sábado, 12 de agosto de 2017

. 4"Sargento, ¿a qué esperar para comenzar la revolución?” iv/…n

. 4"Sargento, ¿a qué esperar para comenzar la revolución?” iv/…n
Se cumplen 58 años de dictadura comunista en Cuba
(En construcción)
“De los senderos ocultos”
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Rubén Darío (1910)
"Un Asunto Cubano"

Presidencia con plácet ciudadano

Machado y la vanguardia arisca del Art Nouveau
Entre las huestes políticas radicales de principios del siglo XX, se dieron a conocer a todo trapo los del akabolcheviques” Una camada de templa stalinista, indiscutible, de las más feroces. Según los social demócratas, a inicios del siglo XX, se trataba de simples hematófagos conectivos (sanguijuelas rojas) o sea, succès habituales comunistas radicales de naturaleza morona. Es de entender que el ideario de la “Ilustración” resulto en disparador de las aspiraciones independentistas incipientes provincias de ultramarina, tornadas en las primeras versiones de repúblicas americanas de Centro, Sudamérica y el Caribe, después naciones Latinoamericanas democráticas. Machado no vio otra opción para desprender Cuba de la crisis mundial, que refugiarse en el continuismo presidencial. Los opositores, sin advertirlo, mezclaron diferentes idearios políticos y filosóficos en medio de las confusiones echadas al vuelo por los demócratas, republicanos, anarquistas, bolcheviques, fascistas, nazis, etc. Estos, cada uno con sus componentes de aventureros, ambiciosos, fundamentalistas, agitadores y tremendistas y otros; quienes jugaban a venderse como modas a la dernière. Siempre aptos y de hecho dispuestos a ser enrolados en cualquier vandalismo, agresión o destrucción de las personas o riqueza social disponible o colimada por la izquierda fascistoide, tales eran los pedigríes que ofertan esta especie de sayones políticos actuales. Los bolcheviques, se sintieron auto estimables como factores (aunque antisociables) mesurables igualables como hato de marxistas-leninistas (fundamentalistas de extrema izquierda) colgados de algún fleco suelto de la democracia virgen enraizada en los EE.U decir, basados en la mayor espontaneidad posible, advirtiendo de facto que,

“Ello es incierto, dado que no imbrican con los valores originales de ese ‘espíritu de las leyes’, a los cuales se refirió el filósofo y humanista (siglo XVIII) conocido por “Montesquieu(*) El mismo pensador que defendió los ideales de la ‘Ilustración’  de la separación de los tres poderes, reguladores de la sociedad nueva en ciernes, desdoblados por la Revolución Americana (1765-1783) y la Revolución Francesa, (1789-1799) cierto, digerible para las democracias republicanas, antes de la implancion de la «Terreur Jacobina»  

(*) Charles-Louis de Secondat, Barón de La Brède et de Montesquieu
En especial, la divisa acogida por la burguesía ilustrada e inteligente apretujada por los desafíos del “Siglo de las Luces” (Aufklärung) cuyos resplandores, los ‘marxistas tardíos de la tabla fabiana’ trataron de enlazar, infructuosos,  con la divisa evidente lanzada por el esplendoroso Immanuel Kant con su frase épica del Sapere aude «¡Atrévete a saber!»” (WIKI)

Este último deslave de los marxistas, resultó génesis de focos ulteriores enrevesados, tales son advertidos entre; en los cuales se aglutinarían a codazos y cabezazos las sectas más violentas y sanguinarias de la izquierda cruel, en su versión de los inexorables. El mismo trampantojo devenido gama extruida de la horma infame diseñada, en especial, apta para los clanes de individuals, semi humanoides, bolcheviques originales (de la cala, raposa) Como se muestra bajo insolencias, los maoístas, polpotistas (los revienta cráneos del Khmer Rouge), stalinistas, castristas, liberales, chavistas, senderistas  y otros entes humanoides; enajenados o alucinados, en dependencia del mechado violento que les adicionen, en vías del verdeolivo oprobioso, a fin de ser catalogados como tales.

A todos, sin importar la etnia ideológica ni su grado de perversión, les une una telaraña sociopática mesmerizada; donde pululan los hinchas abanderados bajo la hipnosis de un DUI marxista permanente y feroz, de tercer grado. Estos personajes son de una prosapia enajenante, incluyendo eminencias de las facetas totalitarias más virulentas como condición sine qua non que le atañe a todos.

Tales “cualidades” o abluciones políticas fanatizadas con el ‘tentetieso, cacho’e cabrón que te…’ demostraron desde el punto de vista partidista y como organización líder de la subversión clásica; ser el instrumento de calaña idónea para control político e ideológico de las masas indefensas sujetas a plena luz, bajo el terror jacobino inaugurado e impuesto a finales del siglo XVIII por la cruenta "Revolución Francesa"  Sucede que hoy, los bolcheviques se ufanaron en ser y constituir ‘by default’, la meritocracia de tácticos reales u horda anarco-revolucionaria (terrorista-represiva), más disciplinada, cruel, obediente y organizada de entonces. Ello, si los consideramos inmersos el entorno del punto de vista decimonónico, primado en el ámbito europeo de entonces.

Ello en modo alguno deriva o es reflejo de ciertas semblanzas a los modelos griegos y romanos, aun tomando ejemplo de las sociedades o estamentos peores, según cuentan las crónicas. Esta corriente ideotizante y por naturaleza inoperante en una sociedad decente, es la misma con otros ‘akas’ delictivos, además de deleznables en su haber vacuo, como la solución de una sociedad acrónica inmersa en su autodestrucción, aplaudida por los enemigos de la democracia, los cuales aprovechan las libertades estadounidenses, tales si fuesen sus de ataques propias.

Gran Hiato sherlockiano
De ahí que las nuevas formas de las artes, la que titulamos como la ‘vanguardia arisca del Art Nouveau’ que los franceses dejaron escapar como el fin de siècle y belle époque (1890-1910); como nuestro “modern style” o modernismo anglosajón) golpeó a las filosofías alemanas clásicas   en declive por las avanzadillas de categorías marxistas montadas ‘a pelo’ en su continuación con el potro del Art Deco cargado del subyugador surréalisme que enervo al propio Trotsky desde sus inicios. Luego, el Presidente Gerardo Machado deambuló por todo el espectro político cubano arrastrando tras Él la nueva ‘cacha revolucionaria’ incrédula del hito socioeconómico de la democracia, supuesta en lo falso como un nuevo Gran Hiato sherlockiano, sin ton ni son

To ello, sin encontrar un símil 0 paliativo anterior que les justificara su decisión fallida de saltar sobre la Constitución de 1901 y prorrogarse en el poder. Por el contrario, los demócratas ejecutores y sustentadores de la Revolución de 1933, siempre tuvieron a mano alguna solución viable. De este modo, es de entender que la autocracia zarista y sus métodos policíacos de orden interior; eran propios por sus aspectos democráticos, guardianes de un nido de párvulos lactantes, con catecismos propios de kindergarten. Ni siquiera incomparables aun con los más inútiles agentes de la CHEKA rusa o la STASSI alemana. No resultó extraño que tras la aparatura rusa y alemana, los filos múltiples de los cartabones fueran, los copycats del resto de las policías políticas puestas en línea por la satelitera comunista de Europa Oriental, siempre aptas para congraciarse con sus entidades homologas, proliferantes como ‘juez y parte’ en el ámbito comunista, que perduró hasta la caída del Muro de Berlín.

En todos los casos siguiendo los designios cruentos y feroces desatados por los comunistas contra el pueblo ruso, decimos en la Rusia pos zarista o en la Cuba castrista pos república. Advertir que el evento pos zarista fue admitido como reflejo autoritario modernista, antes de la I Guerra Mundial (o Gran Guerra europea) vigente en una autocracia benévola en ciertos sentidos (la Rusia de los zares) Sucedió así, porque el pos zarismo pasó ligeramente por una etapa democrática aflorada iniciada con la siempre sorprendente "Revolución Democrático Burguesa de Febrero de 1917” (la republica de Fiodor Kérensky) por supuesto opacada por los comunistas, cuando no pudieron engañar a la opinión pública interna y externa de que fueron ‘ellos, los comunistas’ y no las fuerzas vivas de los social- demócratas  (burgueses de las clases mediana y alta); quienes derrocaron al Zar y desmontaron el zarismo, sin el salvajismo sanguinario desatado por las hordas bolcheviques; que abarcó la totalidad de la sociedad rusa recién despertada del patrocinio benevolente de los ‘padrecitos kulaks.

Porque ya quedó bien claro que fueron ellos; Lenin. Trotsky, Stalin, auxiliados por las escuadras asesinas de la CHEKA; los sicarios que eliminaron al Zar, su familia y exterminio de la burguesía y aristocracia rusa, amén de destruir todo lo edificado en 10 siglos. En términos latos, un evento social total difuminado casi por completo; por el silencio de los cronistas y escribas del drama ruso, iniciada y culminada por las clases vivas, pequeños burgueses y otros sectores democráticos generadores de estabilidad política, social y económica, con la consecuente recuperación en la generación de riquezas.

Tiranías y satrapías locales
Nada de lo dicho con anterioridad es incierto, según los propios cronistas comunistas ulteriores, incapaces de detener en especial la labor de las medias sociales popularizadas en Internet, definidas como los “terrores  de las tiranías y satrapías totalitarias actuales”  Sin embargo, los ideólogos del desastre jacobino (ver a los Castro en la Cuba actual y sus guerrilleros y Lenin y Stalin en la ex Rusia y sus bolcheviques), todos los cuales se comportaron como unos mentirosos perfectos, en lo referente al número de sus adeptos enlistados en sus registros de entonces.

Sin temor a equivocar conceptos e interpretaciones del entonces rampante Socialismo Revolucionario; sus antípodas, los mencheviques, representaban una corriente proto marxista más ecuánime y sosegada, algo parecida a la Social Democracia de mediados del siglo XX. Claro es que se adecuó diferente a la gavilla de truhanes homicidas tales fueron los integrantes del lumpen proletariat, reclutados usualmente por los comunistas en las tabernas de los puertos y barrios marginales, a la usanza hitleriana en la década de los 20s.

Fue así, que los después marxistas-leninistas (simples revisionistas del disparate de Marx y Engel) se adjudicaron el sobrenombre de “bolcheviques” (o sea “los de la mayoría”), cuando en realidad preconizaban un partido político de membresía mínima, escogida entre los obreros, definidos por ellos de "de aporquesí" como la clase más avanzada siendo en la realidad exactamente lo contrario. Es que se trataba de unos tipos, quienes en medio de una placidez turbia de sombras chinescas, rememoraban una especie de nibelungos aristocratizados a martillazos, tras sus carnicerías habituales, cuando no les bastaban los maltratos a los ciudadanos inermes que se manifestaran como contestatarios o se les rebelaran. De este modo vendieron el slogan que se tragaron sus copycats nacionales y extranjeros, cuando en realidad en cada uno de los congresos de la Internacional Socialista, repleta de ‘matasiete’ aunque siempre ocupaban la bancada entre los minoristas.

Lenin, un picaruelo inescrupulosos anunció como marca registrada el axioma de que los socialistas revolucionarios liderados por Yuli Osipovich Martov y Pável Bosisovich Axelrod eran los líderes del ala “menchevique” (o sea, “los de la minoría”) Sin embargo, en el Segundo Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1903, iniciado en Bruselas; al cual pertenecían ambas sectas, los bolcheviques de Lenin, al parecer, perdieron el control por estar en minoría. Una combinación de tickets les permitió aparentar lo que no lo eran. En Cuba, a inicios de 1959, los castristas aplicaron la receta y se proclamaron "líderes de la Revolución, porque el resto de opositores son traidores a la Revolución" y de inmediato comenzaron la purga, machacándoles los sesos o desapareciendo a sus competidores.

Los unos, fusilados, encarcelados o desaparecidos; mientras que los otros, exiliados, endulzados en diplomacias, cáfilas artísticas o entrampados como guerrilleros heroicos o recluidos a perpetuidad por ser ‘opositores bocones’ en el manicomio castrista. De la nada, el resto de las facciones y sus opiniones, fueron tildadas de contra revolucionaria y sus seguidores, eliminados físicamente arguyendo motivos tan validos como los del escorpión de Esopo. Todo ello sustentado por una no tan novedosa como regimentada ideología, descansada en la abolición de la propiedad privada, apoderándose de las riquezas atesoradas por la nación en su conjunto, la burguesía y la aristocracia urbana y rural. La repartición anunciada, nunca ocurrió, sino, una simple rapiña de las riquezas acumuladas por la sociedad rusa y emplearla para su peculio personal, dejando las sobras a sus fanáticos. El axioma emergió en medio de la laguna negra como un corcho:

“Todos serian iguales en virtud de distribuir exitosamente la miseria más abyecta, duradera y espantosa”

 Tales bondades ideales para sus líderes ansiosos de una militancia de autómatas, corrían sus acciones en la bolsa de valores del extremismo destructor; sujeto a una doctrina ideológica férrea cuyo entramado de violencia sociopática, estaba definida y esculpida en piedra, de manera cuidadosa. En sus pretensiones pseudo comunistas, los líderes marxistas cubanos albergaban la idea de igual formula rusa para alcanzar el poder político de manera violenta e implantar de inmediato el Terrorismo de Estado (Époque de la Terreur) copiado del terror jacobino francés del siglo XVIII. Un modus facendi imitado siglos después con rotundo éxito, inicialmente, instaurando las degollinas Nazis, Fascistas y comunistas y sus copycats universales, las cuales les imitaron a su vez con el mayor entusiasmo.

¿Camisas negras, pardas 0 carmesíes?
 Las tres tonalidades, como insipiencias de las nuevas clases futuras. Solo que las carmesíes (garibaldinas) despuntaron un siglo antes en Italia. Cierto que las negras descollaron bajo su “nomenklatur de camaradas fascista” chulampines y descarados. Por supuesto que en el breviario de los comunistas, dentro del grillete de tobillera no se incluiría toda la nomenclatura burocrática sustentadora del aparato de la “Nueva Clase” 1 de funcionarios del partido, los militares y sus serrallos (lupanares)  allegados nepóticos, algunos de la militancia dura y otros, indescifrables para los legos en cosas de la entelequia. El yugoeslavo Milovan Đilas (1957)      la definió como la clase burocrática de los funcionarios del “partido de los comunistas”, los gangosos “apparatchiks” A pesar de la prometida igualdad, los bolcheviques instauraron una clase social separada, una élite sub cultural opresora y que en realidad es un "supra estamento aristocrático” poseedor de todas las prebendas y privilegios (camisas verdeolivo) negados al resto de los individuals.
La categorización 0 ‘clase’ deviene en virtud de un simple “no acceso” a las dádivas del régimen (gobierno) excepto a la carroña más baja constituida por el pueblo ruin. En la realidad, los últimos parias entre los intocables y libidos tales ascetas hindúes, aunque denostado en privado como los del ‘popolo vulgâris’, tan absolutista como impenetrable. La filosofía del Fascismo apareció en la forma de un denominado socialismo corporativo de estado y su secuela, la estructura enorme de los “apparatchiks” succionadores de toda producción (la exigua) que el estado ineficiente lograra.  

Muchas personas suponen, sino la generalidad de las mismas; que el fascismo es una invención del alemán, Der Führer pero en la realidad Adolph Hitler, un político en busca de una filosofía afín a sus mitomanía sociopática; veterano de la Primera Guerra Mundial (de donde se alzó condecorado con dos “Cruz de Hierro” del Imperio Prusiano, bien curioso el motivo: por "heroísmo en combate" Sin embargo, “El fascismo” (fascio) fue una concepción jingoísta derivada de un nacionalismo excesivo, que incluía lo que se denominó “socialismo corporativo de estado, de raíz antisemita”, y cuyo promotor fue el italiano, Benito Mussolini; en realidad Benito (née) Almicare Andrea Mussolini, quien aunó una serie de sortilegios “anti cualquier cosa” que agradara a las masas desposeídas (andrajosas) europeas, residuos de la pos guerra (IGM). Así, reclutó lo más selecto entre el lumpen proletariat de las tabernas, les puso un brazalete a manera de sello, les uniformó con camisas negras y los obligaron a marchar a “paso de ganso” Resultaron en las “camisas negras de Il Duce

Al alemán (nacido austriac0) Adolph Hitler le gustó la idea, e hizo casi lo mismo reclutando gente iguales en lugares iguales, y un buen día, los alemanes vieron los primeros destacamentos de las “Tropas de Asalto” (Sturmabteilung) desfilando por la “Avenida bajo los Tilos”, en pleno Berlín. Sus camisas (el resto, pantalón, botas, etc. eran iguales como su maldad) estaban confeccionadas con tela de color pardo, dado que en los almacenes alemanes no disponían de otro tono. De donde surgieron las camisa pardas de Hitler Más tarde, apareció procedimentada como filosofía, en la obra auto justificativa de “Mein Kampf” (Mi Lucha) condimentada del denominado Nacional Socialismo (National Sozialismus, (Nazi) que condujo al acronismo del partido Nazi), promovido por Adolph Hitler.

La Cuba del 33, ‘detrás del palo
Sólo que en Cuba, estas corrientes ya desarrolladas a plenitud a escala mundial en los inicios de los años 30 (algunos cubanos suspicaces creyeron al “ABC” embelesado con ciertos aires, tales, europeos) se encontraron con un Presidente Machado, tozudo pero patriota convencido de que "actuaba en el sentir del pueblo" Claro, si obviamos los atropellos, porque este líder dio muestras fehacientes de ser un ‘hueso duro de roer’ para los comunistas incipientes desde 1925. De ahí el por qué entre los serrallos cercados ideológicamente, estallan en conflictos. Así, los opositores cubanos activos, se armaron como pudieron, se nuclearon alrededor de los estudiantes universitarios e intelectuales, iniciando el ataque de la lucha callejera para el desmonte definitivo del gobierno del Gral. Gerardo Machado. Nadie se detuvo en aplicar de manera inexorable, cuanto medio y acciones violentas, de sabotajes, atentados personales, terrorismo y de toda índole que encontraron a mano. Dichas acciones violentas, fueron fuertemente repelidas por los machadistas y sus aparatos de represión. Claro también, que el drama de Cuba yacía entrampada en la crisis mundial económica iniciada tan temprano como en 1929 y se marchitada al compás de la situación nueva definitivamente; por la caída de la Bolsa de New York, extendida (en teoría) hasta 1933.

El bache fue sorteado en la parte lucida y civilizada del planeta, hasta 1939, de donde los EE.UU. lograron salir con el estallido de la II Guerra Mundial, ensayaba luces y trompetazos comenzada como tal en las llanuras polacas. Así, el tropezón económico, fue detenido con un repunte vigoroso de la economía, coincidiendo con el inicio de la conflagración mundial. Los EE.UU. se convirtieron entonces en una potencia planetaria hegemónica.
Todo el crash económico, al que fueron arrastradas el resto de las bolsas, se inició por la sobre valoración especulativa de las acciones bursátiles y el estado desastroso de las economías europeas, tras los embates de la IGM. Hoy día, se le conoce como "burbuja" Otros factores colaterales fueron la abrupta caída de los precios de los productos agrícolas —el precio del azúcar cubano se cotizó a nivel de piso, a medio centavo la libra— y las restricciones de crédito, pues los bancos se quedaron sin activos y las industrias locales dejaron de producir. El patrón oro, no pudo solucionar la crisis y resultó inservible. Este, dejaría de funcionar hasta que un decenio después, en 1939, el británico John Keynes propició que Gran Bretaña renunciara al patrón oro, en cuya acción fue seguida por otros países industriales.

Al caer las bolsas paulatinamente desde 1927, sometidas al efecto dominó; ello significó un factor de punta negativa (descendente) para cualquier gobierno. Todo devino desastre natural para el Presidente Machado, con la consecuente pérdida de popularidad y simpatías ciudadanas. Atisbos del hambre se cernieron sobre la isla, bajo un gobierno insolvente en cumplir con sus compromisos internos y externos. La falta de liquidez no permitió pagar los sueldos de los funcionarios. La oposición contra el gobierno machadista, articulada por los estudiantes, clases vivas, e intelectuales incluyendo algunos estratos obreros; hizo derroche de un heroísmo innecesario, desplegado igual por el resto de las fuerzas revolucionarias anti-machadistas; cuyo drama tan filoso, conmovió el interés hollywoodense 2

La violencia popularizada desde inicios de 1930, condujo a un desenlace favorable para la oposición que culminó con la caída del gobierno machadista en agosto 12 de 1933. De inmediato, se inició el caos social ante la ausencia de autoridades. Las fuerzas vivas, los estudiantes y la oposición política, concertaron acuerdos sobre la marcha para normalizar la situación caótica del país y brindar una imagen más ordenada y compuesta, a la opinión pública internacional.

Céspedes y el “Gabinete de Concentración
A la caída del gobierno de Machado, una Junta o Gabinete de Concentración, fue conformada de inmediato por la presión de los revolucionarios y el pueblo; además del discreto beneplácito del gobierno norteamericano. Dicha Junta diseñó e instauró un gobierno provisional de facto, previendo el desborde del populacho. Nada pudo evitar que lo integraran personalidades que de una forma u otra estuvieran ligadas al gobierno machadista, los moderados. Pero el pueblo deseaba lo contrario, porque durante todo el tiempo que sobrevivió, resultó un aparato inoperante. Sin embargo, sus integrantes, poseían un pedigrí de indudable probidad moral y política. El aval revolucionario adquirió una validez insospechada como nunca antes. El color verde distintivo de los abecedarios, se popularizó de inmediato. El bastón presidencial, recayó en el Dr. Carlos Manuel de Céspedes y Quesada; hijo del prócer separatista (independentista) y Padre de la Patria, el abogado Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, muerto en combate durante la "Guerra de los Diez Años" (1868-1878).

Entonces Cuba tuvo un nuevo Presidente, pero como un “parto de los montes”, no natural, emanado de la disolución del gobierno anterior ante la huida de Machado hacia Nassau en un hidroavión militar facilitado por los oficiales adepto al gobierno machadista. En la abrupta escapada, lo hizo en unión de algunos de sus colaboradores, militares y amigos más allá de los comprometidos, en la tarde de ese mismo 12 de agosto de 1933. Pero los ciudadanos deseaban otros cambios. El nuevo Presidente Céspedes cometió varios errores políticos que desdoraron sus rosas y abolengo, dado que contemporizó con la oficialidad y ratificó al Senado el cual se había plegado a los deseos de Machado. Una pifia que después corrigió y en especial, pero en la realidad devino impaciencia del pueblo ante la lasitud del Presidente Céspedes, inepto por no haber movido un dedo y actuar ante dificultades y problemas; dando la lamentable impresión de su incapacidad en escuchar los clamores del pueblo, ansioso de reformas económicas y sociales. Algún cronista del espectáculo, pudo haber comentado,

—“Llegó, se sentó en la silla presidencial y nadie lo notó. Cuando desapareció, tampoco”

            Entonces, bien lejos, un militar de línea relativamente un joven, de unos 32 años de edad, pelo negro indiado y de estatura y complexión media. De inmediato, cambió la posición del cuerpo y ahora se miró de perfil en el espejo del lavamanos, estaba en una suite situada en los altos de una panadería. Luego, fue exactamente el 3 de septiembre de 1933, fue cuando un ambicioso sargento frunció el ceño frente al espejo de su lavamanos. Terminaba de afeitarse. Era la enésima vez que lo hacía para darse ánimos. Se había despertado temprano, todavía insomne. Y después de sus abluciones matinales, deambulaba por su modesta morada en los altos de la tienda y dulcería ubicada en la bulliciosa "Esquina de Toyo", barrio Luyanó, nada menos que la patria chica de "Bigote de Gato", para los habaneros, “...un gran sujeto que vive allá por el Luyanó”, según la tonada.

            ― ¿Qué tienes, papi mío? Mi machote, que estas tan serio ―inquirió repleta de alegría.

Era la esposa, Elisa Godínez Gómez, inquieta con el ir y venir de su marido, todavía con el pantalón de montar y los cordones sueltos de la pierna, descalzo y sin ponerse los botines y las polainas de cuero carmelita. Porque el sargento era miembro del Ejército Nacional de Cuba y ahora para él y sus compañeros también militares, complotados contra el gobierno machadista, contaba cada minuto trascurrido en esa mañana calurosa de Agosto. Estimaban que una serie de acontecimientos, estimaba los conspiradores, se desencadenarían entre la noche de ese día y la madrugada del siguiente. Elisa, casi que fotografiaba cada paso y gesto de su amado. Éste se arrodilló ante el modesto altar de la “Virgen de la Caridad del Cobre”, bendecida por un babalaow de Mantilla y el Iyamba que le condujo ante el sacerdote con el gallo bolo para el sacrificio. Entonces, el sargento le rogó, pidió y meditó por unos instantes al santo de su devoción; solicitándole quién sabe cuáles bendiciones, milagros o diabluras, si viera arrinconado. De hecho, el sargento corría estrenos en su nuevo puesto de la filial del Estado Mayor del Ejército en el “Campamento de Columbia”.

            —"Y lo bien que lucirá como oficial con su uniforme de gala —murmuró ella, haciéndose la sempiterna pregunta que todas las esposas de militares de bajo rango, se inquieren y no confiesan—. ¿Dios mío, cuándo podré ver a mi marido vestido de oficial, lleno de medallas y entorchados; con sus botas altas de piel y sus espuelas, una fusta y un dichoso sable? ¡Por Dios que me derrito por verlo de gala con su sable reluciente colgado y las espuelas plateadas en sus botas! Sí que me muero, solo de pensarlo.

            ―"Quizás sea la última", pensaba él por su parte.

Todo aquello y lo del secreteo a voces del porque el sargento se encontraba dentro un mundo silogístico, donde su alma sobrecogida e inmersa en dudas, inconexa a las preguntas de su esposa y también a cualquier ruido extraño ambiental que lo rodeaba. Era la sensación del miedo que sobrecoge a todo humano, como si le hubiera entrado agua en los oídos. Pero reaccionó e hizo como si no la hubiese escuchado y se disculpó. Ella sonrió, al sentir de que no estaba hablando a un manojo de albaca o de escoba amarga, para el despojo y limpieza de la santería.

Desde la calle, se escucharon las notas aflautadas del caramillo del afilador de tijeras, confundido con el ruido de los cláxones y tranvías eléctricos, los unos tomando hacia arriba por la Calzada de Jesús del Monte y los otros, doblando izquierda en la bifurcación de la Calzada de Luyanó con rumbo a Mantilla y otros barrios periféricos.

La Saga continúa,

© Lionel Lejardi. Agosto de 2013
Legacy Press
Addendum

1.

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EDR: 4264/ pag. 14/14