lunes, 17 de enero de 2011

¿Dar el sí a Sarah, a la II Enmienda y gritarle ¡haššāšīn! a Jared Lee?.

¿Dar el sí a Sarah, a la II Enmienda y gritarle ¡haššāšīn! a Jared Lee?.
Se cumplen 52 años de dictadura comunista en Cuba
Algunos dicen que somos una sociedad violenta, tal si ellos vivieran en el planeta K-PAX asexual (eso lo expresó Prot, no yo) o en el de la Inopia Catatónica y no donde debieran, en los hermosos Estados Unidos de Norteamérica. Es llevar a cuestas dos tarecos que les enturbian la realidad: las orejeras que les cuelgan a los mulos díscolos y los tapones que portan los del síndrome de Ménière. Son los virtuosos escogidos del pensar unívoco para que anden recto, unidireccionales, sin mirar a los lados. Sólo que una consecuencia de este vagabundeo frontal, es que los trastos les impide ver y oír lo qué sucede en los otros tres lados de sus humanidades. De ahí, los lapsus calami y linguae clásicos, espontáneos, sanos, pero irreflexivos ante la inmesura temática¹. Claro sin dolo literario, moral o ético. Porque tildar el terruño de violento y quedarse plantado en siete y media, sin ir más lejos, es obviar la Fiesta Brava de los matarifes en las bananeras al sur del Río Grande, las estepas de África y las taigas de Ásia, y ha veces las europeas, estas últimas sufridas a manos de extranjeros ingratos; de la cobija inmerecida que les ofrecieron esos países a los cuales estos viles bombardean y les asesinan sus nacionales inocentes, como los de aquí el 9/11. Por ello, secar al aire criterios traposos no es justo, por no decir de elegancia impropia.
Lo primero, seria plantearnos qué entendemos por una sociedad violenta. ¿Serán las referidas a México, Rwanda, Puerto Rico, Sudan, Iraq, Afganistán, Venezuela o la Cuba chata y miserable de siempre, como otros tantos errores humanos y geográficos; en especial, los que tenemos plantados en nuestros vecindarios?.
Sucede que pocos se atreven a decirlos, porque la variedad y profusión de los estamentos humanos en el mundo actual no son homogéneos vistos desde una virtualidad étnica, cultural, filosófica o religiosa (son idioteces de los panteístas eufóricos; aclaramos), por mencionar algunas posibles diferenciaciones, no las abstracciones rumberas de los folcloristas sicodélicos haciendo de curadores de la nada local. Otras más sofisticadas, sin perder su criticada falta de naturalidad, pueden abordar la euritmia hermosa ambiental del hábitat estabilizadora, la belleza corporal y las habilidades mentales, manuales y/o fuerzas físicas. Porque las hay de esas que no encuentran quienes las admiren y menos imiten, como a las solteronas dientudas, tales son las seudo sociedades de la chusma tercermundista.
Filosofemos. Porque en todo cuadro humano o animal, hay puntos de vista de inflexión tan discímiles como los existentes entre un elefante (Macho Alfa) y una hormiga (gay travestí), sujetos a mutuas seducciones inconfesables. Por ello no es de esperarse que en nuestro micro mundo cotidiano exista un elíxir divino que como tal, le sea sabroso a todos los paladares y en consecuencia, funja como ecualizador de las pasiones humanas. Decir las altas y bajas pasiones, por donde pueden cabalgar tranquilamente todos y cada uno de los pecados capitales bíblicos, al menos los registrados en los libros sagrados susceptibles a nuestro entendimiento profano.
Cuando citamos el "entender", acudimos a la más simple versión de la inteligencia elitista creadora de riquezas económicas, artísticas y espirituales, los ricos y los eruditos de las ciencias y las bellas artes. No la masa holgazana, improductiva e impensante con la mano extendida. Esos chicos dotados, que sin saber nada de nada y de manera intuitiva saben cual es la cuerda a pulsar. En esta sentencia, obligada a saber en forma tácita, ni los atolondrados ni los mediocres, tienen un puesto o lugar en la fila de los dotados.
Por el contrario, desde los inicios de la Humanidad; quizás por una desgracia ocurrida durante el diseño original o error involuntario del alquimista a cargo; nos encontramos aún sin adultez y como nos sigue sucediendo hasta ahora. Según nos cuentan las biblias hebreas y cristianas, en castigo por portarnos mal, siempre hemos dispuesto de bebistrajos y mejunges, en lugar de manás y ambrosías. Tales disparidades han existido desde la noche de todos los tiempos y así continuarán con nuestros gustos y disgustos futuros, como ajustes sociales del hábitat humano; nunca conforme con lo que ha logrado al desarrollar su performance en poner a disposición de los suyos el ara de la subsistencia.
Dado que las irregularidades han sido y serán por sæcula sæculorum motivos "legítimos" en el pensar de quienes guían esas sociedades (los viejos casos de Hitler y Lenin y los contemporáneos de Perón, Chávez y Castro) de incomprensiones y confrontaciones, que en momentos cruciales han sido violentas en sus guerras ideológicas o convencionales, solidificado en el pensar de cada grupo integrante del gen antes de su destrucción.
Tanto en lo social como en lo político, no es extraño que en ocasiones inesperadas sucedan hechos sorprendentes por la magnitud y profundidad de su crueldad y violencia. Es casi siempre un subproducto clonado de una especie truculenta de tatoo intrínseco de los idiotizados psíquicos, conversos de improviso en carniceros tarados, como lo fueron las masacres de Littleton, Colorado; Blacksburg, Virginia y Ft. Hood, Texas.
Hay grupos, etnias y países que basados en filosofías religiosas, políticas, complejos anti gen o por simple envidia humana; asumen y adoptan conscientes, per se, poses violentas contra sus paisanos, enemigos personales o contra aquellos los cuales estiman castigables por sus ideas o decisiones políticas. Generalmente son tipejos de la morralla plebeya y lúmpenes sociales, desclasados y marginados que toda sociedad arrastra dentro del cúmulo de sus aguas negras. Algunos bocones o bembones lengua'etrapo (casi todos caucásicos) los idealizan como desheredados por el ente social y culpan a los sectores pudientes y al capitalismo en general, cuyo pecado terrible es ponerlos a trabajar sin contemplaciones.
Son los indeseables o parias de fácil reclutamiento por los líderes de filosofías confusas, religiones homicidas e idolatrías ensombrecidas. Es muy improbable que la gente culta, educada, con clase donaire (no necesariamente de pedegrú aristocrátic0) y rica, se preste a estas barbaridades. Siempre es la chusma envidiosa faveliana la que entona esos clarines y tambores, tocando a arrebatos.
Porque cuando un pistolero aislado como el asesino de Tucson, Jared Lee Loughner; un franco odiador de su país, la sociedad norteamericana, sus amigos y hasta de la propia madre que lo parió; y quien además coquetea lubricidades con las doctrinas marxistas y nazistas, estamos en presencia de un burro casiblanco de los montes, una especie de yeti, que no sabe de qué o de cuál les están habland0.
Para colmos, se nos presenta (ver que en cualquier rinconera le aparecerá un "compañero sentimental") como un discípulo drogadicto de Astarté, quien tirotea a personas inocentes y desprevenidas ante el asalto brutal; es imperativo sellarle el criterio de que éste esperpento maléfico ejecutó toda la masacre por sadismo puro, no por convicción política o religiosa. Aunque en este caso, existen pistas conducentes a causales alejadas de la locura, como seria el ideal de ciertos profetas APDM (antipenademuerte) de estamparle el gomígrafo de nolo contendere² como es práctica habitual entre los grupos o sectores adiestrados en defender a estos agentes letales.
Es interesante recordar del título, que la palabra "asesino" es un vocablo de origen árabe (haššāšīn), ya que con este denominativo se identifica en los países islámicos a los viciosos adictos al hashish (ya fuera este alucinógeno ingerido en tisanas o fumado como tabaco). Dicha yerba, es también conocida como "cáñamo índico", "cannabis sativa" o "marijuana" ³ que algunos parapléjicos mentales tratan de legalizar.
El asesino, en práctica normal entre estos aberrados, sabe de antemano que no recibirá una respuesta similar o superior a la fuerza y violencia de su ataque. Lo minucioso del planeamiento sobre la agresión a sus víctimas y la meticulosidad en la selección de los objetivos, indica la morbidez de mostrar al gran mundo ofrecido por los medios, sus ansiados 15 minutos de supuesta gloria ad æternum, y su miserable poder circunstancial.
Es aleccionador advertir que los osos no buscan miel en los avisperos colmenares, ni capturan salmones donde los tiburones pacen sus insomnios. De igual modo, los asesinos en serie no se enfrentan a ningún futbolista Offensive takler que le pueda ripostar y despedazar de inmediato, a mano limpia. Tanto que bajo premisas semejantes, los degenerados sexuales de cualquiera de las denominada "aberraciones-preferenciales", suelen desayunarse niños.
Es el mismo patrón de conocer con antelación malvada la "no respuesta esperada de la víctima", al que se abrazó con premeditación, alevosía, ensañamiento y ventaja (todas, llaves agravantes de asesinato tipificado como de primer grado), el pistolero de Tucson. Luego, no es relevante destacar que el ofensor, donde quiera que actúe y de encontrarse con que en el territorio existen las inconveniencias de un control de armas (México, Francia o Inglaterra), ello a él, le atañen tres pepinos, dado que las importaría con una transacción comercial simple.
La II Enmienda es un instrumento formidable para controlar el crimen por la disuasión preventiva que ejerce de por sí a este flagelo siempre latente y además, habiendo sido el objetivo cardinal de aquellos tiempos creadores de la Constitución de los Estados Unidos, servir como valladar (que en las democracias puras como las nuestras de hoy y tras dos siglos de ejercicio democrático prístino, ya la premisa se ha tornado "virtual-conceptual") de los posibles excesos del gobierno en funciones.
Según los evangelios sinópticos de estos cándidos lamentables –quienes dan la impresión de imaginar la Humanidad como una congregación altruista de monjes cartujanos asidos por el ombligo con un cilicio común, áspero–, no fabricaríamos y comerciaríamos con armas de caza, pesca, deportes o los mortíferos automóviles (Rony), aviones (Twin Towers), bisturíes (Hannibal), sierras (Freddy), cuchillos (Psycho), tijeras (Dial-M) o cigarrillos (Rick, Casablanca).
Sí, reiteramos, y entendemos el razonamiento mantenido incólume; en base de la sentencia exhaltada por la "National Rifle Association", aunque no le guste a algunos sofistas retores, porque el trick de la cosa estriba en que "todo depende de la mano que esgrime el producto".
Cuando Sarah Palin dice que "si fuéramos ángeles, no habría necesidad del gobierno", la dama está más clara que el "agua de coco". Y bien que, como ella recalca, debemos mantenernos "recargados" no sólo de municiones vivas (lenguaje campechano y obvio en una mujer formada en la feracidad ártica) contra los enemigos internos y externos; sino también de parque político e ideológico, claro que pacíficos y democráticos, y de alertas contra los colibríes casquivanos ansiosos de desarmarnos para destruir nuestra república con sus vuelos rasantes en reverse, como helicópteros imperfectos.
Cierto es que han existido algunos excesos –perfectamente controlables en el futuro por ambos lados políticos– durante las justas electorales, bicamerales o callejeras; pero tales intercambios de opiniones no son en modo alguno, proclives a inducir actos repudiables de naturaleza tan perversa como los de Tucson, contra uno u otro bando. No ha sido el estilo de los políticos del siglo pasado y este, por lo que si existen anomalías sanas (como son todas estas), se requiere a lo sumo de un análisis calmo, sin tocar la I Enmienda. Recordemos que los encuentros, trifulcas e intercambios verbales, son los que dan colorido al dulce encanto de las democracias.
Pero también los políticos, analistas y columnistas plañideros de nuestros medios; que nunca han olido la pólvora; deben educarse en que la primera ley promulgada por los totalitarismos fascistas, comunistas y otros de la tarantela mediterránea y caribeña, es prohibir la compra y tenencia de armas por parte de los ciudadanos. Ello ("¡evidente, Watson!") es a los fines de pisotear al pueblo ya indefenso, como se les venga en ganas e igual que se hace con las cucarachas; tal nos sucedió en Cuba; donde la "violencia" es un factor represivo que se halla en posesión absoluta de los opresores, tal si fuera una marca registrada exclusiva o el platillo de una delikatessen del ancien régime, exportada por los comunistas.
Los padres de los Estados Unidos de Norteamérica, nuestra patria adoptiva, no tenían nada de locos andróginos o de Bobos de la Yuca y ni siquiera de los de Abela. Ello lo afirman 200 años de una república apacible y ejemplar. Y porque siempre nos ha valido aquello de que "A Dios rogando y con el mazo dando", más si de cuidar el terruño, se trata.
© Lionel Lejardi. Enero, 2011
lejardil@bellsouth.net
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(¹) Una segunda regla parece ser que el fin justifica los medios. En el libro de Stephen Jay Gould, "The Mismeasure of Man" (La Inmesura del Hombre), este autor evolucionista argumenta que los prejuicios sociales y políticos de un autor (Gould por sí mismo admitió ser un marxista) afectan los resultados científicos. Comentando sobre esto, otro marxista evolucionista en la Universidad de Harvard, Dr Richard Lewontin, ha (sin duda alguna) sugerido esta segunda regla del plan de juego evolucionista:
'Los científicos, como otros, algunas veces deliberadamente mienten porque creen que pequeñas mentiras pueden servir para las grandes verdades' (wik)
(²) En Estados Unidos, el término nolo contendere es un alegato que se puede declarar en vez de culpabilidad o inocencia. El resultado, de hecho, es parecido a la culpabilidad, pues normalmente conlleva una condena, pero el acusado no confiesa "culpabilidad". Spiro Agnew (genial) una vez describió el alegato así: "I didn't do it, but I'll never do it again" (traducido en "no lo hice, pero no lo volveré a hacer jamás"). Este alegato es exclusivo al Derecho en los Estados Unidos.
(³) Una historia alrededor de esta droga (hashish), se reafirmó en tiempo de las cruzadas. Una secta practicante del ismailismo en Irán, rama minoritaria del chiismo la cual a su vez era minoritaria en un país eminentemente sunní; llego a ser muy temida tanto por los cristianos como los propios musulmanes. Los miembros de estas secta ejecutaban asesinatos estratégicos de políticos o militares. El líder fundador Hassan Al Sabbah, era conocido como "El viejo de la montaña". Sus militantes, asesinaban a los cruzados utilizando armas blancas; estando bajo los efectos de grandes dosis de hashish concentrado. Éstos fanáticos ismaelitas eran activos en la montaña fortificada de Alamut en Iran, entre los siglos VIII y XIV y controlaban también el castillo de Masyaf en Siria. La secta pasó a ser conocida como Hashsha-shin, cuya fonética en árabe es como "haššāšīn o ħashshāshīyīn" que en inglés dio lugar al vocablo assassin.
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miércoles, 12 de enero de 2011

Aquellos que sólo oran por la tragedia de Arizona, yerran.

Aquellos que sólo oran por la tragedia de Arizona, yerran
Se cumplen 52 años de tiranía comunista en Cuba
La ética del discurso
La ética del discurso, a veces llamada ética de la argumentación (mesurada y complaciente con el "otro") , se refiere a un tipo de argumento que intenta establecer verdades éticas o normativas a través del examen de los presupuestos del discurso (con la lesión menor para el contrincante).
(Es saber que a este modo de comportarse limpio a todo lo largo del discurso-riposta como en una justa medieval y en la cual la acción ética va destinada a destrozar y hacer polvo, de manera elegante, la argumentación del adversario, se le presume llamarlo en lenguaje plano y sin ditirambos, "intercambio civilizado").
(Es que,) "los filósofos alemanes Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel son considerados adecuadamente como los autores probables (y generadores) de la ética del discurso moderno (en el buen decir de los debates civilizados). La ética del discurso de Habermas (no) es su intento (único) de explicar las implicaciones de la racionalidad comunicativa en el ámbito de la intuición moral, (ética y espiritual) de la validez normativa. Se trata de un esfuerzo (teórico) complejo (destinado) para la reformulación de las ideas fundamentales de la ética deontológica kantiana; en términos del análisis de las estructuras comunicativas.
Esto significa que es un intento de explicar el carácter universal y obligatorio de la moral, al evocar las obligaciones de servicio universal de la racionalidad comunicativa. Es también una teoría cognitivista moral, lo que significa que afirma (y) justificar la validez de las normas morales se puede hacer de una manera análoga a la justificación de los hechos. Sin embargo, todo el proyecto se realiza como una reconstrucción racional de la intuición moral. (Se) alega que sólo reconstruir las orientaciones normativas implícitas que orientan a las personas y afirmar (el) acceder a esto (sólo es viable) a través de un análisis de la comunicación." (wik).
(Por otra parte), la ética de la argumentación de Hans-Hermann Hoppe es una defensa de los derechos "libertarios"1. Basándose en el trabajo de Habermas y Apel, Hoppe; un antiguo alumno de Habermas; afirma que la argumentación o discurso, es por su naturaleza una manera de interactuar libre de conflictos y que requiere un control individual de los recursos; por lo que, según él, algunas normas se presuponen como verdaderas en cualquier persona que ejerza el discurso real. Estas normas incluyen el principio libertario de "no-agresión" (concepto de importancia capital, para la tesis crucial de la agresión a mansalva en Arizona), (el) que a su vez implica los derechos libertarios. Por lo tanto, nadie puede negar argumentativamente los derechos libertarios sin (caer en la) auto-contradicción (wik).
Luego, si en nuestro discurso afirmamos que "aquellos que sólo oran por la tragedia de Arizona, yerran", no es porque en estas personas misericordiosas de cualidades de alta sensibilidad como "El alma buena de Sezuan" (Der gute Mensch von Sezuan); en el decir suave de Berthold Brech; y que hacen esfuerzos de fe sincera irradiada, exista nada reprochable o que las plegarias sean inútiles (las cuales reafirmamos como útiles); ni que nos basamos en los enunciados filosóficos de Habermas y Apel por simple referencia a la dialéctica intuitiva, ni tan siquiera por distorsionar de manera inadvertida la scjentologia (cienciología) de L. Ron Hubbard o que en un final de albedríos equívocos, aseveremos así por caprichos o disgregaciones eclécticas; sino; por lógicas irrefutables simples de los que definimos en calidad de "complementos terrenales verdaderos" de suma efectividad coercitiva, todos en nuestras manos absolutas, tal como profesamos en tantos estados de la Unión. Nos referimos al derecho de poseer armas para la defensa personal.
Ni el estado ni los ciudadanos de Arizona, sus oficiales electos como la Gobernadora Jean Brewer, el condado de Marycopa ni tan siquiera el mismísimo sheriff Joseph M. Arpaio, tienen un ápice de responsabilidad en la hecatombe de sacrificios perpetrados por el asesino. ¡Y que ahora, no vayan a tildarlo de loco! Porque lo primero que hizo este endiablado fue aprenderse de memoria "El Manual del Perfecto Sinvergüenza", de entre sus otros libelos.
El punto de vista planteado por H-H. Hoppe, sí puede ser traído por los pelos y plantarlo en medio de la tragedia inmensa de las víctimas de la masacre de Arizona. Sólo que ese animal perverso no entiende de filosofías, como cualquier otro depredador carnicero deambulante por los bosques. En esencia, es un licántropo depredador por descendencia y autodidacta de envidias por no ser aceptado por sus iguales, que de hecho lo convierten en un paria social asociado a una reluctancia repugnante con su "yo" propio. Ahí, es que comienza su punto de inflexión odiosa hacia el gen que rehúsa, siquiera a verlo u olerlo.
La tragedia emanada de la masacre de Arizona, ejecutada fríamente por un respondente al nombre de Jared Lee Loughner; quien no deja de ser un malvado de marca mayor; le ha sido servida en bandeja de plata a quienes asocian indebidamente el modo de actuar de este felón; al consumar el hecho repelente y aparentemente aislado; puesto que hasta ahora no ha aparecido su antípoda complementaria; con un hipotético clima de odio temperamental enraizado en la sociedad norteamericana, decir en su conjunto, el derecho a comprar y portar armas y sus municiones.
Claro es que este privilegio es la pesadilla de nuestros enemigos que sueñan con vernos inermes. Saber además que esta es la primera disposición tomada por los totalitarismos comunistas y proto fascistas, en cuanto se encaraman en el poder. El objetivo, aupado por fuerzas extrañas (tal sucedió en Cuba), es cortar de raíz estos derechos ciudadanos, como anhelan los liberales izquierdistas de nuestro patio.
Otras opiniones se basan en supuestas políticas o sentimientos anti inmigrantes, expresamos, por decir algo conocido del muestrario insurgente. Porque esta última presunción es exactamente la esgrimida por los mareros (pandilleros hispanos delincuentes de la peor calaña, dispersos en los estados del oeste y suroeste), como motivo justificativo de su prisión o deportación. Luego es abordable que todas estas elucubraciones de los sociópatas rebeldes pululantes en nuestros medios, tribunas políticas, de algunas organizaciones comunitarias de activistas pro-emigrantes, VOLAGs y otras agrupaciones, que en ocasiones son aupados por la ingenuidad de nuestro gobierno federal, la maldad de la filial del Cominter que actúa desde La Habana, gobiernos bananeros de Centro, Sudamérica y de la cayería antillana del Caribe, que han tomado a los EE.UU como vertederos de sus delincuentes y morones.
En esencia, se trata de unos cócteles lúbrico asequibles a estos antisociales, lúmpenes espirituales y religiosos, políticos e intelectuales, en los bares de idearios clandestinos en cualesquier esquina de nuestros barrios. Si los puntos de vista de cada estrato social son tildados de vectores hegemónicos y beligerantes activos contra el resto de los que atesoran opiniones divergentes, estaríamos como sociedad libre y democrática, bien arreglados. Los hay malagradecidos que se derriten por convertir toda disparidad política, social, económica o étnica; en elementos sabrosos de confrontación viva para cebar y amancebar sus miserables agendas anti norteamericanas.
Una recapitulación de las causales inductoras del crimen, incluyen una amalgama de situaciones, sentimientos encontrados y complejos subyacente en las tinieblas del Superego del asesino, ninguna justificativa:

  1. Disociaciones basadas en envidias denteras propias de sus vectores de complejos raciales y étnicos portadores de fisionomías de fealdad estrambótica –ver al propio asesino– ajenas al modelo caucasiano, al que casi todo el resto de las minorías suspiran en asemejárseles auxiliados por la cosmetología
  2. Vectores políticos por ser portadores de estándares tercermundistas de retraso social, económico y religioso, achacables injustamente a las sociedades superiores social y económicamente exitosas
  3. Vectores culturales por ser sustentadores de líneas de euritmias artística, literarias, musicales e indumentarias chabacanas y de calidad baja o pésima, al ser comparadas con las vigentes en sociedades punteras.
  4. Por decir o si tomamos cualquiera de las otras irrealidades o desvaríos atávicos seleccionados al azar, que nos agotarían si las desguazamos analíticamente, una por una.
Estas realidades que nos asaltan en callejones ininteligibles entre los meandros de la psíquis, han conducido a la Humanidad inviviente a una encrucijada; porque le ha sido de mayor comodidad no esforzarse y sí mantenerse en un status quo de placideces, fumaderas y libaciones roñeras bajo las palmas; hasta alcanzar puntos de diametralidad opuesta que; con mucho, son los factores que guían los designios de un asesino en serie como resultó el tipejo de Arizona.
Esta es una violencia localizada en un ser extrapolado de su Id y Superego ansioso de hacer daño por el placer de dañar, exacerbado ideológica e intuitivamente por sus vinculaciones edulcorada con una mezcla de comunismo-fascismo-drogadicción y el inevitable complejo sexual insatisfecho.
Exactamente similar a un paroxismo alucinante de su alter ego; como polo diametral opuesto; a lo que Habermas, uno de los mas respetados, definió al sentenciar sabio lo que es evidente: "...que el comunismo es simple fascismo de izquierda"; del barato (añadimos); no en balde los vademécum ideológicos marxistas, fascistas, supremacistas, esotéricos, astrales, anarquistas, de perversión sexual y otros de iguales lascas; fueron los encontrados entre sus lecturas habituales como libros de cabecera.
Todos ellos son pruebas evidentes de las fuentes nutricionales ideológicas de tales monstruos, no en los breviarios bíblicos de la iglesia cristiana situada al doblar de la esquina, como pueden ser los vectores (veremos después) causantes de su criminalidad innata o inducida por la eca familiar o la de sus amicis habituales.
Por lo tanto, es innecesario rebuscar "los motivos del lobo" en los alrededores de parques infantiles otra cosa intrínseca a nuestra sociedad, tan hermosa como paradigmática a seguir, sino, hurgar en las emanaciones provenientes de nuestros enemigos políticos y sociales externos e internos (comunistas, mareros, islamitas, delincuentes allendes, infiltrados, izquierdistas liberaloides del patio, etc.), no afines a nuestro limpio modo de vida, fe cristiana o requiebros éticos, espirituales y morales.
El estado de Arizona se gobierna por leyes estatales y federales acordes con la necesidad y el sentir de sus ciudadanos decentes, no el de la chusma populachera. Animalejos como este asesino se les infiltran diariamente por sus límites estatales, fronteras extranjeras o se generan en los gettos donde anidan aves extrañas que nos odian per se. Del mismo modo sucede en el resto de los estados que componen la nación norteamericana.
Aquí en Florida, de donde el decir de "aquellos que sólo oran, yerran" van siendo superados; sucede igual con las amenazas foráneas incesantes que nos llegan desde Europa, Ásia, África y América Latina y del Caribe (incluyendo el bestiario local); por decir de las fuentes exógenas de las desgracias que afligen al norteamericano decente de todas las razas y denominaciones; porque las estamos "amarrando a lo cortico" sin dejar de quitar la mano sobre la culata del "cachimbo" y con el percutor presto; por aquello del refranero religioso popular que apunta con solidez: "A Dios rogando y con el mazo dando" es como reiterarle a toda esa gente de alma buena que, "quien sólo ora, yerra". América, de seguro, contraatacará.
© Lionel Lejardi. Enero, 2011
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press

(1) En el sentido expuesto en EE.UU desde 1950 del individualismo capitalista partiendo del individualismo filosófico, desenvuelto en 1940 en el uso moderno del término "individualista pro-propiedad" de Leonard Read y luego en 1955 Dean Russell promueve el uso durante la década de 1970 identificando la filosofía que apoya la "libertad individual" en lo social y la "propiedad privada" en lo económico (wik).
() Lo encerrado en los paréntesis del texto del bloque inicial, no pertenece a la cita original. Son addendum del autor.

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