martes, 20 de febrero de 2018

5 Martha exclamó, "¡Noli me tangere, homo!" v/vii*

5Martha exclamó, « ¡Noli me tangere, homo!»
v/vii
(De la miniserie, “Fulgencio y Martha”)
Se cumplen 59 años de dictadura comunista en Cuba
(En construcción)
… de la Democracia
"Una democracia,
no es en realidad más que
una aristocracia de oradores,
interrumpida a veces por la
monarquía temporal de uno de ellos"
Thomas Hobbes
“Un Asunto Cubano”

'A ciegas', hasta el Aeropuerto de Kendall

Alberto, un Playboy de la jet-set habanera
Igual sucedía en otros aeropuertos, radas, clubes, puertos  privados o militares del resto de la isla de Cuba. Tal era el caso de éste otro individual en vías de fugas. Un afortunado e inteligente cubano quien ‘nadaba en plata’ Limpio, en ropa casual por el apurillo, figura y facciones caucásicas. A todas vistas, una especie de gurupié des boîte de nuit (que no lo era) elegante, culto y de estampa fenomenal. Este, un verdadero Playboy de la jet-set isleña —se dijo, por fuentes anónimas e imposible de trazar el origen— que era de progenitores de origen vasco. De aquellos emigrantes adinerados escapados del Noráfrica por causa de la Guerra del Rift (1921-1927) Un conflicto semi colonial donde España utilizó por primera vez en tiempos de paz, tras recién concluida la I Guerra Mundial; la Iperita (gas mostaza) en contra de civiles; en este caso los bereberes en Melilla, Protectorado del Marrueco Español. Sucedió que Alberto, cuenta otra de las versiones, ahora le tocó a él personalmente huir también de su terruño actual, Cuba, con su familia entera, al igual que hicieron sus padres antes y no esperó por nada ni nadie para encaramarse y pilotear su avioneta propia, una Cessna monomotor;  desde el diminuto aeropuerto de Santa Fe, en la playa cercana homónima al oeste de la capital habanera.

Vestirse las calzas, jeans y tomar por las de Villadiego era decir la misma cosa. Su tarea auto impuesta: “arrancar, aunque sea casi a ciegas y volar sin parar hasta el Aeropuerto Ejecutivo Civil de Kendall, en el South West de Miami”, eran la misma cosa. Ya la máquina rodaba en ralentí a la marcha en baja hasta el final de la pista, donde el arranque definitivo que no era ni sería el último de esa misma noche y lugar, de otros fugitivos aunque debieran sobornar a la pequeña guarnición de rurales al cuidado de pistas y hangares. Precisamente allí, al final de la placa, se destacó a contraluz la figura vestida de blanco de quien hacía gestos con los brazos y una linterna, instándolo a que se detuviera. Alberto llevo el avión hasta el punto de arranque y no tardó en identificar a quien le pedía detenerse, y así lo hizo, frenando y apagando la máquina, ya caliente. Abrió la portezuela y Lacho se le acercó.

—Ámbia, ¿te vas y se la dejas en la mano, a mí, tu social? —le inquirió Lazarito en tono amistoso, a su “tycoon” y en cierta forma, su protector.

 Pero que ahora se le iba, perdiendo así las pagas mensuales y propinas en su cumpleaños, antaño y en Navidades, y al cual le cuidaba el avión. Lázaro le hacía mandados y otros trabajos, algunos no muy limpios y a veces, arriesgados.

 — Sí, Lacho. Mejor te quedas. Es un vuelo sin regreso. Como dicen los tuyos, 'me doi a la pira' Es que Martín y Oscar quieren esperar por lo que yo sé, de tinta fresca, que no tiene arreglo —le señaló Alberto y le extendió un fajo de billetes de 100 pesos cubanos, entonces, tanto o más valiosos que el dólar norteamericano.

 Alberto arrancó de nuevo la nave y Lazarito le hizo a un lado y con los gestos habituales le dirigió el avance hacia el despegue, como en otras tantas ocasiones y el remolino de aire le barrió a Lázaro dos lágrimas furtivas. Y éste se acordó del poema recitado siempre por José Ángel Buesa, mientras el Cessna se perdía en medio de la noche. Se acordó de su novia Queta y susurró melancólico, casi ridículo, sincero.

            —... no fue nada,  fue solo el viento y jamás lo sabrás —dijo quedo. Casi en un murmullo ahogado por el ruido del motor.

 Asombrado ante tanto dinero junto, para Lázaro, era un verdadero capital. Alberto, en su diplomática de cuero negro y otras dos maletas pequeñas, cuentan las crónicas del cabaret, llevaba entre tres y diez millones de USD, contantes y sonantes. Un dinero que era de su absoluta propiedad, libre de polvo y paja, ahorrado durante años, antes de que un americano mafioso, Lansky, acaparara el negocio de los casinos de juego en La Habana. En especial, la del cabaret “Tropicana” quien por ser uno de los tres dueños principales, estaba a cargo en todo lo referente al casino. Otros establecimientos similares diseminados en la urbe habanera y su periferia, se afectaron por los permisos concedidos por el gobierno de Batista a Lansky y otros, arribados a La Habana con sus tropas de seguridad y choque respectivas.
         En aquellos tiempos se hablaba de ese renombrado cabaret de fama mundial, con todas sus letras en mayúsculas. Porque desde muchos años  antes de ese esplendor, junto a sus socios, compraron la “Villa Mina” y sus terrenos circundantes, donde transformaron la vieja, pero elegante casona, en el suntuoso cabaret. Los otros dos codueños, indecisos ante la posible guerra por el poder de los nuevos inquilinos del Palacio Presidencial, la calle Refugio N° 1 en la Habana Vieja, por los guerrilleros de Fidel Castro y aquellos de otras facciones, decidieron tercamente permanecer varados en Cuba.

             —Hasta que Dios y San Lázaro así lo dispongan  —barruntó Oscar, quien decidió esperar mejores tiempos. Solo que esos días, nunca llegaron.

            Después del rugido del motor, "Lacho" vio cómo las luces de posición de su amigo y esperanza juntos se perdían en la madrugada con rumbo Norte.

 —Ay, "La Yuma", si pudiera.

Lacho suspiró desde el fondo de su alma, temeroso y entristecido. Pero no resulto su final pues, este otro habanero marianense debió esperar otros largos y azarosos 20 años, para escapar, cuando se produjo el inesperado ‘Éxodo del Mariel’, entre abril y octubre de 1980.

 Después de los insultos y maldiciones acostumbrados por los castristas, los nuevos hunos convirtieron el despampanante lugar de diversión, en su lugar favorito para el solaz y esparcimiento, además de trampa para los incautos, admiradores, fellow travellers, cómplices y visitantes curiosos. De modo igual, en Cuba permanecieron hebras de la clase media y alta, diplomáticos y el resto de la gente chic que se quedó revoloteando alrededor del régimen, subyugados o chantajeados por la añagaza guerrillera.

 Toda la estructura social, enseñanza y fe de la Iglesia Católica Apostólica y Romana sustentados durante siglos; entre otras tantas denominaciones, fueron devastados, prohibidos, sus templos, escuelas, conventos e iglesias cerrados y sus integrantes encarcelados o expulsados de Cuba, entre otros enemigos supuestos por los comunistas. Todos los afectados o en vías, permanecieron en espera solemne de que la crisis  denominada Revolución Cubana”, solo se quedara en un vendaval de palabrería y disparates.

            Estos últimos fugitivos de transportes auto soportados, formaban la élite de los afortunados apilonados en el Campamento de Columbia; quienes disponiendo de medios propios, lograron ser avisados a tiempo por amigos y simpatizantes de los gubernamentales. Incluyendo también los propios oposicionistas moderados, temerosos de igual modo a los desmanes y saqueos desatados y ya anunciado como venganza y represalia, por la incipiente cáfila guerrillera.

   El éxodo, saqueos, arbitrariedades en la primera etapa y en la segunda, fusilamientos sin juicios, pliegos de acusaciones, jueces, tribunales ni atestados, continuarían en las semanas siguientes; aunque los fugitivos primeros, restringido a barcos y yates privados. A estos grupos de emigrantes irregulares, se les incorporaron los primeros desertores y desengañados con el teatro bufo castrista y la comunización de Cuba.

            Este segundo gobierno republicano, ahora de un matiz autoritario; implantado por el ex presidente Batista; a la fuerza; se había instalado primero de facto y después de jure; el 10 de marzo de 1952, inicio el momento en que la ‘Constitución de 1940’, quedó eclipsada y suspendida temporalmente. El nuevo gobierno, se amparó bajo los denominados "Estatutos" promulgados por los promotores del madrugonazo que sustituyó provisionalmente a la Constitución vigente de 1940; al derrocar por un coup d'état incruento al gobierno constitucional de  Prío Socarrás (1948-1952).

 Para ello, Batista echó a un lado la constitución y que él mismo generó, auspició, sancionó y puso en vigor, en uno de sus iluminados y mejores gestos como gobernante. Batista y sus seguidores, les ofrecieron a los cubanos, un sucedáneo casi inerte, en los ya implantados “Estatutos” Desde el punto de vista táctico, un paliativo, dado que alguna forma el nuevo régimen de manera “ética”, era imposible gobernar con todas las libertades y derechos, vigentes.

            El Dr. Carlos Prío Socarrás, quien fue electo Presidente de la República de Cuba bajo el ala del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), era a su vez sucesor y discípulo del conspicuo y avispado presidente que lo antecedió, Dr. Ramón Grau San Martín (1944-1948), al cual los Castro nunca pudieron sacar de Cuba. Cuando Grau propuso el entrecomillado de “auténtico” pretendió  alertar a la ciudadanía de que el nombre de su partido, no era simplemente un homónimo sino también homófono con el que fundó el apóstol independentista José Martí y Pérez,  quien además pretendía remodelar el espíritu nacional cubano con hechos, no con promesas y menos, con amenazas.

 Prío, todo un caballero, debía concluir su mandato constitucional en los meses siguientes al madrugonazo de Batista, en Junio de 1952, tras las elecciones convocadas. Defenestrador y defenestrado, paradójicamente, habían compartidos bancas en las filas oposicionistas anti-machadistas, cuando la Revolución de 1933. Ambos presidentes habían sido en la década del 30, líderes prominentes, el uno del antiguo Directorio Estudiantil Universitario (DEU) en la Universidad de La Habana, y el otro integrante de los grupos de revolucionarios castrenses que combatieron la dictadura de Machado.

¿Por fin qué?
En la realidad aplastante que representó el trauma social del 1 de enero de 1959, para los partidos políticos tradicionales; pudiera coincidir con el despertar bajo la tutela de otro gobierno cuasi militar y de facto, con un ex Presidente antaño general y ahora senador con ambos títulos, el cual trastocó la vida ordenada de los valores republicanos inherentes a una democracia cierta con todos los defectos y virtudes atañibles; pero con un Batista embelesado con la abominable medalla haber echado a un lado (su propia, única y excelente) Constitución de 1940 El acto, resultó una desilusión para una buena parte de los ciudadanos, que casi ya habían olvidado las vicisitudes sufridas durante el último gobierno autoritario (dictatorial), que desembocó en el machadato. Cuatro lustros convulsos separaban ya la situación iniciada en 1953 con la de 1933, cuando este mismo Batista salió a la luz pública como uno de los líderes de la revolución antimachadista, finalizando su primer gobierno democrático (a carta cabal) rodeado del agradecimiento del pueblo ante su obra. Quizás lo más desconcertante para la opinión pública, resultando paradigmático y frustrante, fue que el mismo Batista quien auspicio la implantación la “Constitución de 1940“con una mayoría absoluta del electorado cubano, fuera la persona que se empinó y saltó sobre esa Carta Magna en aquella madrugada insólita del 10 de marzo de 1952.

 Aduciendo razones no claras, pero si absolutamente ilegales, Batista interrumpió el proceso democrático en marcha —ya con las elecciones presidenciales a puertas, en junio de 1952—, y había ejecutado su "madrugonazo" cuidando de que dicha ilegalidad se ejecutara (tal logró hacer) como una delicada práctica quirúrgica, incruenta. Este líder, entendió la inconformidad del pueblo en un sentido equivocado. De este modo demencial sentó las bases para el surgimiento del fenómeno castrista. Pero la táctica le falló, al no contar que la ciudadanía; aunque harta de la corrupción supuesta endémica en los 'auténticos' en el panorama cubano, entre otros factores indeseables; se aprestaba a una justa electoral garantizada por un genuino gobierno democrático.

 Tampoco porque los ciudadanos estaban 'hasta la cocorotina' de nuevas confusiones políticas. Tal fue la estrategia para encubrir la acción golpista, a fin de lograr como sucedió, que el revolico castrense fuera no-violento, y de este modo deponer de manera simple al gobierno auténtico; una ilegalidad absoluta; contra un gobierno legítimo elegido en las urnas, como quien cambia el ajuar de cama, para otro en su lugar que Batista auguraba “más limpio” Tal modo de reflexionar, le resultó fatal a su gestión gubernamental e indirectamente comprometió al pueblo cubano en la posterior vorágine inimaginable impuesta por la pesadilla castrista, dentro de la cual hoy se encuentra aprisionado el país cubano.

 Los sectores políticos tradicionales, las fuerzas vivas y una significativa parte de la ciudadanía, rechazaron el quehacer batistiano. De inmediato, comenzaron las conspiraciones para revertir el proceso hacia su cauce democrático normal. Sucedió que los comunistas del viejo y anquilosado “Partido Socialista Popular” (PSP), con el cual nunca “soplaron ni pitos ni flautas” salvo traicionar al pueblo, tal hicieron durante el machadato; vieron con beneplácito la vuelta de Batista al poder y bajo la cuerda del Comintern, enviaron recados al nuevo líder castrense, asegurándole que éste 'contaría con el apoyo del Partido Socialista Popular (PSP), sus dirigentes y membresía incondicionalmente'; decían; ‘como en los viejos tiempos de la pre guerra (IIGM)’

            Ellos, los comunistas,  estaban al tanto de que una estrategia puesta en marcha tan temprano como desde 1948 por el Comintern, ya consideraba y así sucedió, incorporando secretamente en Cuba y otros países indoamericanos a líderes extremistas de tendencia izquierdista, tales fueron los hermanos Castro, Guevara y residuos de la hecatombe comunista producto de la Guerra Civil de España (1936-1939) y sus siniestras “Brigadas Internacionalistas” intervencionistas y otros prospectos malignos, al melting pot político cubano.

 Los hermanos Castro, en especial Raúl Castro, pasó de ser miembro secreto del grupo que los comunistas denominaban “militantes positivos sin carné”, o sea, sin registro ni documentación oficial de su filiación (la que era virtual, temiendo la infiltración de agentes demócratas o de la policía) a la “Juventud Socialista Popular” (JSP) de entonces. El término de “socialista” encubría burdamente la denominación intrínseca del comunista, como tal, un anti valor rechazado por el pueblo cubano. Durante la etapa pre y pos machadato, hasta 1944, Batista era considerado un líder nacional autoritario pero no exactamente despótico; por su actuación en normalizar el caos pos machadista, patrocinar la institucionalización del gobierno, obras públicas suntuosas y educacionales. Además, por el reforzamiento de la defensa nacional, economía, apoyo a los emprendedores, inversionistas nacionales locales y extranjeros; bajo una economía descollante y sólida de economía abierta y además, por sus excelentes relaciones con el gobierno de los EE.UU, entonces en manos de Franklin Delano Roosevelt.

 Al estallar la II Guerra Mundial (II GM) con la incorporación de EE.UU. a la entente de "los Aliados"; en el conflicto contra las potencias del "Eje de Acero" (Alemania, Italia, Japón y otros), Cuba dispuso de una posición política y económica privilegiada frente a los EE.UU. Ello por su aporte de materias primas (minería), azúcar, alimentos, carnes, tabaco y otros rubros; incluyendo permisos de la instalación de bases militares, para la protección del mar interior caribeño, dentro de la estrategia general de los Aliados contra los fascistas. Veleidades entre la democracia y el fascismo, mientras los comunistas soñaban y soñaban, con la Invasión de Polonia por las tropas comunistas, de acuerdo al pacto con los nazis.

Una disyuntiva estratégica
Una tarde, finalizando el verano de 1939, el entonces “Hombre Fuerte de Cuba”, Col. Fulgencio Batista, citó a cinco oficiales de su plena confianza de las Fuerzas Armadas y Organismos de Seguridad. No todos estaban en los cargos cimeros del gobierno. Mientras, los políticos se ufanaban en afilar el lápiz sobre el contenido de la nueva Carta Magna que tras la Asamblea Constituyente ya convocada, sustituiría la vieja Constitución de 1901, sus apéndices y procedimientos. Esa cita extraordinaria, en sus inicios, tenía poco que ver con relación a la Constituyente como tal, aunque sí con el destino de la soberanía de Cuba. Sucedió cuando el primero de septiembre de 1939 los alemanes pusieron en marcha el plan de ataque “Fall Weiss” (Caso Blanco) que contemplaba la invasión, destrucción de las fuerzas polacas y anexión consecuente de Polonia. Dos ejércitos y 1500 aviones, una enormidad, considerando que los panzers alemanes montados con cañones de 75 mm se enfrentaron a la caballería polaca. Estos atacados, armados al estilo de las unidades de la Primera Guerra Mundial (IGM) o el propio siglo XIX. Luego, cuando los alemanes penetraron Polonia por la Silesia y Eslovaquia, consumaron triunfantes las casi indefensas tierras polacas.

 Se trataba de la novedosas Blitzkrieg (Guerra Relámpago), después de haberse engullido los Sudetes y Checoslovaquia primero, y después anexarse Austria. En esencia, Alemania desplegaba los albores del ansiado Lebensraum (Espacio Vital) reclamado por lo que sería el futuro Das Dritter Reich (El Tercer Reich) Y también, dado que en Cuba se coincidía con la festividad de San Juan, dado que el Coronel Batista era bastante supersticioso, desarrolló ante sus capitanes tesis, además de otras argumentaciones con fluidez extrema de quien está convencido de su invulnerabilidad como gobernante. Aquel sargento del 33, había evolucionado y pulido en las artes de la etiqueta; contando con buen asesoramiento en lo referente a las buenas maneras, conducta, vestimenta, idiomas, etc. Pero nadie, le pudo cercenar la arrogancia del acento y en el especial, el tono de los oriundos de esa provincia oriental. En ese intríngulis en el lapsus verbum, le ayudó la Embajada de España. Puesto que Batista concluyó el recuento de las victorias nazis, todas deleznables en sus objetivos, utilizando para ello un mapa. Después, miró a sus hombres y les hizo jurar el absoluto silencio y discreción, acerca de lo que allí se trató o trataría.

 —Como ven, si tenemos en cuenta que estamos a finales de los años treinta —dijo con voz mesurada, señalando puntos en el inmenso mapa desplegado sobre la mesa oval—, y sepan que creo, no digo, el hecho de que estamos ante una disyuntiva si atendemos a la situación del panorama europeo. De pronto, el mundo se nos ha tornado extraordinariamente complejo. Por lo que nosotros y nuestro país, ciudadanos de una pobre isla perdida en el océano, desconocemos el rumbo exacto de aquello que nos puede beneficiar o perjudicar por parte de los poderosos. Me refiero al fascismo, comunismo o democracia. Si ayer el comunismo era la amenaza común, hoy es nuestro aliado, dado que el enemigo común ahora, es el nazi-fascismo

 Entonces, ahuecó ambas manos con las palmas hacia arriba y aclaró,

 —En esta mano derecha, se encuentran los "Aliados", junto a los cuales están las Democracias, también nuestro deseo democrático y libertad  irrestricto sean respetados. Somos aliados naturales aglutinados junto a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, China y otras naciones y potencias afines. Mientras que en esta otra, están las potencias del "Eje de Acero" con Alemania, Italia, Japón y otras que se les van sumando junto con sus triunfos militares. Casi en el piso, yace desmadejado y hambriento, el Comunismo raposo, que fascina a los vagos y menesterosos. Ya envié
Ya envié con el Col. Orestes Ferrara mis puntos de vista y recibí mensajes de Getulio en Brasil y el generalato argentino, entre otros presidentes y líderes latinoamericanos no menos importantes. Señores, tenemos que tomar una decisión acertada, porque si nos equivocamos, inclinándonos a uno u otro bloque, estaremos en el bando perdedor y nos barren del mapa. ¿Entendieron que la "caña está a tres trozos" y nosotros, en medio de la bronca entre la cazuela y la sartén? Yo, sepan que les digo sin que me quede nada por dentro, estoy por las democracias. Espero un intercambio saludable de manera que nuestras opiniones coincidan, a fin de alcanzar consenso. La Patria, lo necesita.

 Un silencio de panteras ahuecó en los participantes, quienes cambiaron miradas y algunos gestos de aprobación, mientras que los menos, de dudas. De alguna forma, con independencia de ideologías, cada oyente sopeso en primer término, qué les convenía personalmente. En segundo término y después, la intolerancia esparcida entre los cubanos —altamente influenciados por los españoles republicanos y la tarantela de los líderes de la intelectualidad comunista— de pactar con los fascistas a cualquier precio, tomando el ejemplo de los bolcheviques ahora en baja. Recordar la traición de los comunistas cubanos, cuando en 1933 se le ofrecieron a Machado para romper la huelga general iniciada a finales de julio e inicios de agosto de 1933. Y después a los inicios de los continuos triunfos militares de los nazis en Europa.

 Como es natural, los debates se iniciaron en secreto, de donde surgió una decisión trascendental para Cuba, cuyos detalles, han permanecido clasificados. Batista concluyó la reunión unas horas más tarde y de la misma brotó una solución unánime por parte de los convocados. Lo cierto seria que: Cuba continuaría al lado de las democracias. Tal decisión le augur a la Isla y sus habitantes, un estatus favorable en la popularísima propuesta del New Deal para las Américas ya en marcha por los estadounidenses desde sus inicios deslumbrantes, según logros y deseos del Presidente Franklin Delano Roosevelt, inmediato de su arribo al poder, en 1933.

 A pesar de sus veleidades políticas similares a las de otros gobiernos latinoamericanos autoritarios, militarizados o demócratas, Batista siempre recordó a sus enemigos políticos que: Las ante las recientes valorizaciones ideológicas entre las hegemonías fascistas, comunistas y democráticas; el gobierno de Cuba no dudó en declarar con nuestra  gallardía habitual, la guerra total  todas las potencias del Eje”

 Entonces (1940-1944) nos encontramos en nada, con un Batista, el cual había sido elegido un presidente democrático en elecciones libres por una amplia mayoría de los cubanos, ahora protegidos por la ya vigente "Constitución de 1940" en la cual los comunistas de la vieja guardia (los mismos que después apoyaron incondicionalmente a Fidel Castro desde 1959 en la implantación de un sistema totalitario), participaron y tuvieron un rol destacado, pero hipócrita al mostrarse muy contentos.

Recordar que se trataba del nuevo presidente que entonces, los sacó de la ilegalidad al permitirles a sus candidatos presentarse a la justa presidencial de 1940 como otro partido más entre los aspirantes y obtener que Batista les nombrara varios ministros 'sin cartera' para su gabinete de gobierno, sobre cuyas posiciones en la burocracia general, saltaron para devorarlas. La fiesta comunista-batistiana continuó, inclusive, al tomar parte y participar con plenitud en las elecciones de 1948, donde senadores y representantes comunistas fueron elegidos al parlamento cubano, siendo los “auténticos” el partido de gobierno. Algo impensable hoy en la Cuba onomatopéyica de los tiempos actuales.

 Con la promulgación de la Constitución de 1940 (posiblemente la más significativa y democrática en la Indoamérica de aquellos tiempos, hasta esa fecha), Batista tuvo un boleto fácil para ser elegido Presidente de la República para el período de 1940-1944, al concluirse el grueso de la etapa pos machadista. Más, cuando al finalizar su período presidencial de 4 años en 1944 y con todos los honores democráticos, entregó santamente el poder a su oponente en las elecciones, Dr. Ramón Grau San Martín, líder del Partido Revolucionario Cubano (PRC) los auto denominados “auténticos” Una aguerrida y tolerante agrupación opositora. Con la "Guerra Fría", comenzó el declive de los comunistas cubanos hasta sumergirse, per se, en la clandestinidad.

 Luego, tras el sorpresivo golpe cívico-militar de 1952 contra el presidente constitucional, Dr. Carlos Prío Socarrás (discípulo y sucesor natural de Grau San Martín); ya en medio de la Guerra Fría; el ambiente de respeto y admiración de la opinión pública hacia Batista, cayó a su nivel más bajo. Los líderes del Partido Comunista, soñaron repetidamente con la vuelta triunfal a la palestra pública, pero recibieron un encontronazo de quien los promovió a la legalidad; pero que ahora, lejos de simpatías ante sus viejos camaradas de lucha, sintió que desde la bancada de los comunistas, emanaba “el hedor de un perro muerto

 Era el mismo líder al que ellos habían apoyado de acuerdo a las órdenes de Moscú, políticamente, asegurándole tranquilidad absoluta en el sector laboral y que dejarían a un lado la monserga de la “dictadura del proletariado y la toma del poder por medio de la violencia" Con el resto de vagos comunistas soldados a la ubre etílica, del patrocinio. Los comunistas nunca cambiaron el envilecer a sus ciervos de cara a la charcutera de carenar militantes alucinados. El Dr. Salvador García Agüero, el líder más culto y brillante ideólogo de los intelectuales integrantes de la exclusiva cúpula pro soviética de los comunistas cubanos, advirtió con la acostumbrada solemnidad de los líderes comunistas:

 —Por ahora y de inmediato, demos no uno, sino dos pasos largos hacia atrás; dado que debemos replegarnos sin renunciar a nuestra filosofía marxista-leninista. El antiguo aliado de los años treinta y durante la cruenta lucha de la guerra popular contra el nazi-fascismo totalitario, nos ignora a sabiendas de nuestra utilidad. Por ello, admitamos que vendrán tiempos duros para nuestro partido y sus militantes. Camaradas, estamos en emergencia. No pasaremos nuestra actividad del plan maestro “A” con las masas al plan “B”, sino directamente al plan “C” ¿Entendieron?

 Los cinco dedos de una mano sobrarían para intuir cuantos de los cuadros de la cúpula partidista, estaban al tanto de que el denominado “Plan C” (a la sombra) estaría en manos de un cuadro bisoño, además de indisciplinado, descontrolado, omnisciente y omnipresente: el Dr. Fidel Castro Ruz y sus seguidores. Cada hilo y detalle estaría, controlado por el Comintern. Desde el polo mexicano, cerca de la casa en que vivió y murió Lev Trotsky, asesinado por la KGB. La rica diversidad de los simpatizantes, después del ataque suicida (putsch) al Cuartel “Guillermón” Moncada.

  Los hechos se precipitaron el domingo 26 de julio de 1953 en la ciudad de Santiago de Cuba, Oriente de cuya acción devino y la posterior prisión aterciopelada del Dr. Fidel Castro Ruz, líder de la intentona; tras el juicio legal y consecuente condena según las leyes correspondientes, nada especial ni particular, el Reclusorio Nacional de Varones, “La Cárcel Modelo” en Isla de Pinos, le hizo ganar seguidores en casi todo el espectro político cubano, excepto de quienes le conocían sus andanzas estudiantiles. Entre otras coincidencias, el mismo derrotero seguido por Adolph Hitler cuando fracasó en su putsch de la cervecería Bürgerbräukeller de München (Münich)

El comienzo patético de “El Asunto Cubano
Batista entendió de manera oportunista en la etapa pos machadista, que el ayuntamiento de las potencias del mundo democrático y cristiano (los Aliados), con el totalitarismo ateo de la dictadura moscovita, en la entente militar antifascista de los mismos Aliados opuesta a la Alemania nazi y sus compinches europeos y asiáticos, era aceptable. Lo cual a su entender era signo de que el compadrazgos con los comunistas locales, no sería mal visto. Dado el comportamiento igual de algunas de las potencias aliadas. Así, durante la pre guerra (IIGM) Batista ofreció y permitió que los comunistas se apoderaran del movimiento obrero, tuvieran ministros (sin cartera) y mangonearan el sector a sus antojos, en tanto los nazi-fascistas empujaban el mundo hacia el abismo.

 —Si se ponen joder demasiado —dijo—, les soltaré a los “cerberos” (represores) de Eleuterio (Pedraza). Recuerden que este colaborador imprescindible, sabe muy bien como meter en cintura a cualquier sujeto, incluyendo a gente peligrosa como los comuñangas  —apuró a sus oficiales, en un tono de lo más campechano.

 Sucedió que una cosa pensaba el General y ex Presidente Fulgencio Batista y Zaldívar, ahora “Hombre Fuerte de Cuba” muy distinta era la otra, de su archienemigo el Dr. Fidel Castro Ruz y otra, un testigo de excepción, el Dr. Rolando Masferrer Rojas; casi contemporáneos todos; el hombre al cual los Castro más temían, especialmente el propio Fidel Castro.

 —La democracia, ante todo —aseguró Batista, mientras oteó la figura corpulenta de Alliegro, quien se les incorporaba a la reunión, uno de sus correligionarios preferidos, que le venía como anillo al dedo, a fin de conocer las filtraciones de los comunistas al enlace de la Inteligencia (bidireccional) de los EE.UU. con sus informantes en el PSP de Cuba.

 Cuando Batista reasumió en 1952 el poder político en Cuba, uno de sus primeros movimientos políticos, fue asegurarle a los “halcones del Potomac” que sus devaneos y saterías de antaño con la URSS y los rojos (comunistas del patio y el resto de las ‘avetontas’ extranjeras  que les visitaban enviados o bajo pretextos varios; pero no les reitero sus contactos también discretos con los nazi-fascistas, eran todos genuinamente democráticos. Aseverando, que ni él  recién estrenado “gobierno de excepción” coincidía en absoluto con la realidad de las naciones aherrojadas dentro del bloque comunista, empaladas tras la Cortina de Hierro.  Tanto que los pastoreaba como "uno de los tantos hato de focas domesticadas por el Kremlin"

 —La Isla de Cuba —expresó el embajador cubano al Secretario de Estado norteamericano— es parte y pertenece ahora y de por siempre al  mundo occidental, democrático, judeo-cristiano y por antonomasia; anti comunista, considerando las experiencias de hogaño. La Unión Soviética, mejor, la Rusia bolchevique, continúa puesta también en el punto de mira del gobierno cubano

 El funcionario estadounidense echó una mirada furtiva, de soslayo, hacia su ayudante. Algo anonadado con la reiteración del cubano, la cual estimó excesiva. Pero el mensaje de Batista, finalmente, fue bien interpretado cuando armó el BRAC, (Buro de Represión de Actividades Comunistas) cuya dirección, finalmente, fue a parar a manos de Col. Mariano Faget y Díaz.

 El Departamento de Estado de los EE.UU. advirtió con beneplácito extremo, que la Isla de Cuba se consolidara con el mundo occidental a fin de luchar por la democracia. Los hermanos Castro, por el contrario, revirtieron la política democrática de la república que asaltaron y se apoderaron por siguientes decenios, en el nefasto enero de 1959, torciéndola hacia un stalinismo feroz de estilo babubista. La verdad indubitable de un posible choque nuclear entre Occidente y Oriente obligó, aunque no necesariamente, a que los países pro occidentales se definieran contra el bloque comunista euro-asiático y después africano, por las políticas erradas de las potencias colonialistas. En un gesto de redención innecesaria como tal, los EE.UU. fundaron el 4 de Abril, 1949 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con fines defensivos.

 Porque estas metrópolis, según los analistas, no acababan de abandonar las potenciación de sus coloniales, decir, sus posesiones africanas; cuando los reyezuelos tribales volvieron a hacer de las suyas. Estos fantasmas del pasado, estaban ansiosos de los viejos poderes de horca y cuchillo; como hicieron hasta el siglo XVIII antes de la irrupción europea con su acción colonizadora y civilizadora, tal hicieron siglos atrás (España, Portugal, etc.) los parara en seco, reiniciándose entre las tribus autóctonas, sus eternas e incontenibles masacres de los infelices aldeanos de una u otra etnia o creencia.

 La ruptura de relaciones diplomáticas entre la Cuba republicana y la URSS totalitaria, junto con su bloque comunista; amilanó a los comunistas cubanos quienes seguían canes fieles a Moscú, por lo que su Comité Central y otros líderes conocidos, debieron semi 'esconderse' para beneplácito de su propaganda; aunque se paseaban públicamente sin mayor interferencia o consecuencia, impunes por pueblos y ciudades cubanas, todo bajo la vista el gobierno 'dictatorial' de Fulgencio Batista. Siempre el mismo doble juego, para estar en contubernios, amigos, de Dios y del Diablo

 En una de esas tardes habaneras, Juan Marinello Vidaurreta, Blas Roca Calderío, Leonel Soto Prieto y Lázaro Peña González y otros de menor cuantía (algunos cuyos patronímicos son considerados apócrifos 2); entonces líderes destacados del bolchevismo cubano, se reunieron en una fábrica artesanal de zapatos, operando en el barrio obrero de Pogolotti (1910) en Marianao, La Habana. Tras horas de debates, no llegaron a un punto o trapisonda viable.

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(2) Ello y considerando las consecuencias históricas y políticas que significó  el desastre sucedido con el nombre, lugar de origen y nacionalidad del mentado "Julio Antonio Mella" (en realidad, según crónicas “arregladas” por los historiadores ideológicos del régimen castrista a otra versión donde este personaje, néeNicanor McPartland, por ser hijo bastardo (hoy, "hijo natural" por unión consensual) de una mujer irlandesa o escocesa (quizás inglesa) soltera, nombrada Cecilia Magdalena McPartland  y un sastre dominicano de nombre Nicanor Mella Brea, casado y con hijos, el cual no quiso reconocer la paternidad del hijo en cuestión. Saber que el engaño a los cubanos y a la historia accidentada de este líder hasta su muerte violenta; no fue por culpa propia de este ciudadano, sino producto de una reciente (quizás antigua) y minuciosa confabulación, al parecer política. Luego el tal nombre tradicional del líder dado a los cubanos e historiadores, con el nombre de Julio Antonio Mella (SOA) es producto de una transformación oficial intencional, claro, en la cual nada tuvieron que ver (aparentemente) los comunistas contemporáneos (castristas). La versión actual que los comunistas dieron, cambio cambió tanto los nombres y apellidos de los progenitores, como los del niño original o del adulto posterior.

            Por ejemplo, el nombre actual presentado por los cronistas de la madre aparece en las Crónicas de los Medios Sociales como: Cecilia Magdalena McPartland (¿Diez?) Así aparece de pronto un segundo y conveniente nuevo apellido “Diez” pero, curiosamente apellido doble, no usual en la inscripción de infantes sajones, de la madre nacida en Hampshire, U.K. La transformación misteriosa (¿por quién o quiénes?) aparece ahora como que el líder "hoy" se nombra según tal parece que fue entonces (o después) registrado dominicano como Nicanor McPartland Diez. Tras unas transformaciones ‘magistrales’ (algunos gobiernos disponen de tanto poder y dinero que son capaces de modificar cualquier cosa, como un “Juego de Apellidos” hasta en los registro y medios sociales. Nunca, que sepamos, el gobierno cubano (saber que en Cuba existe hasta un municipio que se denomina "Julio Antonio Mella"), se ocupó de estas nimiedades, algo que el autor señaló en Google (circa 2008) Hoy, sin explicaciones (que todavía son bastantes nebulosas), el nombre oficial del líder comunista está señalado, ¿por el régimen? que el último nombre real del finado que le fue implantado resulto ser, Julio Antonio Mella McPartland. Por supuesto que nadie sabe que opinarían los padres reales o descendientes, sobre estas manipulaciones de nombres y apellidos, filialidades o cómo se lograron obtener los cambios ¿o verdades? La Historia futura de Cuba, lo aclarara.

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 Curioso, no pocos líderes mundiales o locales, han visto al borde del abismo o comprometida la validez de su nombre, lugar de nacimiento, nacionalidad, estado civil, preferencias, etc. en estos tejemanejes.

 — ¿Y ahora? —inquirió al resto de grupo. Y el líder, señaló—, no nos queda más remedio que sumergirnos.

 —No, error —aseveró Soto, alertando a los demás. Este personaje era el más joven, intelectual y políticamente  preparado de todos ellos juntos; un cuadro entrenado expresamente para cuando alcanzaran el poder soñado, sentenciando— el Comintern, sepan, tiene otros planes”

 Entonces la reunión terminó, sin que ninguno de los presentes expresara una palabra. Esta táctica dilatoria se evidenció en un intento de limpiarse públicamente ante Batista, a raíz del ataque suicida, estimado alevoso por los comunistas, que ejecutaron los fanáticos castristas al cuartel “Guillermo Moncada” el domingo de Santa Ana en ocasión de los Carnavales de Oriente, el 26 de julio de 1953. Entonces, los comunistas cubanos catalogaron públicamente de “putsch y aventura descabellada sin apoyo popular. “Dado que la intentona liderada por los Castro y sus seguidores, estuvo desde el principio destinada al fracaso"

 El Partido Socialista Popular (PSP), comunista, condenó severamente lo que ellos denominaron de inmediato y con intenciones de hacerles pucheros a Batista y en su calidad de logreros habituales del oportunismo histórico, "la imitación del putsch hitleriano muniquense” llevado a cabo por Hitler y copiado por Fidel Castro y sus confundidos fanáticos, tal seria el nombre del script cuando la intentona santiaguera, abortada de inmediato por las fuerzas gubernamentales. Como después se evidenció tras la toma del poder de los guerrilleros, que todas aquellas poses, gestos demagógicos y rimbombantes, cuyas mise en escene no fueron más que cuadros de sombras chinescas, como escenas de un teatro político diversionista, pre elaborado por los Castro.

 Pero, la indignación popular que tan hábil como cruel desataron los opositores; en especial los seguidores de Castro y los disciplinados comunistas; dispares en público, pero imbricados en una conjura secreta; hizo que en esa noche tan aciaga de la fuga para los últimos vestigios de la deficiente y maltrecha democracia cubana, fueran mínimos los simpatizantes de Batista que le lloraran por su derrota y escape, lastimosos.

 El Presidente, también estaba cesanteado en su función de "Caronte Singular", como vigilante de la paz, felicidad y riquezas de sus ciudadanos. Washington jugó un papel extremadamente importante en el arrinconamiento y derroque del gobierno de Batista, al meter de lleno sus manos en el "Asunto Cubano", y suspenderle la ayuda económica, militar, política y diplomática, mientras de manera inexplicable (entonces y ahora) propiciaba y se hacía de la vista gorda sobre los cuantiosos alijos de pertrechos y dineros que fluían incesantes hacia los revoltosos, ahijados perfectos del Comintern. Por un ‘Pacto Militar’ entre los gobiernos de Cuba y el de Estados Unidos (1952), donde se especificaba que “el armamento, repuestos y parques entregados al gobierno cubano (a la luz de la Guerra Fría) por su homólogo de los Estados Unidos; estas armas devino trampa mortal para Batista y la defensa de la democracia, dado que por dicho acuerdo, las mismas  no podían ser empleadas en contra de los nacionales cubanos”

 En esencia, estos dispositivos bélicos serian exclusivamente, para defender a Cuba de fuerzas extranjeras. Washington estimó que el gobierno de Batista rompió ese pacto en su guerra contra los opositores, incluyendo a los comunistas los cuales podían ser encapsulados perfectamente dentro del diapasón de "mercenarios al servicio de una potencia extranjera"  Tal fue el caso de los espías de la "Red Avispa" (titulados héroes, por los medios de a propaganda castristas, lo cual es muy natural y nada de extrañar entre países en pugna) que purgaron condenas por sus actividades de espionaje en contra de los EE.UU.

Matthews, Smith y su rictus de escoba amarga con apasote
El periodista norteamericano, Herbert Lionel Matthews, un viejo camaján de la horda neoyorquina; aquella de liberales rebelados sin causa, después furibundos maoístas descalzos y no por casualidad el calificado y admirado editor del “The New York Times”; fue enviado a Cuba bajo cuerdas, por el Departamento de Estado a los fines de que con el pretexto de una entrevista con el líder guerrillero; lo diera conocer a la luz pública como un ente vivo, además de “Robin Hood moderno” Los efectos de este disparate anti-democrático  fueron tan desastrosos para la democracia en toda Latinoamérica, hoy casi en manos de las narco-guerrillas comunistas, entrenadas y pertrechadas en Cuba y otros sitios del corral, por los Castro. En el trasfondo se pretendía ridiculizar a Batista e ir presentando a su nueva ficha: el guerrillero Dr. Fidel Castro Ruz y sus seguidores (de lo cual estaba al tanto el periodista por sus vínculos con el Comintern) en el supuesto fin de presentar al pequeño grupo de revoltosos, como paladines en la lucha democrática.

            Castro y Matthews, ya de acuerdo, hicieron el paripé de una estratagema en la cual los alzados desfilaron ante el periodista una y otra vez, con el propósito de que el enviado neoyorquino 'creyera y corroborara' ante sus lectores confundidos de que “no se trataba de 'un pequeño grupo de rebeldes aislado en los montes, sino de todo un ejército” La cuartada finalizó con sus esfuerzos para lograr el cese de la ayuda en armas, dinero, apoyo y pertrechos al gobierno de Batista, lo cual por las conexiones de Matthews en el Departamento de Estado, logró, con éxito pleno. Tales fines se lograron a pesar de que el embajador norteamericano de entonces en La Habana, Earl T. E. Smith, quedó paralizado de pies y manos y al cual obligaron de manera humillante a consultar con Matthews, todo lo relacionado con el Asunto Cubano.

 Ello resultó en: nada de nuevos armamentos ni repuesto para sus equipos y municiones de guerra. El gobierno batistiano, debió acudir a otras naciones como la Gran Bretaña y Bélgica y otras fuentes, para obtener nuevas armas (algunas utilizadas por la OTAN) como fueron los fusiles FAL 50.64 (Fusil Automatique Léger), belgas y los caza bombarderos Hawkwr Sea Fury F50, ingleses. Pero todo le resultó en vano.

 El Alto Mando del Ejército Constitucional dominado por Batista, fracasados los intentos de mediación —incluyendo los contactos de altos oficiales del Ejército Cubano con el propio Castro en la Sierra Maestra—; había planeado armar un tren blindado como un convoy militar que avanzaría sobre Santa Clara, como auxilio de los sitiados. Esta resultó una estrategia fallida. La idea era un punto de vista tomado de la Primera Guerra Mundial (IGM), cargado de efectivos, armamentos, municiones de guerra y de boca, además de otros pertrechos militares; con el fin de reforzar las guarniciones que protegían la asediada ciudad de Santa Clara, en el centro de la isla.

 Con la caída de dicho convoy en manos guerrilleras, lo más natural, en la periferia de la ciudad central, comenzó la crisis final acelerada del gobierno batistiano. Así, a la par de la última campanada recepción de la fiesta oficial del Fin del Año 1958 en los salones militares, sobrevino el consecuente desparrame de los invitados asistentes a la fiesta presidencial. Pocos de ellos estaban al tanto del plan en marcha preparado por Batista y sus colaboradores, ya aprobado por Washington.

  Luego, al conocerse la derrota del Ejército en la ciudad de Santa Clara y la rendición de los cuarteles y agrupaciones militares, del centro de la isla, a manos de unidades guerrilleras de ideologías políticas diversas, cundió el pánico. Allí concurrieron en ese teatro de guerra, desde las democráticas puras del Directorio Estudiantil Universitario (DEU), el Segundo Frente del Escambray  y otras fuerzas operantes en las montañas del Escambray; hasta las más rabiosas de corte maoísta del “Movimiento 26 de Julio” (M26J) liderado por Cienfuegos y Guevara y una exigua partida que organizaron a última hora, los comunistas del Partido Socialista Popular (PSP)

 Las unidades castristas de columnas subversivas arribaron desde la provincia de Oriente, sobornando a su paso a los mandos militares del gobierno y emitiendo por su radio clandestina, partes militares donde aseguraban que el avance y victorias de estas columnas se efectuaron tras "cruentos y heroicos combates", todos imaginarios. Estas columnas estaban bajo el mando de dos de los capitanes de mayor confianza para el karma letal de Castro: Camilo Cienfuegos Gorraín y Ernesto Guevara de la Serna. Ambos, muertos después bajo circunstancias sospechosas, sujetas a infinidad de especulaciones referentes a sus indeseadas 'sombras' entre otros ya señalados, sobre los Castro. La brumosidad de mayor solidez se basó en que estos líderes hacían sombra a la figura del Líder Máximo, el Dr. Fidel Castro Ruz y su hermano y delfín heredero, Raúl.

Batista, quien se estimaba “un buen capitán”, fue el último funcionario de mayor jerarquía en ascender lentamente por la escalerilla del "Guáimaro" Con gestos simbólicos, el Presidente se despidió acongojado de emociones y saludó maquinal, en un arranque de furia protocolaria a la multitud de fantasmas y sombras circundantes que se concertaron para despedirlo en el aeropuerto de Columbia. Miró hacia el interior de la nave e hizo un gesto de asentimiento al escolta más cercano, petrificado por el frío, quien se le acercó, sorprendido.

 —“Chano” —ordenó Batista— tráeme un buen trago de lo que a ti te gusta, ese ‘Chivas’ de doce años. Brindaremos por esta bola de mierda que nos salió tan mal, pero que debemos celebrar para los historiadores”

 Quien retorno con el trago no fue Chano, sino Martha. Batista agarró el vaso con fuerza y miró a su esposa. Tomó una decisión paradójica.

 — ¿Y ahora qué, señor presidente? —le atacó ella—, recuerda que los estudiantes, casi te matan.

 Por alguna razón de alcoba, Batista la miró, enrabiado. Ella estaba imponente. Miró el trago en la mano de su marido, porque a contrapelo de casi todos los orientales, sería un sacrilegio no beberlo. Pero Él ya “ex de casi todo” reflexionó con un gesto simple y siendo un abstemio penitente del alcohol y el tabaco; miró hacia la que nunca sería más una ciudad luminosa, y lanzó al vacío su copa. Se volvió hacia la esposa y dijo,

 —Entendiste mal, mujer, es que nos vamos ‘espantando la mula

 Algunas remembranzas tan lejanas como sus compañeros de aventura del 4 de septiembre de 1933; otras; tan cercanas como los aguerridos estudiantes del Directorio Estudiantil Universitario (DEU), tocándole a las puertas del Tercer Piso en Palacio, quienes intentaron ajusticiarlo en el propio Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1957. Otras luminosidades concurrieron a la despedida. Se trataba de entes ya incapaces de dañar, lo como el destello e intermitencias de las luces de posición y el rugido de motores de los aviones en marcha.

La culpa fue de mi madrina
Una última bocanada de aquel frío matinal envolvió a la pareja presidencial. Y a pesar de los signos audibles del alboroto que les circundaba, el ambiente se les hacía insoportable, ellos serían los últimos en penetrar en la aeronave.

 —Quizás todo ha sucedido, porque mi "madrina" no  me hizo el Ékue como lo mandó mi santo —farfulló Batista, impenitente.

 —Ven acá, chico ¿pero, de cuál de los cabrones santos estás hablando tú y precisamente hoy, tan señalado dime, Fulgencio Batista? –bisbiseó Martha en un no acostumbrado y sorpresivo tono a regañadientes, tan severo como soez, mientras le echó a su marido una mirada de suave amonestación.

 Las aeronaves iban al tope de gente tan ansiosa como la familia presidencial, la que se exponía al peligro mayor, al poner pies medusa ardiente. Debían poner pies en polvorosa, antes de que con la llegada de los mau-mau se abrieran las puertas del infierno. Las mismas puertas batientes de giro único, en las cuales cada fugitivo intuía poseer una parte alícuota para sí. Todo, porque la mayoría de los ciudadanos decentes y el populacho barriotero; no participativo; enardecidos por un puñado de pícaros, les consideraban a los fugitivos pecadores sin redención alguna. El Col. Mariano Faget y sus hombres, tras apagarse los ruidos del maremágnum su alrededor, quedaron solitarios sobre la pista, como suspendidos en el aire. Y de pronto sobrevino un silencio de presagios.

 Sombras quizás luminosas hasta ayer, ahora a punto de ser diluidas por el amanecer que ya apuntaba por el Este de la ciudad. Con estas entidades ya transparentes y sin fuerzas, en breve, la ciudad sin la protección mínima, comenzaría a ser blanqueada por un sol siempre impertinente para los fugitivos. Aquellos soldados comenzaron a agruparse a la orden del coronel, a fin de desaparecer patéticamente como surgieron, de la nada. Tales sombras alevosas, obligadas a ser espectadoras del último drama nacional cubano antes de iniciarse la pesadilla castrista. El oficial aspiró profundo el aire de la madrugada y miró a sus compañeros de fortuna, algunos le sonrieron y Faget estampó en su rostro una expresión agradable e hizo un gesto instintivo, una señal militar tenue a sus hombres,

 —Caballeros, ¡andando, que con el movimiento se quita el frío!

            De manera sorpresiva, nadie se movió tal si hubieran escuchado una contraorden, electrizados de que ni aun Faget, batió siquiera los párpados. Quizás, todos soñando conque un milagro deshiciera todo y que aquello, tal si fuese algo diabólico y lo que ansiaban, que ese desastre y locura que nunca les había ocurrido. Que tornarían para encontrar sus hogares, vidas y haciendas incólumes.

            —No, es que todavía no son los tiempos de nuestros ancestros —sentenció Batista. Y pasó su mirada filipina por sobre todos sus seguidores a la vista y los otros, en penumbras.

               Sin el Comendador muerto y parafraseando el drama, aquel resto de seres derrotados también atormentados y temerosos; como antaño los de "Fuenteovejuna"; pensaron cuándo se esfumarían entre los últimos jirones de esa última noche de Año Nuevo 1959, como si alguien ajeno al drama, hubiese gritado desde las sombras del campamento, la orden final y más fatídica, de "¡a degüello, todos a la una!" que el Presidente no ordenó ni pensó. Pero se hizo un silencio expectante, hórrido para todos.

La saga continúa.

© Lionel Lejardi. Enero, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press

Addendum

1     (En construcción)

2     (Ver nota)

3     En realidad, el Col. Mariano Faget Díaz y otros comprometidos, fueron de los elegidos por Batista para que lo acompañaran en el avión presidencial en su repliegue hasta Santo Domingo, República Dominicana, donde fueron recibidos "amablemente" y nada menos que por Ramfis, el hijo epónimo del viejo amigo (de lejos), Gral. Rafael Leónidas Trujillo Colina, Presidente y dictador vitalicio de ese país caribeño; quien obligó a Batista pagarle por “la protección típica de raqueterismo, una suma mensual millonaria

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