5Martha exclamó, « ¡Noli me tangere, homo!»
v/vii
(De la miniserie, “Fulgencio y Martha”)
Se cumplen 59 años de dictadura comunista en Cuba
(En
construcción)
… de la Democracia
"Una democracia,
no es en realidad más que
una aristocracia de oradores,
interrumpida a veces por la
monarquía temporal de uno de ellos"
Thomas Hobbes
“Un Asunto Cubano”
'A ciegas', hasta
el Aeropuerto de Kendall
Alberto, un Playboy de la jet-set habanera
Igual
sucedía en otros aeropuertos, radas, clubes, puertos privados o militares
del resto de la isla de Cuba. Tal era el caso de éste otro individual en vías
de fugas. Un afortunado e inteligente cubano quien ‘nadaba en plata’ Limpio, en ropa casual por el apurillo, figura y
facciones caucásicas. A todas vistas, una especie de gurupié des boîte de nuit (que no lo era) elegante, culto y de
estampa fenomenal. Este, un verdadero Playboy de
la jet-set isleña —se dijo,
por fuentes anónimas e imposible de trazar el origen— que era de progenitores de origen vasco. De
aquellos emigrantes adinerados escapados del Noráfrica por causa de la Guerra del Rift (1921-1927) Un
conflicto semi colonial donde España utilizó por primera vez en tiempos de paz,
tras recién concluida la I Guerra Mundial; la Iperita (gas mostaza) en contra de civiles; en este caso
los bereberes en Melilla, Protectorado del Marrueco Español.
Sucedió que Alberto, cuenta otra de las versiones, ahora le tocó a él
personalmente huir también de su terruño actual, Cuba, con su familia entera,
al igual que hicieron sus padres antes y no esperó por nada ni nadie para
encaramarse y pilotear su avioneta propia, una Cessna monomotor; desde el diminuto aeropuerto de Santa Fe, en
la playa cercana homónima al oeste de la capital habanera.
Vestirse las calzas, jeans y tomar por las de
Villadiego era decir la misma cosa. Su tarea auto impuesta: “arrancar, aunque sea casi a ciegas y volar
sin parar hasta el Aeropuerto Ejecutivo Civil de Kendall, en el South West de
Miami”, eran la misma cosa. Ya la máquina rodaba en ralentí a la marcha en baja hasta el final de la pista, donde
el arranque definitivo que no era ni sería el último de esa misma noche
y lugar, de otros fugitivos aunque debieran sobornar a la pequeña guarnición de
rurales al cuidado de pistas y hangares. Precisamente allí, al final de la
placa, se destacó a contraluz la figura vestida de blanco de quien hacía gestos
con los brazos y una linterna, instándolo a que se
detuviera. Alberto llevo el avión hasta el punto de
arranque y no tardó en identificar a quien le pedía detenerse, y así lo hizo,
frenando y apagando la máquina, ya caliente. Abrió la portezuela y Lacho se le acercó.
—Ámbia, ¿te vas y se la dejas en la mano, a mí,
tu social? —le inquirió Lazarito
en tono amistoso, a su “tycoon” y en
cierta forma, su protector.
Pero que ahora se le
iba, perdiendo así las pagas mensuales y propinas en su cumpleaños, antaño y en
Navidades, y al cual le cuidaba el avión. Lázaro le hacía mandados y otros
trabajos, algunos no muy limpios y a veces, arriesgados.
— Sí, Lacho.
Mejor te quedas. Es un vuelo sin regreso. Como dicen los tuyos, 'me doi a la pira' Es que Martín y
Oscar quieren esperar por lo que yo sé, de tinta fresca, que no tiene arreglo —le señaló
Alberto y le extendió un fajo de billetes de 100 pesos cubanos, entonces, tanto
o más valiosos que el dólar norteamericano.
Alberto arrancó de
nuevo la nave y Lazarito le hizo a un lado y con los gestos habituales le
dirigió el avance hacia el despegue, como en otras tantas ocasiones y el
remolino de aire le barrió a Lázaro dos lágrimas furtivas. Y éste se acordó del
poema recitado siempre por José Ángel Buesa, mientras el Cessna se perdía en medio de la
noche. Se acordó de su novia Queta y susurró melancólico,
casi ridículo, sincero.
—... no fue nada, fue solo el viento y jamás lo sabrás —dijo quedo. Casi en un murmullo ahogado por el ruido del motor.
Asombrado ante tanto
dinero junto, para Lázaro, era un verdadero capital. Alberto, en su diplomática
de cuero negro y otras dos maletas pequeñas, cuentan las crónicas del cabaret,
llevaba entre tres y diez millones de USD, contantes y sonantes. Un dinero que
era de su absoluta propiedad, libre de polvo y paja, ahorrado durante años,
antes de que un americano mafioso, Lansky, acaparara el negocio de los casinos
de juego en La Habana. En especial, la del cabaret “Tropicana” quien por ser uno de los tres dueños principales,
estaba a cargo en todo lo referente al casino. Otros establecimientos similares
diseminados en la urbe habanera y su periferia, se afectaron por los permisos
concedidos por el gobierno de Batista a Lansky y otros, arribados a La Habana
con sus tropas de seguridad y choque respectivas.
En aquellos tiempos se
hablaba de ese renombrado cabaret de
fama mundial, con todas sus letras en mayúsculas. Porque desde muchos años antes de ese esplendor, junto a sus socios,
compraron la “Villa Mina” y sus terrenos
circundantes, donde transformaron la vieja, pero elegante casona, en el
suntuoso cabaret. Los otros dos
codueños, indecisos ante la posible guerra por el poder de los nuevos
inquilinos del Palacio Presidencial, la calle Refugio N° 1 en la Habana Vieja,
por los guerrilleros de Fidel Castro y aquellos de otras facciones, decidieron
tercamente permanecer varados en Cuba.
—Hasta que Dios y San
Lázaro así lo dispongan —barruntó Oscar, quien decidió esperar mejores
tiempos. Solo que esos días, nunca llegaron.
Después
del rugido del motor, "Lacho"
vio cómo las luces de posición de su amigo y esperanza juntos se perdían en la
madrugada con rumbo Norte.
—Ay, "La Yuma", si pudiera.
Lacho suspiró desde el fondo de su alma, temeroso y entristecido. Pero no resulto su final pues, este
otro habanero marianense debió esperar otros largos y azarosos 20 años, para
escapar, cuando se produjo el inesperado ‘Éxodo
del Mariel’, entre abril y octubre de 1980.
Después de los
insultos y maldiciones acostumbrados por los castristas, los nuevos hunos convirtieron el despampanante
lugar de diversión, en su lugar favorito para el solaz y esparcimiento, además
de trampa para los incautos, admiradores, fellow travellers, cómplices y visitantes curiosos. De modo
igual, en Cuba permanecieron hebras de la clase media y alta, diplomáticos y el
resto de la gente chic que
se quedó revoloteando alrededor del régimen, subyugados o chantajeados por la
añagaza guerrillera.
Toda la estructura
social, enseñanza y fe de la Iglesia Católica Apostólica y Romana sustentados
durante siglos; entre otras tantas denominaciones, fueron devastados, prohibidos,
sus templos, escuelas, conventos e iglesias cerrados y sus integrantes
encarcelados o expulsados de Cuba, entre otros enemigos supuestos por los
comunistas. Todos los afectados o en vías, permanecieron en espera solemne de
que la crisis denominada “Revolución
Cubana”, solo se quedara en un vendaval de palabrería y
disparates.
Estos últimos fugitivos de
transportes auto soportados, formaban la élite de los afortunados apilonados en
el Campamento de Columbia; quienes disponiendo de medios propios, lograron ser
avisados a tiempo por amigos y simpatizantes de los gubernamentales. Incluyendo
también los propios oposicionistas moderados, temerosos de igual modo a los
desmanes y saqueos desatados y ya anunciado como venganza y represalia, por la incipiente
cáfila guerrillera.
El éxodo, saqueos,
arbitrariedades en la primera etapa y en la segunda, fusilamientos sin juicios,
pliegos de acusaciones, jueces, tribunales ni atestados, continuarían en las
semanas siguientes; aunque los fugitivos primeros, restringido a barcos y yates
privados. A estos grupos de emigrantes irregulares, se les incorporaron los
primeros desertores y desengañados con el teatro bufo castrista y la
comunización de Cuba.
Este segundo gobierno republicano,
ahora de un matiz autoritario; implantado por el ex presidente Batista; a la
fuerza; se había instalado primero de
facto y después de jure;
el 10 de marzo de 1952, inicio el momento en que la ‘Constitución de 1940’, quedó eclipsada y suspendida temporalmente.
El nuevo gobierno, se amparó bajo los denominados "Estatutos" promulgados
por los promotores del madrugonazo
que sustituyó provisionalmente a la Constitución
vigente de 1940; al derrocar por un coup
d'état incruento al gobierno constitucional de Prío Socarrás (1948-1952).
Para ello, Batista
echó a un lado la constitución y que él mismo generó, auspició, sancionó y
puso en vigor, en uno de sus iluminados y mejores gestos como gobernante.
Batista y sus seguidores, les ofrecieron a los cubanos, un sucedáneo casi
inerte, en los ya implantados “Estatutos”
Desde el punto de vista táctico, un paliativo, dado que alguna forma el nuevo
régimen de manera “ética”, era imposible gobernar con todas las libertades y
derechos, vigentes.
El Dr. Carlos Prío Socarrás, quien
fue electo Presidente de la República de Cuba bajo el ala del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), era a su vez sucesor y discípulo del
conspicuo y avispado presidente que lo antecedió, Dr. Ramón Grau San Martín
(1944-1948), al cual los Castro nunca pudieron sacar de Cuba. Cuando Grau
propuso el entrecomillado de “auténtico” pretendió alertar a la
ciudadanía de que el nombre de su partido, no era simplemente un homónimo sino
también homófono con el que fundó el apóstol independentista José Martí y Pérez,
quien además pretendía remodelar el espíritu nacional cubano con hechos, no con
promesas y menos, con amenazas.
Prío, todo un
caballero, debía concluir su mandato constitucional en los meses siguientes al
madrugonazo de Batista, en Junio de 1952, tras las elecciones convocadas.
Defenestrador y defenestrado, paradójicamente, habían compartidos bancas en las
filas oposicionistas anti-machadistas, cuando la Revolución de 1933. Ambos presidentes habían sido en la década del
30, líderes prominentes, el uno del antiguo Directorio Estudiantil
Universitario (DEU) en la Universidad de La Habana, y el otro integrante de los
grupos de revolucionarios castrenses que combatieron la dictadura de Machado.
¿Por fin qué?
En
la realidad aplastante que representó el trauma social del 1 de enero de 1959,
para los partidos políticos tradicionales; pudiera coincidir con el despertar
bajo la tutela de otro gobierno cuasi militar y
de facto, con un ex Presidente antaño
general y ahora senador con ambos títulos, el cual trastocó la vida ordenada de
los valores republicanos inherentes a una democracia cierta con todos los
defectos y virtudes atañibles; pero con un Batista embelesado con la abominable
medalla haber echado a un lado (su propia, única y excelente) “Constitución de 1940” El acto, resultó una desilusión para una buena
parte de los ciudadanos, que casi ya habían olvidado las vicisitudes sufridas
durante el último gobierno autoritario (dictatorial), que desembocó en el
machadato. Cuatro lustros convulsos separaban ya la situación iniciada en 1953
con la de 1933, cuando este mismo Batista salió a la luz pública como uno de
los líderes de la revolución antimachadista, finalizando su primer gobierno
democrático (a carta cabal) rodeado del agradecimiento del pueblo ante su obra.
Quizás lo más desconcertante para la opinión pública, resultando paradigmático
y frustrante, fue que el mismo Batista quien auspicio la implantación la
“Constitución de 1940“con una mayoría absoluta del electorado cubano, fuera la
persona que se empinó y saltó sobre esa Carta Magna en
aquella madrugada insólita del 10 de marzo de 1952.
Aduciendo razones no
claras, pero si absolutamente ilegales, Batista interrumpió el proceso
democrático en marcha —ya con las elecciones presidenciales a puertas, en junio
de 1952—, y había ejecutado su "madrugonazo"
cuidando de que dicha ilegalidad se ejecutara (tal logró hacer) como una
delicada práctica quirúrgica, incruenta. Este líder, entendió la inconformidad
del pueblo en un sentido equivocado. De este modo demencial sentó las bases
para el surgimiento del fenómeno castrista.
Pero la táctica le falló, al no contar que la ciudadanía; aunque harta de la
corrupción supuesta endémica en los 'auténticos' en
el panorama cubano, entre otros factores indeseables; se aprestaba a una justa
electoral garantizada por un genuino gobierno democrático.
Tampoco porque los
ciudadanos estaban 'hasta la cocorotina' de
nuevas confusiones políticas. Tal fue la estrategia para encubrir la acción
golpista, a fin de lograr como sucedió, que el revolico castrense fuera
no-violento, y de este modo deponer de manera simple al gobierno auténtico; una
ilegalidad absoluta; contra un gobierno legítimo elegido en las urnas, como
quien cambia el ajuar de cama, para otro en su lugar que Batista auguraba “más limpio” Tal modo de reflexionar, le
resultó fatal a su gestión gubernamental e indirectamente comprometió al pueblo
cubano en la posterior vorágine inimaginable impuesta por la
pesadilla castrista, dentro de la cual hoy se encuentra aprisionado el
país cubano.
Los sectores
políticos tradicionales, las fuerzas vivas y una significativa parte de la
ciudadanía, rechazaron el quehacer batistiano. De inmediato, comenzaron las
conspiraciones para revertir el proceso hacia su cauce democrático normal.
Sucedió que los comunistas del
viejo y anquilosado “Partido
Socialista Popular” (PSP),
con el cual nunca “soplaron ni pitos ni
flautas” salvo traicionar al pueblo, tal hicieron durante el machadato;
vieron con beneplácito la vuelta de Batista al poder y bajo la cuerda del Comintern, enviaron recados al nuevo líder
castrense, asegurándole que éste 'contaría con el apoyo del Partido Socialista Popular (PSP), sus
dirigentes y membresía incondicionalmente'; decían; ‘como en los viejos tiempos de la pre guerra (IIGM)’
Ellos, los comunistas, estaban al tanto de que una estrategia puesta en marcha tan temprano como desde 1948 por el Comintern, ya consideraba y así sucedió, incorporando secretamente en Cuba y otros países indoamericanos a líderes extremistas de tendencia izquierdista, tales fueron los hermanos Castro, Guevara y residuos de la hecatombe comunista producto de la Guerra Civil de España (1936-1939) y sus siniestras “Brigadas Internacionalistas” intervencionistas y otros prospectos malignos, al melting pot político cubano.
Los hermanos Castro,
en especial Raúl Castro, pasó de ser miembro secreto del grupo que
los comunistas denominaban “militantes
positivos sin carné”, o sea, sin registro ni documentación oficial de su
filiación (la que era virtual, temiendo la infiltración de agentes demócratas o
de la policía) a la “Juventud Socialista
Popular” (JSP) de entonces. El término de “socialista”
encubría burdamente la denominación intrínseca del comunista, como tal, un anti valor rechazado por el pueblo
cubano. Durante la etapa pre y pos machadato, hasta 1944, Batista era
considerado un líder nacional autoritario pero no exactamente despótico; por su
actuación en normalizar el caos pos machadista, patrocinar la
institucionalización del gobierno, obras públicas suntuosas y educacionales.
Además, por el reforzamiento de la defensa nacional, economía, apoyo a los
emprendedores, inversionistas nacionales locales y extranjeros; bajo una
economía descollante y sólida de economía abierta y además, por sus excelentes
relaciones con el gobierno de los EE.UU, entonces en manos de Franklin Delano
Roosevelt.
Al estallar la II Guerra Mundial (II GM) con la
incorporación de EE.UU. a la entente de "los Aliados";
en el conflicto contra las potencias del "Eje de Acero" (Alemania, Italia, Japón y otros), Cuba
dispuso de una posición política y económica privilegiada frente a los EE.UU.
Ello por su aporte de materias primas (minería), azúcar, alimentos, carnes,
tabaco y otros rubros; incluyendo permisos de la instalación de bases
militares, para la protección del mar interior caribeño, dentro de la
estrategia general de los Aliados contra los fascistas. Veleidades
entre la democracia y el fascismo, mientras los comunistas soñaban y soñaban,
con la Invasión de Polonia por las tropas comunistas, de acuerdo al pacto con
los nazis.
Una disyuntiva
estratégica
Una
tarde, finalizando el verano de 1939, el entonces “Hombre Fuerte de Cuba”, Col. Fulgencio Batista, citó a cinco
oficiales de su plena confianza de las Fuerzas Armadas y Organismos de
Seguridad. No todos estaban en los cargos cimeros del gobierno. Mientras, los
políticos se ufanaban en afilar el lápiz sobre el contenido de la nueva Carta Magna que tras la Asamblea Constituyente ya
convocada, sustituiría la vieja Constitución de 1901, sus apéndices y
procedimientos. Esa cita extraordinaria, en sus inicios, tenía poco que ver con
relación a la Constituyente como
tal, aunque sí con el destino de la soberanía de Cuba. Sucedió cuando el
primero de septiembre de 1939 los alemanes pusieron en marcha el plan de ataque
“Fall Weiss” (Caso Blanco) que
contemplaba la invasión, destrucción de las fuerzas polacas y anexión
consecuente de Polonia. Dos ejércitos y 1500 aviones, una enormidad,
considerando que los panzers alemanes
montados con cañones de 75 mm se enfrentaron a la caballería polaca. Estos
atacados, armados al estilo de las unidades de la Primera Guerra Mundial (IGM) o el propio siglo XIX. Luego, cuando
los alemanes penetraron Polonia por la Silesia y Eslovaquia, consumaron
triunfantes las casi indefensas tierras polacas.
Se trataba de la
novedosas Blitzkrieg (Guerra
Relámpago), después de haberse engullido los Sudetes y Checoslovaquia primero,
y después anexarse Austria. En esencia, Alemania desplegaba los albores del
ansiado Lebensraum (Espacio Vital) reclamado por lo que sería el
futuro Das Dritter Reich (El Tercer Reich) Y también, dado que en
Cuba se coincidía con la festividad de San Juan, dado que el Coronel
Batista era bastante supersticioso, desarrolló ante sus capitanes tesis, además
de otras argumentaciones con fluidez extrema de quien está convencido de su
invulnerabilidad como gobernante. Aquel sargento del 33, había evolucionado y
pulido en las artes de la etiqueta; contando con buen asesoramiento en lo
referente a las buenas maneras, conducta, vestimenta, idiomas, etc. Pero nadie,
le pudo cercenar la arrogancia del acento y en el especial, el tono de
los oriundos de esa provincia oriental. En ese intríngulis en el lapsus verbum, le ayudó la Embajada de
España. Puesto que Batista concluyó el recuento de las victorias nazis, todas
deleznables en sus objetivos, utilizando para ello un mapa. Después, miró a sus
hombres y les hizo jurar el absoluto silencio y discreción, acerca de lo que
allí se trató o trataría.
—Como ven, si tenemos
en cuenta que estamos a finales de los años treinta —dijo con voz
mesurada, señalando puntos en el inmenso mapa desplegado sobre la mesa
oval—, y sepan que creo, no digo, el hecho de que estamos ante una
disyuntiva si atendemos a la situación del panorama europeo. De pronto, el
mundo se nos ha tornado extraordinariamente complejo. Por lo que nosotros y
nuestro país, ciudadanos de una pobre isla perdida en el océano, desconocemos
el rumbo exacto de aquello que nos puede beneficiar o perjudicar por parte de
los poderosos. Me refiero al fascismo, comunismo o democracia.
Si ayer el comunismo
era la amenaza común, hoy es nuestro aliado, dado que el enemigo común ahora,
es el nazi-fascismo
Entonces, ahuecó
ambas manos con las palmas hacia arriba y aclaró,
—En esta mano derecha,
se encuentran los "Aliados", junto
a los cuales están las Democracias, también nuestro deseo democrático y
libertad irrestricto sean respetados.
Somos aliados naturales aglutinados junto a Estados Unidos, Inglaterra,
Francia, China y otras naciones y potencias afines. Mientras que en esta otra,
están las potencias del "Eje de Acero" con Alemania, Italia,
Japón y otras que se les van sumando junto con sus triunfos militares. Casi en
el piso, yace desmadejado y hambriento, el Comunismo raposo, que fascina a los
vagos y menesterosos. Ya envié
Ya
envié con el Col. Orestes Ferrara mis puntos de vista y recibí mensajes de
Getulio en Brasil y el generalato argentino, entre otros presidentes y líderes
latinoamericanos no menos importantes. Señores, tenemos que tomar una decisión
acertada, porque si nos equivocamos, inclinándonos a uno u otro bloque, estaremos
en el bando perdedor y nos barren del mapa. ¿Entendieron que la "caña está a tres trozos" y
nosotros, en medio de la bronca entre la cazuela y la sartén? Yo, sepan que les
digo sin que me quede nada por dentro, estoy por las democracias. Espero un
intercambio saludable de manera que nuestras opiniones coincidan, a fin de
alcanzar consenso. La Patria, lo necesita.
Un silencio de
panteras ahuecó en los participantes, quienes cambiaron miradas y algunos
gestos de aprobación, mientras que los menos, de dudas. De alguna forma, con
independencia de ideologías, cada oyente sopeso en primer término, qué les
convenía personalmente. En segundo término y después, la intolerancia esparcida
entre los cubanos —altamente influenciados por los españoles republicanos y la
tarantela de los líderes de la intelectualidad comunista— de pactar con
los fascistas a cualquier precio, tomando el ejemplo de los bolcheviques ahora en baja. Recordar la
traición de los comunistas cubanos, cuando en 1933 se le ofrecieron a Machado
para romper la huelga general iniciada a finales de julio e inicios de agosto
de 1933. Y después a los inicios de los continuos triunfos militares de
los nazis en Europa.
Como es natural, los
debates se iniciaron en secreto, de donde surgió una decisión trascendental
para Cuba, cuyos detalles, han permanecido clasificados. Batista concluyó la
reunión unas horas más tarde y de la misma brotó una solución unánime por parte
de los convocados. Lo cierto seria que: Cuba
continuaría al lado de las democracias. Tal decisión le
augur a la Isla y sus habitantes, un estatus favorable en la popularísima propuesta
del New Deal para las Américas ya
en marcha por los estadounidenses desde sus inicios deslumbrantes, según logros
y deseos del Presidente Franklin Delano Roosevelt, inmediato de su arribo
al poder, en 1933.
A pesar de sus
veleidades políticas similares a las de otros gobiernos latinoamericanos
autoritarios, militarizados o demócratas, Batista siempre recordó a
sus enemigos políticos que: Las ante las
recientes valorizaciones ideológicas entre las hegemonías fascistas, comunistas
y democráticas; el gobierno de Cuba no dudó en declarar con nuestra gallardía habitual, la guerra total todas las potencias del Eje”
Entonces (1940-1944) nos
encontramos en nada, con un Batista, el cual había sido elegido un presidente
democrático en elecciones libres por una amplia mayoría de los cubanos, ahora
protegidos por la ya vigente "Constitución
de 1940" en la cual los comunistas de la vieja guardia (los
mismos que después apoyaron incondicionalmente a Fidel Castro desde
1959 en la implantación de un sistema totalitario), participaron y
tuvieron un rol destacado, pero hipócrita al mostrarse muy contentos.
Recordar que se trataba del nuevo presidente que entonces,
los sacó de la ilegalidad al permitirles a sus candidatos presentarse a la justa
presidencial de 1940 como otro partido más entre los aspirantes y obtener que
Batista les nombrara varios ministros 'sin
cartera' para su gabinete de gobierno, sobre cuyas posiciones en la burocracia
general, saltaron para devorarlas. La fiesta comunista-batistiana continuó, inclusive, al tomar parte y participar
con plenitud en las elecciones de 1948, donde senadores
y representantes comunistas fueron elegidos al parlamento cubano,
siendo los “auténticos” el
partido de gobierno. Algo impensable hoy en la Cuba onomatopéyica de los
tiempos actuales.
Con la promulgación
de la Constitución de 1940 (posiblemente
la más significativa y democrática en la Indoamérica de aquellos tiempos, hasta
esa fecha), Batista tuvo un boleto fácil para ser elegido Presidente de la
República para el período de 1940-1944, al concluirse el grueso de la etapa pos
machadista. Más, cuando al finalizar su período presidencial de 4 años en 1944
y con todos los honores democráticos, entregó santamente el poder a su oponente
en las elecciones, Dr. Ramón Grau San Martín, líder del Partido
Revolucionario Cubano (PRC) los auto denominados “auténticos”
Una aguerrida y tolerante agrupación opositora. Con la "Guerra Fría", comenzó el
declive de los comunistas cubanos
hasta sumergirse, per se, en la
clandestinidad.
Luego, tras el
sorpresivo golpe cívico-militar de 1952 contra el presidente constitucional, Dr.
Carlos Prío Socarrás (discípulo y
sucesor natural de Grau San Martín); ya en medio de la Guerra Fría; el
ambiente de respeto y admiración de la opinión pública hacia Batista, cayó a su
nivel más bajo. Los líderes del Partido
Comunista, soñaron repetidamente con la vuelta triunfal a la palestra
pública, pero recibieron un encontronazo de quien los promovió a la legalidad;
pero que ahora, lejos de simpatías ante sus viejos camaradas de lucha, sintió
que desde la bancada de los comunistas,
emanaba “el hedor de un perro muerto”
Era el mismo líder al
que ellos habían apoyado de acuerdo a las órdenes de Moscú, políticamente,
asegurándole tranquilidad absoluta en el sector laboral y que dejarían a un
lado la monserga de la “dictadura del
proletariado y la toma del poder por medio de la violencia" Con el
resto de vagos comunistas soldados a la ubre etílica, del patrocinio. Los
comunistas nunca cambiaron el envilecer a sus ciervos de cara a la charcutera
de carenar militantes alucinados. El Dr. Salvador García Agüero, el líder más
culto y brillante ideólogo de los intelectuales integrantes de la exclusiva
cúpula pro soviética de los comunistas cubanos,
advirtió con la acostumbrada solemnidad de los líderes comunistas:
—Por ahora y de inmediato,
demos no uno, sino dos pasos largos hacia atrás; dado que debemos replegarnos
sin renunciar a nuestra filosofía marxista-leninista. El antiguo aliado de los
años treinta y durante la cruenta lucha de la guerra popular contra el
nazi-fascismo totalitario, nos ignora a sabiendas de nuestra utilidad. Por
ello, admitamos que vendrán tiempos duros para nuestro partido y sus
militantes. Camaradas, estamos en emergencia. No pasaremos nuestra actividad
del plan maestro “A” con las masas al plan “B”, sino directamente al plan “C”
¿Entendieron?
Los cinco dedos de
una mano sobrarían para intuir cuantos de los cuadros de la cúpula partidista,
estaban al tanto de que el denominado “Plan
C” (a la sombra) estaría en manos de un cuadro bisoño, además de
indisciplinado, descontrolado, omnisciente y omnipresente: el Dr. Fidel Castro
Ruz y sus seguidores. Cada hilo y detalle estaría, controlado por el Comintern. Desde el polo mexicano, cerca
de la casa en que vivió y murió Lev Trotsky, asesinado por la KGB. La rica diversidad
de los simpatizantes, después del ataque suicida (putsch) al Cuartel
“Guillermón” Moncada.
Los hechos se precipitaron el domingo 26 de
julio de 1953 en la ciudad de Santiago de Cuba, Oriente de cuya acción devino y
la posterior prisión aterciopelada del Dr. Fidel Castro Ruz, líder de la
intentona; tras el juicio legal y consecuente condena según las leyes
correspondientes, nada especial ni particular, el Reclusorio Nacional de
Varones, “La Cárcel Modelo” en Isla
de Pinos, le hizo ganar seguidores en casi todo el espectro político cubano,
excepto de quienes le conocían sus andanzas estudiantiles. Entre otras
coincidencias, el mismo derrotero seguido por Adolph Hitler cuando fracasó en
su putsch de la cervecería Bürgerbräukeller de München (Münich)
El comienzo
patético de “El Asunto Cubano”
Batista
entendió de manera oportunista en la etapa pos machadista, que el ayuntamiento
de las potencias del mundo democrático y cristiano (los Aliados), con el
totalitarismo ateo de la dictadura moscovita, en la entente militar antifascista de los mismos Aliados opuesta a la Alemania nazi y sus compinches europeos y
asiáticos, era aceptable. Lo cual a su entender era signo de que el
compadrazgos con los comunistas
locales, no sería mal visto. Dado el comportamiento igual de algunas de las
potencias aliadas. Así, durante la pre guerra (IIGM) Batista ofreció y permitió
que los comunistas se apoderaran del movimiento obrero, tuvieran ministros (sin
cartera) y mangonearan el sector a sus antojos, en tanto los nazi-fascistas
empujaban el mundo hacia el abismo.
—Si se ponen joder
demasiado —dijo—, les soltaré a los “cerberos” (represores) de Eleuterio (Pedraza). Recuerden
que este colaborador imprescindible, sabe muy bien como meter en cintura a cualquier
sujeto, incluyendo a gente peligrosa como los “comuñangas”
—apuró a sus oficiales, en un tono de
lo más campechano.
Sucedió que una cosa
pensaba el General y ex Presidente Fulgencio Batista y Zaldívar, ahora “Hombre Fuerte de Cuba” muy distinta
era la otra, de su archienemigo el Dr. Fidel Castro Ruz y otra, un testigo de
excepción, el Dr. Rolando Masferrer Rojas; casi contemporáneos todos; el hombre
al cual los Castro más temían, especialmente el propio Fidel Castro.
—La democracia, ante
todo —aseguró Batista, mientras oteó la figura corpulenta de Alliegro,
quien se les incorporaba a la reunión, uno de sus correligionarios preferidos,
que le venía como anillo al dedo, a fin de conocer las filtraciones de los comunistas al enlace de la Inteligencia
(bidireccional) de los EE.UU. con sus informantes en el PSP de Cuba.
Cuando Batista
reasumió en 1952 el poder político en Cuba, uno de sus primeros movimientos
políticos, fue asegurarle a los “halcones
del Potomac” que sus devaneos y saterías de antaño con la URSS y los rojos (comunistas del
patio y el resto de las ‘avetontas’ extranjeras que les visitaban enviados o bajo pretextos
varios; pero no les reitero sus contactos también discretos con los nazi-fascistas, eran todos genuinamente
democráticos. Aseverando, que ni él
recién estrenado “gobierno de
excepción” coincidía en absoluto con la realidad de las naciones
aherrojadas dentro del bloque comunista, empaladas tras la Cortina de Hierro. Tanto que los pastoreaba como "uno de los tantos hato de focas domesticadas
por el Kremlin"
—La Isla de
Cuba —expresó el embajador cubano al Secretario de Estado
norteamericano— es parte y pertenece ahora y de por siempre al mundo
occidental, democrático, judeo-cristiano y por antonomasia; anti comunista, considerando las
experiencias de hogaño. La Unión Soviética, mejor, la Rusia bolchevique, continúa puesta también en
el punto de mira del gobierno cubano
El funcionario
estadounidense echó una mirada furtiva, de soslayo, hacia su ayudante. Algo
anonadado con la reiteración del cubano, la cual estimó excesiva. Pero el
mensaje de Batista, finalmente, fue bien interpretado cuando armó el BRAC,
(Buro de Represión de Actividades Comunistas) cuya dirección, finalmente, fue a
parar a manos de Col. Mariano Faget y Díaz.
El Departamento de
Estado de los EE.UU. advirtió con beneplácito extremo, que la Isla de Cuba se
consolidara con el mundo occidental a fin de luchar por la democracia. Los
hermanos Castro, por el contrario, revirtieron la política democrática de la
república que asaltaron y se apoderaron por siguientes decenios, en el nefasto
enero de 1959, torciéndola hacia un stalinismo feroz de estilo babubista.
La verdad indubitable de un posible choque nuclear entre Occidente y Oriente
obligó, aunque no necesariamente, a que los países pro occidentales se
definieran contra el bloque comunista
euro-asiático y después africano, por las políticas erradas de las potencias
colonialistas. En un gesto de redención innecesaria como tal, los EE.UU. fundaron
el 4 de Abril, 1949 la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con fines defensivos.
Porque estas
metrópolis, según los analistas, no acababan de abandonar las potenciación de
sus coloniales, decir, sus posesiones africanas; cuando los reyezuelos tribales
volvieron a hacer de las suyas. Estos fantasmas del pasado, estaban ansiosos de
los viejos poderes de horca y cuchillo; como hicieron hasta el siglo XVIII
antes de la irrupción europea con su acción colonizadora y civilizadora, tal
hicieron siglos atrás (España, Portugal, etc.) los parara en seco,
reiniciándose entre las tribus autóctonas, sus eternas e incontenibles masacres
de los infelices aldeanos de una u otra etnia o creencia.
La ruptura de
relaciones diplomáticas entre la Cuba republicana y la URSS totalitaria, junto
con su bloque comunista; amilanó a
los comunistas cubanos quienes seguían canes fieles a Moscú, por lo que su
Comité Central y otros líderes conocidos, debieron semi 'esconderse' para beneplácito de su propaganda; aunque se paseaban
públicamente sin mayor interferencia o consecuencia, impunes por pueblos y
ciudades cubanas, todo bajo la vista el gobierno 'dictatorial' de Fulgencio Batista. Siempre el mismo doble juego,
para estar en contubernios, amigos, de Dios y del Diablo
En una de esas tardes
habaneras, Juan Marinello Vidaurreta, Blas Roca Calderío, Leonel Soto Prieto y
Lázaro Peña González y otros de menor cuantía (algunos cuyos patronímicos
son considerados apócrifos 2); entonces líderes destacados del bolchevismo cubano, se reunieron en
una fábrica artesanal de zapatos, operando en el barrio obrero de
Pogolotti (1910) en Marianao, La Habana. Tras horas de debates, no
llegaron a un punto o trapisonda viable.
***
(2)
Ello y considerando las consecuencias históricas y políticas que
significó el desastre sucedido con el nombre, lugar de origen y
nacionalidad del mentado "Julio
Antonio Mella" (en realidad, según crónicas “arregladas” por los historiadores ideológicos
del régimen castrista a otra versión donde este personaje, née, Nicanor
McPartland, por ser hijo bastardo (hoy, "hijo natural" por unión consensual)
de una mujer irlandesa o escocesa (quizás inglesa) soltera, nombrada Cecilia Magdalena McPartland y un sastre dominicano de nombre Nicanor Mella
Brea, casado y con hijos, el cual no quiso reconocer la paternidad del hijo en cuestión.
Saber que el engaño a los cubanos y a la historia accidentada de este
líder hasta su muerte violenta; no fue por culpa propia de este ciudadano, sino
producto de una reciente (quizás antigua) y minuciosa confabulación,
al parecer política. Luego el tal nombre tradicional del líder
dado a los cubanos e historiadores, con el nombre de Julio Antonio
Mella (SOA) es producto de una transformación oficial intencional,
claro, en la cual nada tuvieron que ver (aparentemente) los comunistas contemporáneos
(castristas). La versión actual que los comunistas dieron,
cambio cambió tanto los nombres y apellidos de los progenitores, como
los del niño original o del adulto posterior.
Por ejemplo, el nombre actual presentado por los cronistas de la madre aparece en las Crónicas de los Medios Sociales como: Cecilia Magdalena McPartland (¿Diez?) Así aparece de pronto un segundo y conveniente nuevo apellido “Diez” pero, curiosamente apellido doble, no usual en la inscripción de infantes sajones, de la madre nacida en Hampshire, U.K. La transformación misteriosa (¿por quién o quiénes?) aparece ahora como que el líder "hoy" se nombra según tal parece que fue entonces (o después) registrado dominicano como Nicanor McPartland Diez. Tras unas transformaciones ‘magistrales’ (algunos gobiernos disponen de tanto poder y dinero que son capaces de modificar cualquier cosa, como un “Juego de Apellidos” hasta en los registro y medios sociales. Nunca, que sepamos, el gobierno cubano (saber que en Cuba existe hasta un municipio que se denomina "Julio Antonio Mella"), se ocupó de estas nimiedades, algo que el autor señaló en Google (circa 2008) Hoy, sin explicaciones (que todavía son bastantes nebulosas), el nombre oficial del líder comunista está señalado, ¿por el régimen? que el último nombre real del finado que le fue implantado resulto ser, Julio Antonio Mella McPartland. Por supuesto que nadie sabe que opinarían los padres reales o descendientes, sobre estas manipulaciones de nombres y apellidos, filialidades o cómo se lograron obtener los cambios ¿o verdades? La Historia futura de Cuba, lo aclarara.
***
Curioso, no pocos
líderes mundiales o locales, han visto al borde del abismo o comprometida la
validez de su nombre, lugar de nacimiento, nacionalidad, estado civil,
preferencias, etc. en estos tejemanejes.
— ¿Y
ahora? —inquirió al resto de grupo. Y el líder, señaló—, no nos
queda más remedio que sumergirnos.
—No,
error —aseveró Soto, alertando a los demás. Este personaje era el más
joven, intelectual y políticamente preparado de todos ellos juntos; un
cuadro entrenado expresamente para cuando alcanzaran el poder soñado,
sentenciando— el Comintern,
sepan, tiene otros planes”
Entonces la reunión
terminó, sin que ninguno de los presentes expresara una palabra. Esta táctica
dilatoria se evidenció en un intento de limpiarse públicamente ante Batista, a
raíz del ataque suicida, estimado alevoso por los comunistas, que ejecutaron
los fanáticos castristas al cuartel “Guillermo Moncada” el domingo de Santa Ana
en ocasión de los Carnavales de Oriente, el 26 de julio de 1953. Entonces, los comunistas cubanos catalogaron
públicamente de “putsch y
aventura descabellada sin apoyo popular. “Dado que la intentona liderada por los
Castro y sus seguidores, estuvo desde el principio destinada al fracaso"
El Partido Socialista Popular (PSP), comunista, condenó severamente lo que
ellos denominaron de inmediato y con intenciones de hacerles pucheros a Batista
y en su calidad de logreros habituales del oportunismo histórico, "la imitación del putsch hitleriano muniquense” llevado a cabo por Hitler y
copiado por Fidel Castro y sus confundidos fanáticos, tal seria el nombre
del script cuando la
intentona santiaguera, abortada de inmediato por las fuerzas gubernamentales.
Como después se evidenció tras la toma del poder de los guerrilleros, que todas
aquellas poses, gestos demagógicos y rimbombantes, cuyas mise en escene no fueron más que
cuadros de sombras chinescas, como escenas de un teatro político diversionista,
pre elaborado por los Castro.
Pero, la indignación
popular que tan hábil como cruel desataron los opositores; en especial los
seguidores de Castro y los disciplinados comunistas; dispares en público, pero
imbricados en una conjura secreta; hizo que en esa noche tan aciaga de la fuga
para los últimos vestigios de la deficiente y maltrecha democracia cubana,
fueran mínimos los simpatizantes de Batista que le lloraran por su derrota y
escape, lastimosos.
El Presidente,
también estaba cesanteado en su función de "Caronte Singular", como vigilante de la paz, felicidad y
riquezas de sus ciudadanos. Washington jugó un papel extremadamente
importante en el arrinconamiento y derroque del gobierno de Batista, al meter
de lleno sus manos en el "Asunto
Cubano", y suspenderle la ayuda económica, militar,
política y diplomática, mientras de manera inexplicable (entonces y ahora)
propiciaba y se hacía de la vista gorda sobre los cuantiosos alijos de
pertrechos y dineros que fluían incesantes hacia los revoltosos, ahijados
perfectos del Comintern. Por un ‘Pacto Militar’ entre los gobiernos de
Cuba y el de Estados Unidos (1952), donde se especificaba que “el armamento, repuestos y parques
entregados al gobierno cubano (a la luz de la Guerra Fría) por su homólogo de
los Estados Unidos; estas armas devino trampa mortal para Batista y la
defensa de la democracia, dado que por dicho acuerdo, las mismas no
podían ser empleadas en contra de los nacionales cubanos”
En esencia, estos
dispositivos bélicos serian exclusivamente, para defender a Cuba de fuerzas
extranjeras. Washington estimó que el gobierno de Batista rompió ese pacto en
su guerra contra los opositores, incluyendo a los comunistas los
cuales podían ser encapsulados perfectamente dentro del diapasón de "mercenarios al servicio de una potencia
extranjera" Tal fue el caso de los espías de la "Red
Avispa" (titulados héroes, por los medios de a
propaganda castristas, lo cual es muy natural y nada de extrañar entre países en
pugna) que purgaron condenas por sus actividades de espionaje en contra de los
EE.UU.
Matthews, Smith y
su rictus de escoba amarga con apasote
El
periodista norteamericano, Herbert Lionel Matthews, un
viejo camaján de la horda neoyorquina; aquella
de liberales rebelados sin
causa, después furibundos maoístas descalzos y no por casualidad
el calificado y admirado editor del “The New York Times”; fue enviado a
Cuba bajo cuerdas, por el Departamento de Estado a los fines de que
con el pretexto de una entrevista con el líder guerrillero; lo diera conocer a
la luz pública como un ente vivo, además de “Robin Hood moderno” Los efectos de este disparate
anti-democrático fueron tan desastrosos para la democracia en toda
Latinoamérica, hoy casi en manos de las narco-guerrillas comunistas,
entrenadas y pertrechadas en Cuba y otros sitios del corral, por los Castro. En
el trasfondo se pretendía ridiculizar a Batista e ir presentando a su nueva
ficha: el
guerrillero Dr. Fidel Castro Ruz y sus
seguidores (de lo cual estaba al tanto el periodista por sus vínculos con
el Comintern) en el supuesto fin de presentar al pequeño grupo de
revoltosos, como paladines en la lucha democrática.
Castro y Matthews, ya de acuerdo, hicieron el paripé de una estratagema en la cual los alzados desfilaron ante el periodista una y otra vez, con el propósito de que el enviado neoyorquino 'creyera y corroborara' ante sus lectores confundidos de que “no se trataba de 'un pequeño grupo de rebeldes aislado en los montes, sino de todo un ejército” La cuartada finalizó con sus esfuerzos para lograr el cese de la ayuda en armas, dinero, apoyo y pertrechos al gobierno de Batista, lo cual por las conexiones de Matthews en el Departamento de Estado, logró, con éxito pleno. Tales fines se lograron a pesar de que el embajador norteamericano de entonces en La Habana, Earl T. E. Smith, quedó paralizado de pies y manos y al cual obligaron de manera humillante a consultar con Matthews, todo lo relacionado con el Asunto Cubano.
Ello resultó en: nada
de nuevos armamentos ni repuesto para sus equipos y municiones de guerra. El
gobierno batistiano, debió acudir a otras naciones como la Gran Bretaña y
Bélgica y otras fuentes, para obtener nuevas armas (algunas utilizadas por la
OTAN) como fueron los fusiles FAL 50.64 (Fusil Automatique Léger),
belgas y los caza bombarderos Hawkwr Sea Fury F50, ingleses. Pero todo le
resultó en vano.
El Alto Mando del
Ejército Constitucional dominado por Batista, fracasados los intentos de
mediación —incluyendo los contactos de altos oficiales del Ejército Cubano con
el propio Castro en la Sierra Maestra—; había planeado armar un tren blindado
como un convoy militar que avanzaría sobre Santa Clara, como auxilio de los
sitiados. Esta resultó una estrategia fallida. La idea era un punto de vista
tomado de la Primera Guerra Mundial (IGM), cargado de efectivos, armamentos,
municiones de guerra y de boca, además de otros pertrechos militares; con el
fin de reforzar las guarniciones que protegían la asediada ciudad de Santa
Clara, en el centro de la isla.
Con la caída de dicho
convoy en manos guerrilleras, lo más natural, en la periferia de la ciudad
central, comenzó la crisis final acelerada del gobierno batistiano. Así, a la
par de la última campanada recepción de la fiesta oficial del Fin del Año 1958
en los salones militares, sobrevino el consecuente desparrame de los invitados
asistentes a la fiesta presidencial. Pocos de ellos estaban al tanto del plan
en marcha preparado por Batista y sus colaboradores, ya aprobado por
Washington.
Luego,
al conocerse la derrota del Ejército en la ciudad de Santa Clara y la rendición
de los cuarteles y agrupaciones militares, del centro de la isla, a manos de
unidades guerrilleras de ideologías políticas diversas, cundió el pánico. Allí
concurrieron en ese teatro de guerra, desde las democráticas puras del Directorio
Estudiantil Universitario (DEU),
el Segundo
Frente del Escambray y otras fuerzas operantes en las montañas
del Escambray; hasta las más rabiosas de corte maoísta del “Movimiento 26 de Julio” (M26J) liderado por Cienfuegos y Guevara y
una exigua partida que organizaron a última hora, los comunistas del Partido Socialista Popular (PSP)
Las
unidades castristas de columnas subversivas arribaron desde la
provincia de Oriente, sobornando a su paso a los mandos militares del gobierno
y emitiendo por su radio clandestina, partes militares donde aseguraban que el
avance y victorias de estas columnas se efectuaron tras "cruentos y heroicos combates",
todos imaginarios. Estas columnas estaban bajo el mando de dos de los capitanes
de mayor confianza para el karma letal
de Castro: Camilo Cienfuegos Gorraín y Ernesto Guevara de
la Serna. Ambos, muertos después bajo circunstancias sospechosas, sujetas a
infinidad de especulaciones referentes a sus indeseadas 'sombras' entre otros ya señalados,
sobre los Castro. La brumosidad de mayor solidez se basó en que estos
líderes hacían sombra a la figura del Líder Máximo, el Dr. Fidel Castro Ruz y
su hermano y delfín heredero, Raúl.
Batista, quien se estimaba “un buen capitán”, fue el último funcionario de mayor jerarquía en
ascender lentamente por la escalerilla del "Guáimaro" Con gestos
simbólicos, el Presidente se despidió acongojado de emociones y saludó
maquinal, en un arranque de furia protocolaria a la multitud de fantasmas y
sombras circundantes que se concertaron para despedirlo en el aeropuerto de
Columbia. Miró hacia el interior de la nave e hizo un gesto de
asentimiento al escolta más cercano, petrificado por el frío, quien se le
acercó, sorprendido.
—“Chano” —ordenó
Batista— tráeme un buen trago de lo que a ti te gusta, ese ‘Chivas’ de
doce años. Brindaremos por esta bola de mierda que nos salió tan mal,
pero que debemos celebrar para los historiadores”
Quien retorno con el trago
no fue Chano, sino Martha. Batista agarró el vaso con fuerza y miró a su
esposa. Tomó una decisión paradójica.
— ¿Y ahora qué, señor
presidente? —le atacó ella—, recuerda que los estudiantes, casi
te matan.
Por alguna razón de
alcoba, Batista la miró, enrabiado. Ella estaba imponente. Miró el trago en la
mano de su marido, porque a contrapelo de casi todos los orientales, sería un
sacrilegio no beberlo. Pero Él ya “ex de casi todo” reflexionó con
un gesto simple y siendo un abstemio penitente del alcohol y el tabaco; miró
hacia la que nunca sería más una ciudad luminosa, y lanzó al vacío su copa. Se
volvió hacia la esposa y dijo,
—Entendiste mal,
mujer, es que nos vamos ‘espantando la
mula’
Algunas remembranzas
tan lejanas como sus compañeros de aventura del 4 de septiembre de 1933; otras;
tan cercanas como los aguerridos estudiantes del Directorio Estudiantil
Universitario (DEU), tocándole a las puertas del Tercer Piso en Palacio,
quienes intentaron ajusticiarlo en el propio Palacio Presidencial, el 13 de
marzo de 1957. Otras luminosidades concurrieron a la despedida. Se trataba de
entes ya incapaces de dañar, lo como el destello e intermitencias de las luces
de posición y el rugido de motores de los aviones en marcha.
La culpa fue de
mi madrina
Una
última bocanada de aquel frío matinal envolvió a la pareja presidencial. Y a
pesar de los signos audibles del alboroto que les circundaba, el ambiente se
les hacía insoportable, ellos serían los últimos en penetrar en la aeronave.
—Quizás todo ha
sucedido, porque mi "madrina"
no me hizo el Ékue como lo mandó
mi santo —farfulló Batista, impenitente.
—Ven acá, chico
¿pero, de cuál de los cabrones santos estás hablando tú y precisamente hoy,
tan señalado dime, Fulgencio Batista? –bisbiseó Martha en un no
acostumbrado y sorpresivo tono a regañadientes, tan severo como soez, mientras
le echó a su marido una mirada de suave amonestación.
Las aeronaves iban al
tope de gente tan ansiosa como la familia presidencial, la que se exponía al
peligro mayor, al poner pies medusa ardiente. Debían poner pies en polvorosa,
antes de que con la llegada de los mau-mau se
abrieran las puertas del infierno. Las mismas puertas batientes de giro único,
en las cuales cada fugitivo intuía poseer una parte alícuota para sí. Todo,
porque la mayoría de los ciudadanos decentes y el populacho barriotero; no
participativo; enardecidos por un puñado de pícaros, les consideraban a los
fugitivos pecadores sin redención alguna. El Col. Mariano Faget y sus hombres,
tras apagarse los ruidos del maremágnum
su alrededor, quedaron solitarios sobre la pista, como suspendidos en el aire.
Y de pronto sobrevino un silencio de presagios.
Sombras quizás
luminosas hasta ayer, ahora a punto de ser diluidas por el amanecer que ya
apuntaba por el Este de la ciudad. Con estas entidades ya transparentes y sin
fuerzas, en breve, la ciudad sin la protección mínima, comenzaría a ser
blanqueada por un sol siempre impertinente para los fugitivos. Aquellos
soldados comenzaron a agruparse a la orden del coronel, a fin de desaparecer patéticamente
como surgieron, de la nada. Tales sombras alevosas, obligadas a ser
espectadoras del último drama nacional cubano antes de iniciarse la pesadilla
castrista. El oficial aspiró profundo el aire de la madrugada y miró a sus
compañeros de fortuna, algunos le sonrieron y Faget estampó en su rostro una
expresión agradable e hizo un gesto instintivo, una señal militar tenue a sus
hombres,
—Caballeros,
¡andando, que con el movimiento se quita el frío!
De manera sorpresiva, nadie se movió tal si hubieran escuchado una contraorden, electrizados de que ni aun Faget, batió siquiera los párpados. Quizás, todos soñando conque un milagro deshiciera todo y que aquello, tal si fuese algo diabólico y lo que ansiaban, que ese desastre y locura que nunca les había ocurrido. Que tornarían para encontrar sus hogares, vidas y haciendas incólumes.
—No, es que todavía no son los tiempos de nuestros ancestros —sentenció Batista. Y pasó su mirada filipina por sobre todos sus seguidores a la vista y los otros, en penumbras.
Sin el Comendador muerto y parafraseando el drama, aquel resto de seres derrotados también atormentados y temerosos; como antaño los de "Fuenteovejuna"; pensaron cuándo se esfumarían entre los últimos jirones de esa última noche de Año Nuevo 1959, como si alguien ajeno al drama, hubiese gritado desde las sombras del campamento, la orden final y más fatídica, de "¡a degüello, todos a la una!" que el Presidente no ordenó ni pensó. Pero se hizo un silencio expectante, hórrido para todos.
La
saga continúa.
©
Lionel Lejardi. Enero, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy
Press
Addendum
1
(En construcción)
2 (Ver nota)
3
En realidad, el Col. Mariano Faget Díaz y otros comprometidos,
fueron de los elegidos por Batista para que lo acompañaran en el avión
presidencial en su repliegue hasta Santo Domingo, República Dominicana, donde
fueron recibidos "amablemente"
y nada menos que por Ramfis, el hijo epónimo del viejo amigo (de lejos), Gral.
Rafael Leónidas Trujillo Colina, Presidente y dictador vitalicio de ese país
caribeño; quien obligó a Batista pagarle por “la protección típica de raqueterismo, una suma mensual millonaria”
Serás
bienvenido a mis blogs alternos:
EDC-8136/Pag.
26/26
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