Un Benedetti descosido
i/ii
Se cumplen 58 años de dictadura comunista en Cuba
"Un Asunto Cubano"
Flotó en su eterno lapsus calami
y alabó a tiranos enrojecidos
y alabó a tiranos enrojecidos
defendió el terror en su Yo,
anido malicias comunistas.
“Tres Monos Sabios"
anido malicias comunistas.
“Tres Monos Sabios"
rigieron su Ego indecoroso.
Lionel Lejardi
"La palabra no es para encubrir la verdad, sino para
decirla"
José Martí
Saga de un
escritor extraviado en el Tropo de su Ego
La
imbricación le descosió el camuflaje de virtuoso. Es exactamente de lo que se
trata: desmitificar la entelequia ambigua y ropaje bufo de un sabio escritor,
Mario Benedetti, cuya imagen se forjó entre las comodidades de la Oz, Martillo y Yunque bolcheviques. O lo que ajusta igual también con la mocha verdeolivo
y de modo igual el "tentetieso"
castristas, las barras trituradoras de
cráneos camboyanos. Instrumentos todos del terror, con los cuales los
comunistas de ayer y hoy, atormentan a los pueblos por ellos pisoteados. Un
quehacer de distorsiones y falacias fascinantes, innatas y desconcientizadas,
impregnadas a todo lo largo de su obra mendaz. Se trata de esa sordera y
ceguera de cañón de estos picaruelos intelectuales y además; de mala muerte a
pesar de oropeles, títulos, medallas y pergaminos; mientras le llovieran
invitaciones con todos las dietas y condumios pagos con el sudor y
explotación de los pueblos oprimidos a manos de los gerifaltes bolcheviques. Sus inefables cúmbilas y Líderes Máximos, a los cuales amó casi
hasta un raro concubinato ideológico, inético y político. Tal hedor, se vincula inicialmente con la
cruel Époque de la Terreur Stalinien,
(Época del terror stalinista) de la
cual el escritor hizo mutis estentóreo en Montparnasse y olvidó sus traspiés
adolescentes. Como hizo con todo el horror que le antepusieron y siguió tal si
los atropellos de sus cómplices del partido comunista, fuesen nimiedades.
Porque para él –con lo cual también embarró al público de sus admiradores
idiotizados–, las frases montadas por la troqueladora del Comintern
y otras más del maniqueísmo zurdo, resultaron injusta de la
cultura occidental, decía orondo raptada por los ‘capitalistas’
"Los Tres Monos Sabios"
Hidari Jingorō (1594-1634)
Cortesía del santuario Toshogu
en Nikko (Japón) |
Decir: la carnicería bolchevique de antaño y la represión alienada de comunistas, izquierdistas, liberales, populistas y de otras yerbas inodoras de hogaño, uno de los tantos ejemplos reales que existen documentados perfectamente con más de cien millones de víctimas las cuales, para este amamantado del Comintern (Comité de la Internacional Comunista), nunca existieron en la realidad. Luego, los 7 u 8 millones de ucranianos asesinados (1931-1932) por la 'estarvación' tosiga inducida por Stalin y sus asesinos, nunca existió. Benedetti, siempre supo que sí era cierto. Tampoco sorprende, porque hoy algunas corrientes comunistas, fascistas, indigenistas, ateístas, musulmanas y antisemitas; entre otras banderolas esgrimidas por pillastres de igual talante; atestiguan también que los Konzentrationslager nazis y el Archipiélago GULAGs bolchevique, entre otras finuras represivas de los totalitarismos, nunca sucedieron. Los primeros, por ser tachada como calumnia de los segundos (siendo ambas pandillas, primo-hermanas de criminalidades); mientras que los segundos fueron atribuidos a la imaginación pequeño burguesa de un algún intelectual anti comunista verdadero, tal lo fue el escritor e historiador ruso Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura (1970)
Es mucho decir de tales padrinazgos
deyectados por los hombres de bien y los intelectuales de moral y éticas
prístinas, en los cuales hay mucho de la decencia que no atropella ni golpea el
espíritu y carne de la gente inerme, ante las tropelías de estos hipocritones
zurdos, detentadores del poder, terror y miedo absolutos., de los que tanto
ellos gozan en sus veladas de "Grande
Absente" de la Botánica de nuestros abuelos. La diafanidad, veracidad
y credibilidad que el lector espera, sin que el escritor le haga trampas
sutiles o al descaro; y que sean estas de avidez políticas o literarias; descansa
en el entramado filosófico de la textura
moral y ética que le ofrezca puntual el escritor, sino en lo mostrado en las analepsias (flashback) de su vida entera. Es que tal, al apacible Benedetti le
causaban gracias los atropellos de los comunistas, sus liaisons en saraos y kermesses de las tembladeras rojas. La
palabra en manos de este hombre, nunca fue utilizada para decir la verdad, sino
para encubrirla; en una antinomia burda al pensamiento diáfano de un patriota
como nuestro José Julián Martí.
Una ficción a la cual éste
intelectual, quizás afectado por algún holismo psicosomático (o tal vez, de
doble costura epistemológica, claro, nunca infantil), le integró de a porque
sí, la negación de la negación del horror implantado por la dialéctica
materialista preconizada y aplicada hasta el paroxismo por los comunistas y sus
secuaces. Lo cual no es más que una destilación del ateísmo desalmado de los
zurdos, hoy revertido por los comunistas de pacotilla, tal fue el caso de Hugo
Chávez, ahora mal reverdecido por su faldero Maduro; quien aterrado ante la
muerte cierta, hace evocaciones falsas constantes, a un Dios al cual se cansó
de pisotear y vituperar en público. Ellos no desean advertir que este proto
fetiche hollywoodense, perfecto para el cine mudo, nunca hizo alusión; ni
siquiera por un lapsus calami; sobre
la existencia por todos conocida de los Glavnoye
Upravlenie ispravitel’no- LAGerei (GULAGs) bolcheviques, los Konzentrationslager
nazis, las gloriosas (terminología oficial) Unidades
Militares de Ayuda a la Producción (UMAPs) armadas por los castristas
o los alucinantes Camps D’Ëstermination (CDEs) del Khmer Rouge.
Claro que el grado de crueldad de cada uno de estos
regímenes, como la mortandad, mutilación, desórdenes psíquicos, mentales y
emocionales; dependía del vademécum sobre las torturas a los opositores,
aquellos tenidos por tales o simples disidentes del status quo imperante. Decir expandir de la generalización del
horror comunista.
La indolencia y ceguera absoluta
mostrada en el modus operandi gazmoño
de Benedetti trasciende a sus cultores. Quienes en calidad de copycats perfectos, exceptúan las
dádivas, prebendas y limosnas acostumbradas, restregadas en la gula desmedida
de los literatos izquierdistas. Vale que el concepto supra ético, sea la Alma Mater de la dialéctica hegeliana,
de la que tampoco el vate ni se dio por enterado; porque es allí donde valen los
altos principios, verdad y justicia, existen y son considerados valederos e
inalterables. Cierto es que a veces, instrumentos de la virtud resultan
almohadillas ultra incómodas para algunos, cuando intentan disertar sobre los
altos principios en los cuales, en su calidad de cínicos celebres, no creen y
desprecian.
Trotsky y el marxismo sobaquero
Es
el acíbar del cardumen propio de los "marxistas
sobaqueros", que andan pipa en mano, sucios un gabán o saco viejo,
sandalias y con el "Manual Práctico del
Marxismo-Leninismo" atornillado al sobaco de la axila zurda, irrespirables.
Porque el tipo era algo así, dependiendo del tiempo y la latitud. También
porque el Sr. Benedetti se pasó su vida inútil de medianía rutilante, eructando
alabeos incesantes contra la hidalguía de quienes arremeten contra la izquierda asesina. Pero de albricias raras,
puesto que pugnó a brazo partido, a fin de adelantarse a otros juglares
ansiosos de recibir el electrizante toque divino cargado de realismo mágico del Líder
Máximo, por cierto un seudo habanero rechazado en todos los
barrios capitalinos de los temidos Negros Curros guapos y sus “Tembas Chancleteras” sinmiedos.
Ello detonó al Nobel de literatura, el panteico Gabriel (née,
José de la Concordia) García Márquez, quien lo primero que hizo fue visitar a su
empleador Dr. Fidel Castro y cuadrarse frente a su líder, en ‘atención plena” al estilo militar; quien
lo recibió encaramado en una especie ara y el escritor le solicitó
órdenes. Recordar que este Intelectual
Amos, un personaje de opereta fantasioso, lo fue desde 1959. Recordar que este
agente empleado de los castristas
como reportero de la oficialista Prensa Latina. No dejó de militar desde los 70
en las filas guerrilleras comunistas del “Movimiento 19 de abril” (de 1970) o
mejor conocido como el (M-19) una
copia al carbón de la épica castrista. El Dr. Fidel Castro y otros terroristas
de igual cojera como el titulado Dr. Ernesto Guevara de la Serna (aka, “Che”), sin que por un instante
a este lastimoso intelectual, le temblara la pluma, al volcar sus ditirambos
sobre la imagen de este homicida, engañado por sus promotores y ahora prisionero dócil de los rangers bolivianos, rogando clemencias ya herido y desgarrado en combate.
Sólo ver su ceguera irresoluta ante
los desmanes de los comunistas en los cinco continentes, en especial las viejas
satrapías satélites de Moscú, que integraron el Bloque Comunista. Este
personaje, nunca se dolió por sus colegas encarcelados, estrujados y asesinados
en las ergástulas de las granjas orwellianas europeas o caribeñas. Y este
espécimen siempre insistió en que infiernos tales, nunca existieron. Luego,
Benedetti derivó en caída libre hacia el extremismo jugoso en matices, abogado
por pejes del calibre de León Trotsky.
Nuevo
Twetter "Zunzuneo. com"
rompe
aislamiento castrista
de redes sociales a cubanos
de redes sociales a cubanos
de la Isla (2014)
Y resulta sorprendente, porque a
finales del años 30 este otro mujik; viejo y cruento bolchevique; andaba en el tête-â-tête
surréaliste con otro par de sus cuates, André Breton y Diego Rivera,
después de su quimérico Manifeste pour un
"art révolutionaire indépendent" (Manifiesto por un Arte Revolucionario
Independiente), encarceló al decoro de los peleadores intelectuales uruguayos y
se fue a pactar con los comunistas, al parecer, por encargos presidenciales.
Lo no dicho por comunistas desnudos
y los escondidos en el closet, es que "por cuestiones tácticas" su
nombre (Trotsky) –embadurnado con la sangre del Soviet de Petrogrado fue uno de
los responsable del todo el Holodomor
ucraniano (muerte por hambre del pueblo de Ucrania, cercado por destacamentos chekistas) y otras lindezas habituales
en el breviario comunista–, no apareciera como firmante del manifiesto. Buen
oportunista rectificador de la filosofía roja.
¿Homme fatale?
El
poeta Benedetti, siempre miró hacia el otro lado, donde imperaban las sombras,
donde yacen las delis adormiladas entre cremas y los sabores de las heladeras
del Saint Germain. Porque él, era un ente proclive a la ternura mórbida de cómo
decaen las lágrimas en "Les fleurs
du mal" (Las flores del mal) de Baudelaire, claro, sin el
estorbo de la libido. De ahí la extraña pasión exótica de homme fatale del escritor Benedetti por los totalitarismos
oscurantistas, en lugar de abrazar las democracias luminosas. Por estas cuevas
del infortunio le encantó bregar, aunque nunca conocido, sin detenerse un
instante a mirar de reojo a sus mecenas. Mostró la faz y carácter de un ser
omnisciente e incapaz de admitir el mal que modela y menos, excusarse con
aquellos a quienes les arañó las pupilas castas, con sus confusiones
hieráticas. Es el intríngulis de un carácter hito sin ternuras, desorientado
ante el camino perdido hacia la ética de grupo, tolerado sólo por su Superego de saltimbanqui oportunista.
Una pieza bailable en la cual también danzaba sones y pasillos el otro peje de la suerte blanda comunista con
los Nobel, José de Sousa Saramago, Premio
Nobel de Literatura (1998). Es la implosión de los yerros y el resto de los
intelectuales y políticos de estas polillas enrojecidas, como introitos a su
medianía espirituales de opacidades
refulgentes entre las sombras totalitarias y las traiciones de la Academia
Sueca a la libertad del hombre.
Además de subyugantes extrañezas
amargas; como seria definida en el decir maravilloso del argentino José
Ingenieros, el peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Octavio Paz Lozano o el
norteamericano Ernest Hemingway, entre otras luminarias nobeles. Algunas de
estas personalidades descollantes entre las intelectualidades literarias, per se, se embriagaron cada uno en su
tiempo de un liberalismo democrático, el cual bajo el barraje propagandístico
de las dictaduras bolcheviques, derivaron confundidos a impulso de alisios
apacibles en la barca del comunismo totalitario. Ejemplo notorio, la satrapía
castro-comunista, de cuyos predios odiosos retornaron a las democracias. Era la
catarsis inconclusa que trastorna a ciertos proto intelectuales, como en el
caso de Benedetti, como partes y piezas de repuesto en la juguetería de los progress mantenidos en cada país, por el Comintern
y apuntalados por las destilaciones de sus procacidades cuasi adolescentes.
Son sus mejores abluciones
escalofriantes y cosas calenturientas, como las de viejos eritrocitos y otros
glóbulos obnubilados con morbideces en el canal de las agujas hipodérmicas. Así
cantaba sus baladas poéticas átonas a los Ángeles
de la Muerte del Mar Rojo y desde cuyo lecho de injusticias corrompidas componía
de la nada, un sainete chulampin. Porque esa mórbida generación american en
términos de un lastimoso melting pot, en especial la uruguaya –si
singularizamos la duda– y tan contemporánea como la de 1945, recién despertaba
envuelta en los viejos coqueteos de sus líderes con los totalitarismos
nazi-fascista y comunistas. Esta alucinación de la comodidad zurda, atañe por igual a casi
todos los protagonistas de la interbellum
(IGM-IIGM), para justificar sus coitos virtuales y desmayos eróticos de
boudoirs caledonios, a manos de esos regímenes y filosofías anti democráticos,
fueran comunistas o fascistas.
¿Les gustó la
marcha de los pingüinos panzer?
Porque
esa fue la trompetilla ganada por el indoamericanismos acusado por los
demócratas genuinos de intelectualoides oportunistas, cuando las lides entre
democracia y las troupes
fascio-comunistas estaban por definirse. Los líderes intelectuales
indoamericanos, en especial los castrenses, les dispensaron simpatías
fascistoides a la Europa tambaleante ante el empuje teutón; según les batiera
el viento enrarecido de las divisiones panzers
en su marcha triunfal de pingüinos medio que rojinegros. Pero es que también les
daba igual si esta brisa les soplara desde o hacia el altiplano, de barlovento
o sotavento. Parte de las vergonzosas capitales indoamericanas, de las cuales se apoderaron unos seres
antropomorfos, apostaban cartas a cuál de los totalitarismos sonreírles con el
colmillito de oro, en la compra-venta del destino de sus bananeras respectivas,
a fin de no quedar sumidas en embelesos rambuleros. Este poeta oportunista
(Benedetti) repleto de ilusiones muertas, le apostó en segundas nupcias exactamente
al mingo rojo comunista en contra del fascista negro y ganó ‘por nariz’. Así, el 8 de mayo de 1945 (lo de oportunista lo
ponen ustedes los lectores), cuando los rusos tomaron por asalto el Reichstagsgebäude y el Hitlerbunker en el corazón de Berlín, nuestro hombre de
manilas, bailó algunas tarambanas de complacencia.
Como por encanto, durante la
preguerra (IIGM), las escuelas militares francesas o inglesas, perdieron
atractivos para los segmentos militares indoamericanos. Un espacio que de
inmediato ganaron las escuelas alemanes, belgas y otras. Casi igual sucedió con
la literatura, ya adormilada en brazos trotskistas y stalinistas vigiladas por
la KGB. Porque ya fue hábito insomne en estas elites intelectuales y
académicas, el excusarse con esa especie de ‘prurito de nalgas’ ya definido desde el acomodaticio “donde me pongo” Una parte alocada de la
masa intelectual decepcionada con sus propias idioteces, se mantenía prendada
de "The ten days that shook the World"
(Los diez días que conmovieron al mundo), una gesta casi de épica de baratura
indudable, pero narrada apasionadamente sobre la marcha junto a los
destacamentos bolcheviques durante la
denominada "Revolución
de Octubre”, por un periodista norteamericano comunista, John Silas
(Jack) Reed.
Benedetti, anonadado con lo que nunca
se atrevió y a quien además, nunca le cruzó por la mente poner en juego ese
cómodo estado anímico, de ponerse al borde de la insurgencia; por su carencia
absoluta de pantalones; no pudo resistir el llamado de la selva bolchevique. Eso
sí, curioso, cuando ya todo era calma
en el palo alto del gallinero zurdo. No le resultó difícil el integrarse
plácido al oropel kermesse enfundado
en los bombachos, a esa banda de jóvenes descoloridos quienes; cuidadosamente;
nunca se asomaron ni por curiosidad a las oficinas bolcheviques de reclutamiento de las huestes de las letales "Brigadas Internacionales Comunistas"
Era demasiado el embeleso caprino con las suavidades de la papilla roja,
pródiga a los intelectuales descoloridos, juntados después en el lacayuno “bloque comunista”
Es que la nueva entente de la
lujuria por lo capitalista, hizo que los zurdos repartieran invitaciones gratis
para sus saraos y ferias (incluyendo los tragos y platos fríos); además del consabido
remeneo con las jóvenes komsomolas,
impregnadas de olores a "flor de muerto", las uñas sucias y la mitad
del trasero al aire libre. Una realidad que a aquellos solterones con levitas, no les hedía. Es que por aquellos tiempos,
fue racha entre los intelectuales indoamericanos, el soñar con las piernas
hermosas de las komsomolas (mejor si eran blancas caucásicas)
resembrando amapolas falsas (de papel rojo) con los vientos primaverales,
enfundadas en sus zayas de línea escocesa bien cortas, como ordenaron los
líderes para deleite de los curiosos invitados con todos los gastos pagos, a
ver el “Disneyland” del zoo comunista. Para estos curiosos con
levitas, lo bueno sobrevenía cuando las komsomolas se inclinaban sobre los canteros en la Plaza
Roja de Moscú.
Cánticos de
erotismo político disfuncional
Todo
dependió de una espiral biconvexa, ya a inicios de la Guerra Fría, ya se habían
fomentado la ONU y la OEA. Entonces, el gobierno democrático y constitucional
de Cuba yacía envuelto entre incertidumbres de un buen amigo coyuntural de los
comunistas criollos, el ya Presidente Gral. Fulgencio Batista y Zaldívar y el
ojo insomne de un curioso óptico eskenazi
del “Callejón del Cristo” en la
Habana Vieja, Pan Yavich Zarajan. Los EE.UU. país integrante de la coalición
anti-fascista de los "Aliados”, durante
la Segunda Guerra Mundial (IIGM); no tuvo reparos en la acción de Batista, como
hicieron otros países de Centro y Sudamérica con sus ácaros comunistas, aliados
al final (no todos) a las fuerzas democráticas. Saber que la pequeña Cuba, fue
promotora de la "Declaración
Universal de los Derechos Humanos" Un obligado complemento de
la “Declaración
Universal de los derechos del Hombre” de
finales del siglo XVIII en Francia, la que originalmente se nombró en específico,
"Déclaration
des droits de l'Homme et du citoyenen", (Declaración de los
Derechos del Hombre y los Ciudadanos)
Derrotada la Entente del Eje de Acero (Alemania, Italia, Japón y sus otros
aliados europeos y musulmanes de África, Asia y Oceanía), el planeta se
polarizó casi a ciegas entre dos grupos de naciones; las demócratas ajustadas a
la civilización judeo-cristiana occidental y las comunistas, conductoras hacia
regímenes totalitarios, amorales, ateos y destructivos, tal demostraron más cerca
que tarde, de lo pensado. Nuestro escritor, el fementido "buen maese Benedetti" no dudó en
abanderarse con la filosofía marxista –es lo grave– sustentadora de los
despotismos comunistas, regímenes totalitarios impregnados de marionetas
teleguiadas entonces por el Comintern
por encargo y fondos del Kremlin, como siempre, robados al pueblo ruso. A estos
gobiernos rufianes, Benedetti les prestó su pluma humillante tan genuflexa como
su cintura, a los cuales este personaje siempre equivocado en su oportunismo,
defendió denodado hasta sus días finales. Benedetti, se desvaneció sin
reconocer nunca; tozudo; que se equivocó no del bando digno, sino del sitio probo
y decoroso del que habló esplendores José Martí. Un sitio, impregnado de
bondades ciudadanas, donde gobernaba la justicia y donde la iniquidad era
repudiada por todas las puertas y ventanas.
Según uno de los principios
marxista, lo social se mueve en una espiral biconvexa; lo que contradice el
movimiento del universo físico; de ahí que la tesis de la praxis marxista
enunciada como poseedora del estamento empírico de que en ella yace el criterio
de la verdad, es tan falsa como un billete norteamericano de tres dólares. Vimos
que los vetustos Frentes Populares (gestores de las bandas de progress)
azuzados por el Comintern de antaño y la fascinación ante la entelequia
castrista de hogaño, indujeron a sus cuadros aventureros insertados en toda
Latinoamérica, al asalto del poder no por elecciones democráticas, sino por
medios violentos. De ello, por supuesto, el autor nunca se dio por enterado,
sumido en sus comparsas walkirianas, druídicas y de duendes etilizados. La rapiña bolchevique en Asia y este de Europa y el consecuente descalabro
económico con la miseria y pobreza de los pueblos raptados hacia el barrio bajo
comunista, resultaron catarsis hipnótica para los Partidos Comunistas de todas
las Américas. Estas bandas, se alinearon hambrientas en pos de las riquezas
nacionales, en las cuales no habían invertido ni una gota de sudor, ni un
centavo de sus bolsillos. Una fuente del saber destructivo de esta seudo
filosofía, es colgada del Internet Rojo
del Dr. Fidel Castro Rus, sus asociados y la Cuba actual estrangulada y después
despedazada a nivel de basurero.
La mise en scène abrupta de los guerrilleros castristas, subvirtió de
manera inusitada la imagen influyente del viejo cartel bolchevique, el cual fue tomado (casi) por sorpresa ante la
inmediata alineación de los intelectuales; hacia la nueva fuente cercana,
sensual, de igual idioma y ciertas idiosincrasias étnicas de carácter
variopinto. El autor, precavido, echaba su ancla flotante en cada tormenta y
elucubraba los ditirambos de su próxima comparecencia pública ante un auditorio
de gente desordenada moral, ética y sin principios.
Unos "rangers" oportunos chapean el
marabuzal guevariano
La
cuña subversiva puesta en marcha en Bolivia (1965-66) por el régimen castrista,
estuvo liderada por el Dr. Ernesto Guevara de la Serna (aka, "Che") El Dr. Fidel
Castro adhirió a este competidor (en la realidad, Guevara se lo creyó) a un
grupo de escopeteros de fidelidad perruna a su "Superego" oriental, en calidad de cómplices enceguecidos y en
segundo término, a "Manila"
(La Habana) Se trataba de una banda mercenaria de forajidos, de tipo
patibularios, los cuales y a pesar de ello no dejaron de mostrar, la constancia
de su valor personal y fiereza de “tipos
duros”, en los combates contra los rangers
de las fuerzas democráticas bolivianas, que los acosaron sin darle cuartel
hasta su exterminio final en la escuelita de “La Higuera”, en Valle Grande,
Bolivia. Guevara –uno de los lugartenientes dilectos del Líder Máximo del castrismo, al menos en público– fue eliminado
a posteriori en ese intento efímero, por "hacerle sombra" al dictador Castro
(dicen enviados de las moscas verdes
angoleñas) algo intolerable para los Máximos-Mínimos
vitalicios de cualquier latitud. En específico: los hermanos Fidel y Raúl
Castro Rus. Con la aventura guevarista "Manila" pretendía fomentar bolsones guerrilleros, con miras al
Lebensraum (expansión territorial)
clásico de los hitlerianos, bajo el supuesto prestigio a ganar por su banda de
escopeteros colgados en Bolivia.
Nadie se sumó a la pandilla
guevarista, ni siquiera la membresía del Partido Comunista Boliviano.
Abandonados a su suerte, los integrantes de la banda facinerosa sucumbieron
como licántropos rotos a palos por los rangers
bolivianos. Sus restos-símbolos, aparecieron después dispersados al olvido, en
las vitrinas de los promos castristas. El rotundo fracaso de la intentona, por
la decidida acción de los rangers y
el gobierno boliviano, bajo la excelente asesoría de instructores
norteamericanos y cubanos, anticomunistas todos, paró en seco otros planes
expansionistas urdidos desde La Habana. Donde Bolivia seria el epicentro de la
conspiración a expandir en círculos concéntricos. La izquierda intelectual
dominada por los comunistas, puso sordina a estos complots contra sus propios países. Los comunistas uruguayos
enyuntaron con una facción terrorista de opositores ("Tupamaros") controlada por los castristas. En 1971 fundaron
una agrupación proto terrorista que se integró a la coalición izquierdista del Frente
Amplio (“Movimiento 26 de Marzo”)
Ver que este autor nació en 1920, en
"Paso de los Toros",
Uruguay (nombrado con la tónica ajedrecista de: Mario (née, Orlando Hamlet Hardy Brenno) Benedetti Farugia; finalmente
mentado (aka, "Mario Benedetti") Para 1949,
Benedetti entró en conflicto con el gobierno uruguayo, cuando su partido le
hizo criticar el Tratado Militar con
los Estados Unidos.
Más tarde, todavía deslumbrado por
la saga guerrillera castrista; integra la Mesa
Ejecutiva del Frente Amplio, agrupación izquierdista de profundas
proyecciones sediciosas, sin que el escritor diera muestras de sus ansias de
participar en las escaramuzas. Entonces, Benedetti viajó a Cuba y participó en
el jurado del concurso de “Casa de las
Américas”
La troqueladora
intelectual hincha velas
De
ahí salta al encuentro sobre "Rubén
Darío" Viaja a México y coadyuva en el II Congreso Latinoamericano de Escritores, orquestado por La
Habana. Junto a la camada azteca izquierdista, actúa en el Congreso Cultural de La Habana proponiendo un disparate perfecto,
apologético de la violencia y del "macho cabrío predestinado” Su tesis
involutiva la apodó, "Sobre las
relaciones entre el hombre de acción y el intelectual" Se embobece en brazos del primero y repta
bajo el ala del segundo. Le solicitan para el Consejo de Dirección de Casa de las Américas –un INDEX oficialista excluyente,
por supuesto, de los escritores demócratas y anti comunistas del patio
latinoamericano–; y Benedetti, al parecer, se torna en "Cirujano Torquemada Literario e Intelectual"
de sus colegas, pero ahora en calidad de “Compañero
Índice Expurgatorio” (censor literario oficial del régimen del Dr. Fidel
Castro y el comunismo indoamericano. En 1968 funda por órdenes y fondos de
Castro, el Centro de Investigaciones
Literarias (sobre las obras comunistas, por supuesto, no las demócratas) de Casa de las Américas.
El golpe de estado de junio 27 de 1973, le hace abandonar
Uruguay rumbo al exilio en Buenos Aires. Después a Perú, donde fue detenido,
deportado y amnistiado; para saltar nuevamente al puerto seguro para cosarios y
piratas literarios, al GULAG cubano, esta vez como “exiliado”. Su reincorporación al Consejo de Dirección de Casa de
las Américas, es el acto final para la consumación de su idolatría por el Líder Máximo. Sucedió que La Habana, ya
desde 1959, había montado un aparato de auspicio de la intelectualidad adicta a
los Castro y su régimen comunista. Así este intelectual de moneda de cambio
fácil, vendió las imágenes de los atontados latinoamericanos a la troqueladora
del bloque comunista, de donde se obtuvieron pingües ganancias
propagandísticas, tanto para la causa castrista como para la pléyade chata de
sus promocionados.
Desde 1980 Benedetti recibió
múltiples honores como la "Orden
Félix Varela", Cuba; "Premio
Jristo Bote", Bulgaria; "Llama
de Oro de Amnistía Internacional (¿...a un cardumen que apoyó los
totalitarismos?" Bélgica; "Medalla
Haydée Santamaría" (‘suicidada’
ésta, por disparidades con el Dr. Castro), Cuba; "Premio Maricela de Plata", Uruguay; "Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral", Chile. De
modo igual se le orló “Doctor Honoris
Causa”, Alicante; igual en Valladolid; "Premio León Felipe", España; “Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas"; Cuba. En 1999
"VIII Premio Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana"; España, habilitado con 6, 000,000 Ptas. Por la mano
del propio Castro, "I Premio
Iberoamericano José Martí", España. "Ciudadano ilustre", Uruguay; "Premio Etnosur", España. Roma, en 2004, exhibe un documenta,
"Mario Benedetti y otras sorpresas"
Este escritor, participó en el "Festival
Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano", Cuba; "XIX Festival del Cinema Latinoamericano di
Trieste" y "Festival
Internacional de Cine de Santo Domingo"
«Terræ filius meus: Pecunia non olet »¹
Es
conocido, que en tiempos del Imperio Romano, el emperador Vespaciano se
encontró con las arcas imperiales vacías, a causa de las obras públicas y la
vida licenciosa de la corte. Al parecer, uno de los recaudadores de impuestos
le propuso gravar las letrinas públicas (incluyendo los urinarios) con un impuesto
especial. Su hijo Tito, regañó al padre reprochándole que obtuviera dinero de los
servicios sanitarios, por ser unos sitios malolientes (lo que no era
completamente cierto en aquellos tiempos imperiales) El emperador se justificó
mediante una sentencia que decía algo así como:
«Terræ
filius meus: Pecunia non olet»” (Hijo mío, recuerda que, el
dinero no huele), le aclaró el
emperador, con profunda ironía.
Tal sentencia, no sorprendió que
fuera el faro, guía y objetivo cardinal de todo el quehacer literario
enchumbado con la ideología pseudo marxista, una falacia intencional urdida
cómodamente por la vida muelle y disipada de la intelectualidad izquierdista y
de la cual, la locuacidad de la moronura
benedecttina, del propio Mario Benedetti, le resultó imposible de
sustraerse como el resto de los pensantes
zurdos. El escritor no pudo ocultar que estuvo domeñado por avideces de famas y
riquezas, toda la añoranza de sueño
perfectamente humano; por lo que nunca rechazó distinciones y dineros. Hasta de
las democracias; cínicamente y sin menor escrúpulo; a las que él y el resto de
medianías de mediocridad semejantes ansiaban destruir, al menos en teoría.
Porque el estatus y beneficios de “clase media”, son bondades las cuales,
ninguno de estos demagogos que andan en sandalias, ponen en juego. Al menos esa
era la imagen pública que proyectó Benedetti. Obvio, incluyendo a las dos
manos, las incesantes dádivas en dinero y especies que le fluían de dictaduras,
países u organizaciones izquierdistas y comunistas y otros sitios e ideologías
impronunciables, apuntan opiniones cercanas. Tal es el caso vergonzoso de la
Cuba castrista, todavía considerada hoy entre
los países comunistas que apoyan el terrorismo. Quizás, para el autor se
trató de una simple cuestión de paladares o de "no escrúpulos pecaminosos" propios de los tipos campiranos. En
esencia, él se nos muestra como un autor minusvalorado, para representar algo
tan serio como el aplicar los principios austeros de la vieja y selecta
rectitud romana, implícita de los grandes caracteres. Y menos la Lex Oppia (un anatema exorcizante para
los payasos garibaldinos), de los mismos compas
fulleros que antaño envolvieron en asfixias a Catón, "El Viejo"
Fueron décadas en el Jardín de las
Delicias, de fiestas, pietajes, brindis y solazamientos al estilo Satiricón
–cierto que de "éxtasis de crueldad
abrumadora, tal sucede en toda francachela bohemia"–; durante su
calvario maravilloso a través del mundo occidental; al que envidian y odian los
intelectuales descosidos, no auténticos como él mismo (un enfant terrible de la nada picassiana), que nos da escozor
durante todas las primaveras aleutianas. A Benedetti le resultó suave accionar
desde adentro los resortes democráticos, para obrar plumas necias contra el
mismo Occidente democrático que le abrigó y al que despreció, como es dogma y
endemia de cada indoamericano irreverente con la democracia, de la cual vive. Aprovechó
cada rendija para loar tiranos o, hacerse el loco cómplice, al estilo de la
irresistible indita Menchú. La sugerente aborigen de siete suelas, esbelta,
hermosa como una sílfide o walkiria nórdica o quizás tal ondina en
Emaús, en espera del Cristo redentor y además, anti sex-appeal por excelencia, frente a los desmanes de la canalla roja
dorada. Espiritual, ética e ideológicamente, Mario Benedetti resultó ser otra de
las "La
Gran Estafa"; tal se diría en el buen estilo de un peruano ex
comunista e intelectual valiente, asesinado por el Comintern,
Eudocio Rabines; pócima deletérea, dañina y decepcionante para las juventudes
latinoamericanas.
Es el tiempo presente, un día
antes, cuando aún estaba vivo y de cuando yo pensaba que un toque divino le
haría arrepentirse. Pero el personaje, cruel hasta con los ripios de su mala
sombra, no lo hizo antes de "estirar
la pata" ¡Solavayas!
La saga continúa.
© Lionel Lejardi.
Abril, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press
ADDENDUM
1 Suetonio y Dio Cassius, recogieron la frase
en sus tratados. Balzac se ayuda de la
misma en su "Sarrasine".
Mientras que Fitzgerald le da espacio en su "The Great Gatsby" (wik)
2 Ver la segunda y última parte ”Un Benedetti desvertebrado ii/ii”
Serás
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