sábado, 24 de agosto de 2019

3 Génesis de Miami 3/…n

3 Génesis de Miami 3/…n
123 Aniversario de democracia feliz en Miami: Julio 28, 1898
"Un Asunto Floridense”
(Versión libre de hechos reales)

Florecimiento

Chechoter
Porque con tal nombre, sugerido en un alerta, a fin de indicarnos de que topamos con la lengua tequesta. Vemos que si hurgamos en cuál sería su significado o equivalencia en españoles (quizás esquivos o aproximados) algo nos arrojaría, (con perdón de los terrícolas) el cuasi título de un poema, "Rocío de la Mañana" Una suavidad inesperada, tan reconfortante como lírica. Es que la muchacha no lo era tanto en frescura juvenil, cuentan algunas crónicas, si no mejor, una mujer hecha y derecha. Tan arrestada y decidida como cualquiera de nuestras guajiras villaclareñas o camagüeyanas. Decir, de aquellas selectas y tan respetables, de quienes a vistas al engrifarse, que “calzarían espuelas del quince” exclamarían los reseñadores de querencias tan notables. Dicho sin requiebros exagerados, con la finura de cualquier gallero de lidias orgullosas. Vale que la muchacha era parte selecta de una de las tantas tribus asentadas en las inmediaciones del “Gran Lago” (Okeechobee) Derramadas hasta la boca del Río Miami, con balcón a la Vizcaíno Bay.

Ese rocío echado a la fuerza tal manto húmedo, indispensable en la vendimia casi ritual en épocas de cosechar las frutillas de los ‘yaupon holly’ para hacer la cassina; esa ‘bebida negra” de la cual dicen y así fue escrito; que tanto deleitaba al cacique “Osceola” (a la sazón, marido de la amorosa Chechoter); y de la cual también se confeccionaba un té inofensivo, tan estimulante como catado así y degustado por casi todas las tribus muskogeanas, una comunidad dispersada como el resto, achantadas en el centro-este de la península floridense.

Pero no tardaría sin que el “sopapo luminoso” se lo propinaran los patriotas norteamericanos de las 13 Colonias cargados hasta el copete, de ideas independentistas, desde aquella madrugada del 4 de julio de 1776. También, porque el resto de las Antillas Menores comenzaba a yacer en manos de las compañías del West Indians y otras potencias europeas como los portugueses, holandeses y franceses, en especial Holanda y con una Alemania (Prusia) ávida de anexarse tierras americanas y que una de cuyas escuadras tan marineras como peligrosas; exploraba y olisqueaba alguna que otra tajada del pastel americano, donde carenar y reparar sus naves ansiosas de desflorar pistilos tentadores del ‘Nuevo Mundo’

Charlar sobre “El Corte Inglés”
En aquel entonces, transcurridos once meses después de iniciada la ocupación de La Habana por los ingleses, en julio de 1763; Inglaterra (Reino Unido) acuerda con España canjear la ciudad de La Habana, al parecer ‘sin un palmo de tierra más allá de las murallas, salvo lo razonable’ la misma conquistada por esas mismas fuerzas inglesas de ocupación un año antes, a pesar de la resistencia de patriotas como el guanabacoense “Pepe” Antonio. Era desdecir la intentona colonial inglesa desabrida al paladar de los criollos al recambiar a España ‘in tempore’, por la península y tierras que siempre, desde entonces, formaron parte de los territorios floridenses (ver, Misisipí, Louisiana, Georgia, Carolinas, Alabama, Áreas de Florida Oriental y Occidental, etc. Área territorial original de Florida cambiada a España ‘in tempore’ por la península de la Florida. También por tanto sucedió en 1704 La Habana decidió enviar (relocalizar) hacia Cuba a cientos de indios muskogee para ser catequizados como católicos; porque en ese lleva y trae entre España y Inglaterra, una sensible parte de los expatriados murieron de viruelas y otros males traídos por los colonizadores, mediando la bien andanza de los árabes que se tragaron el norte de África, Iberia y casi media Europa. Ello, sin que diera frutos relocalizarlos en el Nuevo San Agustín, de Cuba; que a los indios floridanos les dio por bautizar Ceiba Mocha (Prov. de Matanzas) nombre con el cual, al parecer, se quedaron conformes los lugareños.
                                                           
Aquella historia ocurrida lustros atrás, decir antes de 1821, era una parte del pasado floridense que por simple desconocimiento, le importaba tres pepinos a la diminuta princesa seminole. Y menos, a sus consanguíneos nativos; inmersos en un devenir oscurecido por las intrigas políticas de los ayer "blancos europeos", proto colonialistas, conquistadores, civilizadores, etc.; de las cuales no entendían “ni papa" Cosas y malentendidos acerca de aquello que ocurría entre los blancos invasores, en especial los de habla diferente (española, inglesa, francesa, alemana, holandesa, danesas u otras europeas) al lenguaje miccosukee, eventualmente muskogee, su otra lengua nativa de casi todos los indígenas floridanos.

            «Son cosas de los “cara pálidas» ―le había asegurado una vez, solemnemente, su marido Osceola, quien le habló en su lengua materna, la muy popular, lengua creek
  
Osceola
Éste, era un afamado cacique, quien a su vez resultó ser un mestizo natural de la zona de Alabama (Georgia) y conocido también como William (néeBilly’) Powell (wiki) Detalles específicos, de los cuales ella estaba al tanto por cotilleos, chismes o que, per se, ella intuía. La muchacha estaba plantada frente al mostrador de la tienda "General Goods" (en realidad, la "Tienda de Larry") nombre comercial por el que los clientes cercanos o lejanos, la conocían. Todos los presentes y el resto de cada habitantes o transeúntes eventuales en y por esa zona tenía su seguridad asegurada, al hallarse cubierta por la unidad militar de "Fort Brooke", una edificación sólida de madera situada en el extremo Este de la bahía de Tampa, en la desembocadura del río Hillsborough. Ella, Chechoter, al igual que cualquier otra mujer avispada, quien además era princesa india, podría mostrarse o ser tan ladina como otra tal, perteneciente a la ‘aristocracia’ indoamericana autóctona.

Ella, desplegaba su habitual sonrisa despótica, cargada de rencores contra los "cara pálidas" uno de los cuales una vez, pensó o imagino que la habían insultado; aún más que sus enemigos coetáneos, pertenecientes a los poderosos creeks de las tribus del norte. Aunque en definitiva, era lo mismo que a veces ellos les hacían a sus primos los miccosukees y otras tribus residuales, invasoras de la península huyendo de las guerras ancestrales con los que consideraban racialmente diferentes (tal sucedía en cada territorio del planeta) a causa de su etnia costumbres, hábitos, desarrollo, religión, etc. y a quienes de facto, consideraban sus inferiores. Y también siempre, con la expresión endurecida típica de aquella persona a quienes le era habitual, por su rango social en aquel minimundo tribal, impartir órdenes. Chechoter, estaba clavada allí observando de reojo al tendero y a su dependiente, quienes tampoco dejaban de echarle un vistazo, disimuladamente. Así continuaba el juego. Ella se balanceaba rítmica, desafiante, dado que se sabía una seminole noble y no una de "esas otras esas mujeres corrientes”, a las que entre las aristócratas era costumbre llamarlas con epítetos despectivos, ‘sotto voce’ por lo que en ocasiones algunas, eran odiadas por sus criados, guardias de protección, sirgadores, etc.

Tratado de Moultrie Creek
Y porque por ahí, ya a mediados de los años 1830; todavía daban tumbos los senderos de los Everglades, los acuerdos efímeros entre el gobierno de los Estados Unidos y los indios nativos de varias naciones autóctonas. La faja del norte-noroeste que corría transversal hacia el sur-sudeste, por el “Camino de las Lágrimas” hasta la ‘Gran Estación Terminal’ (un apodo a veces dado a las “reservaciones indias” dispuestas por el gobierno federal y que de hecho, conectó Florida con la inmensa región del Mississippi.

Se trataba de aquellos acuerdos firmados entre las naciones indias y el gobierno federal de los EE.UU. reconocidos después en su conjunto como el "Tratado de Moultrie Creek" 3, sin que hasta la fecha sucediera algo destacado en favor de los indios. Incluyendo el resto de las otras minorías insertadas, que pudieran catalogarse como tales, entre el conjunto indígena de los indios autóctonos. Históricamente, los seminoles, fue la única tribu o nación indígena, hasta esa fecha, que no firmó un tratado de paz con el gobierno federal.


Sin embargo, ese día en la península de la Florida y a más de un centenar de millas al norte de la siempre sorprendente ciudad de La Habana; en el mismo Trópico de Cáncer; esta curiosa mujer seminole, de desenvoltura significativa; sin más ni menos, negociaba tranquilamente la compra de artículos diversos y también, algunos sensibles aunque usuales para la época, luego, aunque no sorprendentes para Larry el tendero dueño del negocio, por la naturaleza conspicua de algunos de los mismos. Ciertas de estas adquisiciones, quizás normales en cualquier lugar donde se expendiera tales mercancías, de todo tipo; serían perfectamente utilizables para hacer la guerra y además otros materiales y renglones, muy llamativos desde el punto de vista estratégico. Al final, ella recontó y revisó cada reglón; a los fines de no equivocarse y así satisfacer el pedido que le hizo su esposo.

Este cacique, Osceola, tenía facciones finas, ojos claros y piel de tono muy blanco, que le destacan como ser de ascendencia europea (casi un ‘cara pálida’ genuino) Hoy perfectamente tomado como descendiente de padre caucasiano, aunque él por otra parte; al menos públicamente entre los suyos, se consideraba ser un muskogee genuino (¿…? aunque insertado decían, de donde no era. Este líder, también resulto producto de la unión marital un colono irlandés y una india.

Se decía que este cacique hablaba tanto el inglés, (cualidad muy conveniente en negociaciones) como las lenguas indias autóctonas afines. Tal habilidad, unida a su porte imponente y andadura sorprendentes, denotaba o aparentaba (fama que le precedía) de ser un hombre de valentía indudable. Ello, le dio ascendencia de jefatura real al frente a sus iguales, más por su comportamiento valiente en las guerras tribales.

Osceola, era conocido también entre sus iguales por el mote de ‘Asi-Yahola, o ‘el que toma bebida negra’ era un líder muy respetado como cacique indio y fue quien le encargó de manera expedita a su esposa (Chechoter) también una mestiza pero de indio con negra) que memorizara bien el pedido, con ayuda de sus sirvientas, cuyo contenido y magnitud debía ser traspasado a otras tribus. Era consenso general en el territorio floridense, de que no tarde se avecinarían ciertos acontecimientos bélicos entre colonizados y colonizadores, todos, de una importancia trascendental. Del mismo modo, Este cacique, conocido también como había jurado cobrársela a un agente indio de la “Unión” (*), el Gral. William Thompson, pensó él, por haber ofendido con desprecio a su esposa Chechoter.

(*)    Este apelativo no debe ser confundido, con el de “La Unión” adoptado por el gobierno real, referido al grupo de estados norteños abolicionistas que pelearon contra “La Confederación” el conjunto de estados sureños rebeldes y esclavistas  al nombre genérico inicial de ‘Estados Unidos de América’ fundado por los padres de la patria, inmediato que los EE.UU. se independizaron, liberaron  y declarado su soberanía tras hacer las paces con su antigua Metrópolis (Inglaterra) al mismo tiempo de ser y reconocido internacionalmente, con todos los  poderes constituidos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) emanado de la Revolución Americana (1775-1783), nación que debuto soberana de manera oficial y así proclamado.

Otras mujeres indias, en diferentes lugares de la península, ejecutaban iguales operaciones mercantiles con el mayor sigilo, en base de lo planeado por los Consejos de Ancianos de buena parte de tribus seminoles y otras partidas todavía poderosas. Los indios de la zona de Tampa ("Lugar de astillas") se las traían en cuchicheos y secreteos, que los blancos no entendían, razón por la cual que estos últimos observaban a los nativos con recelos bien fundados. Sin embargo, la mayor atención efectiva quien por entonces de los blancos (colonos y soldados) que recaía sobre los indios, provenía del “Negro Pacheco"

El ‘Negro Pacheco
Este manumiso (denominado así, por tratarse de un esclavo emancipado por la voluntad de sus antiguos dueños) descendía de ancestros de la etnia zulú, el cual se había instalado en las afueras de “Fort Brooke” en calidad de empleado de la tropa federal acantonada en el enclave militar. Pacheco, por otra parte, era un tipo de carácter vivaracho por su contacto extenso con los españoles, procedía de la zona de San Agustín de la Florida —dicha, ‘ciudad primada de EE.UU.’ del condado San Juan—, situada en el banco oeste del río “San Juan” pegado a la costa atlántica, bien al noreste de la península.

Sucedió que Chechoter, durante su estancia en la tienda, quedó sumergida en un enervante soliloquio, (fingido) mientras contaba la mercancía adquirida. Se trataba de agujas de metal, hilos, telas, azúcar, sal, ungüentos, medicinas, whisky, ron, medicinas trementina, municiones, pólvora de caza y otros enseres. La muchacha y sus cuatro cargadores y guardaespaldas, esperaban inmóviles silenciosos en las afuera de la tienda; portando escondidas sendas dagas y pistolas de chispa (florentinas) obtenidas todas de contrabando. En el trueque, intervino un comerciante inglés, quien con posterioridad fue ahorcado por el sheriff de Tampa, por instigar a los indios a traficar y acumular armas, contra el gobierno central de los EE.UU., supuesto entonces en buenas migas con Inglaterra.

Larry, el trader, no prestó demasiada atención a la india y optó por dejar en manos de “Earl " su joven ayudante pelirrojo; quien por haberse criado y mataperreado a sus anchas con los hijos de los indios residentes en los alrededores del fuerte conocía bien la lengua de los nativos, de manera que fuera el joven quien concluyera el trato con la mujer. A la sazón, el trader se entretenía absorto en observar las evoluciones de la 4ta. Compañía de Soldados de Infantería, al frente de la cual cabalgaba como su jefe "Francis", un virginiano reyoyo y apuesto oficial, de unos 43 años oriundo de ‘King George County’, VA. Esta unidad militar había arribado por mar a “Fort Brooke” (Tampa), procedente de la que ya acusaba un fuerte desarrollo de cabotaje en las costas de Florida y en los pingües negocios con la Isla de Cuba, la activa comunidad de Key West 4. Los reasentamientos de las tribus seminoles en las zonas del Mississippi, fueron decretados por el gobierno federal y hechos efectivos desde 1830.

El rollo inicial se presentó por la decisión gubernamental de asignarles el lugar escogido por el gobierno de Washington, puesto que se trataba nada menos que para insertarlos en los territorios pertenecientes a la poderosa Confederación o Nación Creeks, enemigos jurados de los seminoles. Ambas naciones indias, se discriminaban entre sí, por pertenecer a lo que ellos (ambos) estimaban razas y tribus muy diferentes en sus desarrollos sociales. Los reasentamientos mantenían a los seminoles en tensión contra los blancos. Por ser estos un movimiento forzado, causó que aumentaran las fricciones ya insostenibles entre ambas naciones indias, creeks y seminoles. Aparte de los restos de otras etnias nativas y los blancos. Así, varias facciones de los seminoles radicales, a quienes sus chamanes les suponían una rama descendientes de los Tequestas y por ascendencia de los mismos Aztendocas

Según leyendas, estos últimos arribaron a Florida rebordeando las costas de Golfo de México, decidieron expulsar de sus tierras a los blancos intrusos, tal como hicieron los creeks contra ellos. De ahí, la inquietud de los colonos blancos y los ya oriundos de las anteriores generaciones que determinaron quedar asentados en la Florida, casi desde los tiempos de los pilgrims. Sobre todo ahora por la presencia de aquellos "indeseables" crackers, campesinos blancos, cimarrones, fugitivos de cualquier nación y otros blancos pobres, sin propiedades y otras nacionalidades instaladas en los palenques o quilombos, del interior de los pantanos, cuando como alternativa de supervivencia, se ponían como milicias armadas al servicio de España.

Un trader acucioso y precavido
Larry contó los soldados recién llegados al fuerte y sumó los apostados ya en Fort Brooke Es que de la cantidad de tropas disuasivas desplegadas en los fuertes de la península, dependía el coeficiente de la paz relativa, como factor profiláctico. La cantidad de bocas de fuego en cualquier combate, como indicaban las estrategias de aquellos tiempos, era el índice de la posibilidad de triunfar en cada acción bélica.

            «No estamos tan mal» ―masculló Larry, reconfortándose.

Porque en medio de su inquietud, husmeaba las miradas y el sigilo de los indios. También, dado que él sabía y estaba al tanto o imaginaba, que en lo profundo de los Everglades, los indios conspiraban desesperados. También, con frecuencia inusual, se habían observado pequeños grupos de indios que concurrían a las tiendas para comprar (lo menos) e intercambiar mercancías sensitivas. No tardó que las autoridades del fuerte y sus escuchas, los cuales ya habían detectado los movimientos evidentes de los indígenas; se mantuvieran aún más al tanto, de donde las autoridades locales y federales del lugar, todo lo cual les indujo a solicitar refuerzos militares.

El reducto militar de Fort Brooke (1824) estaba asentado en la boca del río Hillsborough, en “Tampa”; era uno de los 200 construidos por el gobierno federal en la Florida. Se incluía en la cifra, nuestro Fort Dallas aquí en Miami, en las cercanías o inmediaciones del actual “Aeropuerto Internacional de Miami-Dade”; incluyendo áreas del fuerte, asentamientos de pequeñas familias de nativos Miccosukees y más tarde en las reservaciones indias en varias zonas floridenses. La orilla norte de la desembocadura del Río Miami a plenamar. Este reducto militar fue erigido alrededor de 1837, operando también en calidad de estafeta postal militar.                                                                                                                                                                                                                Este fuerte original, casi edificado en el banco norte del río fue desmontado (piedra a piedra) y reedificado en terrenos del actual “Lummus Park” aledaño a la Flagler y la US1 en la misma ciudad de Miami. Enlazado este, con el punto donde arranca lo que hoy es Le Jeune Road y el viaducto al Aeropuerto Internacional de Miami; desde el cual partía la antigua ‘Carretera Militar’ (actual 'Okeechobee Road’ la cual, dispuesta a los fines militares y que atravesaba la península en forma diagonal, desde el sudeste hasta el noroeste, topando riveras del Golfo de México.

Este conjunto de fuertes, eran cuarteles ocupados por una tropa compuesta de unos 14,000 efectivos militares. Sucedió que en la mira de los objetivos del gobierno federal, estaba mantener la paz precaria entre casi 42,000 colonos ávidos de nuevas tierras y cerca de 6,000 indios, incapacitados por razones múltiples inadecuadas, además de la renuencia a integrar parte de una sociedad extraña perfectamente adelantada y civilizada; además de la imposibilidad de los indígenas de detener las continuas oleadas de colonos procedentes del norte, amén de los esclavos escapados de las dotaciones de los estados norteños.

La reservación prometida a los indios, acordada con el gobierno federal, supuesto ser en el centro de la Florida, siguió desde su concertación como elemento de fracaso y al final, como figura decorativa en los mapas. Los “hombres blancos” corrían las cercas aumentando sus territorios, mientras que los “hombres rojos” repostaban, devastándoles los ranchos, asesinando y robando a los colonos en algunos casos. Por esta razón, la situación social se recalentaba día a día e iba de mal en peor, a pesar del "Tratado de Moultrie Creek" ya mencionado
                                                                               
En febrero de 1835 la inquietud aumentó entre los indios, por las dificultades en la distribución de alimentos prometidos por el gobierno federal como compensación por las tierras perdidas. Recordar que los indios nativos del suelo norteamericanos, al igual que la mayoría de los nativos encontrados por los descubridores; eran recolectores, cazadores y casi ignorantes de los cultivos, pastoreo y, levemente, conocedores de una agricultura incipiente. Tampoco, ni siquiera conocían el uso de la rueda, los metales y otras artes dominadas por los europeos civilizadores. Luego con la irrupción de los colonizadores, ansioso de dar a los nativos el mejor uso a la tierra (que los aborígenes ignoraban el "cómo") surgieron las confrontaciones entra las múltiples culturas europeas civilizadas y las infra estructuras incipientes de las tribus indias anquilosadas. 

El 18 de diciembre de ese mismo año, Osceola y 80 guerreros atacaron un convoy mixto de soldados, milicianos y civiles entre Jacksonville y “Fort King” (Ocala) Esta caravana de ayuda, venía escoltada por 250 milicianos los cuales, de manera inexplicable, fueron derrotados por los indios; además de que en la huida perdieron todos los pertrechos. Los nubarrones de una guerra generalizada aparecieron en lontananzas, entre las tribus indias floridenses y el entonces Gobierno Federal, asomando orejas de los guerreros nativos y soldados republicanos, en ambos bandos.

La saga continúa,

 © Lionel Lejardi. Diciembre, 2011
      Legacy Press

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En construcción.

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Editado Agosto, 20, 2019