lunes, 10 de abril de 2017

Salvar a Frau Fruchtreich, en catarsis inmaculada

Salvar a Frau Fruchtreich, en catarsis inmaculada
Se cumplen 58 años de dictadura comunista en Cuba
“Un Asunto Cubano”

(Dispensas por estar en construcción)

(Saber que los hechos aquí narrados, pudieran no haber sucedido nunca)
Exergo
El nombre de la protagonista y objetivo, Frau Fruchtreich  es apócrifo, he inventado a partir de un juego de cábalas y crípticos intraducibles a la fuerza. Todo, por delicadeza hacia una dama obnubilada por el idealismo romántico que despertó en ciertos sectores de las generaciones de los 60 y 70, la mal denominada entonces "Revolución Cubana" que ni fue revolución y mucho menos que cubana. Dicho evento, tal demuestran sus evidencias múltiples, resultó una estafa mundial de niveles catastróficos. Una destilación de tósigos letales tornados burla y fracaso estruendosos, dirigidos a la destrucción total de un país, sus valores éticos, morales, culturales y acerbos humanísticos, de la otrora nación y sociedad exitosos. Las adjetivaciones no son el objetivo, dado que nuestra protagonista, puede que exista llevando una vida confortable normal, aunque muy lejos de sus sueños y  adolescencias infecundas. El autor de este trabajo un diletante que se confiesa imperfecto, adolece de fe de erratas impropias a la altura de los  años, además de otras desinencias literarias. El autor, pretende que si dicha dama visita esta página, logre descifrar el críptico que la guiará piadoso hasta ella misma. Decir, que entienda el mensaje del artículo y que este le ayude a salir de su confusión empática, intelectual y emocional con el Castroevo y sus secuelas inenarrables. Es que esta especie de saga cangaceira del noreste brasileño (circa, décadas 20 y 30); imbricó repleta de ensoñaciones con las andanzas del pseudo líder de esta ideología violenta, el Dr. Fidel Castro Ruz. La misma que impregnó el vademécum operativo de otros proto-líderes falsos, que al parecer formaron el retablo que fascinó la candidez temprana de Frau Fruchtreich  y le ilusionaron en sus fantasías naturales y propias de las personas sensibles que florecen en todas las edades. Esta especie de "síndrome de Estocolmo, pasivo", es repetido todavía casi al 'pleno sol de Delon' Quizás ella dispense al autor el tomar su caso, sin permiso expreso, dado que se se trata de una persona pública conocida. Se toma el ejemplo de cómo los medios modernos en su labor hercúlea de intentar complacer las avideces noticiosas a cada lengua ciudadana y justa; inducen (a veces incontrolable) aunque de manera sana y loable, una confusión absoluta de sentimientos de admiración a veces desbordados, especialmente en características sensibles de ciertas mujeres contemporáneas. Personas  decentes, cultas y educadas por lo general entre dulzores; pero que desde al despertar de sus fémonas en etapas críticas de la adolescencia; adoraron como 'fans' enceguecidas; algo menos que fetiches extremistas, que intentaron ser paradigmas de sus pueblos adocenados por una propaganda grosera que para otros, resultó articulada de manera magistral. Es observar que estos líderes tomarán sus sombras forjadas en retortas de alquimias Golems tanto que de Pokemones, todas, al viejo estilo praguense. En el mundo de los señuelos faranduleros, este es el cardumen que destila al final simples trampantojos y escorias de esos torpes aprendices de brujos, bautizados como el “Hombre Nuevo”, un esperpento disforme mental tornado espejo de sus horribles imágenes, semejanzas tales garabatos supuestos seres impolutos. Es leer los dogmas comunistas en lenguas sin vocales de la Biblia Castrista al transliterarla a la lengua 'hitita', de atra’p’lante, con páginas viradas (rotadas 180°) al revés.

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En la Carpa Real, se percibía el olor acre de la sangre
Recién, en unos instantes fantasmagóricos, el joven rey yacía sobre la tierra  en medio de estertores. Había sido asesinado por la estocada artera, a traición, de una entidad fantasmagórica supra elemental. El soberano sucumbió a manos del Fantasma de Harrenhal, un ser de hechura nigromante, sin otros misterios que ser abortado por Melisandre, a quien sus enemigos apodaban “La Bruja Roja”  En esencia para sus coetáneos, una de las tantas criaturas artificiales propias del antes Medioevo, donde de dioses y semidioses se revolcaban entre sexos, raptos y locuras. Porque al final, para los caracteres que se movían en su época, aquella mujer no sería tan bruja ni tan roja. El espectro había penetrado tal relámpago en la tienda real, como un vendaval de humo ennegrecido y ejecutó a su víctima delante de la esposa, la princesa Margaery. Después, el espectro se esfumó por donde vino. La princesa quedó medio que anonadada, sin darse cuenta plena del desastre acontecido frente a ella, a sangre fría, porque la estocada mortal, duró un instante. No existen crónicas de que nuestra Frau entendiera, aún tras  medio siglo de fantasmadas de su héroe, un Macho Cabrío (tipo alfa+) cualquiera, que este dictador haya sido infausto para Cuba.

            La obnubilación de la princesa se inició en el momento que la bruja estatizó el aire, sin que se escucharan los ruidos de hombres, armas, siquiera relinchos de caballos, propios de los campamentos militares. La princesa vio a su hombre desmadejado sobre la yerba. El joven todavía sangraba, aunque con el corazón partido por la herida horrible de aquella cosa que como una voluta de humo enrarecido atravesó el cuerpo de su esposo.

             Petyr Baelish (Littlefinger), quien fue el primer cortesano que acudió al interior de la carpa, donde la joven viuda permanecía de pie, atónita. Miró calculador a la ambiciosa Margaery; quien tras la muerte alevosa del esposo, permanecía inmutable, fresca como una lechuga. Sin recelo, ni siquiera temerosa de las liebres devoradoras que la rodeaban desde su arribo a la Corte itinerante de su esposo, el Rey. Entonces Petyr, conocedor del drama  inesperado, se acercó a la joven y le susurro,

            — “¿Quieres ser reina?”—, con su manera suave, pero insinuante.

             —“Pues, no”—, dijo Margaery, tácita. Quien acentuó la expresión con toda la espesura de su cara oval.

             —“¿No?”—, suspiró Baelish, con la sarcástica incredulidad de un cortesano ducho, todavía no ennoblecido a causa de su origen plebeyo. Pero, hábil en las intrigas que imaginaba, porque estas desazones le convenían. Y sonrió con un tufillo de aire cínico. Además, había sido el primero en reconfortarla por la pérdida que percibía inmensa.

             —“Es que no quiero ser “reina”, sino, “La Reina” —, murmuró ella, acentuando las últimas palabras. Y aquel mundo se paralizó.

             Expresó ella, con la misma altanería propia, de quien se siente parte de una realeza genuina e inconfundible. Y Baelish se dio cuenta de que su Margaery, tal le seguían los cotilleos, se gastaba “espuelas del quince” Pero sucedió que el diálogo no ocurrió de inmediato, sino después que hubo un compás de tiempo mínimo. Y que resultó en un vacío sin palabras que así volaran por entre el boscaje, porque afuera de la carpa solo se escucharon los gritos de los soldados en busca del asesino. Inútil, porque a quienes si acaso los sheriffs inquirieron; por un instante devino en Ente del Averno. Uno de los esperpentos inmateriales, un no humanoide que se movía silente con el ruido y resplandor de un rayo apagado.

En la otra parte del drama agresivo, el espectáculo macabro había acontecido, ante los ojos aterrados de uno de los marinos capitanes del Rey del Reino de Hierro, quien la había transportado en una chalupa hasta un punto en la costa, donde Melisandre se sentó en el piso arenoso a la vera de una gruta, en posición de horcajadas con las piernas recogidas y abiertas; los brazos descansando hacia la espalda y solazada, de quien espera un coito o un parto inminente. Era lo segundo.

El marino vio en medio de la noche como un efluvio resplandeciente salía de entre las piernas de la mujer, en espirales y volutas de humo verdoso a veces. Hermosamente incontenibles, seguido de un extraño chillido, escapado involuntario desde las entrañas falopias de la bruja y que siguió al fantasma como un eco interminable confundidos entre sombras, ya en busca de su víctima. Melisandre quedó en igual posición, en cautelosa espera de la vuelta de su espantoso enviado y su mensaje terrífico.

             En unos instantes inmedibles, el marino vio cómo el ser ignito, ahora fulgurante, retornó en busca del punto exacto por donde había salido y penetró en la vagina, raudo como una mariposa Monarca. El fantasma era un ente que en ocasiones y por magias de su creadora, adquiría atributos de un ser material y como tal obraba o el garabato simple de una bruja alopécica y empedernida.

             Esta serie de transformaciones y portentos raros, habituales en aquellos tiempos y lugares, fueron testificados de manera minuciosa en las despues conocidas con el nombre de "Crónicas Sobrenaturales de los Siete Reinos", por encargo de uno de los escribas del monarca del extraño "Reino de Hierro"

(Separata en versión libre de la serie televisiva,
"Canción de Hielo y Fuego" (*)

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De las “Diana Cazadora” en busca del macho-cabrío (Alfa+)
¿Cuánto tendrá de semejante el Dr. Fidel Castro Ruz o algunos de sus acólitos, espejos, “chupadores”, socios, cumbilas y otros cómplices en la piñata cubana; con un personaje fresco de la mítica literaria como lo es, “Petyr Baelish”? Las viudas virtuales de Castro "El Grande" tal loaron y le recomendaron sus escribas a fin de que no existiese otro, decir, aunque sea un Castro "El Pequeño"; odian a sus "ex" compañeros de vivencias; algunas matrimoniales; dado que todo ello nada en un mar de confusiones, considerando lo poco sabido de si son esposos por la ley o parejas consensuales), generalmente ya finados. Un hábito inherente a ciertas mujeres Ito en consonancias con una mala costumbre de harems, a veces heredada. Algunas repletas de fervor idealista y sano, el resto, medio que sumergidas en ensoñaciones de Peter Pan, negándose a la adultez o senectud cierta, pero nefasta para el espíritu femenino. Es que este prestidigitador mayor zurdo, nunca enseñó la cuna de dónde sacaba los gatos mitones, y que después vendía a sus ilusos admiradores bobalicones, tales si fueran los conejos pascuales de la misma Snehulienka. Esas riadas constituían en buena parte la tal grey de vagos tirapiedras sesenteros, hombres y mujeres inútiles que después en las décadas de los 80 y 90 asaltaron las presidencias del Eje Apocalypto (ALBA). Ver cuántas de esas mujeres de actividades hombrunas, terminaron en las soldaderas (Adelitas) de la revolución mexicana, iniciadas desde guerrilleras hasta ex-presidentas y otras marrullerías. Las mismas que hoy yacen en manos de fiscales y procuradores, acusadas de robos, crímenes, homicidio, genocidio, malversación, y otras lindezas del feminismo zurdo. Desconocedores absolutas de lo dialéctico para delinquir contra lo histórico de la probidad. La cuestión insalvable para el poeta o analista, el cual es además un romántico empedernido, era despertar (y en otros casos graves intentar, desenmascarar) a un tipo de "viudas, casi alegres, atormentadas por la indiferencia que les propinó el régimen habanero, cuando dejaron de servir al Castrato"  Cierto que en minúsculas. En especial, y no es el caso, semeja instantes de la delicada candidez y etérea credulidad de nuestra damas de biscuit, por cuya inocencia e ingenuidad son dignas de ser salvadas de esas ideologías y trazas maléficas.

Vale la intención de tratar con el collage, poblado inusitadamente de hebras torcidas del alter ego; que dice acerca de la idolatría perniciosa sublimada por ciertas feministas enervadas con el pelambre hirsuto de Castro, este profeta del fracaso. Y nos duele que así aligeren, sin prestar la mínima atención al estado de ruinas y desastres en que este antihéroe; simple utilería de la pretendida Ópera Cómico-trágica del Comintern; empeñados en revertir el país cubano y la sociedad reluciente y sus ciudadanos en el urinario de extremistas radicales. Unos ciudadanos, los que restan, que hoy siquiera deambulan confundidos en no saber, al menos, donde yace la Tierra Prometida en el norte caucásico, tan solo a 90 millas.

            Este personaje político, Castro, en unión de sus fans comunistas todos y sustentadores de ese totalitarismo sobaquero; así mentados, al portar sus alondras ideológicas atornilladas bajo la axila izquierda, decir, el inevitable Manual de Marxismo-Leninismo con el cual han engañado a media Humanidad. Resumen de la maldad de un enviado genuino del Averno como el Ángel de la Muerte, ejecutor de un macabro "Doomsday o Libro de Winchester" para la extinción definitiva del pueblo y nación cubana. Dejada la esencia bursátil de la obra a la imaginación del lector curioso, porque se trata de la alegoría de un Id cavernario e insomne. Los cristianos antiguos lo entendían como el "Libro del Juicio Final", que no lo era. Igual sucede con los manuales y vademécum de la fascia comunista, para formar un militante furibundo y cavernario en quince días, asesino vengador en el día dieciséis, a una orden del comisario de turno en el cuartel.
La Macorina
"La Macorina"
(
María Calvo Nodarse)

           Un símil es el de la fanaticada enceguecida ayer (hace la bicoca de medio siglo atrás) con la figura apolínea del nuevo jet-set en el firmamento político isleño; hoy tornado anti nosesabeque admirado u odiado, según la orilla y el cristal o prebenda recibida. Pero eso cambió definitivamente hacia el final de su herejía sin tonalidades de un gris monocolor de rayos cruentos, a una penumbra enchumbada en esquizofrenias. O quizás paradigma en visión lela del historiador obtuso y cómplice ya encanecido también, pueden ser lo que de hecho son postales indistintas de postales, parabienes y liturgias prohibidas a los profanos. Y a todo aquel asombrado o aterrado por las las "Tres Furias" que hurgan facetas en la capa exterior de las pupilas, de aquellos a quienes todavía les hipnotizan, los ptialismos de sus amados opresores. Se trata de aquellos que comenzaron esa pendejada (en la connotación académica que es la mexicana y no otra) del “Síndrome de Stokolmo”, no fueron los actores quienes dicen que fueron; sino el elenco profesional del “Retablo de Maese Pedro”, donde Melisandre no es más que una de las títeres, siempre dispuestas a loar la delicada obra de Falla.

             En la filosofía de Kronos, no confundir con aquello de "En busca del tiempo perdido" (À la recherche du temps perdu) de Proust, digo repetitivo, dado que por ahí dicen que éste nunca lo encontró. Proust dejó bien claro, durante la enorme temporada para erigir su obra monumental, que cada individual, carga con un tiempo perdido propio, tal sucede con estas damas cuasi derretidas como velas de cebo frente al Líder. Los comunistas, entre otras de sus virtudes de pacotilla, son expertos en hacerle perder el tiempo preciado a los demás, robandole niñez y juventud. Es que los tales, aparentan haber sido abortados como niños sin sonrisas, alegrías, pujos, ni juguetes. Porque dolorosamente los niños comunistas no existen, dado que el estado omnisciente les transforma el epitelio y los pasan de la inocencia infantil a las roñas adultas. Son los niños sin alegrías, muertos vivos del comunismo, socialismo, cuentos de brujas, leyenda medieval o film de horror y devaneos.

            En la mujer, tales son esas damas, es un destiempo ácrono de incidencias terribles en medio de las opacidades sin lustres de su ser interior y exterior abandonados sin ilusiones o devaneos. Casi un terremoto de fuerza mayor. Porque los nazi-fascistas supusieron, que el augurado por los ideólogos del Partido Nazi como el Drittes Reich Milenium (Milenio del Tercer Imperio), sería proclamado inminente con la expansión alemana tras la II Guerra Mundial (II GM) No extrañar que para cumplir estos designios necesitaban disponer de campos de exterminio para los indeseables y también como entrenamiento, tal fue el de Auschwitz II-Birkenau. De ahí, el abrevar en las Granjas de Castigo (GULAGS) de los bolcheviques, ejemplo diabólico después diseminado por todo el bloque (imperio comunista), incluyendo Indoamérica y en especial, las naciones con vertiente al Caribe.

             “Hoy, la Frau yace aletargada en catarsis inmaculada, suspirando hembrerías desde una galería repleta de fantasmas en el no-exilio. A veces, se confidenció con esos Nunúes mágicos de los Cárpatos que dormitan en una lagrima de la más genuina viuda del Rey Arturo; allá en la más alta torre de la Isla de Avalón, donde escuchó aullidos de madres desoladas por la pérdida de sus hijos, quemados y quebrados en los vacíos de las múltiples tiranías cruentas. Es que Frau, parece, que nunca aprendió o no le enseñaron el valor de la palabra piadosa, sino las alabanzas de sus imágenes veneradas, sabidas crueles e incapaces de ternuras en medio de las selvas, la Mata Amazónica.

            Quizás, algún día sufrira vértigos y silencios espectrales. Pero Frau, ya endurecida (templada en las llamas del crisol, exclusivo de la libertad americana, no fragua de insolencias tiránicas) cumplirá su deseo de ser olvidada como un ser que existió sin proyectar su propia sombra de humana, ni siquiera en una tarde de solazaduras en la campiña cubana. Tal vez ese lamentable desprendimiento de parte invaluable de su Yomayúsculo, por el pecado blanco (al igual que las mentiras, que no dañan), además de inmortal, devino en ella arpegio confuso de amar por el adorar, todo, hendida por la astrosa Daga Verdeolivo

             Cuba siempre fue y es un ser orgánico total, distinto al oficialista impuesto por unos sincopados de mala muerte. Ese conjunto de vías para volver a perfeccionar y rescatar los valores antiguos, son patrimonio de albaceas secretos, desvanecidos en la quietud de los tiempos idos. Porque cada comunista se siente protegido por el resto de la banda forajida, esa cofradía alebrestada de aquellos otros que les ordenan reprimir, eclipsar y destruir vidas y sueños. Incluso los infantiles o femeninos. Es donde la pérdida absoluta de los valores morales, espirituales y éticos; heredados de la vieja pero hermosa sociedad democrática; les aguijonea de bondades y les hace saltar al vacío en la orgía faustina de transformación repentina al otro Id, bestial como el de Mr. Hyde, una camaradería individual de quienes además de oficio Caco, están contaminados de impiedades.

            Es parte de la trama que los integrantes de la conjura comunista nunca han entendido, dado que continúan suponiendo, a priori, que hacen algo socialmente degustable y peor, tragable; siendo por su naturaleza intrínsecamente amoral, todo lo contrario al decir, indecente. Porque en los comunistas, la Decencia, es vituperable y venenosa, al igual que sucedió con sus primo-hermanos nazis y fascistas. Puesto que nadie que estruje impune, vilipendie y abuse a otro humano inerme y débil, para doblegarlo ante esa cosa abominable que es el "estado monstruo", sin un "Cid Campeador" que lo proteja; puede suponerse una virtud inherente a toda persona decente, porque no lo es, ni en sueños. Ver la represión en Cuba y Venezuela.
Marlene Dietrich in Shanghai Express (1932) by Don English.png
Marlene Dietrich
film, "Shanghai Express" (1932)
Foto, Don English (1931)
(Cortesía wiki)

             La Indecencia de la entelequia ilusoria aprisionada en cada militante del Partido Comunista, a los cuales, todavía infantes y sin restarles las culpas ideológicas, porque se las impregnaron a la fuerza, con aquella barbaridad de que "seremos como el Che"; sin importar la nacionalidad; porque ellos se autodenominan "sin patria"; dado que estos se consideran y renegaron de esta virtud, al vestirse de "internacionalistas" luego como la de aquellos fascistas del bicho'ebuey de Mussolini y los nazis de Hitler de antaño, está absurdidad está completamente subvertida de los valores originales de la compasión humana. Los comunistas han inventado la forma canónica de invertir y alabar de manera rara “lo decente de ser indecente”, lo cual no es un palíndromo, que además de pervertido yace como detritus envilecido. Ello (sin conexión alguna con comportamientos sexuales indebidos, tal sucede en cualquier sociedad) pero,  deviene de la falta de moralidad en los valores humanos, decir generalmente, en lo político.

Porque de ahí, la expresión inolvidable de Marlene Dietrich, cuando le preguntaron el por qué siendo alemana enfrentó a sus conciudadanos nazis

           —"...fur Anstand (...por decencia)", dijo, simplemente.
                                                                                       
Lo cual resulta impronta de una premisa insalvable tanto para los bolsheviks de antaño como para los castristas de hogaño. Porque es ordenar a sus fanáticos el continuar la metamorfosis virtual de los manuales represores hasta culminar de manera irremediable en las pupas reales de los guardianes y guardianas contemporáneos ejecutores (Sonderkommandos de las SS), activados como zombis a cargo de los hornos de exterminio de Třeblinka, al noreste de Varsovia o en Auschwitz-II Bierkenau, de donde Schindler salvó a la “Niña del Abrigo Rojo”

            Ahora, en la simplificación de los totalitarismos (digo el admirado por las Diana Cazadora del Pegaso Verdeolivo, adoradoras aún y "en cancha viril", y además  supervivientes del sentimentalismo embriagante, evocador de la épica guerrillera que las repletó de ilusiones) observaremos que solo les resta establecer un itinerario semejante al de la “Solución Final del Problema Judío” solo que ahora es contra los demócratas, religiosos, disidentes, etc. mediante alguna “Operación Reinhard” (Aktion o Einsatz Reinhard) de lo cual están quizás, tan solo a unos pasos. Eran pocos los salvados por la “Schindler Liste”, porque para los cubanos, también existe una “Lista Simbólica del Censo de Fuerza de Trabajo Esclavo Disponible”, pero sin fines salvadores, sino, humillantes. ¿Tendrán tiempo de ejecutar tal barbaridad?

Adoración del Dios Viviente
La imaginación de las feministas adoradoras de algún “Dios Viviente”, porque siempre les ha de coexistir un fetiche (tan necesario como desquite contra el varón cohabitante) en el sentido estricto de la relación entre admiradoras y admirado sin influencia de intereses personales, pasiones sexuales o libidos. Pero es que tal desvanecimiento en brazos machos, nunca es puro. Simples epilogismos de la frigidez. Del mismo modo que sucedió con Elvis Presley, Michael Jackson u otros; curiosamente viajeros forzados hacia la “extra vida”, (el suicidio per se) o al extramuros mundanal de los vivos con pasaje sin regreso. Auto-eliminados en tempranuras estúpidas y sin necesidad alguna ni la piedad de herir a sus fanáticos. Ídolos válidos y brillantes que fallecieron y de tal, dejaron sus rastros del camino a otras estrellas anteriores y hoy, lástimas, la repiten imposturas fatídicas las posteriores. De modo igual seria el cuadro de adoración o retablo del dueto con la española, “La Bella Otero” (née, Agustina Otero Iglesias) o la cubana “La Macorina” (née, María Calvo Nodarse) Porque la efervescencia de la "La Belle Époque" (La Bella Época) estaba al tocar sus puertas. Tampoco se trata de evocaciones adolescentes, ni espejismos de señoras libando el té vespertino o como hacían algunas de nuestras abuelas, de un ajenjo azucarado con gotas amargas de mandrágora. 
"La Bella Otero"
(nee, Agustina Otero Iglesias)
Foto de Leopold-Emile Reutlingen
(Circa 1880)
          
            Casi todas, conchas nacaradas inmersas en un “mare infernus proprio” plagado de pesadillas y confusiones. No nos sorprende la muestra de admiración por lo aterrador del palíndromo circunstancial rugiente, apoderado de sus curiosidades indudables. Es que en ellas, brota la tesitura inigualable de ser o ansiar; en alguna forma virtual o real; la “Reina Sustituta de Algo” (tal la Margaery) Claro es que sin pensar en nada sangriento, tampoco dejar de denostar las tropelías castristas. Dado que, aparentemente, la idolatría fue voluntaria, sin trazas de una conspiración urdida por los Servicios de Inteligencia criollos, a los fines de aprovechar y utilizar la devoción de estas féminas con fines ominosos en el orden político-económico. Sin excepción, dado que en el subconsciente de esa pléyade de favoritas voluntarias, es de suponer sueños de ser la única roommate definitiva, decir, la favorita del serrallo y Maestra Superiora de la Danza del Ombligo.

            ¡Horror de horrores!, porque aquí en mi ciudad, una pléyade de Damas, dulces como las antiguas flautas de madera, encopetadas y finas (no las “gentiles y delicadas” mariposas de las turbas divinas castristas, represoras por sadismo y otras de chancleta igual) sí no habían sido educandas de tales danzas, al menos  como aparecieron curiosamente y de repente en la TV local; inmediato después del infausto noviembre 11, entre otras habilidades del ombligo, cuando mostraron las contorsiones del pole dance. Enardecidas y romantizadas con el tema de "De aquí, a la Eternidad", paráfrasis que sin razón explotó en medio del Camino Real conducente a nuestra “Poma” (La Habana, en el decir guajiro) amplificado y escanciado por alguno de los confidentes del Líder Máximo.

            De ahí que ciertas hembras homínidas conocidas en el ámbito internacional, se comportan al “ pleno sol de Alain Delón'; como una especie de Pandora contemporáneas; que se sienten incitadas a rebelarse contra algo que les denominan su “Yo” psíquico (Das Ich) y que le es causal y desconocido, hasta que descubrieron que alguna vez fueron hijas únicas reales o virtuales aletargadas todavía en sus ilusiones inmaduras de teenagers. Tanto, que en sus frecuentes estados de paranoia inconsciente, anuncian desmayadas en el canapé psiquiátrico insolideces como aquello de que les "soplan voces interiores" o "ven brujas aladas de la pinturas negras de Goya"; en lenguas tan altaneras en el vocabulario que les castigan sus evocaciones (en algunas preferencias raras) así como el resto de las incoherencias.

Otras,  prefieren cubrir desnudeces con “La piel de Zapa” Y otras, quizás las más recatadas, recurren al camuflaje del “Hombre de Lata” del “Mago de Oz” Tales hembras, andan sujetas por fama y fortuna a la curiosidad incontenible o vocación mítica, de otear el aliento y de alguna forma recorrer siquiera una vez, aunque en sueños (y descalzas, por supuesto) el paladar ennegrecido de cada macho cabrío, decir, su lobo feroz particular en el cual deben y ansían hacer diana.

            El animal que por ligerezas y causa de la propaganda magnificada por los heraldos encenegados del “Instituto Cubano Superior de las Artes y Letras de Alabanza a los Líderes Máximos”, donde no sería sorpresa encontrar entre el claustro docente una genuina cheerleader norcoreana del peor estilo, porque es mentira que todas son de cintura cuadrada. Mientras que de hecho toparíamos con una entidad virtual, trampantojo eminentemente zurdo; pero ciertas de ellas lo identifican en especial con sus contrarios (antípodas sexuales), pero eso sí, que sean del tipo ansiado. Es coincidente que dichos ejemplares estén o sean representados en la figura de sus ídolos políticos heticados o los que estén de moda en sus edades tempranas. Las más  impresionables en la adolescencia. Aunque estos carcamales machos renuentes a morir, ya sean fósiles e inservibles a pesar de los deseos manifiestos de otros competidores de la tribu, otean inquietos con ese estorbo rumiante a sus aspiraciones de liderazgo. Sucede que por histerias reproductivas de cada beldad de antaño, incapaces por motivos varios de hacer suyo y tener al líder preferido; se sienten compungidas, al menos, de suplicarle una mirada cruel o que éste dragomir guerrillero, les permita siquiera tocarle los pelos de la barba.

            Porque al olfato de esas "Diana Cazadora" cualquier deferencia es un trofeo genuino a menear a la vuelta ante las tonicidades del círculo virtual erótico de sus amigas. Donde las unas se tornarán roñosas y las otras, reverdecerán por la envidia del lema de los activistas de la izquierda bolchevique, el fatídico "coño, que si podemos, porque tan siquiera, lo olí" Y por cierto que lo es. Los ídolos artistas, deben entregarse por completo al conjunto de sus fanáticas. Los líderes políticos o magnates, no. Ellos son selectivos. Paradójico igual y a la vez incongruente, resulta que en ciertas profesiones especializadas en destellos de los sentimientos de estas hembras; desesperadas por ver cada día ante el espejo la dilución inexorable de sus cimientos juveniles, de cuando en vez les resurgen esperanzas. Pero lo que nunca aprendieron como dicta la rigidez de  “La Regla de Ocha”,  es a envejecer y morir con dignidad (ahora pienso como Autor, aquello que recomendó la Tusquets) no contándose cada arruga de su rostro o la cabellera que desaparece cada puñetero día de sus lunas restantes.

            Han ignorado, quizás sea a ratos, que a su alrededor hay otros seres a los que pudieran amar y con los cuales ser tiernas. La carencia de ternura con niños y jóvenes, esposos, ancianos desorientados, débiles y otros adoloridos, le es reprochable. Sucede porque a estas hembras del disloque, aquello que más les importa son sus putas canas, arrugas y celulitis. Puro egoísmo del humano natural de admirarse en el espejo de la idiotez. Como si con guiños y meneos estrambóticos, cambiarían el tiempo transcurrido o el perdido, por Proust. O lo que es peor, que experimenten o presientan ser desplazadas por otras individuals de la especie; que primen en la búsqueda permanente del elogio emanado de sus fetiches, sin que existan o les importen novedades tales como el sexo. Ciegas y sordas de cañón, ante los amores y ternuras de sus filiales que les giran en rededor, porque ellas están listas solo para sus ídolos que nunca aparecen.

            Es lo que se antoja definir como el ejercicio infecundo de las “arqueólogas del amor tardío”  porque lastimosamente ven  fenecer en lontananzas, la libido entre gemidos eróticos inmersas en las templanzas de sus jacuzzis termales

El sarcófago imperial de sicomoro
Sucede que a éste personaje siniestro y vengativo (nunca humorista y todo por su propia y única culpa) representado en el Dr. Fidel Castro Ruz; aunque al parecer todavía anduvo en rezagos de sus cabales; le fascinaba ahuecar espacios amorosos en su sarcófago de sicomoro ennegrecido, tal es el rito funerario ancestral vigente en el delta del Nilo. Y le hacer lugar a las doncellas ballerinas, esas Eloísa en cuyos pechos adornan medallas del “Premio Lenin por el 75 Aniversario del Bolshoi Ballet” (en nada, al paso doloroso que vamos, será el de Cuba)  y otras calderillas, sin importarle que ya disfrutan del Seguro Social, se arrugan como las ciruelas pasas y emiten ruidos artríticos; continúan en añoranzas de remenear el esqueleto (que no es precisamente el de la "Señora Morales",  el de aquel actor magistral Arturo de Cordova) y que por abulias se les antoja musical. De esas admiradoras de cintorines, panteones y tumbas repletas de sepulcros blanqueados, desmadejadas en brazos del anti héroe yacente en su cuna, ellas maúllan languideces como los gatos mitones, en su sarcófago charolado de madera faraónica, incorruptible.

Porque este líder invirtió fortunas que pertenecen al pueblo, en crearse un mito y galerías de acólitos no de doble sino de triple cara como las de Janus, sin un átomo de vergüenza. Ello, entre escritores y artistas de “la buena pipa” los cuales como aquellos villanos gloriosos de la antaño "Fuenteovejuna" juraron alabar al Líder todos a la una. por si algún día nefasto sientan que el Líder se eleva en su "Carroza de Fuego" hasta donde pereció el Ave Fénix, a perdurarle tanto a los cubanos como los pobladores del Partenón griego. Tonterías clásicas y otras pesadillas de sílfides y capirotes.

            Es saber remembrar que el montaje con la aventura de Guevara, resultó sólo una escena del ensayo general de sus tripas funerarias propias, semejantes a las exequias faraónicas. Pero no, porque Guevara, tras su insólito bregar batiendo con furia a sus fantasmas propios y a los de sus amicis, soldatis y capo regímenes que les empujaron a la trampa (bien merecida) se entregó herido tras el combate de "La Higuera", con aquel suplicante de, 

            —"No me maten, que yo soy Che Guevara y les puedo ser más útil vivo que muerto" 

            Un guión cuyo drama revisan los historiadores para justificarle palíndromos en cada año aniversario del dislate, aunque de peleas innegables, pero equivocadas.

            Guevara, muchos antes que a su final entendió la trampa en la que le habían tendido sus enemigos, donde suponen testigos que portará un “Biblos” alejandrino enchumbado en sus pensamientos, frases y cantos litúrgicos de protesta contra el capitalismo salvaje, todos inéditos y que ya no le importan a nadie, por falaces. Es que se trataría de algo muy serio para los analistas e historiadores del Castroevo. Porque el convoy de hitos partiría para consumar el último viaje que haría Caronte por la Laguna Estigia hasta el séptimo círculo de Dante, a ver si encuentra un espacio suficiente, donde quepa la egolatría y omnisciencia, concupiscencia natural de los comunistas lelos n-fracasados. Y valga la interjección.

            Ambos cuerpos, de los amantes enternecidos, irían tapizados con siete capas de nenúfares y diamelas mustias. Todas, desearían estar ahí en el ocaso del amado y no en otro lugar encantado por brujas y babalaows con ñeque, el “del bueno” que viene en cajetilla dorada y filtro de charcoal. Así era de calidad óptima, los que les vendía el Brujo Yerbero capitalino de allá por la finquita de Pogolotti, en Marianao. Es que ciertas hembras homínidas son una especie de Pandora contemporáneas, dije antes, andan repletas de curiosidades, inconscientes de sus actos;  pero sujetas por fama y fortuna al fisgoneo y coqueteo; incontenible por destapar las fauces de su admirado y otearle los ruidos de campanas de Eustaquio al macho cabrío. Es en definitiva la absurda interpretación de diana cazadora en su auto celo.

            En especial aquellos del tipo “Alfa+”, representado ahora en una sólida figura monoteísta, su ídolo fetichizado. Ello, aunque el ejemplar ande atascado con la Roca de Tántalo, el cual tal sucede a los paquidermos en el Desfiladero de los Elefantes africanos, narraba “Tarzan, de los monos” en sus rabias continuadas, renuentes a morir tal desea la manada, sean o no, fósiles iguales. Porque de eso se trataba el afán de las impertérritas, listas a desollar al Sigfrido wagneriano: eternamente subyugante en su lecho de lilas. Ellas, ya medio ciegas (Freud explicó demasiado temprano, lo de pérdida paulatina de todos los sentidos), ausente el olfato y la libido, sabían las consecuencias de la dentellada del Morlock de Tian. También, porque durante el trayecto, los cuerpos tiranos se electrizan enchumbados en la sangre de todas sus víctimas entre nubes de moscas verdes.

            Y los restos vivos de las otrora Damas de Nácar cantarinas solemnes que tanto se admiraban antes del Holocausto guerrillero, porque las encumbradas de ahora en los retablos comisarios, se las andan en chancletas, al estilo sans culotte, repartiendo toletazos a sus congéneres. Es quedar suspendidas en aires de la ternura, mientras unos pajarracos grisáceos (los comisarios tan requeridos en cada conga alabanciosa) de picos largos y bembas afiladas, les devorarían los ojos y después les sorberían los sesos. Es la forma oficial de terminar con el sortilegio egipcio.

En la isla estarvada
Es que en cada amanecer en la Isla Estarvada aparece un Colibrí Insignia, devorado por cernícalos zurdos. Pero sin otro índice se advirtió también que en cada mañana, alguien inmaterial tocaba a la puerta. En tanto que miríadas de colibríes humanizados y enloquecidos por las torturas y abusos de los comisarios, les danzarían sus derrotas en círculos caucasianos, volando en reverse y cantándoles lo peor de sus mejores suciedades, tal como solo ellos saben y pueden hacerlo durante el estío. Una estela de espumarajos blancos, como son los llantos de ocas excitadas, arribarían cluecas a desovar sus bastardeces rojas en playas impregnadas de rododendros cruentos. Arrebolados con los cuerpos de los jóvenes que huían ha ser devorados por el Mare Nostrum floridense o caribeño, o lo que fuese de la madriguera del Líder Máximo y su serrallo inaccesible del atrio. También los copos de nieve sucia y otras inmundicias de la taigá imaginaria, en que se ha convertido el alma mala de cada comunista relinchoso de sus fracasos perennes y hoy entrampados en el estado paternalista que les ahoga. Nadie supo del toque a la puerta, puesto que para entonces, ya no habría hombres ni hembras sobre la faz de la Tierra y menos en la hebra restante de la Isla Estarvada. Y así, hasta el fin de la nada y de los propios tiempos, sin trompetas ni tambores que les anuncien la partida, con todos los malos recuerdos que dejaron a su paso hasta lo más profundo de los avernos. Porque todo el Castroevo, como el Medioevo en su tiempo, no fue más que un terrible accidente de la piel cubana (Tiña mononucleica o algo así), transitorio para la calamidad del pueblo cubano, ahora maldecido con emplastos de culebrillas.

            No, no es que el relato comienza desde el final, porque es el principio admonitorio que les espera a tan connotados penitentes, quienes a pesar de sus expiaciones no escaparán a la espada justiciera de las instituciones, lo primero a rescatar de las instituciones. Sucede que ya alarma la insistencia sugerente en las mismas incursiones de ciertas otras damas, antaño de miriñaques almidonados; advertidas y adornadas con el discreto encanto de aquellas otras estrujadas por la malicia. Me refiero a esas sociedades abortadas por el terror y el “tentetieso cacho’e burguesito’ e mierda, que te parto los coj…”, a quienes los comunistas juraron no sólo disolver sino; destruir a toda la riqueza acumulada durante siglos por sus sociedades anteriores, junto a lo vivo o inerte que encontraren dentro.

            ¿Quién honesto, podrá admirar ese lagarto original verde y musical, hoy campo santo de iniquidades y abusos lujuriosos? Sucede que estas  frauen y madames, obnubiladas, sí están dispuestas al aplauso de los fetiches que destruyen vidas y haciendas de sus semejantes es paz de los camposantos, para las Ellas, sin mostrar un ápice de pena. Porque la horda guerrillera ejecutaría todo lo vivo, material y espiritual por la orden puesta en vigor por el Comintern; al estilo cruento de los jacobinos comandados por el fantasma guillotinador de "el Greco" Ese François-Noël Babeuf, igualitarista y asesino de la crueldad revolucionaria.

            Habría que valorar imbricaciones imposibles de esta señora con el Castroevo. Porque entonces la joven de prosapia inmaculada, siempre ofreció una imagen prístina de baccarát y que destila finezas inenarrables, nuestra Frau, perteneciente por derecho a la crème de la crème, la Élite (Auswahl der auswahlen) de la cubanas finas y delicadas de los entonces años 50. Ella estaba conformada con la mayor exquisitez en la incipiente sociedad de los tiempos poscolombinos y a cuyas mujeres denomino, “Las Dama de Nácar”, incomparables con los desmanes homicidas, chabacanos, de esa horda anamorfa de zafias enrojecidas y además, para más desgracias, comunistas, liberales, activistas o cualquier otra cosa que les implanten los zurdos. Y es que arquetipos, prominentes de estas damas integrantes de las sociedades que sobrevivieron, a veces como residuos espaciales; devenidos con los desastres de cada época pos bellum, parecieron mutar sus bellas delicadezas hacia un estamento impregnado de liberalismo sin rumbo.

            Algo así como la psicosis alucinada de una proto “gélida algonquina”, que les hace abandonar (es también el síndrome de los “Rebeldes sin Causa”) la ruta luminosa para desviarse por vericuetos de idolatrías raras hacia Líderes Máximos que al final del tsunami revolcón, las vitrinas reales abren puertas y dan paso a las Mmes. Mitterrand, Gordimer, Rousseff, Fernández, y otras delikatessen de capas y albornoces, los manjares exactos que significan en esa mesa de carnes frías. Las que no tardan en taconear rumbo al “Salón de los Pasos Perdidos” del Capitolio Nacional de La Habana. Serían las de menor cuantía, pero con síndromes fetichistas similares en aplaudir obsesionadas por las causas perdidas desde sus inicios. Es que estas Mmes. insisten y nos aburren ya con sus quehaceres de ayer, hoy y mañana; inventando peregrinajes hipertróficos desde la Ceca de filosofía judeo-cristiana, rica y democrática hasta la Meca de totalitarismos rampantes y melifluos, como el de los Castro. Cada cubano se pregunta acerca de:

             ¿Quién se atrevió a invitar a estas Mmes, non gratas a visitar nuestros lugares patrios?

           Igual sucedió con el derroche de ptialismo barato esparcido en oleadas, en este último conciliábulo de fantasmas de la benemérita CELAC, ese anonadante (bastardismo clásico del finado sambo) celebrado a troche y moche en La Habana en enero del 2014.

Las proto damas de Esther Tusquets, tejen con telarañas
Todo un rito gerontocrático de lémures, juveniles antaño y pero sin el menor recato hogaño. Tal hacen algunos vinos tempraneros de Huelva cuando se auto corrompen bajo designios diabólicos. ¿Se tratará de la dignidad o indignidades descritas por Esther Tusquets en sus obras, gallardas por su franqueza, sobre detalles de ciertos perfiles psíquicos y anatómicos de las féminas? ¿Y quizás detalles acerca de las perversidades pueriles, a veces inconscientes e involutivas del alma femenina? Ya embrollados hasta el paroxismo en las telarañas de este laberinto de histerias alocadas, advierto, sin que Freud haya escuchado una sola nota de la Flauta de Pan, las percibimos así tales oblicuidades de las Trompetas de Jericó tocando arrebatos por un ultra feminismo tan pernicioso como corrosivo, para las almas cristianas. Es cuando nos preguntamos acerca de nimiedades tales como: ¿Qué hacen a estas damas, algunas de crinolinas y miriñaques antiguos, deslizarse raudas a golpes de “pas de deux” ahora al estilo Peter Pan (o el de Barrie), perdidas en medio de ese ente fétido de pulular horrible; chapoteando y arrollando entusiasmadas las vulgaridades del ”…¡ahé, ahé, ahé, la chambelona!", en las congas, rumbas y pregones innatos de los “sans culottes” del patibulario comuñanga cubano?

            Es  cuestión de jergas que no lo son tanto, como los personajes de Hemingway en "The Killers", arguyen sus veedores y chicharrones cómplices. Ver que son las justificaciones de alabarderos encartonados de la intelectualidad castrista. Esas Ocas del Levantisco Bobo de Abela, aparente en el siempre adular a la Nomenklatur auf die Neue Klasse.(La Nomenclatura de La Nueva Clase) Nadie cuerdo le indicaría otra somia diferente a uno de los tantos síndromes contemporáneos, no al de Estocolmo ya manido hasta saciedad de las idioteces e intemperancias, sino que nuestra heroína de raíces soneras. Las de entonces, no parecieron dudar en invocarse à la dernière, en los suecos astrosos de una ex-doncella cortesana encartonada de calibre similicupítrico, aptos para alcobas desoladas, tales son los de la francesa Danielle Mitterrand o los de la tigresa sudafricana, Gordimer. La primera, una pobre diabla correteando en patinetas y huésped permanente del serrallo virtual de Castro y la segunda, inventando miriadas de incontables cascabeleos para atraer a las Sangomas sudafricanas del "Palo Monte" a que les resuelva, un nosesabequé de melancolía.

             Cuidados de porcelanas le debemos a ella, la Frau, porque según unas musarañas arqueólogas; excavadoras en los sueños de Caronte; como apuntó el último Prometeo encadenado en los Vysoke Tatry; en una de las cuevas glaciares cerca de Nitra, encontraron un bajorrelieve tallado sobre una piedra con la inscripción cifrada, desconocida hasta entonces:

            “En el fondo de su alma, las Mesdames mostraron riadas de sus somías enloquecedoras y libidos exóticas, que les condujeron a soñar con ser guerrilleras”     
          
            Claro que Tania (akaLa Guerrillera) habría espantado a estas inusitadas competidoras. Es saber que esta otra obsequiosa dama parisina de La Villaje de Cluny, (sin relación alguna con nuestra Frau) ha deambulado conexa por las cortes izquierdistas; como una pobre figura fantasmagórica integrante de la tropa Iniesta de Las Viudas Virtuales de "Che" Guevara, todas, un hato de amapolas encandiladas y deshilachadas. Castro, ni les recuerda. Hoy se ha conformado en las filas comunistas, no generalizada entre los “compañeros de viaje” una clase de todos los colores y orígenes continentales a usufructuar con sus raídos encantos de verduleras enmohecidas, ptiliácas y obsesionada por un pelo –siquiera uno–, de la barba iniesta del villano más adorado entre las culilleras intelectuales del bajo mundo comunista.

            Durante y a partir de los años veinte, este segmento de rarezas se aglutinó bajo banderas de organizaciones de fachadas fantasmas. Según sus fetiches desaparecen, así pierden el aire como los neumáticos viejos y sucumben en trastear los baúles donde repasar postales y fotografías de aquellos momentos. Y así les cae la tarde humectada de los Campos Elíseos. Un día aciago Danielle y Nadine, dejaron de respirar y nadie las sintió. Dicen quienes las observan de lejos, ¿cuánto no hubieran dado estas damas, una francesa de siete cueros repujados y la otra sudafricana de escudo y alabarda zulúes, por haber sido capturadas, humilladas y envilecida por sus compas de las FARC colombianas; a fin de ganar sus inmerecidos quince minutos de fama en cintillos onerosos, ya destilando sus imparables insensateces seniles? Así tendrían para contarles a sus contemporáneas clavadas con sus libidos en los balancines del asilo "Les Anemones", en una esquina de burkas y ululares pecaminosos de la Marseille, la de Bouches-du-Rhône y no otra.

            Es una especie de revolvedera hormonal que diezma las últimas hilachas de vergüenza de algunas de estas antiguallas del siglo XX, las más tercas (no cubanas), hoy tornadas en ex-mujeres ya militantes virtuales y primorosas, honorables de las sentinas guerrilleras, en pleno siglo XXI. Todo un emético de fémonas anquilosadas, hasta el martirio. Una vez a Frau le sobrevino la angustia de un plano temporizador. Y sintió que se elevaba hasta la región más transparente. Allí experimentó una corazonada y se palpó el pecho. No sabía si flotaba en su plano de siempre. Se percató que aquella vieja aguja traidora permanecía clavada ahí en su espalda, desde años ha. La que cuando do moza, le atravesó su piel al candil de la bruja matamuñecas de moda, la otra Melisandre.

            Y se dio cuenta que no era igual a la heroína bruja del Reino de Hierro, donde colgaron a cada una de las gárgolas drenadoras del Fantasma de Harrenhal y Frau, enfurecida se la arrancó inconmensurables de un tirón. Fue cuando y la coloración de su piel volvió a ser lo tersa y anacarada que era antes del sortilegio. Era una daga idéntica a la maldita "Verdeolivo" Entonces la desesperación inundó su alma y reflexionó en mil formas bíblicas del ángel arrepentido, y las aguas hirvieron. De pronto, se encontró parada en un espacio fresco y azulado en la orilla de un río caudaloso, era Gave de Pau, que tocaba Lorda (Lourdes) por un costado. Una jovencita, desde la Cueva de Masse-Vieille le hizo un gesto y Frau, lanzó la daga maldita hacia el centro de las aguas, con toda la fuerza de su corazón.

            Y le sobrevino una dulce quietud, porque tan cerca como la vista llega, las agujas del Santuario de la Virgen de Lourdes, parecían esperar que la ahora “Ella” las visitara. Frau experimentó una una inexplicable vergüenza. Sin percibirlo, había sido víctima de una figura atroz y oscura, la de Melisandre de marras. La que no era otra cosa que una soldadera con rostro de Janus, el de la doble cara, le observaba impertérrito desde las medias aguas del de Pau perdido entre un racimo de rostros atribulados. Ello devino en el mismo instante en que el sacerdote la miró a traves de la rejilla del confesionario, donde la miró fijamente e intentó descifrar o desatar ese nudo gordiano que Frau había puesto entre el escapulario y sus manos. Aquel santo le insistió,
        
         —“Ahora te sientes libre”
        
—“Sí, es que Él limpió mi alma. Y en Lourdes, hace meses, recibí la absolución, tal le explique”

—“Y es normal, si provienes de un submundo o peor, inframundo,  donde nadie sabe, con exactitud, cuál es su rostro real”

—“Padre, es que siempre debí hacerlo así. Por miedo, supervivencia. No por mí, sino por mi familia, que estaría sujeta a la destrucción y a ser enviada al mundo de los parias. Es un horror”

            —“Lo sé. Todos los relatos aparecer metrados por el mismo cartabón. Y después de esa sinceridad reconstructiva y tan bella. Mejor digo, sensible; me pregunto ¿y por qué insistes en ser La Reina, si ya lo tienes todo? Veo que cada quinquenio vas y le echas una mirada a esa "cosa", como los islamitas que besan a su "Piedra Negra en la Kaaba de la Meca" insistió por tercera vez el sacerdote”

            —“Dio en el clavo, padre, cuando dice "que lo tengo todo" Y sepa que mi fortuna es más, mucho más que la robada por esa gente y su cohorte esteparia. Es también superior a la de cualquier otra reina viva”

            — “¿Entonces, cuáles son tus otras ansiedades?  ¿Más riquezas?”

            — “¡Oh, no, por Dios! Es que, yo fui joven y entonces pequé al dejarme subyugar, idolatrando a esa "cosa", como Usted lo llama. Me sentía como una adolescente obsesionada, absolutamente desequilibrada. Casi hasta ayer, obnubilada. Me confesaba cada vez que lo veía, sabiendo que algo andaba mal. Hasta que un día sin saber cómo, me encontré con que había viajado hasta Lourdes. Al final, tal si me hubiera caído un relámpago como la ira del Señor y me arrepentí con una contrición franca”

            — “¿Y...?”
        
  —“Es que supe de "El", que  esa "cosa", no podrá nunca, ni en "articulo mortis", ser absuelto”
           
 —“Vamos, no seas soberbia, porque blasfemas y sabes que Dios siempre perdona a todos los arrepentidos de corazón”

            —“Digo lo que se, de buena tinta. Y le aseguro que es tinta celestial. Padre, ¿apostaría Usted un centavo, a que no es así siempre... digo, Usted juega un centavo contra toda mi fortuna, así como así y "de un solo palo"?

            Lo que más impresionó al clérigo fue que en el brillo de los ojos de la mujer, observó el convencimiento de una arrepentida genuina; de que todo lo que afirmó sobre la no absolución del pecado blanco era una verdad que se cumpliría, inexorable. Y él, aunque respetaba las verdades universales, no estaba dispuesto a arriesgarse a perder su centavo. Y menos, por todo el oro del mundo y dictaminó lo inusual en alta voz,

             —"Pues sí, parece que ya está redimida por el Señor. Y  esta absolución dice de la otra opción intentada por Freud. Cuando confesó a sus colegas y detractores:

          "Durante treinta años de mi vida,  estudié el comportamiento de las mujeres. Y estas son las jodidas horas, en que todavía no se... qué carajos es lo que ellas quieren"

            Concluyó el monje y se tapó la boca, sorprendido por lo que entendió como palabras heréticas, ya confundido con otras incógnitas interminables, a veces astrosas, del ente humano universal. Porque sin darse cuenta, se les mezclaron el drama político Comunista con el inmenso social de los Cangaceiros.
           
            Después que Frau Fruchtreich abandonó el confesionario hacia el lugar donde pernoctaba, repleta hasta el último jadeo de sus calmas. El monje, como todo buen pesimista alegre, entonó una balada o especie de lamento antifonario que se le antojó antiguo de cuando era joven, con visos de tonadilla con aires de samba 2 Era la exaltación lírica de O Cangaceiros(bandidos brasileños) En esencia, la leyenda musical amorosa descrita en la balada "Mulher Rendeira", cúspide musical de la saga dramática de los amores trágicos de "Lampião” y “Maria Bonita", allá por los años 30.

 Olé, Mulher Rendeira,
Olé mulhé rendá.
Tu me ensina a fazer renda,
e′u te ensino a namorá...
(Sigue)
 


           Y el monje calló y dejo caer sus brazos, tan exhausto como alicaído por la confesión esperanzadora de aquella mujer. Se dio media vuelta y salio de la iglesia. Cuando retornaba por donde vino hacia su celda del claustro, envuelto en un silencio habitual, no pudo contener los impulsos de volver a tararear una y otra vez la tonadita pegajosa, a veces deslumbrante para los muchos, como son todas las cosas de bandidos. Porque en verdad, la balada era así de hermosa.

            Fin de la saga.

© Lionel Lejardi. Mayo, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press

1 Separata tomada de “A Song of Ice and Fire” (Serie actual de  HBO de TV, "Juego de Tronos") de George R. R. Martin.

2 Balada "Mulher Rendeira" del film brasileño "O Cangaceiros" de Lima Barreto, premiada en el Festival de Cannes en 1953.

3  "Lampião” (Virgulino Ferreira da Silva) y “Maria Bonita" (Maria Gomes de Oliveira)

Nota: Cualquier igualdad o semejanza con personas, nombres, situaciones u otros paralelismos, semejanzas, hechos con situaciones, personas vivas o muertas, es pura coincidencias.

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