pensó o imagino que la habían insultado; aún más que sus enemigos coetáneos, pertenecientes a los poderosos creeks de las tribus del norte. Aunque en definitiva, era lo mismo que a veces ellos les hacían a sus primos los miccosukees y otras tribus residuales, invasoras de la península huyendo de las guerras ancestrales con los que consideraban racialmente diferentes (tal sucedía en cada territorio del planeta) a causa de su etnia costumbres, hábitos, desarrollo, religión, etc. y a quienes de facto, consideraban sus inferiores. Y también siempre, con la expresión endurecida típica de aquella persona a quienes le era habitual, por su rango social en aquel minimundo tribal, impartir órdenes. Chechoter, estaba clavada allí observando de reojo al tendero y a su dependiente, quienes tampoco dejaban de echarle un vistazo, disimuladamente. Así continuaba el juego. Ella se balanceaba rítmica, desafiante, dado que se sabía una seminole noble y no una de "esas otras esas mujeres corrientes”, a las que entre las aristócratas era costumbre llamarlas con epítetos despectivos, ‘sotto voce’ por lo que en ocasiones algunas, eran odiadas por sus criados, guardias de protección, sirgadores, etc.

Tratado de Moultrie Creek
Y porque por ahí, ya a mediados de los años 1830; todavía daban tumbos los senderos de los Everglades, los acuerdos efímeros entre el gobierno de los Estados Unidos y los indios nativos de varias naciones autóctonas. La faja del norte-noroeste que corría transversal hacia el sur-sudeste, por el “Camino de las Lágrimas” hasta la ‘Gran Estación Terminal’ (un apodo a veces dado a las “reservaciones indias” dispuestas por el gobierno federal y que de hecho, conectó Florida con la inmensa región del Mississippi.

Se trataba de aquellos acuerdos firmados entre las naciones indias y el gobierno federal de los EE.UU. reconocidos después en su conjunto como el "Tratado de Moultrie Creek" 3, sin que hasta la fecha sucediera algo destacado en favor de los indios. Incluyendo el resto de las otras minorías insertadas, que pudieran catalogarse como tales, entre el conjunto indígena de los indios autóctonos. Históricamente, los seminoles, fue la única tribu o nación indígena, hasta esa fecha, que no firmó un tratado de paz con el gobierno federal.


Sin embargo, ese día en la península de la Florida y a más de un centenar de millas al norte de la siempre sorprendente ciudad de La Habana; en el mismo Trópico de Cáncer; esta curiosa mujer seminole, de desenvoltura significativa; sin más ni menos, negociaba tranquilamente la compra de artículos diversos y también, algunos sensibles aunque usuales para la época, luego, aunque no sorprendentes para Larry el tendero dueño del negocio, por la naturaleza conspicua de algunos de los mismos. Ciertas de estas adquisiciones, quizás normales en cualquier lugar donde se expendiera tales mercancías, de todo tipo; serían perfectamente utilizables para hacer la guerra y además otros materiales y renglones, muy llamativos desde el punto de vista estratégico. Al final, ella recontó y revisó cada reglón; a los fines de no equivocarse y así satisfacer el pedido que le hizo su esposo.

Este cacique, Osceola, tenía facciones finas, ojos claros y piel de tono muy blanco, que le destacan como ser de ascendencia europea (casi un ‘cara pálida’ genuino) Hoy perfectamente tomado como descendiente de padre caucasiano, aunque él por otra parte; al menos públicamente entre los suyos, se consideraba ser un muskogee genuino (¿…? aunque insertado decían, de donde no era. Este líder, también resulto producto de la unión marital un colono irlandés y una india.

Se decía que este cacique hablaba tanto el inglés, (cualidad muy conveniente en negociaciones) como las lenguas indias autóctonas afines. Tal habilidad, unida a su porte imponente y andadura sorprendentes, denotaba o aparentaba (fama que le precedía) de ser un hombre de valentía indudable. Ello, le dio ascendencia de jefatura real al frente a sus iguales, más por su comportamiento valiente en las guerras tribales.

Osceola, era conocido también entre sus iguales por el mote de ‘Asi-Yahola, o ‘el que toma bebida negra’ era un líder muy respetado como cacique indio y fue quien le encargó de manera expedita a su esposa (Chechoter) también una mestiza pero de indio con negra) que memorizara bien el pedido, con ayuda de sus sirvientas, cuyo contenido y magnitud debía ser traspasado a otras tribus. Era consenso general en el territorio floridense, de que no tarde se avecinarían ciertos acontecimientos bélicos entre colonizados y colonizadores, todos, de una importancia trascendental. Del mismo modo, Este cacique, conocido también como había jurado cobrársela a un agente indio de la “Unión” (*), el Gral. William Thompson, pensó él, por haber ofendido con desprecio a su esposa Chechoter.

(*)    Este apelativo no debe ser confundido, con el de “La Unión” adoptado por el gobierno real, referido al grupo de estados norteños abolicionistas que pelearon contra “La Confederación” el conjunto de estados sureños rebeldes y esclavistas  al nombre genérico inicial de ‘Estados Unidos de América’ fundado por los padres de la patria, inmediato que los EE.UU. se independizaron, liberaron  y declarado su soberanía tras hacer las paces con su antigua Metrópolis (Inglaterra) al mismo tiempo de ser y reconocido internacionalmente, con todos los  poderes constituidos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) emanado de la Revolución Americana (1775-1783), nación que debuto soberana de manera oficial y así proclamado.

Otras mujeres indias, en diferentes lugares de la península, ejecutaban iguales operaciones mercantiles con el mayor sigilo, en base de lo planeado por los Consejos de Ancianos de buena parte de tribus seminoles y otras partidas todavía poderosas. Los indios de la zona de Tampa ("Lugar de astillas") se las traían en cuchicheos y secreteos, que los blancos no entendían, razón por la cual que estos últimos observaban a los nativos con recelos bien fundados. Sin embargo, la mayor atención efectiva quien por entonces de los blancos (colonos y soldados) que recaía sobre los indios, provenía del “Negro Pacheco"

El ‘Negro Pacheco
Este manumiso (denominado así, por tratarse de un esclavo emancipado por la voluntad de sus antiguos dueños) descendía de ancestros de la etnia zulú, el cual se había instalado en las afueras de “Fort Brooke” en calidad de empleado de la tropa federal acantonada en el enclave militar. Pacheco, por otra parte, era un tipo de carácter vivaracho por su contacto extenso con los españoles, procedía de la zona de San Agustín de la Florida —dicha, ‘ciudad primada de EE.UU.’ del condado San Juan—, situada en el banco oeste del río “San Juan” pegado a la costa atlántica, bien al noreste de la península.

Sucedió que Chechoter, durante su estancia en la tienda, quedó sumergida en un enervante soliloquio, (fingido) mientras contaba la mercancía adquirida. Se trataba de agujas de metal, hilos, telas, azúcar, sal, ungüentos, medicinas, whisky, ron, medicinas trementina, municiones, pólvora de caza y otros enseres. La muchacha y sus cuatro cargadores y guardaespaldas, esperaban inmóviles silenciosos en las afuera de la tienda; portando escondidas sendas dagas y pistolas de chispa (florentinas) obtenidas todas de contrabando. En el trueque, intervino un comerciante inglés, quien con posterioridad fue ahorcado por el sheriff de Tampa, por instigar a los indios a traficar y acumular armas, contra el gobierno central de los EE.UU., supuesto entonces en buenas migas con Inglaterra.

Larry, el trader, no prestó demasiada atención a la india y optó por dejar en manos de “Earl " su joven ayudante pelirrojo; quien por haberse criado y mataperreado a sus anchas con los hijos de los indios residentes en los alrededores del fuerte conocía bien la lengua de los nativos, de manera que fuera el joven quien concluyera el trato con la mujer. A la sazón, el trader se entretenía absorto en observar las evoluciones de la 4ta. Compañía de Soldados de Infantería, al frente de la cual cabalgaba como su jefe "Francis", un virginiano reyoyo y apuesto oficial, de unos 43 años oriundo de ‘King George County’, VA. Esta unidad militar había arribado por mar a “Fort Brooke” (Tampa), procedente de la que ya acusaba un fuerte desarrollo de cabotaje en las costas de Florida y en los pingües negocios con la Isla de Cuba, la activa comunidad de Key West 4. Los reasentamientos de las tribus seminoles en las zonas del Mississippi, fueron decretados por el gobierno federal y hechos efectivos desde 1830.

El rollo inicial se presentó por la decisión gubernamental de asignarles el lugar escogido por el gobierno de Washington, puesto que se trataba nada menos que para insertarlos en los territorios pertenecientes a la poderosa Confederación o Nación Creeks, enemigos jurados de los seminoles. Ambas naciones indias, se discriminaban entre sí, por pertenecer a lo que ellos (ambos) estimaban razas y tribus muy diferentes en sus desarrollos sociales. Los reasentamientos mantenían a los seminoles en tensión contra los blancos. Por ser estos un movimiento forzado, causó que aumentaran las fricciones ya insostenibles entre ambas naciones indias, creeks y seminoles. Aparte de los restos de otras etnias nativas y los blancos. Así, varias facciones de los seminoles radicales, a quienes sus chamanes les suponían una rama descendientes de los Tequestas y por ascendencia de los mismos Aztendocas

Según leyendas, estos últimos arribaron a Florida rebordeando las costas de Golfo de México, decidieron expulsar de sus tierras a los blancos intrusos, tal como hicieron los creeks contra ellos. De ahí, la inquietud de los colonos blancos y los ya oriundos de las anteriores generaciones que determinaron quedar asentados en la Florida, casi desde los tiempos de los pilgrims. Sobre todo ahora por la presencia de aquellos "indeseables" crackers, campesinos blancos, cimarrones, fugitivos de cualquier nación y otros blancos pobres, sin propiedades y otras nacionalidades instaladas en los palenques o quilombos, del interior de los pantanos, cuando como alternativa de supervivencia, se ponían como milicias armadas al servicio de España.

Un trader acucioso y precavido
Larry contó los soldados recién llegados al fuerte y sumó los apostados ya en Fort Brooke Es que de la cantidad de tropas disuasivas desplegadas en los fuertes de la península, dependía el coeficiente de la paz relativa, como factor profiláctico. La cantidad de bocas de fuego en cualquier combate, como indicaban las estrategias de aquellos tiempos, era el índice de la posibilidad de triunfar en cada acción bélica.

            «No estamos tan mal» ―masculló Larry, reconfortándose.

Porque en medio de su inquietud, husmeaba las miradas y el sigilo de los indios. También, dado que él sabía y estaba al tanto o imaginaba, que en lo profundo de los Everglades, los indios conspiraban desesperados. También, con frecuencia inusual, se habían observado pequeños grupos de indios que concurrían a las tiendas para comprar (lo menos) e intercambiar mercancías sensitivas. No tardó que las autoridades del fuerte y sus escuchas, los cuales ya habían detectado los movimientos evidentes de los indígenas; se mantuvieran aún más al tanto, de donde las autoridades locales y federales del lugar, todo lo cual les indujo a solicitar refuerzos militares.

El reducto militar de Fort Brooke (1824) estaba asentado en la boca del río Hillsborough, en “Tampa”; era uno de los 200 construidos por el gobierno federal en la Florida. Se incluía en la cifra, nuestro Fort Dallas aquí en Miami, en las cercanías o inmediaciones del actual “Aeropuerto Internacional de Miami-Dade”; incluyendo áreas del fuerte, asentamientos de pequeñas familias de nativos Miccosukees y más tarde en las reservaciones indias en varias zonas floridenses. La orilla norte de la desembocadura del Río Miami a plenamar. Este reducto militar fue erigido alrededor de 1837, operando también en calidad de estafeta postal militar.                                                                                                                                                                                                                Este fuerte original, casi edificado en el banco norte del río fue desmontado (piedra a piedra) y reedificado en terrenos del actual “Lummus Park” aledaño a la Flagler y la US1 en la misma ciudad de Miami. Enlazado este, con el punto donde arranca lo que hoy es Le Jeune Road y el viaducto al Aeropuerto Internacional de Miami; desde el cual partía la antigua ‘Carretera Militar’ (actual 'Okeechobee Road’ la cual, dispuesta a los fines militares y que atravesaba la península en forma diagonal, desde el sudeste hasta el noroeste, topando riveras del Golfo de México.

Este conjunto de fuertes, eran cuarteles ocupados por una tropa compuesta de unos 14,000 efectivos militares. Sucedió que en la mira de los objetivos del gobierno federal, estaba mantener la paz precaria entre casi 42,000 colonos ávidos de nuevas tierras y cerca de 6,000 indios, incapacitados por razones múltiples inadecuadas, además de la renuencia a integrar parte de una sociedad extraña perfectamente adelantada y civilizada; además de la imposibilidad de los indígenas de detener las continuas oleadas de colonos procedentes del norte, amén de los esclavos escapados de las dotaciones de los estados norteños.

La reservación prometida a los indios, acordada con el gobierno federal, supuesto ser en el centro de la Florida, siguió desde su concertación como elemento de fracaso y al final, como figura decorativa en los mapas. Los “hombres blancos” corrían las cercas aumentando sus territorios, mientras que los “hombres rojos” repostaban, devastándoles los ranchos, asesinando y robando a los colonos en algunos casos. Por esta razón, la situación social se recalentaba día a día e iba de mal en peor, a pesar del "Tratado de Moultrie Creek" ya mencionado
                                                                               
En febrero de 1835 la inquietud aumentó entre los indios, por las dificultades en la distribución de alimentos prometidos por el gobierno federal como compensación por las tierras perdidas. Recordar que los indios nativos del suelo norteamericanos, al igual que la mayoría de los nativos encontrados por los descubridores; eran recolectores, cazadores y casi ignorantes de los cultivos, pastoreo y, levemente, conocedores de una agricultura incipiente. Tampoco, ni siquiera conocían el uso de la rueda, los metales y otras artes dominadas por los europeos civilizadores. Luego con la irrupción de los colonizadores, ansioso de dar a los nativos el mejor uso a la tierra (que los aborígenes ignoraban el "cómo") surgieron las confrontaciones entra las múltiples culturas europeas civilizadas y las infra estructuras incipientes de las tribus indias anquilosadas. 

El 18 de diciembre de ese mismo año, Osceola y 80 guerreros atacaron un convoy mixto de soldados, milicianos y civiles entre Jacksonville y “Fort King” (Ocala) Esta caravana de ayuda, venía escoltada por 250 milicianos los cuales, de manera inexplicable, fueron derrotados por los indios; además de que en la huida perdieron todos los pertrechos. Los nubarrones de una guerra generalizada aparecieron en lontananzas, entre las tribus indias floridenses y el entonces Gobierno Federal, asomando orejas de los guerreros nativos y soldados republicanos, en ambos bandos.

La saga continúa,

 © Lionel Lejardi. Diciembre, 2011
      Legacy Press

Addendum
En construcción.

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Editado Agosto, 20, 2019  

domingo, 4 de agosto de 2019

2 Génesis de Miami 2/…n

2 Génesis de Miami 2/…n

123 Aniversario de democracia feliz en Miami: Julio 28, 1896

"Un Asunto Floridense”
(Versión libre de hechos reales)

Florecimiento

Castillo de San Marco  
La historia de nuestro estado, visto a la luz de los resultados actuales, dice a sus ciudadanos lo acertado y pródiga de esta “compra”; sin aventurarnos en mayores consideraciones y cuentos de pasillos. Vale la premonición, porque a inicios del siglo XIX, la península de Florida era un caos, si nos atenemos a las crónicas y narraciones trascendidas y datadas desde dos siglos atrás; si observamos el panorama social, económico y militar desplegado en las narraciones. Florida, era la posesión territorial más meridional de los EE.UU. recién adquirida del Reino de España por unos pocos millones de USD. Luego, el Gral. Andrew Jackson, fue designado gobernador militar de Florida, quien al menos para entonces, era un líder con las mejores condiciones en el sentir de la Presidencia y el Senado de los EE.UU. Luego, al final de la negociación, la misma no resultó exactamente producto de una ‘compra’ y no fue tan tal en ninguna otra forma. Ni siquiera una formal invasión, anexión o reconquista de la Florida a su última dueña, España.

De cualquier forma, España y los EE.UU. mantenían una balanza de pagos, habitual entre los países de economía abierta (EE.UU.) o semi abierta (España) Llegó el momento en que dicha balanza de pagos por transacciones comerciales y otros renglones, estaba sustancialmente en favor de los EE.UU. España sufría los embates y posteriores estragos de la cercana invasión económica de los franceses en manos del temido Emperador de Francia, Napoleón Bonaparte, además de otros conflictos internos. La deuda español era alta y sin posibilidades a vistas de ser saldada en un tiempo inmediato.

Luego, ambos países acordaron, libérrimamente, condonar la mayoría de la deuda española más una cantidad en efectivo de dinero ‘contante y sonante’ que los EE.UU. pagaría a España como débito ‘buona fide’ ascendente a $5 000,000 (USD) España por su parte, saldaría la deuda entregando a los EE.UU. la Península de Florida entera (todo el territorio continental) incluyendo la totalidad de las islas y cayos adyacente, dentro de sus aguas marinas jurisdiccionales. En términos de compra-venta, el trato resultó excelente, al adquirirse área peninsular física de proporciones inmensas, que alcanzaba unas 58,664 mi² (151,939 km²) de territorio español, cuyo saldo era una bicoca en efectivo, pagada de inmediato.

Luego, para nadie resultó sorprendente, que Jackson recibiera la encomienda de sanear, controlar y eliminar el desorden natural que deja un régimen colonial ya debilitado siglo a siglo; en el momento crucial del repliegue a casa desde sus antiguas y ricas posesiones ultramarinas. Para este gobernador primado, ello no le resultó escabroso imponer el nuevo orden (ahora, manu militari) en sustitución del mandato imperante en los viejos territorios españoles por el estilo de gobernar estadounidense. Lo particular consistió en lidiar con una abigarrada mezcla de colonos blancos de varias nacionalidades europeas o ninguna otra detectada, incluyendo minorías varias entre indios, negros antillanos, africanos, mestizos, asiáticos y otras; que se disputaban el derecho de hacer lo que la benevolencia restante de las autoridades españolas les permitieran hasta el final de su mandato.

Más aún, cuando España emergía de sus propios conflictos nacionales, después de los descalabros militares, sociales y económicos en que la península quedó casi paralizada, a rastras de su antaña fuerza colonial. La orgullosa Metrópolis del rey Felipe II, donde antes no se ponía el sol, ahora para finales del primer cuarto del siglo XIX; medio que renguea a manos de las fuerzas napoleónicas, que ocuparon durante un tiempo, casi toda la península ibérica. España, emergió en todos estos conflictos floridenses herida, magullada y desbancada lastimosamente, harta de imbricarse en las inevitables trifulcas europeas. Mas el estremecimiento de los golpes definitivos al otrora poderío imperial, en cuanto mar y océano fuera conocido. A causa de las guerras independentistas de los patriotas indo americanos locales y que dieron vigencia a las repúblicas soberanas e independientes de Centro y Sudamérica, Pacífico y parte de la cuenca caribeña.

Se trató de un proceso político iniciado con el ejemplo de EE.UU. y Haití a los fines de quedar separadas política, económica, y legalmente de sus respectivas Metrópolis. Haití, como nación nueva, jamás logró salir adelante a diferencia de los EE.UU. La autoridad colonial floridano, con sede en San Agustín de la Florida más el Virreinato controlado desde La Habana, se encontraban ya zaheridos y golpeados a expensas que les otorgaba la dejadez sin cortapisas mayores, en la realidad objetiva de que hicieran lo que les ‘viniera en ganas a las autoridades española locales
Sucede que, ya en posesión de todos y cada uno de los vericuetos para alcanzar por mar desde Europa, el “El Dorado” aquel país mítico con una ciudad capital construida de ‘oro puro de 24 kilates’ (se decía en infinidad de leyendas, por más que suponían los aventureros europeos, incluyendo al ‘Maestro de los Maestros Navegantes”, el insigne “Don Cristóbal Colón quien convenció a los Reyes de España de que le patrocinaran su aventura para muchos de los entendidos, inexplicable. Según además, la data e informaciones en manos de las potencias europeas de entonces, Inglaterra, España, Portugal, Holanda, Dinamarca, Alemania y otros menores, pero con largas experiencias marineras.

El Refugio
Florida entre otros eventos, de una forma u otra se convirtió también en otro puerto de entrada a los EE.UU. para aquellos habitantes, por lo general antiguos o esclavos actuales, por su relativa cercanía con otros territorios de EE.UU. (tierra firme) islas cercanas o archipiélagos. Así quedó registrado en anales del Virreinato de La Habana, en 1687, que ‘ocho hombres, dos mujeres y un niño lactante…’ escaparon de alguna parte de las Carolinas limítrofes con el norte del Panhandle, hacia el territorio español en el área de “San Agustín de la Florida” y solicitaron el bautismo en la «Verdadera Fe» (la católica), insistieron ellos. El gobernador de Florida protegió a los fugitivos por obligación cristiana y se negó a devolverlos a su lugar de origen. Ni tan siquiera cuando un agente de las Carolinas vino a reclamarlos ante el gobernador de la Florida. El "telégrafo" de los esclavos informó rápidamente este resultado, y pronto algunos otros fugitivos comenzaron a llegar a la incipiente ciudad de San Agustín o quedaron arremolinados en los bordes fronterizos.
Mientras, los funcionarios de Florida solicitaron repetidamente orientación a España, y finalmente, el 7 de noviembre de 1693, el Rey, Carlos II emitió una proclamación real en cuyos ‘por cuantos’ se dictaba "… dando libertad a todos... tanto a los hombres como a las mujeres... para que, con su ejemplo y «mi libérrimo poder real», otros hagan lo mismo"

Aunque ya se venía produciendo un goteo de esclavos fugitivos hacia la plaza española, fue la llegada de no menos de cien de ellos en 1738 lo que dio lugar al establecimiento de una población fortificada a unas millas al norte del castillo de “San Marcos”: con el nombre de “Fuerte Gracia Real de Santa Teresa de Mosé”, se convirtió en el primer sitio —de lo que hoy son los Estados Unidos de América— en que los blancos, indios, negros y otras minorías arribadas con desconcierto, pudieron vivir en libertad plena, al menos por un tiempo.

Cierto que una bella expresión idealista, en un mundo donde los oficios y algunas de las artes, a veces, eran considerados no menos que algo denigrantes como modo de vida. Por ejemplo, solo que hasta el siglo XIX, habilidades sanas y legales, las artes, oficios y aprendizajes dejaron de ser actividades cuasiinfamantes” En la descalabrada perdedera española, se pensaba al revés, que la absoluta mayoría de sus homologas europeas, donde siempre se alababa a quienes se destacaban por sus ‘artes finas y cuidados esmerados, habilidades, manufactureras, médicas o científicas

San Agustín
«… el de Florida» insistían en el decir de los referidos por el sitio histórico, para denotar ese centro, custodiado por la fortaleza del “Castillo de San Marcos” (1565) en la misma boca del río “San Juan” Era, entre otras comunidades costeras destacadas como la ya reluciente Tampa. Dado que Key West, todavía en una modesta evolución, dependía del mar como única vía de comunicación a expensas del cabotaje. Ambas sujetas a cambios, significativos como excepciones, dado Florida aparecía en las cartas, como un enorme territorio salvaje casi despoblado. Las inserciones incesantes de fugitivos y nuevos colonos inmigrados por su libre albedrío, ofrecía una nota de inquietud para todo el resto de los varios asentamientos, legales o ilegales. Este conjunto de situaciones diversas, entre el resto de enredos encontrados por el embrionario gobierno federal y su recién estrenado gobernador del estado, el conocidísimo Gral. Andrew Jackson, despertó los buenos augurios con la venida del federalismo y con ello, la instalación del poder de los EE.UU.

Una ciudad incipiente y destacada, resultó con Jacksonville y la ya próspera entidad citadina en el condado del ‘San Juan’ (actual) asentamiento de una a comunidad (después ciudad) la cual era un sitio de región próspera perfectamente organizada y productiva en manos españolas y sus descendientes. Pero ahogada por el autoritarismo y exigencias de los virreinatos, por medio de sus gobernadores, oidores, recaudadores de impuestos, etc. además del resto de la burocracia peninsular, ya en retirada ora silenciosa después desesperada, de las tierras americanas.

De ‘crackers y bonkers’
La cosa resultó tan simple como llena de escollos, entre la población autóctona y los intrusos. Ello, paso a paso concluyó claro para el resto de las posesiones españolas ultramarinas, donde paradójicamente, “nunca se ponía el sol” ahora el mismo astro se disolvería en penumbras por los altibajos y aventuras reales; unidas a los sueños emancipadores y ambiciones de los criollos, ansiosos de tomar el poder, para lograr ser ‘tan repúblicas como la norteamericana’ Otras consideraciones endógenas y otras exógenas sin rastro de vinculaciones locales, aparecieron esperanzadoras para los más desposeídos y desamparados. Para entonces, era saber que cualquier esclavo que se filtrara por las fronteras floridense, ya en tierras españolas, tal era la Florida antes de 1821, tenía la opción de declararse libre y apto para trabajar y regularizarse como un floridense más. En caso raro, al disponer de dinero y así lograr la compra de su propia libertad y hasta alguna porción de tierras, además pertenecer a las milicias, llevar a sus señores ante la justicia, etc. Se definió que acudir a las leyes vigentes era posible en las trifulcas sucedidas entre la mayoría de colonos protestantes y católicos, además de los intrusos restantes; quienes provenían de una variedad de fugitivos procedentes de los otros estados, islas y territorios continentales de Centro, Sudamérica y del Caribe.

En específico, una subcapa de convertidos en crackers como eran las partidas de blancos desposeídos, indios nativos y extranjeros, esclavos, mestizos o procedentes de islas caribeñas, devenidos indigentes o simples delincuentes fugitivos. Estos núcleos de arribados de sitios y con propósitos disímiles, por razones diferentes; vivían solitarios en palenques y caseríos (aldeas) improvisadas y diseminados en puntos costeros múltiples y en el propio interior de los Everglades. En ciertos casos la boca del río Miami, Key West, etc. y hacia el interior y centro de la península. La mayoría de los arribados se asentaban en las inmediaciones de alguno de los 200 fuertes militares erigidos por el gobierno federal a todo lo largo y ancho de la península. Tal sucedió con nombrado Fort Dallas en la desembocadura (banco norte) del río Miami. En algunos casos les unía o cercanías, desde el punto de vista estratégico, el denominado “Carretera o antiguo Camino Militar” el cual corría de manera transversal entre el sudeste de Miami, hasta el noroeste, en el Golfo de México. Construidos a esos propósitos por el gobierno federal y que hoy conocemos por (Okeechobee Road) Entonces, tal era el camino de comunicación terrestre que hoy parte desde Miami (Aeropuerto Internacional) y el nordeste de la Florida. En alguna forma, colindante con “Fort Dallas” célula primigenia de la después fabulosa Miami, la “Ciudad Mágica”

Reiterar que en buena parte de la Florida agreste, muchos tránsfugas sociales, desertores, delincuentes, etc. Por lo general, personas y familias muy pobres, por cualquier razón. Entre los otros marginados, casi todos blancos que vivían en lo más intrincado de la floresta como cazadores, contrabandista, recolectores de fibras, maderos, plumas, manufactureros, fabricantes de productos varios, especialmente whisky y otras bebidas espirituosas, brebajes o infusiones adictivas o medicinales, a veces raras.

Esta población flotante, al igual que las tribus de los indios autóctonos Tequestas, sus miembros se asentaron en comunidades de intereses, costumbres y oficios varios. A veces personas o familias enteras, eran conocidas con el nombre genérico de crackers, bonkers, etc. Ante tal nebulosidad incompatible con los estándares del resto de la nación, Jackson logró la pacificación casi completa de la Florida aplicando medidas severas, en especial, contra agentes foráneos ingleses y otros extranjeros que cometían abusos o soliviantaban a estos sectores informales contra el gobierno federal central. El sector de los emprendedores anidados de Washington, con cautelas diplomáticas, afiló espuelas y uñas, para consolidar el nuevo estado con miras y ensoñaciones hacia las relación comerciales con las ricas, productivas y estratégicas colonias de las Antillas Mayores y Menores, denominadas por los criollos, convertidos en acaudalados empresarios y comerciantes con buen grado de solvencia, según los años.

Justo es señalar, que a tenor de lo declarado por el rey Carlos II de España (también entonces soberano de Nápoles, Sicilia, Cerdeña y otras dignidades) en virtud de la Cédula Real de 1693 y aceptada cumplimentada a su vez por las autoridades coloniales de San Agustín de la Florida; sin otras advertencias históricas. La España terca y señorial, permanecía maravillosamente fiel a la égida espiritual de la fe romana, la cual ‘… se mantuvo vigente en Cuba, bajo una tozudez aberrante, la mórbida e infamante, Institución de la Esclavitud, hasta 1880”, ya casi difuminada desde los inicios independentistas, en el resto de los países tenido por civilizados.

Cierto que en determinados casos, impulsados por los aires democráticos norteamericanos y la no menos apabullante Ilustración Francesa, las iglesias, en particular las protestantes, instituciones como los masones y francmasones (también algunos grupos religiosos de otras denominaciones clásicas y las no reconocidas como tales); los cuales en definitiva fueron desde antes, los detonadores de las guerras separatistas pro pendientes a la independencia y soberanía absoluta de los criollos y entidades autóctonas de indoamericanos de Centro, Sudamérica y la cuenca del Caribe. Ver la sintonización americana, en especial, de Cuba y Puerto Rico.

Así fue lo manifestado por influyentes sectores de cubanos criollos y españoles para sorpresa de los “retardados”; quienes se mostraron deseosos de anexionar la Isla de Cuba a la Unión, cansados de la absurda intolerancia, absolutismo, totalitarismo político y religioso de la corona española. Entre estos criollos díscolos, pero absolutamente claros en sus objetivos de independencia y soberanía, algunos de sus descendientes todavía recordaban anécdotas de la apertura comercial floreciente de Cuba cuando la toma de La Habana por los ingleses en agosto 14, 1762. Todo los cual sucedió anterior, siquiera como actividad cuasi separatista e independentista, copycat de la emancipación de los Estados Unidos.

¿Un segundo ‘Siglo de las Luces’?
En aquel entonces, a mediados del siglo XVIII, el gobierno real aunque transitorio de los ingleses, revolucionó el statu quo arbitrario impuesto por los estancos de productos y monopolios absolutos del comercio (estanco de productos) establecidos por España, en la Isla de Cuba la más rica y esplendorosa de toda América, además de sus otras colonias. Así, los virreyes (pro tempore) ingleses, como buenos sajones, rodaban bajo la premisa de un techo económico seguro; o sea, el de una sociedad exitosa de economía y comercio al estilo capitalista y de libre empresa. Terreno ideal para un desarrollo económico sostenible y en punta permanente, consecuencia lógica del comercio mundial libre de regulaciones estatales (*) Cierto que lo anterior y los aplicantes y seguidores, lograron hacer comprender al instaurar un cierto y minúsculo número de “dogmas” recomendables a instaurar bajo la clave subyugante de "laissez-faire, laissez-passer" (dejar hacer, dejar pasar) a todos los productos y actividades comerciales con el mínimo o sin restricciones.

Así, la humanidad culta y educada como nunca antes y presta a iniciar e impulsar los grandes cambios económicos, científicos y del comercio; que se avecinaban a nivel mundial, en el transito del siglo XVIII al siglo XIX. Todo en conjunción unida a una fuerte industrialización acelerada o incipiente de naciones poderosas como Inglaterra, Alemania, Francia, EE.UU., Bélgica, Austria, Hungría, Rusia, Italia, Suecia, Holanda, etc. Sucede que en aquellos tiempos de transición, junto con sus pelucas y el cofrecillo de rapé, los ingleses arrastraban la manía de la subjetivación de errores ajenos inadvertidos (o despreciado) basados en el practicismo de su lógica omnisciente y omnipotente de: «Casi todo es posible, pero sin cambios políticos»

Es que al final, los británicos estaban en lo cierto, al pretender obviar a toda costa la repetición de un probable topetón de conmociones, a manos de los ya amenazantes cuasi copycats, sans coulottes y jacobinos, mórbidos del 14 de julio, 1789; con el ‘Asalto a la Bastilla’ de los parisinos.

Encontronazo distópico
Además, un evento acrónico, cuyo rastro de secuelas cruentas, se observó a todas luces, desparramado con creces un siglo más adelante (en pleno siglo XX) Este se distinguió, con el asalto al “Palacio de Invierno” en Rusia a manos de la cáfila del lumpen proletariat bolchevique, ejecutando un coup d’État en octubre de 1917 contra el Gobierno provisional republicano de Kerensky, ungido como protector de la familia imperial del Zar Nicolás Romanov II. Todo el ajetreo bolchevique, después de robarle a los liberales los éxitos de su “Revolución de Febrero” (democrática y republicana), que derrocó al gobierno zarista, instó y logro la abdicación del Zar e instauró la Duma republicana a inicios de ese mismo 1917 y la cual los bolcheviques traicionaron, 'sin disparar un chícharo’ mientras sus historiadores re-escribían la historia de ‘sus’ hechos notables, pero inexistentes, donde catalogaban a los bolcheviques de héroes ‘a todo trapo’ embaucando a sus incautos seguidores y al resto de la opinión pública.

¿Y el camarada Lenin? Bien, gracias. Entonces, como siempre, de vacaciones sus tesis por Europa (desde Suiza, donde esbozó más tarde, cómodamente, sus “Tesis de Abril”) Recordar, siempre sujeto a la subvención misericordiosa de fondos, suministrados por el ‘supuesto enemigo de Rusia’ el káiser prusiano, Guillermo I durante toda la ‘I Guerra Mundial’ y aislado de la terrible iperita (gas mostaza) En espera, de que este último soberano le ordenara penetrar en Rusia por Finlandia (tal Lenin lo que hizo con obediencia extrema), a bordo de un tren alemán sellado y pagado por la abultada billetera de Alemania, en tanto el líder valeroso, concluía en medio de la quietud de su mansedumbre ya veterana, las peripatéticas “Tesis de Abril

La saga continúa,

 © Lionel Lejardi. Diciembre, 2011
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Addendum
(En construcción)

(*)    Excepto donde los comunistas, socialistas, maoístas, social-demócratas, demócratas-socialistas, progress, nihilistas, anarquistas, ‘fellow-travellers’, libertarios, etc. y el resto de la zurdera izquierdista. La misma piara encapuchada de aspirantes a implantar en toda la malahuerta americana (salvo la excepciones democráticas conocidas), desde el Ártico hasta el Antártico de Dictaduras del Proletariado bajo dogmas del marxismo-leninismo (ultra reaccionario) al estilo bolchevique, castrista, guevarista, chavistas, maoístas, kemeristas, anamitas, teocráticas-islámicas, todas, culminadas en “fracasos perfectos

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EDC- Julio 28, 2019 (Editado)
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