Libro II/III. Génesis de Miami.
“Miami” sí, "Maama”
no
Se cumplen 57 años de dictadura comunista en Cuba
Sin la venia ajena
Es tu corazón
"No creas que importas tanto
No importa tu velocidad, ni cuan raudo
Te desplaces por la
floresta o la ciudad.
Nunca podrás dejar atrás tus pecados,
Culpas y errores necios, si no te arrepientes
Así dice el Dios Blanco o la Deidad de Manitú.
Nunca correrás más que un
gato salvaje
Ni volarás alto como el
águila peliblanca.
Tu destino fue decidido
antes que nacieras
Por quien todo lo sabe y observa
misericordioso.
misericordioso.
"El vuestro, claman los del Islam,
No es tan grande como el nuestro"
Pero sí sabemos que el nuestro yace apacible,
Siempre misericordioso en espera de tu contrición.
Él, ¿sabrás triste mortal?, nunca nos vigila.
Es tu corazón quien lo hace"
Lionel Lejardi
"Un Asunto Cubano"
(Dispensas
por estar en construcción)
De Withlacoochee
a la Ciudad Mágica
Capítulo I
"¡Bebamos, hermanos, por el triunfo en Withlacoochee!
Corriendo
el año 1498, Vicente Yáñez Pinzón quien en 1492 capitaneó la “La Niña”;
una carabela de tres palos, la
tercera de la aventura colombina de 1492, resultó ser el mismo que en noviembre
de 1499 zarpó de España en cuatro carabelas
costeadas a sus expensas. Y quien sin escarmientos aventureros, en enero de
1500 fue el descubridor del norte de Brasil, sin que le fuera arduo convencer
de paso a Américo Vespucio para que juntos con su marinería, siempre ambiciosa
de riquezas fáciles, rearmaran sus bergantines y se dieran una vuelta por las
tierras feraces del norte, a ver que pescaban o descubrían.
Bien al norte, chocaron con el
inmenso estuario de Chesepiooc (“el
Río Grande”, en algonquino), el cual
formaría parte envuelto por los estados de Virginia y Maryland. Pero a nadie extrañó que retornaran a casa con las manos vacías.
Sin que, ni siquiera, haberse
bañado o ingerido las aguas de la mítica “Fuente de la Juventud” Ese portento
maravilloso, buscado con denuedo y embelesos; desde antes que Platón mencionara
la fabulosa "Atlántida"
una imagen ciencia-ficcionable.
Luego, no fue hasta abril 2, 1513
en que Juan Ponce de León tocó y abrió de manera definitiva el portón
floridense. Así y todo, se necesitaron tres siglos después, para que Florida
(denominada tal, por lo de la celebración de las Pascuas Floridas), para que
comenzaran eventos que le dieron notoriedad a la península.
La muerte de Minnehah (1892) William de Leftwich Dodge (Cortesía del Anschhtz Collection at the Museum of Western Art in Dever CO.) |
—Yo,
estoy de fiestas con la victoria de nuestras tribus en Withlacoochee. Me siento
Iluminado, aunque no estuve allí — proclamó Osceola.
Se trataba del guerrero que nunca
llego a ser cacique y sí, Jefe Militar de unos 4,ooo guerreros en su mayoría Seminoles, acantonados en el centro de
la Florida. En el brindis participaron caciques
y chamanes, mientras ingería uno de
los brebajes negruzcos, el mismo, que a
los integrantes de las tribus presentes en la ceremonia, les enervaba como
psicotrópico.
Esa noche de victorias y ascenso en
la escala militar y de poder entre las tribus, los jefes principales yacían
sentados en rededor del Círculo Mágico de
Piedras, al cual los aborígenes le atribuían propiedades mágicas y
sobrenaturales.
El séquito de behiques y sus chamanes
ayudantes, continuaba con sus liturgias y exorcismos, en medio del tam-tam
interminable de sus tambores afónicos. Los indios de los Everglades, estaban
orgullosos de la victoria total sobre los cara
pálidas comandados por Dade.
Osceola,
miró a su mujer Chechoter, una
escultura, convenientemente retirada hacia el fondo de la tienda improvisada
alrededor de un gigantesco árbol, el cual nada tenía que hacer en esos parajes cenagosos.
Entonces, Osceola le hizo a Chechoter
un gesto imperceptible para el resto de los presentes para retirarse más tarde con
discreción extrema para consumación de su mutuo arrebato pasional.
El sitio ceremonial, después de
trasladado, se hallaba incrustado en lo más profundo de los Everglades. Porque
el original de los Tequestas en la
boca del río Miami, les era inaccesible después de sucedidas las dos “Guerras Seminoles” y la anterior recien iniciada el mismo dia de los Santos Inocentes, cuando Dade y sus hombres perecieron, 28 de Diciembre de 1835.
—Y
también tu pueblo, porque tu corazón no es el único que late por la felicidad
de nuestra gente, ni por su seguridad. Bebamos el "agua negra",
soñemos y entreguemos nuestros destinos al Gran Espíritu de Manitú —les interpeló Osceola.
—Eso
no es nuestro, sino de los Algonquinos del norte — arguyó el cacique más viejo y sabio de las
tribus. El que manejaba toda la historia de la atribulada nación india.
—Da
igual, es uno de los dioses indios — determinó Osceola, con sapiencia tolerante.
Los años 30s del siglo XIX,
resultaron dramáticos. Una nube de catástrofes se presentó en espera
alucinante, tanto para los indios como para los colonos. Osceola, invocaba gracias divinas, que alejaran de su pueblo los
horrores de una guerra asimétrica, que siempre culminaría en victoria para los
cara pálidas del el Gobierno Federal.
Este líder, Osceola, era el principal de entre los líderes prestigiosos, que
por azares del destino, no había participado en el asunto de la emboscada y
aniquilación de la columna de Dade. Aunque no les faltaron ganas.
Entonces hubo un impasse de
silencio en todas las tribus concertadas individualmente para considerar los
resultados. No de la victoria absoluta que todos los indígenas en la Florida
conocieron, sino, de las consecuencias y respuesta de los cara pálidas.
Sin embargo, de esa venganza, no hay
registros de que fue ejecutada.
Los behiques avivaron el fuego con la misma bebida negra, junto con
otras hierbas y tierras mágicas. Una inmensa nube de partículas coloridas (lo
usual, como si aventaran pólvora) tales símbolos de esperanzas, cuya nube
sulfurosa y de carbón quemado, se elevó al cielo sin rumbo fijo.
Entonces, entonaron el viejo himno
navideño de “Hurón Carol” y dieron vivas al Gizhe-Manitou
("Misericordioso Manitú")
Gichi-Ojichaag ("Gran
Espíritu"), tomado por los misioneros de las creencias algonquinas.
Toda la ceremonia les venía de las
tribus asentadas en la zona de los
Grandes Lagos, donde según los indios, aparecieron los primeros hombres, porque
así fue lo según hablaron las piedras en nombre de "Dios" (Gitchi Manitou)
Todas imaginaciones definitorias de
los inseguros avatares floridenses. Porque se trataba de convencer a los blancos poderosos, de
terminar con aquella lid dispareja de arcos y flechas, lanzas, macanas y tomahawks en contra de rifles,
mosquetes, sables y cañones. Pero la nube colorida esperanzadora, se difumó en
la nada.
Eran resultado de los viejos
presagios. Los caciques presentes en
esa reunión de fantasmas se miraron los unos a los otros y alguno de ellos,
inició sollozos apagados entre los sudores raros de la bebida sagrada.
Eran los cánticos premonitorios del
fin preponderante de las tribus bendecidas por Manitú, sobre los Everglades. Pero ciertos aires de la misericordia
cristiana, afloraron suavidades y amortiguaron ese choque de una civilización
poderosa con otra incipiente y no evolutiva, como el resto de las
indoamericanas.
Es que esta última, emergía desde
la Edad de Piedra y no conocían la fuerza de los metales y ni siquiera sabían de las bondades de la rueda.
Capítulo II
Trata de un obligado
intermezzo histórico, alucinante de esplendores
Cada
verano, por el mes de julio la ciudad de Miami cumple años desde su fundación.
El evento, trascendental, ocurrió a finales del siglo XIX, exactamente el 28 de
julio de 1896, recién concluida la guerra Cubano-Hispano-Americana, con la
victoria rotunda y absoluta de los Estados Unidos democráticos y los patriotas
cubanos, sobre un país aristocrático, otrora potencia imperial, que en su ocaso
histórico de roñas y couplet de
asonancias líricas, echaba irredencias delante de la Puerta del Sol, en Madrid.
Era la España y su reino semi
parlamentario, otrora nación cenit a considerar empujadora, conquistadora y
civilizadora del continente americano, archipiélagos caribeños, las Filipinas y
otras propiedades asiáticas y africanas.
Exactamente como lo fue indiscutiblemente,
en su momento de glorias, en contadas ocasiones, mal agradecidas por los
naturales.
La singularidad que presentó la
fundación de la ciudad de Miami como tal, en términos legales, su
"incorporación" jurídica y política; consistía en la adhesión o
imbricación del nuevo status oficial sobre el antiguo concepto de “villa”
Ahora se trataba de que Miami fuera
considerada como una entidad citadina, con todos sus atributos, deberes,
prerrogativas, privilegios y derechos y dependiente del Condado de Dade
(fundado este último 60 años antes, el
18 de enero de 1836) mientras que la ciudad lo fue, el 28 de Julio de 1896.
También cada año, la ciudad se
viste de galas, por haber logrado situarse entre las ciudades de los Estados
Unidos de Norteamérica, más populares y conocidas nacional e internacionalmente
como meca artística y cultural; además de turística y comercial.
La Puerta hacia las Américas, le profetizaban. Así, la ciudad cumplió su primer centenario en el 1996.
En 1997, por el voto popular, resultó cede
del que hoy conocemos por el nombre oficial del Condado de Miami-Dade.
Toponimia del Downtown
El
erial que era esta zona del sur floridense, antes de la conformación del Miami
actual; en especial las tierras situadas en las inmediaciones de ambos bancos
de la boca del río y las áreas norte, sur y oeste; no fue hasta alrededor de
1836, en que la futura urbe mostró algún vestigio de ser un asentamiento social
reconocido con cierta oficialidad. La entonces considerada como una villa a
causa del fuerte militar de "Fort Dallas" 6
Sucedió que en sus cercanías,
quizás estimadas a tiro de mosquete, se aglutinaron los colonos descendientes
de los europeos originales. La designación de origen devino dirigida hacia la
zona que el gobierno federal delimitó en los bancos norte y sur situados en la
desembocadura del río Miami, en esa zona (el actual Downtown).
Entonces, la toponimia del lugar
albergaba (siglo XIX) indios Miami, Calusa, Miccosukee y otras ramas de la tierra firme y del Caribe, negros
prófugos, manumisos y libertos. La ciudad evolucionaba sobre sí misma, limitada
territorialmente por la reserva nacional de los Everglades al oeste y el océano
Atlántico por el este.
Dicho fuerte, sito en un terreno alquilado
por el Ejército federal, se concibió y erigió como una construcción discreta con paredes de piedra y techo de madera, y
que estaba situado en un área relativamente pequeña.
La edificación, devino parte de una
propiedad territorial la cual iría a parar a manos de la que hoy es considerada
por su tesón y entusiasmo, como la fundadora principal de la ciudad; Julia DeForest
(née, Sturtevant)
Tuttle; junto con el tycoon de los ferrocarriles y hoteles, Henry
Morrison Flagler y otros pioneros.
El propósito de la edificación fue
a los fines de albergar a la guarnición de esta avanzada civilizadora y además
como oficina de la estafeta postal, en las entonces tierras de la plantación
cuyo dueño era Richard Fitzpatrick. Un soñador.
Este último, era un estanciero, el
cual cayó rendido y pereció por el embrujo de la denominada fiebre del oro,
destapada en California en los alrededores de esa fecha.
La “boca del río Miami”, después
así conocida, ya albergaba en sus alrededores a los pioneros de los que serían
considerados como los fundadores de la futura comunidad.
La decisión del gobierno central de
los Estados Unidos en la determinación primaria de sellar el condado (como “Condado Dade”),
se debió a la inminente II Guerra Seminole (1835-1842) en ciernes, avizorada
tras la emboscada y consecuentemente denominada "Masacre de Dade"
.
Este encuentro militar, recordamos,
resultó de una emboscada tendida por los indios seminoles en los pantanos de Withlacoochee a la columna del Brevet Major
Francis Langhorne Dade, donde casi todos los hombres del contingente
militar inicial de 106 efectivos, fueron exterminados por los indios de manera
inmisericorde.
El puesto militar de Fort Dallas,
que siempre se mantuvo en manos del Ejército de la Unión durante la Guerra
Civil; surgió ante el asombro y después agradecimiento de los exiguos moradores
del sitio, temerosos de las partidas de indios que les merodeaban en todos y
cada uno de sus alrededores.
La villa evolucionó en los decenios
siguientes, ganando en prosperidad a manos de sus pioneros. Hasta que a
mediados del último decenio del siglo XIX en los que se precipitaron un cierto
número de acontecimientos históricos, que modificaron sustancialmente la influencia
de los EE.UU en el mapa mundial.
Estos hechos, resaltan, puesto que estaban
vinculados con la cercana Isla de Cuba a la sazón una colonia en las manos
férreas de la Corona Española. En el momento de la incorporación de la nueva
ciudad, esta acción se realizó tras la derrota española en la guerra
Cubano-Hispano-Americana, inscribiéndola con el nombre de "Ciudad de Miami"
Por entonces, la Isla de Cuba había
sido la más rica propiedad de España en ultramar. Los "colonizadores"
de Miami, ciudadanos notables, dejaron huellas imborrables en el devenir de la
ciudad tan populosa y popular a nivel mundial que es hoy.
Recién, había finalizado la Guerra Hispano-Cubana–Americana y con la
victoria arrolladora de EE.UU sobre la metrópoli europea; se iniciaron los
preludios de la independencia total de Cuba con la Reconstrucción subsiguiente
de la maltrecha economía y cuya estructuración institucional corrió a la par
con el período de Intervención Militar de los EE.UU en la isla entre 1896 y
1902.
Antes veríamos, que cuando en 1875
se hablaba sobre el sur de la Florida, con la mención obligada era Key West con
sus 8,000 habitantes, una sorprendente ciudad situada en el punto más
meridional de los Estados Unidos de Norteamérica, al sur del territorio
continental de EE.UU.
En esta zona, sólo apuntaban vagas
alusiones a los asentamientos dispersos en la boca del río Miami y a lo largo
de la Bahía de Vizcaya (Biscayne Bay).
Se trataba de los que después serían las radas de Brickell, Bayshore, Barnacle y otros puntos pioneros de
asentamientos turísticos a lo largo de la costa sudeste de la península.
Capítulo III
Todo, ¡a la hoguera del
ansiado cash!
Claro,
pensando de soslayo en la zona media de la costa oeste de la propia península;
donde yacía la entonces fabulosa ciudad de Tampa, la cual ya apuntaba como la
más despampanante (única) y fina inicialmente, ciudad del golfo. En realidad,
Tampa resultó un verdadero suceso en la vacuidad de aquella zona esplendida, colindante
con el oeste de los Everglades y la plenitud del Golfo de México, un refugio
permanente de los emigrados cubanos de todas las épocas y situaciones.
Fue también, el puerto de mar desde
donde embarcaron los contingentes de las
tropas norteamericanas expedicionarias de voluntarios
de los EE.UU hacia la Cuba en las llamas
independentistas, en apoyo y durante su guerra liberadora emprendida por los
patriotas cubanos en contra de la metrópoli colonial.
Mientras, en la boca del río Miami
pastaban grupos pioneros que vivían de la pesca, agricultura, explotación de
maderas y fibras. Como siempre, lo que contaba entonces era el ansiado cash, un recurso obtenido localmente por
la fabricación de almidón, la pesca, caza y ganadería menor, incluyendo la
venta de carne salada y ahumada y el procesamiento plumas de aves y pieles de
animales para elaborar artículos suntuarios.
Las fibras provenían de las
palmeras sagú y burí las cuales, además, brindaban productos como los que
posibilitaron la fabricación del almidón; cuya bondad eréctil mantenía
estirados los miriñaques de las damas "cayohueseras"
y parte de la costa noreste de la ciudad, hasta New York.
Mientras
que las fibras y plumas, por su delicadeza, eran aptas para confeccionar
sombreros, esteras y tapetes finos. Uno de estos grupos giraba alrededor del
antiguo asentamiento de Fort Dallas,
que inicialmente, como señalamos, fue
también una especie de estafeta militar, para el correo ordinario.
Refresquemos que el gobierno federal construyó estos
enclaves militares en la Florida, a los fines de mantener el orden interior en
el estado, la paz entre las diferentes etnias y otras labores policíacas, territorios que lo fueron así como parte de los EE.UU desde 1821 y
cuyo primer gobernador fue el Gral. Andrew Jackson.
Los disturbios estatales a causa de las
rebeliones más serias lo constituyeron los sucesos desarrollados en ocasión de
las denominadas "I
y II Guerras Seminoles" (1817-1842).
La primera arrancó en épocas de Jackson, mientras que la segunda se inició en
1835. Fort
Dallas, apareció en los mapas circa 1840 con el nombre de "Villa
Miami", designada así por William H. English.
Este "fuerte", que nunca
estuvo fortificado más allá de lo que era: una barraca de paredes de piedra y
techo de madera, inicialmente “barracón de
esclavos” recibió tal nombre en honor de comodoro Alexander James Dallas, quien estuvo al mando de la flota de las West Indies Squadron en contra de los
piratas caribeños ¹
English, por su parte, fue un
personaje notable de la zona el cual adquirió la propiedad de su abuelo Richard
Fitzpatrick, quien a su vez había pagado $400 USD a James Ewan por la misma
propiedad, incluyendo la barraca y el terreno colindante hasta que la propiedad
entró en explotación con 60 esclavos.
Ella, "La Juncal"
En 1886
una juncal y pudiente dama de la sociedad de Cleveland, quedó desolada por el
fallecimiento de su esposo amado, el industrial Frederick Leonard Tuttle. Un
hecho banal, si no fuera porque la energía de la tal viuda tendría más adelante
repercusiones insospechadas sobre los destinos de la futura ciudad de Miami y,
de ramalazo, sobre el exitoso desarrollo de toda la Florida.
En 1875, Julia visitó junto con su
esposo una propiedad (un naranjal de 640 acres) que su padre había comprado y
explotaba en Biscayne Bay, en la costa sur de la península. Ella, quedó
fascinada, pero retornó a su natal Cleveland, Ohio.
En 1886, su esposo murió. Corriendo
1871, visitó Fort Dallas con su padre Ephean T. Sturtevant. Cuando éste murió
en 1881, ella vendió su fundición de hierro (alto hornos) en Cleveland y otras propiedades.
Entonces, cargó con sus dos hijos;
Frances Emeline y Henry Athelbert; tomó un carguero de vapor y se fue a vivir
definitivamente a Biscayne Bay; en el edificio de Fort Dallas, una propiedad
que anteriormente ya le había comprado a James Egan.
Los predios de la villa, aquellos
640 acres originales, son los mismos donde hoy radica el Downtown de Miami.
Finalmente, los acres (y una mula, virtual) pasaron a manos de la flamante viuda
Julia DeForrest Tuttle, la cual hoy todos conocemos como la "Mommy de Miami"
En esos trajines “incorporativos”,
un buen día, apareció la cafetera ruidosa que
integraba y propulsaba el tren de Henry M. Flagler. Pero esa, sería otra
historia deliciosa. Fue cuando la cosa en Miami, comenzó a ponerse buena.
Capítulo IV
¿Miami, Mayaimi o Maama?
Esta
mujer singular, adquirió la propiedad en 1891 por $2000 USD de manos del
realtor James W. Ewan, quien fue conocido también con el sobrenombre de "El Duque de Dade" Ewan le había
machacado a Julia que el vocablo en dialecto Tequesta para nombrar al lugar, se pronunciaba "Maama", pero a ella le agradó más
el de English: "Miami",
coincidente con las tribus del mismo nombre.
Miami era un nombre supuesto
vinculado a varias regiones indias de igual nombre (Miami) en los EE.UU por ejemplo, la localidad del mismo nombre en
Ohio. Algunas otras voces apuntaron utilizar "Mayaimi" o "Mayaimy",
cuyas traducciones todas según los historiadores, pretender ser "agua dulce" Denominación la cual,
hasta ahora, no está confirmado con certeza.
Aunque los tequestas fueron
registrados por los españoles como los genuinos habitantes de la boca del río,
otras etnias indocumentadas se infiltraron por la zona del Panhandle otras
saltando de isla en isla caribeña desde Meso-américa o bordeando la costa del
golfo de México, desde tierras de los imperios aztecas o mayas.
Otras versiones disponen de
evidencias antropológicas que arribaron mucho antes a través del estrecho de
Bering, procedentes de Asia, durante la Edad de los Hielos. Los tequestas se vieron
diezmando, a causa de enfermedades y guerras en las que se involucraron desde
inicios del siglo XIX.
El "salpafuera" que se formó en el Norte y Medio-Este con la Guerra Creek de 1813-14, fue definitivo
para el arribo hacia el sur de los EE.UU de otras tribus más guerreras; pero
que ahora, aparentemente, llegaban mansas y en calidad de simples refugiados de
guerra.
Ello se debió, en parte, a que
dicha mansedumbre fue resultado del cese de hostilidades entre EE.UU e
Inglaterra, a tenor del Tratado de Gante el cual dio fin al conflicto de 1812
entre ambas naciones.
Desde finales de 1600 y durante
todo el siglo XVIII, ya existía una "Confederación
Creek" constituida por tribus de South Caroline, Georgia y
Alabama. La presión de los colonos blancos, hizo que una rama de esta
confederación; soberbia y de una altivez rayando en la temeridad; los Okonees, hicieran las maletas y se colaran
por el Panhandle, con toda lógica, rumbo sur.
Otros confederados, los enrojecidos
Muskogee, no la pensaron dos veces para
motear a los fugitivos (exiliados) con un apodo despectivo a quienes "abandonaron la fabulosa Confederación Creek”
y decidieron vivir por su cuenta en el extranjero. Saber que cualquier
similitud de esta tragedia y el drama cubano, es pura coincidencia.
El equivalente inglés del mote es wild
o runaway
("cimarrón"), en lengua muskogee es: sim-in-olí, y es quizás el posible origen del vocablo "seminole".
Mientras que los Okonees no entendían ni papa del muskogee, ya que su lengua era el hitchiti. Los apacibles Tequestas no se recuperaron del susto al
ver deambulando por el barrio al primer Seminole,
porque éstos recién llegados siempre andaban de mal humor y enredados en
pleitos, ensoberbecidos por la pérdida de sus territorios.
Chechoter
no les temía, quizás por ser (circa 1830) quien se convirtió en la esposa del
valiente Osceola.
Como que hasta los indios sabían
dónde estaba lo bueno, no extrañó que después el Miami de finales del siglo
XIX, fuera imán para los naturales de todos los orígenes y nacionalidades
pululantes por la Unión y las tierras (islas) del extranjero cercano. Esta
notoriedad era observable en la composición de su población.
No nos referimos a la de ahora,
sino a la censada en 1900 pocos años después de la fundación de Miami como
ciudad incorporada. Este evento constituyó también un inenarrable
acontecimiento de colorido esplendoroso.
Entonces no existían el "English Only" ni "no trespassing", por lo que la
invasión de "outsiders"
(como Ud. y yo, a quienes nadie nos invitó a venir a los EE.UU y nos metimos de
"a porque sí, para después
hacerle reclamos al gobierno norteamericano, en ciertos casos, con un modo de
actuar ventajista e innoble.
Ver, qué dijo el Censo de
1900
Ephraim T. De Sturtevant, padre
de Julia
Tuttle y por otra parte otro pionero de los pudientes y nuevos
emprendedores deseosos de engrandecer la villa de Miami, William B. Brickell (ambos de Cleveland), asimismo que Isidor Cohen (ruso); John Collins (New Jersey), John Seybolt y J. D. Dorn (Alemania) dan fe y constituyeron entre otros, las
procedencias diversas y multiétnicas de los notables hacedores de la
futura "Ciudad Mágica"
De modo igual sucedió con la gente
simple, porque según el censo de 1900, a Miami habían entrado hasta entonces 1950 personas; 1348 blancos provenientes de 45
estados; 599 negros varios, entre
los cuales 68 eran de South
Caroline, 98 de Georgia y 25 de las Bahamas.
La abigarrada población, no pudo
dejar de contar con 3 hacendosos asiáticos (supuestos chinos), arribados a la
boca del río sin saberse exactamente de dónde procedían. “
Estos
peculiares inmigrantes, no rehuyeron el armar en “menos de lo que pestañea un mosquito”, un puesto de frituras,
pescado fritos y una lavandería para mantener impecables las ropas de vestir,
de cama y otras y además, enseres de mesa de los miamenses.
No faltó que entre los residentes
censados se destacara uno, quizás el más vivaracho y emprendedor de los
minoristas. Éste, se propuso abaratar los cigarros habanos (puros) traídos por
mar a Miami, desde Key West, para el disfrute de miamenses y turistas en la
temporada de invierno (snowbirds),
quienes no habían dejado de fluir a la zona, desde 1850.
Luego no resultó sorpresivo, aunque
también inevitable, que dicho empresario importara las hojas de tabaco negro,
tripas, sellos, etiquetas y portadas exquisitas (gracias a la fina litografía
alemana); distintiva en la confección de los habanos; directamente desde las zonas
de Vuelta Abajo, La Habana y Sancti Spíritus. Ni tampoco extrañó que este no
fuera otro que un cubano, Mateo Encinosa.
Este isleño era natural de Bejucal,
provincia de La Habana y se registró como dueño de la primera Cigar’s Factory de la
ciudad. Así, los hispanos arribados a la boca del río Miami; comenzaron bien
temprano a sacudirse los polvos del camino, mientras erigían la "Ciudad
Mágica"
Y como diría la vox populi de ayer y hoy: la gente de nuestro patio miamense provenía
de cualquier parte, menos de Miami.
La
saga continúa.
© Lionel Lejardi. Diciembre,
2011
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press
Addendum
6 Este marino, Alexander James Dallas
(1791-1844), sirvió en la Guerra de 1812 contra Inglaterra y en Argelia, en
1815. De igual modo cazó a los piratas en las Indias comandando el "Escuadrón de la Indias Orientales".
Dallas fundó y comandó la "Pensacola Navy Yard"
desde 1832, participando también en la II
Guerra Seminole. Este Dallas era hijo del que fue Secretario del Tesoro
durante la desastrosa presidencia de Madison, del mismo nombre.
Serás
bienvenido a mis blogs alternos:
http://www.elasuntocubano.blogspot.com/
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EDC-4202
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