. 4"Sargento, ¿a qué esperar para comenzar la revolución?” iv/…n
Se cumplen 58 años de dictadura comunista en Cuba
(En construcción)
“De los senderos
ocultos”
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Rubén Darío (1910)
"Un Asunto Cubano"
Presidencia con plácet ciudadano
Machado y la vanguardia arisca
del Art Nouveau
Entre
las huestes políticas radicales de principios del siglo XX, se dieron a conocer
a todo trapo los del aka “bolcheviques” Una camada de templa stalinista, indiscutible, de las más feroces. Según los social demócratas, a inicios del siglo
XX, se trataba de simples hematófagos conectivos (sanguijuelas rojas) o sea, succès
habituales comunistas radicales de naturaleza morona. Es de
entender que el ideario de la “Ilustración” resulto en disparador de las
aspiraciones independentistas incipientes provincias
de ultramarina, tornadas en las primeras versiones de repúblicas americanas
de Centro, Sudamérica y el Caribe, después naciones Latinoamericanas democráticas.
Machado no vio otra opción para desprender Cuba de la crisis mundial, que refugiarse
en el continuismo presidencial. Los opositores, sin advertirlo, mezclaron
diferentes idearios políticos y filosóficos en medio de las confusiones echadas
al vuelo por los demócratas, republicanos, anarquistas, bolcheviques, fascistas,
nazis, etc. Estos, cada uno con sus componentes de aventureros, ambiciosos, fundamentalistas, agitadores y tremendistas
y otros; quienes jugaban a venderse como modas a la dernière. Siempre aptos y de hecho dispuestos a ser enrolados
en cualquier vandalismo, agresión o destrucción de las personas o riqueza
social disponible o colimada por la izquierda fascistoide, tales eran los pedigríes que ofertan esta especie de
sayones políticos actuales. Los bolcheviques,
se sintieron auto estimables como factores (aunque antisociables) mesurables igualables
como hato de marxistas-leninistas
(fundamentalistas de extrema izquierda)
colgados de algún fleco suelto de la democracia
virgen enraizada en los EE.U decir, basados en la mayor espontaneidad
posible, advirtiendo de facto que,
“Ello
es incierto, dado que no imbrican con los valores originales de ese ‘espíritu de las leyes’, a los cuales se refirió
el filósofo y humanista (siglo XVIII) conocido por “Montesquieu” (*) El
mismo pensador que defendió los ideales de la ‘Ilustración’ de la separación
de los tres poderes, reguladores de la sociedad nueva en ciernes, desdoblados por
la Revolución Americana (1765-1783) y la Revolución Francesa, (1789-1799) cierto,
digerible para las democracias republicanas, antes de la implancion de la «Terreur Jacobina»
(*) Charles-Louis de Secondat, Barón de La Brède
et de Montesquieu
En
especial, la divisa acogida por la burguesía ilustrada e inteligente apretujada
por los desafíos del “Siglo de las Luces”
(Aufklärung) cuyos resplandores, los ‘marxistas tardíos de la tabla fabiana’ trataron de
enlazar, infructuosos, con la divisa evidente
lanzada por el esplendoroso Immanuel Kant con su frase épica del Sapere aude «¡Atrévete a saber!»” (WIKI)
Este último
deslave de los marxistas, resultó génesis
de focos ulteriores enrevesados, tales son advertidos entre; en los cuales se
aglutinarían a codazos y cabezazos las sectas más violentas y sanguinarias de
la izquierda cruel, en su versión de los inexorables.
El mismo trampantojo devenido gama extruida de la horma infame diseñada, en
especial, apta para los clanes de individuals,
semi humanoides, bolcheviques originales (de
la cala, raposa) Como se muestra bajo insolencias, los maoístas, polpotistas (los
revienta cráneos del Khmer Rouge), stalinistas, castristas, liberales,
chavistas, senderistas y otros entes
humanoides; enajenados o alucinados, en dependencia
del mechado violento que les adicionen, en vías del verdeolivo
oprobioso, a fin de ser catalogados como tales.
A
todos, sin importar la etnia ideológica ni su grado de perversión, les une una
telaraña sociopática mesmerizada; donde pululan los hinchas abanderados bajo la hipnosis de un DUI marxista permanente y feroz, de tercer grado. Estos personajes son
de una prosapia enajenante, incluyendo eminencias de las facetas totalitarias
más virulentas como condición sine qua
non que le atañe a todos.
Tales “cualidades” o abluciones políticas fanatizadas con el ‘tentetieso, cacho’e cabrón que te…’ demostraron desde el punto de
vista partidista y como organización líder de la subversión clásica; ser el
instrumento de calaña idónea para control político e ideológico de las masas
indefensas sujetas a plena luz, bajo el terror
jacobino inaugurado e impuesto a finales del siglo XVIII por la cruenta "Revolución Francesa" Sucede que hoy, los bolcheviques se ufanaron en ser y constituir ‘by default’, la meritocracia de tácticos reales u horda
anarco-revolucionaria (terrorista-represiva),
más disciplinada, cruel, obediente y organizada de entonces. Ello, si los consideramos
inmersos el entorno del punto de vista decimonónico, primado en el ámbito
europeo de entonces.
Ello en
modo alguno deriva o es reflejo de ciertas semblanzas a los modelos griegos y
romanos, aun tomando ejemplo de las sociedades o estamentos peores, según
cuentan las crónicas. Esta corriente ideotizante y por naturaleza inoperante en
una sociedad decente, es la misma con otros ‘akas’ delictivos, además de deleznables en su haber vacuo, como la
solución de una sociedad acrónica
inmersa en su autodestrucción, aplaudida por los enemigos de la democracia, los
cuales aprovechan las libertades estadounidenses, tales si fuesen sus de
ataques propias.
Gran Hiato sherlockiano
De ahí
que las nuevas formas de las artes, la que titulamos como la ‘vanguardia arisca
del Art Nouveau’ que los franceses
dejaron escapar como el fin de siècle y
belle époque (1890-1910); como nuestro “modern
style” o modernismo anglosajón) golpeó
a las filosofías alemanas clásicas en
declive por las avanzadillas de categorías marxistas montadas ‘a pelo’ en su
continuación con el potro del Art Deco
cargado del subyugador surréalisme que enervo al propio Trotsky desde sus
inicios. Luego, el Presidente Gerardo Machado deambuló por todo el espectro
político cubano arrastrando tras Él
la nueva ‘cacha revolucionaria’ incrédula
del hito socioeconómico de la democracia, supuesta en lo falso como un nuevo Gran Hiato sherlockiano, sin ‘ton
ni son’
To
ello, sin encontrar un símil 0 paliativo anterior que les justificara su
decisión fallida de saltar sobre la Constitución de 1901 y prorrogarse en el
poder. Por el contrario, los demócratas ejecutores y sustentadores de la Revolución de 1933, siempre tuvieron a mano alguna
solución viable. De este modo, es de entender que la autocracia zarista y sus
métodos policíacos de orden interior; eran propios por sus aspectos
democráticos, guardianes de un nido de párvulos lactantes, con catecismos
propios de kindergarten. Ni siquiera
incomparables aun con los más inútiles agentes de la CHEKA
rusa o la STASSI alemana. No resultó
extraño que tras la aparatura rusa y alemana, los filos múltiples de los cartabones
fueran, los copycats del resto de las
policías políticas puestas en línea por la satelitera comunista de Europa
Oriental, siempre aptas para congraciarse con sus entidades homologas,
proliferantes como ‘juez y parte’ en el
ámbito comunista, que perduró hasta la caída del Muro de Berlín.
En
todos los casos siguiendo los designios cruentos y feroces desatados por los comunistas contra el pueblo ruso,
decimos en la Rusia pos zarista o en la
Cuba castrista pos república. Advertir
que el evento pos zarista fue admitido como reflejo autoritario modernista,
antes de la I Guerra Mundial (o Gran Guerra europea) vigente en una autocracia benévola en ciertos sentidos (la
Rusia de los zares) Sucedió así, porque el pos
zarismo pasó ligeramente por una etapa democrática aflorada iniciada con la
siempre sorprendente "Revolución Democrático
Burguesa de Febrero de 1917” (la republica de Fiodor Kérensky) por
supuesto opacada por los comunistas,
cuando no pudieron engañar a la opinión pública interna y externa de que fueron
‘ellos, los comunistas’ y no las
fuerzas vivas de los social- demócratas (burgueses
de las clases mediana y alta); quienes derrocaron al Zar y desmontaron el
zarismo, sin el salvajismo sanguinario desatado por las hordas bolcheviques; que abarcó la totalidad de
la sociedad rusa recién despertada del patrocinio benevolente de los ‘padrecitos kulaks.
Porque
ya quedó bien claro que sí fueron ellos; Lenin. Trotsky,
Stalin, auxiliados por las escuadras asesinas de la CHEKA;
los sicarios que eliminaron al Zar, su familia y exterminio de la burguesía y aristocracia
rusa, amén de destruir todo lo edificado en 10 siglos. En términos latos, un
evento social total difuminado casi por completo; por el silencio de los
cronistas y escribas del drama ruso, iniciada y culminada por las clases vivas,
pequeños burgueses y otros sectores democráticos generadores de estabilidad
política, social y económica, con la consecuente recuperación en la generación
de riquezas.
Tiranías y satrapías locales
Nada de
lo dicho con anterioridad es incierto, según los propios cronistas comunistas ulteriores, incapaces de
detener en especial la labor de las medias
sociales popularizadas en Internet, definidas como los “terrores de las
tiranías y satrapías totalitarias actuales” Sin embargo, los ideólogos del desastre jacobino
(ver a los Castro en la Cuba actual y sus guerrilleros
y Lenin y Stalin en la ex Rusia y sus bolcheviques),
todos los cuales se comportaron como unos mentirosos perfectos, en lo referente
al número de sus adeptos enlistados en sus registros de entonces.
Sin
temor a equivocar conceptos e interpretaciones del entonces rampante Socialismo Revolucionario; sus antípodas,
los mencheviques, representaban una
corriente proto marxista más ecuánime y sosegada, algo parecida a la Social Democracia de mediados del
siglo XX. Claro es que se adecuó diferente a la gavilla de truhanes homicidas
tales fueron los integrantes del lumpen
proletariat, reclutados usualmente por los comunistas en las tabernas de
los puertos y barrios marginales, a la usanza hitleriana en la década de los
20s.
Fue
así, que los después marxistas-leninistas
(simples revisionistas del disparate de Marx y Engel) se adjudicaron el sobrenombre
de “bolcheviques” (o sea “los de la mayoría”), cuando en realidad
preconizaban un partido político de membresía mínima, escogida entre los
obreros, definidos por ellos de "de aporquesí"
como la clase más avanzada siendo en
la realidad exactamente lo contrario. Es que se trataba de unos tipos, quienes
en medio de una placidez turbia de sombras chinescas, rememoraban una especie
de nibelungos aristocratizados a
martillazos, tras sus carnicerías habituales, cuando no les bastaban los
maltratos a los ciudadanos inermes que se manifestaran como contestatarios o se
les rebelaran. De este modo vendieron el slogan que se tragaron sus copycats nacionales y extranjeros,
cuando en realidad en cada uno de los congresos de la Internacional
Socialista, repleta de ‘matasiete’
aunque siempre ocupaban la bancada entre los minoristas.
Lenin,
un picaruelo inescrupulosos anunció como marca registrada el axioma de que los socialistas revolucionarios liderados
por Yuli Osipovich Martov y Pável Bosisovich Axelrod eran los líderes del ala “menchevique” (o sea, “los de la minoría”) Sin embargo, en el Segundo Congreso del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso en 1903, iniciado en Bruselas; al cual pertenecían
ambas sectas, los bolcheviques de
Lenin, al parecer, perdieron el control por estar en minoría. Una combinación
de tickets les permitió aparentar lo que no lo eran. En Cuba, a inicios de
1959, los castristas aplicaron la receta y se proclamaron "líderes de la Revolución, porque el resto de
opositores son traidores a la Revolución" y de inmediato comenzaron la
purga, machacándoles los sesos o desapareciendo a sus competidores.
Los
unos, fusilados, encarcelados o desaparecidos; mientras que los otros,
exiliados, endulzados en diplomacias, cáfilas artísticas o entrampados como guerrilleros heroicos o recluidos a
perpetuidad por ser ‘opositores bocones’
en el manicomio castrista. De la nada, el resto de las facciones y sus
opiniones, fueron tildadas de contra revolucionaria y sus seguidores,
eliminados físicamente arguyendo motivos tan validos como los del escorpión de Esopo. Todo ello sustentado
por una no tan novedosa como regimentada ideología, descansada en la abolición
de la propiedad privada, apoderándose de las riquezas atesoradas por la nación
en su conjunto, la burguesía y la aristocracia urbana y rural. La repartición
anunciada, nunca ocurrió, sino, una simple rapiña de las riquezas acumuladas
por la sociedad rusa y emplearla para su peculio personal, dejando las sobras a
sus fanáticos. El axioma emergió en medio de la laguna negra como un corcho:
“Todos serian iguales en virtud de distribuir exitosamente la
miseria más abyecta, duradera y espantosa”
Tales bondades
ideales para sus líderes ansiosos de una militancia de autómatas, corrían
sus acciones en la bolsa de valores del extremismo destructor; sujeto a una
doctrina ideológica férrea cuyo entramado de violencia sociopática, estaba
definida y esculpida en piedra, de manera cuidadosa. En sus pretensiones pseudo
comunistas, los líderes marxistas
cubanos albergaban la idea de igual formula rusa para alcanzar el poder
político de manera violenta e implantar de inmediato el Terrorismo de Estado (Époque de la
Terreur) copiado del terror jacobino francés del siglo XVIII. Un
modus facendi imitado siglos después
con rotundo éxito, inicialmente, instaurando las degollinas Nazis, Fascistas y
comunistas y sus copycats
universales, las cuales les imitaron a su vez con el mayor entusiasmo.
¿Camisas negras, pardas 0
carmesíes?
Las tres tonalidades, como insipiencias de las
nuevas clases futuras. Solo que las carmesíes (garibaldinas) despuntaron un siglo antes en Italia. Cierto que las negras
descollaron bajo su “nomenklatur de
camaradas fascista” chulampines y
descarados. Por supuesto que en el breviario de los comunistas, dentro del grillete de tobillera no se incluiría toda
la nomenclatura burocrática sustentadora del aparato de la “Nueva
Clase” 1 de funcionarios del
partido, los militares y sus serrallos (lupanares) allegados nepóticos, algunos de la militancia
dura y otros, indescifrables para los
legos en cosas de la entelequia. El yugoeslavo Milovan Đilas (1957) la definió como la clase burocrática de
los funcionarios del “partido de los comunistas”,
los gangosos “apparatchiks” A pesar
de la prometida igualdad, los bolcheviques
instauraron una clase social separada, una élite sub cultural opresora y que en
realidad es un "supra estamento aristocrático” poseedor de todas las
prebendas y privilegios (camisas verdeolivo)
negados al resto de los individuals.
La
categorización 0 ‘clase’ deviene en virtud de un simple “no acceso” a las dádivas
del régimen (gobierno) excepto a la carroña
más baja constituida por el pueblo ruin.
En la realidad, los últimos parias entre los intocables y libidos
tales ascetas hindúes, aunque denostado en privado como los del ‘popolo vulgâris’, tan absolutista como
impenetrable. La filosofía del Fascismo apareció en la forma de un denominado socialismo corporativo de estado y su
secuela, la estructura enorme de los “apparatchiks” succionadores
de toda producción (la exigua) que el estado ineficiente lograra.
Muchas
personas suponen, sino la generalidad de las mismas; que el fascismo es una invención del alemán, Der
Führer pero en la realidad Adolph Hitler, un político en busca de una
filosofía afín a sus mitomanía sociopática; veterano de la Primera Guerra
Mundial (de donde se alzó condecorado con dos “Cruz de Hierro” del Imperio
Prusiano, bien curioso el motivo: por "heroísmo
en combate" Sin embargo, “El fascismo” (fascio) fue una concepción jingoísta
derivada de un nacionalismo excesivo, que incluía lo que se denominó “socialismo corporativo de estado, de raíz
antisemita”, y cuyo promotor fue el italiano, Benito Mussolini; en realidad
Benito (née) Almicare Andrea
Mussolini, quien aunó una serie de sortilegios “anti cualquier cosa” que agradara a las masas desposeídas (andrajosas)
europeas, residuos de la pos guerra (IGM). Así, reclutó lo más selecto entre el
lumpen proletariat de las tabernas,
les puso un brazalete a manera de sello, les uniformó con camisas negras y los
obligaron a marchar a “paso de ganso”
Resultaron en las “camisas negras de Il Duce”
Al
alemán (nacido austriac0) Adolph Hitler
le gustó la idea, e hizo casi lo mismo reclutando gente iguales en lugares iguales,
y un buen día, los alemanes vieron los primeros destacamentos de las “Tropas de Asalto” (Sturmabteilung) desfilando por la “Avenida bajo los Tilos”, en pleno Berlín. Sus camisas (el resto,
pantalón, botas, etc. eran iguales
como su maldad) estaban confeccionadas con tela de color pardo, dado que en los
almacenes alemanes no disponían de otro tono. De donde surgieron las “camisa pardas
de Hitler” Más tarde, apareció procedimentada como filosofía, en
la obra auto justificativa de “Mein
Kampf” (Mi Lucha) condimentada del denominado Nacional Socialismo (National
Sozialismus, (Nazi) que condujo al
acronismo del partido Nazi),
promovido por Adolph Hitler.
La Cuba del 33, ‘detrás del palo’
Sólo
que en Cuba, estas corrientes ya desarrolladas a plenitud a escala mundial en
los inicios de los años 30 (algunos cubanos suspicaces creyeron al “ABC”
embelesado con ciertos aires, tales,
europeos) se encontraron con un Presidente Machado, tozudo pero patriota
convencido de que "actuaba en el
sentir del pueblo" Claro, si obviamos los atropellos, porque este
líder dio muestras fehacientes de ser un ‘hueso
duro de roer’ para los comunistas
incipientes desde 1925. De ahí el por qué
entre los serrallos cercados ideológicamente, estallan en conflictos. Así, los
opositores cubanos activos, se armaron como pudieron, se nuclearon alrededor de
los estudiantes universitarios e intelectuales, iniciando el ataque de la lucha
callejera para el desmonte definitivo del gobierno del Gral. Gerardo Machado.
Nadie se detuvo en aplicar de manera inexorable, cuanto medio y acciones
violentas, de sabotajes, atentados personales, terrorismo y de toda índole que
encontraron a mano. Dichas acciones violentas, fueron fuertemente repelidas por
los machadistas y sus aparatos de
represión. Claro también, que el drama de Cuba yacía entrampada en la crisis
mundial económica iniciada tan temprano como en 1929 y se marchitada al compás
de la situación nueva definitivamente; por la caída de la Bolsa de New York,
extendida (en teoría) hasta 1933.
El
bache fue sorteado en la parte lucida y civilizada del planeta, hasta 1939, de
donde los EE.UU. lograron salir con el estallido de la II Guerra Mundial, ensayaba
luces y trompetazos comenzada como tal en las llanuras polacas. Así, el
tropezón económico, fue detenido con un repunte vigoroso de la economía,
coincidiendo con el inicio de la conflagración mundial. Los EE.UU. se
convirtieron entonces en una potencia planetaria hegemónica.
Todo el
crash económico, al que fueron
arrastradas el resto de las bolsas, se inició por la sobre valoración
especulativa de las acciones bursátiles y el estado desastroso de las economías
europeas, tras los embates de la IGM. Hoy día, se le conoce como "burbuja" Otros factores colaterales
fueron la abrupta caída de los precios de los productos agrícolas —el precio
del azúcar cubano se cotizó a nivel de piso, a medio centavo la libra— y las restricciones de crédito, pues los
bancos se quedaron sin activos y las industrias locales dejaron de producir. El
patrón oro, no pudo solucionar la crisis y resultó inservible. Este, dejaría de
funcionar hasta que un decenio después, en 1939, el británico John Keynes
propició que Gran Bretaña renunciara al patrón oro, en cuya acción fue seguida
por otros países industriales.
Al caer
las bolsas paulatinamente desde 1927, sometidas al efecto dominó; ello
significó un factor de punta negativa (descendente) para cualquier gobierno.
Todo devino desastre natural para el Presidente Machado, con la consecuente
pérdida de popularidad y simpatías ciudadanas. Atisbos del hambre se cernieron
sobre la isla, bajo un gobierno insolvente en cumplir con sus compromisos
internos y externos. La falta de liquidez no permitió pagar los sueldos de los
funcionarios. La oposición contra el gobierno machadista, articulada por los estudiantes, clases vivas, e
intelectuales incluyendo algunos estratos obreros; hizo derroche de un heroísmo
innecesario, desplegado igual por el resto de las fuerzas revolucionarias
anti-machadistas; cuyo drama tan filoso, conmovió el interés hollywoodense 2
La
violencia popularizada desde inicios de 1930, condujo a un desenlace favorable
para la oposición que culminó con la caída del gobierno machadista en agosto 12
de 1933. De inmediato, se inició el caos social ante la ausencia de autoridades.
Las fuerzas vivas, los estudiantes y la oposición política, concertaron
acuerdos sobre la marcha para normalizar la situación caótica del país y
brindar una imagen más ordenada y compuesta, a la opinión pública
internacional.
Céspedes y el “Gabinete de
Concentración”
A la
caída del gobierno de Machado, una Junta
o Gabinete de Concentración, fue
conformada de inmediato por la presión de los revolucionarios y el pueblo;
además del discreto beneplácito del gobierno norteamericano. Dicha Junta diseñó
e instauró un gobierno provisional de facto, previendo el desborde del
populacho. Nada pudo evitar que lo integraran personalidades que de una forma u
otra estuvieran ligadas al gobierno machadista, los moderados. Pero el pueblo
deseaba lo contrario, porque durante todo el tiempo que sobrevivió, resultó un
aparato inoperante. Sin embargo, sus integrantes, poseían un pedigrí de
indudable probidad moral y política. El aval revolucionario adquirió una
validez insospechada como nunca antes. El color verde distintivo de los
abecedarios, se popularizó de inmediato. El bastón presidencial, recayó en el
Dr. Carlos Manuel de Céspedes y Quesada; hijo del prócer separatista (independentista)
y Padre de la Patria, el abogado Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo,
muerto en combate durante la "Guerra
de los Diez Años" (1868-1878).
Entonces
Cuba tuvo un nuevo Presidente, pero como un “parto de los montes”, no natural, emanado de la disolución del
gobierno anterior ante la huida de Machado hacia Nassau en un hidroavión
militar facilitado por los oficiales adepto al gobierno machadista. En la
abrupta escapada, lo hizo en unión de algunos de sus colaboradores, militares y
amigos más allá de los comprometidos, en la tarde de ese mismo 12 de agosto de
1933. Pero los ciudadanos deseaban otros cambios. El nuevo Presidente Céspedes
cometió varios errores políticos que desdoraron sus rosas y abolengo, dado que
contemporizó con la oficialidad y ratificó al Senado el cual se había plegado a
los deseos de Machado. Una pifia que después corrigió y en especial, pero en la
realidad devino impaciencia del pueblo ante la lasitud del Presidente Céspedes,
inepto por no haber movido un dedo y actuar ante dificultades y problemas;
dando la lamentable impresión de su incapacidad en escuchar los clamores del
pueblo, ansioso de reformas económicas y sociales. Algún cronista del
espectáculo, pudo haber comentado,
—“Llegó, se sentó en la silla presidencial y nadie lo notó.
Cuando desapareció, tampoco”
Entonces, bien lejos, un militar de
línea relativamente un joven, de unos 32 años de edad, pelo negro indiado y de
estatura y complexión media. De inmediato, cambió la posición del cuerpo y
ahora se miró de perfil en el espejo del lavamanos, estaba en una suite situada
en los altos de una panadería. Luego, fue exactamente el 3 de septiembre de
1933, fue cuando un ambicioso sargento frunció el ceño frente al espejo de su
lavamanos. Terminaba de afeitarse. Era la enésima vez que lo hacía para darse
ánimos. Se había despertado temprano, todavía insomne. Y después de sus
abluciones matinales, deambulaba por su modesta morada en los altos de la
tienda y dulcería ubicada en la bulliciosa "Esquina de Toyo", barrio Luyanó, nada menos que la patria
chica de "Bigote de Gato",
para los habaneros, “...un gran sujeto
que vive allá por el Luyanó”, según la tonada.
―
¿Qué tienes, papi mío? Mi machote, que estas tan serio ―inquirió
repleta de alegría.
Era la
esposa, Elisa Godínez Gómez, inquieta con el ir y venir de su marido, todavía
con el pantalón de montar y los cordones sueltos de la pierna, descalzo y sin
ponerse los botines y las polainas de cuero carmelita. Porque el sargento era
miembro del Ejército Nacional de Cuba y ahora para él y sus compañeros también
militares, complotados contra el gobierno machadista,
contaba cada minuto trascurrido en esa mañana calurosa de Agosto. Estimaban que
una serie de acontecimientos, estimaba los conspiradores, se desencadenarían
entre la noche de ese día y la madrugada del siguiente. Elisa, casi que
fotografiaba cada paso y gesto de su amado. Éste se arrodilló ante el modesto
altar de la “Virgen de la Caridad del
Cobre”, bendecida por un babalaow de Mantilla y el Iyamba que le condujo ante el sacerdote con el gallo bolo para el
sacrificio. Entonces, el sargento le rogó, pidió y meditó por unos instantes al
santo de su devoción; solicitándole quién sabe cuáles bendiciones, milagros o
diabluras, si viera arrinconado. De hecho, el sargento corría estrenos en su
nuevo puesto de la filial del Estado Mayor del Ejército en el “Campamento de
Columbia”.
—"Y
lo bien que lucirá como oficial con su uniforme de gala —murmuró
ella, haciéndose la sempiterna pregunta que todas las esposas de militares de
bajo rango, se inquieren y no confiesan—. ¿Dios mío,
cuándo podré ver a mi marido vestido de oficial, lleno de medallas y
entorchados; con sus botas altas de piel y sus espuelas, una fusta y un dichoso
sable? ¡Por Dios que me derrito por verlo de gala con su sable reluciente
colgado y las espuelas plateadas en sus botas! Sí que me muero, solo de
pensarlo.
―"Quizás
sea la última", pensaba
él por su parte.
Todo
aquello y lo del secreteo a voces del porque el sargento se encontraba dentro
un mundo silogístico, donde su alma sobrecogida e inmersa en dudas, inconexa a
las preguntas de su esposa y también a cualquier ruido extraño ambiental que lo
rodeaba. Era la sensación del miedo que sobrecoge a todo humano, como si le
hubiera entrado agua en los oídos. Pero reaccionó e hizo como si no la hubiese
escuchado y se disculpó. Ella sonrió, al sentir de que no estaba hablando a un
manojo de albaca o de escoba amarga, para el despojo y limpieza de la santería.
Desde
la calle, se escucharon las notas aflautadas del caramillo del afilador de
tijeras, confundido con el ruido de los cláxones y tranvías eléctricos, los
unos tomando hacia arriba por la Calzada de Jesús del Monte y los otros,
doblando izquierda en la bifurcación de la Calzada de Luyanó con rumbo a
Mantilla y otros barrios periféricos.
La Saga
continúa,
© Lionel Lejardi. Agosto de
2013
Legacy Press
Addendum
1.
Serás
bienvenido a mis blogs alternos:
EDR: 4264/ pag. 14/14