jueves, 15 de diciembre de 2016

2 Trump y More, hitos de simas virtuales II/II

  2 Trump y More, hitos de simas virtuales
II/II
Se cumplen 57 años de dictadura comunista en Cuba
(En construcción)    
La libertad en democracia
Goza de tres dogales impuestos:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Juntos, son barreras
a la opresión y anarquía.
Apenas, liviandades sobre
la espalda ciudadana.
Si eliminas uno, el resto
la aplastarían sin piedad 
Lionel Lejardi
"Un Asunto Cubano"
(Miniserie, ‘Distopías malignas’  

"Punto Jonbar de inflexión"

Thomas More, hito de la Libertad vista en democracia
Tomás Moro, fue un político, pensador, humanista, teólogo y escritor inglés y además, poeta, traductor y Lord Canciller de Enrique VIII. En 1535 fue enjuiciado por orden del propio rey Enrique VIII y acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista (contra el Papa romano) frente al surgimiento de la novísima Iglesia Anglicana. Cuando se menciona Anglicana  se menciona “la Humanidad”, todas consideraciones históricas relacionadas con el ‘Renacentismo’; atañen a la civilización judeo-cristiana de la Europa del Este, y su religión prima, el “Cristianismo”, solidificadas por sus mensajeros.  Porque este movimiento, ex profeso, fue despreciado e ignorado por el conjunto de países adormilados con leyendas mitologías propias o importadas, como Europa y Medio Oriente. Tras la expansión del imperio árabe, una parte considerable de la Europa cristiana fue obligada a aceptar la cultura y religión musulmana. Algunos países absorbidos por el islamismo, todavía coexistente en cuenca mediterránea, en especial los vinculados al antiguo mundo bizantino.
                                                                                                                                
            Estas últimas, desde las asiáticas insulares  hasta las continentales, donde primaban el taoísmo, budismo, indostanismo, etc. (todas, relativamente pacíficas y tolerantes con las otras), hasta los totalitarismos teocráticos agresivos e intolerantes de la religión islámica y sus centenares de sectas homicidas; carenando  al final de sus estertores, en los remanentes de sus homólogas las africanas y sus similares  indoamericanas. Desde el esparceo del Renacimiento, no resultó extraño que brotaran concepciones o sueños, tendentes a reordenar aquellas sociedades bullentes cuyos proponentes de una manera u otra exponían ideas sugestivas, pero desligadas del mundo real. Cada proyecto social mostraba una caratula artística tendente a alcanzar el ideal de la sociedad perfecta o sociedad utópica como una mezcla simplificada de hados y aspiraciones filosóficas, mitos, leyendas religiosas y razonamientos inherentes a cada sociedad en particular.  
Hans Holbein, the Younger - Sir Thomas More - Google Art Project.jpg
Thomas More (1527)
Hans Holbein (el Joven)
(Cortesía Frick Collection (New York
y WIKI)

Sin embargo, la concepción primada del ‘gen humano’ parte, en buena medida, de la propuesta hecha por Thomas More (castellanizado, Tomás Moro), en 1516; momento en que presentó su obra definitiva (latín), ”Dē Óptimo Rēpūblicae Statu de que Nova Ínsula Ūtopia” (Libro,  Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía)  De ahí surgió e imprimió el término “Utopía”; la cual dio nombre a otras concepciones imaginarias similares, donde ciertas regiones en el mundo irreal de los pensadores, representaban panaceas o utopías, entre el  cúmulo de obras político-sociales elaboradas por la imaginación de otros tantos pensadores, laicos, ateos, religiosos, etc. sobre el mismo tema. La esencia de esta situación peligrosa en que resultó sumido Moro, surgió por una elemental cuestión de principios éticos y teológicos —pensemos de la esencia de las Sagradas Escrituras— al oponerse éste al divorcio del rey Enrique VIII con su esposa en ese momento, la reina Catalina de Aragón, y además, desafiante al no aceptar el Acta de Supremacía, en la cual se declaraba al rey Enrique VIII como cabeza de esta “nueva iglesia” un tanto protestona de la Católica Apostólica y Romana, sui generis.
                                                                                                             
            Este conjunto de decisiones arriesgadas, le resultaron suficientes al Enrique VIII, para que los tribunales lo declararan culpable de traición al Rey y la Corona inglesa y en consecuencia recibió la condena a muerte. Tomás Moro permaneció en prisión en la emblemática “Torre de Londres” hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año de 1535. Transcurridos más de tres siglos, después, Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935; junto con John Fisher, por la  Iglesia Católica la cual lo consideró un santo y mártir. Resultó sorprendente que por su parte, la Iglesia Anglicana lo considera igualmente un mártir de la Reforma Protestante, luego que en 1980, fue incluido en su lista de santos y héroes cristianos, anglicanos.

El término Utopía lo concibió Moro, tal ya mencionamos, específicamente para denotar en su obra ”Dē Óptimo….. Utopía”, donde el término era el nombre dado a una isla ficticia (o, “lo que no existe”) y a su comunidad artificiosa que la habitaba; cuya organización política, económica y cultural pretendía ser esencialmente comunitaria primitiva. Tal imagen contrastaba con las sociedades humanas de la época, dominadas por clases aristocráticas y clericales, las verdaderas poseedoras de todo el poder. Por supuesto, tomando como ejemplo las sociedades europeas, estructuradas al estilo de las casas aristocráticas en manos del primer poder, según estamentos de entonces, la nobleza, seguida de la clase clerical. No tarde, en el último cuarto del siglo XVIII, la correlación de fuerzas, debieron ceder espacio a la pujante presencia del tercer poder, la influyente y cada vez mas poderosa, burguesía.

”La conjuration des Égaux”
Inmersos entre estos grupos abigarrados, se encontraban los seguidores de François-Nöel Babeuf (alias, El Graco); un personaje de prosapia singularísima; catalogado como político, teórico y revolucionario francés, surgido a la luz pública por avatares de la Revolución Francesa. Para él, un agitador profesional; además de ser periodista a media tinta y líder de su grupo propio de extremistas; los hechos violentos y sanguinarios llevados a cabo por los sans culottes (descamisados) parisinos contra el gobierno autocrático de Louis Capeto (Louis XVI), iniciados el 14 de julio de 1792 para derrocar la vieja dinastía (dicho, ancien régime) semi feudal. Los vencedores del ancien régime de Louis XVI, las hordas populacheras dirigidas por el Directorio Revolucionario, opinaba furioso, no había profundizado suficiente en el drama francés. Luego, conformó un movimiento sedicioso tendente a derrocar al Directorio y radicalizar aún más “La Terreur” sobre los nobles, clérigos y burgueses. Hacia finales de 1790, entró en contradicción con los extremistas del Directorio y los jacobinos de pura cepa. Babeuf con su propio grupo de recalcitrantes, publicó entre otros escritos, el que denominó "Conspiración de los Iguales" (La conjuration des Égaux). Este agitador pretendió destruir el Directorio e implantar en su lugar un gobierno al estilo del comunismo primitivo.

            Algo parecido a la Utopía de Moro (sin los edictos genocidas de los jacobinos) en sus disfrutes de riquezas, bienes de consumo, alimentos y licores finos (ninguno de los cuales jamás explico de dónde y quienes producirían esas riquezas y portentos), pero con una guillotina más filosa. En la mayoría de los proyectos tendentes a modificar la sociedad, se proponía como condición indispensable, anular el derecho de la propiedad, bienes capitales en monedas y las tierras, repartiéndolas entre quienes no las poseían. En ningún caso, estos líderes futuristas, indicaban la forma en que después de la distribución de estas riquezas, para hacer a todos en lugar de ciudadanos ricos, seres miserables; se generarían las nuevas riquezas, para no convertirnos a todos, en unos ciudadanos de tercera clase, todos ciudadanos cicateros.
          
            Es entender que esa redención política durante la vida carece de sentido. Al igual sucede con los fieles fervorosos del cristianismo. El concepto aclara que la vida no es un suplicio, sino, la gracia divina máxima de la cual debemos disfrutar como un regalo divino, no como castigo, sin dañar al prójimo. Con el advenimiento del siglo XIX, irrumpieron personajes alucinados del calibre de Karl Marx y Engels y los seguidores del comunismo, inmersos todos en adoraciones del jacobinismo más rancio, según opinión de sus fanáticos, seria aplicado para solventar las diferencias en las interrelaciones entre el capital y el trabajo. A los fines de arrancar de cuajo y desmontar el sistema capitalista, era imprescindible y además cómodo, barrer con las estructuras del ancien régimen e implantar en su lugar, por la fuerza el discurso sociopático del terror marxista.

            Esta pretensión se basó en el síndrome social artificial, al cual acompañaba una versión catastrófica de actividades letales, proclives a la toma violenta del poder político, militar y económico, por parte del denominado Lumpen Proletariat, una cantera de pícaros y holgazanes, inagotable. De estas acciones serian excluidos el campesinado y todas las clases vivas, poderes legislativos, judiciales y ejecutivos, y otras instituciones; implantando la repartición indiscriminada de bienes creados por la burguesía y la nobleza, al abolirse el derecho de la propiedad. La represión sobre todos los opositores, ignorando sus quejas y puntos de vista; dado que Marx y sus seguidores envidiosas de la clase productiva, consideraban como condición indispensable para mantenerse en el poder. En cada caso, la concepción de Utopía, seria tergiversada a gusto del Líder Máximo en funciones (los hermanos Castro), ansioso de tergiversar la Historia con Ucronías metas fantasiosas.

Aristonomenklaturs
Es indudable que, atenidos al fracaso de los totalitarismos y sus desastres históricos, políticos, económicos, morales y sociales; y considerando cada uno de los diversos actores humanistas distintivos de cualquier comunidad humana decente; la respuesta a tales propuestas, en el marco del siglo XXI seria: No. Dicha negación responde al halo misantrópico de la idea y no a una actitud de oposición sistemática a los totalitarismo; que por las bien andanzas y preservación de las ideas democráticas, bálsamos de la actual civilización judeo-cristiana, todo vestigio de absolutismo proto fascista o comunista debe ser aniquilado para siempre. Sino, porque estos regímenes malignos son ofrecidos al público cándido, tal panacea lúbrica, hedonista, holgazana y sin altos principios; basados síndromes disformes sociales, en formas de una perniciosa endemia perniciosa, la aristonomenklaturs destructivas y sociopáticas. Decir que el Poder político democrático se tornaría en Poder político burocrático, un nuevo poder. Pero este último no sería más que el inaceptable disparate social, tomando la pirámide burocrática comunista de la ya solidificada como dinastía aristocrática de la  nomenclatura partidista real en una ”Oclocracia Popular Virtual”  Evidentemente esta tergiversación de la democracia es disfuncional, como han demostrado hasta ahora todos los disparates ensayados los comunistas y socialistas contentivos de fracasos económicos (ver sus respectivas anti historias a través de los siglos XX-XXI), tal mostraron las tituladas “dictaduras del proletariado”, diluidas en fracasos en cada lugar donde fueron implantadas, a todo lo largo del siglo XX y primer cuarto del XXI.

            Esos ejemplos llevados a la práctica, incluyen otros factores filosóficos desvirtuados por mendaces y destructivos, en calidad de sus “logros” distintivos: los siempre abortados en los totalitarismos cotidianos como sistemas nefastos con y sin anti crítica, de naturaleza átona para los izquierdistas. Ahí yacen las promesas de no trabajar, sino vivir bajo un subsidio paternalista del estado, pretextado bajo cualquier sinrazón o justificación del fracaso social, espiritual o médico, creíble para los vecinos entrometidos. Es lo que en definitiva, toda persona “decente” ansía, bajo la ley del menor esfuerzo que no todos merecen. Los totalitarismos, en especial los de izquierda, idealizan la morosidad y holgazanería como una manera legal de estafar a sus vecinos. Los gobiernos populistas toman este punto de vista como una práctica “decente” de obtener el poder político y económico de la explotación de los ciudadanos, a manos abiertas.

            Ellos patrocinan el paternalismo estatal a costa de las fuerzas productoras que auto inoculadas con el VIH de las siempre crecientes oleadas de “Hombres Nuevos”, unos estafadores perfectos de meritóratas inflados por la propaganda estatal; cuyos regímenes fabrican aceleradamente, sin distinguir entre los beneficiarios de la dádiva pública. Basta inducirlos a esa especie de drogadicción que es la holgazanería generalizada. En consecuencia, a estas tiranías les es necesario mantener al individuo sobre la forma en que, se preocupe en cómo subsistirá en el día siguiente, anteponiendo ante otro deseo, obligación o responsabilidad, social o familiar: la obtención de alcohol. De tal forma el conjunto de necesidades de las familiar queda supeditado a la volitud estatal.

            “Esta forma opresiva es el elemento de control sobre los alimentos, alcohol, drogas y estupefacientes, calzado, vestuario, vituallas, servicios, medicinas, empleo, acceso a  redes sociales, literatura, films, combustibles, libertad de movimiento, etc.”  El ciudadano penetra aterrado en ese nuevo mundo alucinante y se considera “encajado” de por siempre en los manicomios fantasmagóricos de las “Granjas de Animales” o “GULAGS”.  En instantes, el corral, se cierra hermético durante decenas de años. Por ejemplo, el sistema carcelario castrista imperante en la nación del país cubano entero, impuesto al pueblo en 1959, ya rebasó el medio siglo.” Toda actividad, por ínfima que sea, estará controlada, supervisada y autorizada por el  estado totalitario y la burocracia estatal. Nadie estará autorizado para plantearse metas personales. El estado es quien decide a qué debe aspirar el individuo inerme y la cantidad que el estado le suministrará por ello.

Ensoñación vs. Pesadilla
Cierto que Utopía es una abstracción idealizada como un estado perfecto, el cual debe ajustarse sine qua non, a las necesidades y aspiraciones primarias del ciudadano común, decente. Los delincuentes, se redefinen como tales residuos de la  vieja corrupción de los izquierdistas indoamericanos. Es entender que esa redención durante la vida carece de sentido. Al igual sucede con los fieles fervorosos del cristianismo. El concepto aclara que la vida no es un suplicio, sino, la gracia divina máxima de la cual debemos disfrutar como un regalo, no como castigo, pero, sin dañar al prójimo. El grupo de países integrantes del  Mercado Común Europeo, después de abandonar los criterios jingoistas que incluían las trifulcas permanentes elevadas a política de estado y tornarlas pacifistas, sentaron determinadas bases indispensables tendentes al utopismo, con aires de un socialismo popularizado. La unificación de monedas bajo el símbolo del "euro", fue uno de esos pasos. Los Estados Unidos de Norteamérica de manera igual, han venido trabajando por el bienestar de su población con propósitos semejantes, desde sus inicios, ha avanzado hacia el objetivo utopista, con pasos discretos y firmes.

             Es entender que en un sector cumbre de esa pirámide-hábitat donde hoy bien convive una gran parte de la Humanidad; se asienta un grupo de las naciones más potentes del mundo libre y democrático, liderado por los Estados Unidos de Norteamérica; a manera de Utopía; junto con otras naciones todavía esforzadas con los rudimentos del pleno ejercicio de la democracia. Desde ese sector privilegiado, hacia el abajo abismal, yace el resto de las comunidades las cuales motu proprio, renuentes al Gran Cambio que les posibilite enderezar el camino. Es una histéresis de naciones fallidas, las cuales de alguna forma y etapa, fueron o son en la actualidad regentadas por los hilos del castrismo retrógrado. Allí  pernocta la tripa insaciable de la Ucronía, un conjunto secuencial integrado por conglomerados binarios, inevitables, devenidos en Distopías Malvadas. Aquel paraíso, todavía perdido como el de Milton; soñado por cada generación desde hace siglos. Esos siglos fueron tantos, que la aspiración se remonta hasta el proyecto de Utopía (y aun antes en liturgias, tradiciones y leyendas de sociedades arcaicas), expuesto por el ateniense Platón (347 a.C.) en su República, una de sus obras imperecederas.

            Valdría decirles ¡basta!, a estos depredadores.

            Sucede que las miserias humanas y chabacanerías que adornan a los líderes de esas turbas desclasadas y rambuleras; que integran y dan vida a los totalitarismos políticos y fundamentalismos religiosos contemporáneos (caribeños, indoamericanos, africanos y asiáticos); como ejemplos significativos; intentaron en vano colgarse de este resquicio histórico, que les permitió la bondad de la cultura judeo-cristiana.

© Lionel Lejardi. Mayo, 2011
lejardil@bellsouth.net
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