sábado, 8 de octubre de 2016

"¡Silencio, que'león duerme esta noche!" II/II

Silencio, que'león duerme esta noche!"
II/II
Se cumplen 57 años de dictadura comunista en Cuba
Sin la venia ajena
Aura
"Un comunista
 es aquel que ha leído a Marx y Engel.
Un anticomunista
 es aquel que ha leído a Marx y Engel
 y los ha comprendido"
Ronald Reagan
“Un Asunto Cubano”
 
(Miniserie, “Silencio que’leon duerme esta noche”)

Tánathos o Pulsión de Muerte

Tánathos
Guevara no arribó solo a Guatemala. Resultaba imposible que el muestrario de sus   rabias personales, no le acompañaran. También los recuerdos que se les antojaban los más amargos de su juventud turbulenta, anti gregaria y misógina, tan angustiosa como su frustración que se le antojaba sin igual a otra existentes sobre el planeta Tierra. Claro que esas elucubraciones de recuerdos trágicos, a los que aludió sumido en sus reverberaciones y psicopatías endógenas, fueron patrañas anidadas en su mente distorsionada, como las ‘12 Pinturas Negras de Goya’ Alucinaciones producto del delirium tremen por abusos del vino, recuerdan sus cuates. Un DUI moderno producto de miserias marxistas y embriaguez de ruindades esquizofrénicas, apoyadas en baraturas ideológicas zurdas y desde ha, taladradas de maoísmo, islamismo, babuvismo y no se conoce cuantas otras, todas infundadas. Con ese cóctel, se puede preparar el mejor de los monstruos comunistas. De lo cual, nuestro presidente Ronald Reagan nos advertía, juicioso.
Ernesto Guevara de la Serna
(aka, "Che")
(Cortesía de risasinmas.com y 
Pinterest)

            A Guevara le aplastaban las realidades de que las estirpes Linch y la Serna (la última, en realidad "Sheinerman", según gorjean los entendidos a causa de su ascendencia semita) eran apellidos portados por y de personas decentes. Mientras que "Él", tortuoso y vengativo contra la nada infernal de su entorno; devino ente de una nada fracasada, el pas de deux clásico del niño futivado de la Universidad como también siendo un escolar de primaria, díscolo e ineficiente, extruido como el resto de su quehacer mundano, inútil. Un ser anodino deshumanizado quien para justificar su morosidad se desplegó en busca de los cómplices, que encontró en Tuxpan, México, exactamente a la vera de los hermanos Castro; personajes que aunque les fueran ajenos, les hicieron tornarse per se en simbiosis híbrida de un célibe como el Conde Alexander Gagliostro (“El Desalmado” cuyo símbolo secreto era “Ouroboros” la serpiente que se muerde la cola). Cuestiones vampiresas muy paranormales entre los izquierdistas fascistoides.

            Para entonces, mucho dinero, dádivas y favores habían repartido los Castro a escala mundial siempre, a costa del hambreado inmisericorde y andrajuras bochornosas de los cubanos, reducidos a un mal vivir cavernario. Al crear verdaderas colonias de vaguerías izquierdistas, esa izquierda sobaquera producto del “Manual y Prontuario de Marxismo-Leninismo” mamadera y chupete preferido de intelectuales liberaloides contemporáneos. Morones de toda laya a fin de que los idiotas, idealistas ignorantes y analfabetos, lo tomen erradamente como paradigma a emular. Pero el Manual, para entonces, ya se le había incrustado con raíces del mal y confundidas con la pelambrera del sobaco

            Y los epítetos no son gratis, porque se los merecen al morir por los Castro, como este pibe Guevara o los infelices negros y mulatos cubanos lanzados al África Negra, Medio Oriente, Mesoamérica, Asia, etc., todo porque su blancura caucasiana olía a colonialismo. Y a cualquier otro infierno que sus megalomanías de resacas matutinas le dictara el centro director estratégico moscovita. 

             ―”Moriré como una piltrafa humana”―reflexionaba "Che" premonitorio de su destino, mientras aullaba los últimos alaridos de lobo solitario. Quien al menos, decir con justeza histórica, murió de pie en espera de las ráfagas ya acordadas con sus ejecutores rangers, apuntandole a su plexo solar. Porque le era ‘de tranca’ el verse abandonado por "Manila" junto a sus hombres y a veces mujeres, según el momento. 

            Porque no hay que olvidarse de la "Tania", aquella exuberancia de amazona comunista; una hembrota de cuatro cuartas por los cuatro costados; cazada como una liebrecilla agridulce el 31 de agosto de 1967; combatiendo con fiereza en Vado del Yeso, contra los campesinos rangers. A quienes los comunistas (recitando el vademécum) dijeron iban a redimir, hasta que una ráfaga de 7.62 mal dada, además vomitada por una máquina belga bípeda, la abatió para siempre. Lo que fue festín de las moscas tramposas de los manglares, unos cientos de metros río abajo donde quedó con los senos al aire, putrefacta a más no dar. Y lo peor, solitaria como la esposa de Prometeo, encadenada por igual en los Altos Tatras, donde los buitres le engullirían las entrañas. Es preludio de la Pulsión de Muerte que devora en todo momento a cada guerrillero.

Una beldad “isoturbiteriana” y su antípoda caucásica
Ese contingente de guerrilleros fue lanzado a una aventura sin retorno. De falacia posible e iguales luctuosidades de traiciones, con el mismo sonajero con que engañan a los niños. Y les duele porque provino de quienes debían cuidarlos y protegerlos en lo interno y externo, "como a la niña de sus ojos", en el decir sabio y egoísta de Trotsky. Pero ya los habían vendido y traicionado como piltrafas, desde mucho antes de partir hacia Bolivia. Es que antes hubo el final de un viaje hacia Guatemala. Itinerante se fijó en una muchacha de figura nevasca y experimentó lo de un pez cuando lo ensartan. Hicieron migas de inmediato. Y se empecinó, cuando sus nuevos amigos se rieron de él y su pareja, la muchacha regordeta que nadie miraba, chaparra y sin encantos visibles o probables.

            Cegado por la ofensa e inmerso en su complejo de fracasado eterno, de no poder juntarse con una caucásica a las que estimaba inalcanzables, hizo que más tarde se echara a la caminante como amiga íntima. Lo lamentable es que éste líder, un sociópata empedernido, desconocía los límites superiores e inferiores de aquella diferencia entre una joven normal, agraciada o no, y otra sin muchos atractivos, aparentemente normal. Pero es que él desconocía los antecedentes de la muchacha peruana inteligente, Licenciada en Economía. Imbricada como militante comunista bajo el lema maldito de ‘Sendero Luminoso’, una expresión (considerada maoísta) del pensador peruano, también marxista-leninista (no carnicero), José Carlos Mariátegui La Chira. Luctuoso e infausto lema para los peruanos confundidos, como todo lo saturado del totalitarismo comunista.

            Ella, repleta de experiencias vividas y conculcada para ejecutar actividades políticas de cierto nivel para sus jefes, propias de una militante del Partido Comunista Peruano y los otros a los cuales les entregó su alma. Porque tal era el caso, aunque el encuentro de ambos fuera casual, como el de los asteroides, sin dulzuras. Dado que recién Guevara había arribado a la Guatemala a impregnarse de efervescencias con el gobierno de la extrema izquierda estrenado en 1951 por, el Col  Juan Jacobo Árbenz Guzmán y con el cual se involucró en actividades represivas contra opositores. Para él y su egolatría supina, este fue su estreno político enchumbado en violencia edulcorada, a fin de ganar galones.

            ―”Sabes, que ya me pagarán esa cochinada. Y los muy pendejos, se dicen mis amigos. ¡Cabrones, es lo que son!” –le dijo a ella, que intentó calmarlo.

            Guevara, aun joven de pelo ondulado casi hirsuto, hispido al oler la humedad como su carácter alebrestado; miró al grupo de sus burladores sevillanos, sin nada de qué reírse y escupió el piso. Siempre lo hacía por todo y a todos. Lo que alguien de su entorno selvático, le escuchó maldecir en otro momento aciago. Tal era este, bajo los efectos de un sinsentido aparente. Por lo que ahora, no hubo espacio para otros recuerdos de juventinas y otras disipaciones impronunciables para este futuro matasanos.
"Che" e Hilda Gatea (1955)
Vacaciones en Yucatan
(Cortesía de wiki y Pinterest)

            Y nada más apropiado para desechos tan elocuentes ahora, que la opción del pronto enterramiento de su imagen por la Historia, una inexorable sepulturera. No sorprendida con el nuevo cliente ni por sus enemigos terrenales, porque eran muchos los acumulados por él para una sola existencia de excesos enloquecidos. La farsa había comenzado, según sus cronistas, cuando paseaba en una desvencijada bicicleta con motor, por cuanto vericueto le brindo abrigo a sus destemplanzas tempranas. También quizás, cuando olisqueó el primer cadáver siendo pretérito estudiante de medicina con las intenciones de hacerse médico.

            O por lo menos, mientras hacía el paripé de que estudiaba "entre comillas altas", según sus detractores. Los insolentes de Hollywood, en ocasión de filmarse las tribulaciones de este otro reflejo “del inquieto Anacobero"1 durante su etapa de vagabundeo sudamericano, tal parecen acostumbrar a estos inventores de patrañas.
Porque los cineastas brindaron una versión cinematográfica 2 estampada con el gomígrafo de los entendidos, como un verdadero desastre. Claro que no era su culpa lo del adefesio decir, desde el punto de vista del buen contar y declamar en la ética cinematográfica.

            El guionista lo bajó de la vulgar bicicleta y no dudó en encaramarlo sobre una feroz motocicleta, como las usadas por las bandas (musicales) anarquistas de EE.UU.
Porque él había dilapidado años claves de su juventud haciendo bus stop por sus alrededores, entretenido (1954) en causas injustas como la izquierdista de Arbenz en Guatemala. Actuó  como buen mercenario comunista y toletero por convicción. Y a punto de la bancarrota económica, hasta que una beldad isoturbiteriana, antípoda evidente de su no ascendencia caucásica le mitigó el hambre y la indigencia. Se trataba de una temba (mujer madura) de 33 años, Hilda Gadea Acosta ya encaminada a la soltería permanente, una unión cuasi tertuliana que al adjuntarse, intempestivamente, el choque devino en salvación mutua.

Convergencias de una joya rara de rosca izquierda
Ella, entonces lobista experimentada del Partido Comunista de Guatemala, le contó al amado sus cuitas marxistas. Juntos, bajo zarapes de una ideología alucinante, se arroparon bajo el manto infecundo del antiyanquismo oscurantista. Guevara, tomó aire y lleno sus bolsas, enfilando rumbos hacia México, donde con posterioridad los amantes se volverían a encontrar. La muchacha, consiguió, ya en México ostentar ser amante inmediata del “Che” Guevara  pour les pires moments, fue a la que al embarazarla, el   galénico desposó. Ella era una de las tantas veteranas feministas en actividades propias de las trotaconventos ideológica regadas por todo Centro y Sudamérica bajo órdenes expresas del Partido Comunista (local o nacional) indistintamente.

            Entre tales funciones del menudeo proselitista en las charcas y lodazales de la izquierda se distinguían el captar futuros militantes, espionaje, diversionismo ideológico, colección de fondos, sabotajes, terrorismo, etc. Incluyen el lobbismo de los partidos comunistas, organizaciones fachadas (frentes) y todo lo que huela a pan izquierdismo y de esta forma esparcir las obscenidades habituales del marxismo proto sobaquero,
propagandizado por cada comunista. Una joya tan falsa como el circonio contra el diamante, Gadea resultó ser el vehículo viviente que conectó al “Che”  con los verdaderos y ciertos tipos de aventureros, legionarios, mercenarios y toda clase de “ex” (veteranos de otras  guerras y conspiraciones de toda laya en otras tierras y por motivos diversos) una parte de los cuales colmarían el contingente expedicionario del yate "Granma"

Un Arca de Noé sui generis
Estos expedicionarios, enfrascados en una aventura pírrica presta a conducir libertades para Cuba, estaban guiados por los líderes menos apropiados: los Castro. Quienes, como otros tantos integrantes del Ejército de Ocupación (westero) que hoy asola la capital cubana y el resto del territorio nacional. Esta agrupación de confundidos, incluía idealistas remanentes de la “Generación del Centenario de José Martí” tirados a un lado desde 1953 como desideologizados impenitentes que, de manera patriótica, participaron en el fracasado asalto al Cuartel Moncada (Santiago de Cuba) en julio de 1953, También miembros de partidos políticos y otros cubanos exiliados. Guevara, encontró en aquel nido de patriotas (y aventureros comunistas, tal era él mismo) el caldo de cultivo ideal para saciar los apetitos gnosicos físicos y ambicionales de este conspicuo argentino.
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Dr. Ernesto ("Che") Guevara de la Serna
(Cortesía de wiki y Pinterest)
            La agrupación de los conjurados en México, ansiaban dotar a la tómbola de la expedición hacia Cuba con la participación personal y ayuda financiera de los exiliados cubanos anti batistianos (entonces) y en buena ley, los miamenses y alguna que otra dádiva oculta apañada por los hermanos Castro succionadas o lamidas del Comintern. Siendo el México cardenista de entonces, el país líder indoamericano que se aprestó como paño a devenir bajo cuerda en testaferro y garante del izquierdismo mesoamericano y parte del europeo, que hacia muecas desde los Pirineos.

            Por ejemplo, los cardenistas sin sus guerras de  pasteles, los anti cardenistas oficialistas repletos de pasteles y otras mesadas del bureau de los grotescos "sans culottes” peronista, los después ridiculizados por las abuelas pícaras y subversivas (al parecer, también tramposas de la ley) Aquellas de la Plaza de Mayo, las de ayer y las de hoy. De cualquier forma, el maná de liquidez les fluía incontenible a los castristas.

           Lo que a este argentino subyugó, en modo alguno similar a como piensan los rioplatenses laboriosos; era que los líderes de estos ilusos disponían de su agenda secreta, mientras que la mayoría iba embarcada de buena fe en la trama invasora a derramar sobre Cuba. Ninguno de los complotados superiores les avisó de la malquerencia de aquella trama de telarañas zurdas. Nadie.

De la Serna” en Guatemala a “Sheinerman” en Guatepeor
Estos ilusos de fila, no los líderes quienes como todos eran buenos pícaros, se auto suponían ser luchadores por la futura democracia en Cuba, entonces obnubilada bajo el gobierno autoritario del Gral. Fulgencio Batista y Zaldívar, de manera curiosa, todos los enemigos eran coterráneos. Tales falacias aventureras les indoctrinaban los viejos comunistas adheridos a ese contingente invasor de mercenarios (indirectamente), una nueva esperanza de la Revolución Mundial Permanente auspiciada por un antológico carcamal y conspirador subversivo, León Trotsky (née Lev Davidovich Bronshtein) Los integrantes de esta cáfila escogida para intervenir en el asunto boliviano, no daban la menor muestra de trabajar como otros tantos, para ganarse el pan diario.

            Todos los implicados en aquella conspiración, sencillamente, seguían el ejemplo del Líder Máximo y el resto del Estado Mayor de aquella otra tropa de revolucionarios bisoños, que fueron conducidos de manera irresponsable al Moncada en 1953. La diferencia, en esos años 60s consistía en que tal sucede ahora con Venezuela, los ejecutores en el campo de operaciones eran pastoreados con el forraje de una ilusión que los cuidaría desde La Habana (Manila) Es que la naturaleza de este proto líder le hacía emanar un flujo de rabias verdosas contra cualquier cosa interpuesta en su camino. Como aquellos indios campesinos centroamericanos que se les enfrentaron en Guatemala, en un retén armado por sicarios auspiciados por los órganos represivos del propio Presidente Árbenz Guzmán.

             De todos es sabido que Árbenz era traidor al pueblo boliviano dado que en realidad fungía de ser un cuadro trotskista, confeso y convicto, que trató de levantar alas a inicios de la Guerra Fría. El punto de intersección de los indios a los arbenztistas estaba  situado en la vía sudeste hacia Santa Catarina de Pínula. Allí, fue cuando Guevara ejerció ayudantías de infidencias, “tentetiesos” de represiones físicas contra opositores democráticos a la dictadura izquierdista pretendida de implantar por Árbenz (“…hasta que lleguen los camaradas rusos…” decía el muy falaz) y algún que otro asesinato contra los opositores. Tales tropelías, sucedieron inmediato que Guevara arribó a Guatemala.


"Che"
(Cortesía de "Flick" y Pinecrest)

            Allí, el argentino no vaciló en insertarse en grupos paramilitares del Partido Comunista Guatemalteco (PCG) al que ya pertenecía la Gadea; una rama adscrita al Jefe de la Seguridad Interior de ese país, durante el gobierno zurdo de Árbenz. Pero, ya en plena dictadura de los Castro y exactamente lo que más le sublevaba a Guevara, siendo represor actuante como funcionario en Cuba; fue aquella confesión inesperada y brutal de su madre (enferma de muerte) cuando le dijo que su segundo apellido no era "de la Serna" sino "Sheinerman" 3  lo cual no aparecía como tal, en los registros de inscripción de nacimientos argentinos.

            Guevara no acababa de entender el cambio del nombre original (paterno) de su madre de "Sheinerman" por "de la Serna", alegado por ella aduciendo "pura seguridad" dada su ascendencia judía, lo que molestaba a Guevara. Tal afirmación, dijo la madre, eran los tiempos en el que el Mundo andaba en guerras y Domingo junto a María Eva Duarte (aka Evita o Eva Perón), coqueteaban y aterrorizaban descaradamente con sus pandillas paramilitares de lúmpenes "sans-culottes" reclutadas en los barrios bajos y puertos de Buenos Aires y otras urbes. Tales fueron los motivo por el cual se rotulaba "de la Serna" y contándole además, el resto de la petite histoire familiar.

            Esa mala calaña de los barrios bajos argentinos al servicio de Perón y Evita, eran copycats o similares a las turbas fascistas de los “Camisas Negras” de Mussolini, las agrupaciones de asalto nazi-fascistas de las “Sturmabteilung” (SA), o las hoy “Avispas Negras”  y las turbas divinas de las “Brigadas de Respuesta Rápida” popularizadas por los hermanos Castro contra el pueblo inerme, hoy con el zipper bucal cerrado a pulso. Y eso, nadie lo creería, pensaba Guevara, además de que no estaba dispuesto a permanecer impasible mientras se deshacía lentamente el narcisismo de su figura mundial a la que tanto amaba ―tal si fuera una estatua de sal, convertido así por la curiosidad insaciable ‘de la mujer de Lot’―, para que nadie lo aliara a un "maldito apellido judío"

Un nueve de octubre, que los cubanos se alegran que no fuera un diez
Pero esas eran viejas historias las cuales, aunque le desagradaban, no podía borrarlas de su pasado. Por una razón muy simple: ahora estaba muerto y bien muerto, ya sin leyendas heroicas ni los círculos de tizas caucasianos de Brecht, esgrimidos por los falsos historiadores marxistas, para borrar lo feo. Cierto que toda historia parte de un pasado y un presente y ese, era su caso. De lo que sí estaba seguro, es que en ese día aciago, el destino le envió un mensaje definitivo por medio de aquellos cubanos asesores militares (falso que fueran ciudadanos norteamericanos, porque el protocolo militar así lo prohibía) y agentes encubiertos del CIA, quienes entrenaron a los rangers: porque en su leyenda apócrifa, no existirían partes alícuotas para disponer garantías de un futuro luminoso y eterno.

            También porque Il Grande Lupo (El Lobo Grande) no le permitiría ni atisbos de una luminosidad mayor a la de Él mismo. Porque como líder cubano, él era por antonomasia el Líder Máximo, de la futura revolución Latinoamericana, como una vez le dijo, solemnemente y con rimbombancias a Raúl.

            ―”A la corona de un rey, muchas cabezas  aspiran. Y un buen rey, sabrá cómo suprimir esas cabezas”

            ―”Es un buen numerito ―le contestó el hermano, mojándole la pólvora―. Yo también lo leí y creo que fue en un novela de Dickens”

            Fidel Castro le echó una mirada sibilina a fin de pulverizarlo.

            —“Supra imbécil” —masculló el Líder Máximo, desde un rincón de la estancia.

            También Castro quiso dejarlo claro, como hizo con Guevara, pero ahora el argentino estaba muerto y oliendo a bien muerto y sólo le restaba desandar su camino de confusiones por el “Valle de las Sombras”, donde de seguro le considerarían un occiso que, por su mala cabeza, seria mal recibido.

            El mediodía del 9 de octubre, 1967 había quedado al doblar del camino la tragedia, tras un par de ráfagas mortales que a las 13:15 h le cruzaron el plexo solar a Guevara, en la santa humildad de la escuelita de “La Higuera” Con ello se cumplió lo de "ojo por ojo y diente por diente" ―independiente de lo que pensara Gandhi acerca de la tuertera planetaria, si todos pensaran bíblicos― en medio de un silencio caído ínfimo sobre ese aposento húmedo y mohoso. Un locutorio perfecto para una hermandad de ranas cantarinas, enloquecidas, que no cesaron de croarle ni aún después de la medianoche en la que de todas las brujas voladoras, andaban prestas al doblar de noviembre.

            Como en las cortes de moscas aristocráticas, cortesanas y no menos pervertidas, además de intoxicadas con hashāsh como deliciosas pussycats de las pole dancers doradas, al retorno de sus alucinaciones y ebriedades de tanta carne guerrillera engullida durante esos meses de fiestas carniceras. La “Pulsión de Muerte”, tan serena  como inexorable para las serpientes que se muerden la cola.

Una muchacha “deutsch” de belleza inmisericorde
Ella apareció rauda con su osamenta firme forrada de blancuras, hermosa para todas las fieras abstenidas de sexo en las que más tarde serian ambas columnas guerrilleras, confesaron las reminiscencias varoniles (¿y por qué, no?) de aquellos del “rompe y raja” aviesos de lujurias. La Ella de furias apacibles, detentadora de excitaciones devenida rauda y perfumada desde La Paz, hasta el vivac salvaje de Che” Guevara, en plena selva boliviana. Pero a la cual, sin más, le alcanzaron fugaces las lluvias rojas carniceras, en medio del reguero de fogonazos ensalivados que empapan las carnes oblatas de ‘pan y vino’ hasta de esa joya aporcelanada de Sèvres, teutona verdadera. La muchacha maja de mirada deutsch inmisericorde y auténtica, que en un sendero cualquiera dejó flecos de su virginidad y sayas.

            Una descomunal hembra erótica y venusina insaciable, de talante impositivo, resultó en la embaucadora revolucionaria atraída al torbellino guerrillero por el después guevarismo de moda, caída meses atrás en Vado del Yeso, ahora fraguando su propia trampa mortal. Entregada al enemigo en emboscada a la colimación de los Rangers, certeros en sus descargas musicales, por acción de los traidores de su amado Partido Comunista Alemán natal (en realidad el boliviano) La traición, un detalle chic muy propio de las ideologías conculcadas a las aliviadoras guerrilleras, unas hembras miserables, integradas a las impedimentas como soldaderas de rango alto.

Es que las mujeres comunistas tempranas (piensan los historiadores) parecen haber nacido con bisagras automáticas. Ver las consideraciones amorales de la mujer de Lenin, todo un asco y quien tampoco se la merecía mejor; porque casi todas las mujeres de los Superlíderes comunistas, al menos las europeas conocidas de antaño; eran unos bicharracos y porque este anticuario de beldades, hacía un dueto infausto con la Nadezhda Krupskaya, una especie de duende especializado y entendido como la necrofilia sexual de marras.

            Esta muchacha, por otro lado, era hija de padre alemán y madre polaca, ambos judíos comunistas emigrados a la Argentina huyendo de los nazis. Y así Tania, al igual al igual que la madre de Guevara nació judía de Buenos Aires. Ella, la de suave piel casi alabastrina, una conspicua y no menos brava mujer en el combate; se le conoció como Haydée (Tamara) Bunke Bider, aka “Tania”, entre otros Kampf Namen.


Tamara (née, Haydée) Bunke 
Bider
(aka, “Tania”)
            Pero es que lo de ella fue otra cosa sucedida allá donde el río se estrecha y baja lo suficiente para el cruce a pie en Vado del Yeso, con nuevas oleadas de moscas capitalistas aprestando sus bolsas infames, repletas de hueveras devoradoras de todo lo que un día fue humano. Porque la comedura de ambos guerrilleros por las moscas, sucedió en sitios distintos. Sabiendo que en los paraísos proletarios no hay moscas ni cucarachas, dado que no hay nada que comer. Y también porque el líder de la banda armada invasora del suelo boliviano, en su mejor momento, le dijo a ella, sin aviso previo:

            ―"¿Sabés Tania, que ya se te acabaron todas las pendejadas y que no habrán más correos del “llevaitrae” a La Paz? Y a mi me importan tres bledos que ese ingenierito con el que casastes por orden la Stasi, se quede con las ganas. Porque te quedás clavada aquí con nosotros en medio de la selva, nuestra amada floresta repleta de campesinos mierderos y cobardes, iguales  a los militantes de su Partido Comunista traidor"

            Quizás, pensó ella con razón en su error de ambiciones onomásticas y de reculeos, a la manera de las soldaderas entre los miasmas rugientes de aquella manada de lobos, excitados con el olor a la hembra descomunal. Después, Tamara se viró encolerizada dándole las espaldas al líder guerrillero y partió rumbo a las letrinas del campamento, mientras murmuraba otras imprecaciones, en el alemán que se confundiría con la jerga más fina del barrio berlinés de Schöneberg, de donde también era oriunda la Dietrich.

            ―"Cacho de cabrón ―rezongó ella, ahora desde un rincón de su tienda, ya aburrida de toda aquella farsa trágica, repleta de engaños y furias―. Todo porque esta mierda donde nos embarcó el Líder Máximo del Internacionalismo, ya se está jodiendo y él (Guevara), no quiere irse sólo. Mira lo bien gracioso que es este hijo de la gran puta.
            ―Y lo que más me jode, es que aquellos dos huevones están muy campantes en bebederas y hartaderas, echándose fresco en los cojones, allá en La Habana, en medio del aire acondicionado de su "castillo de naipes" ―y terminó de escupir ella su frustración, premonitora de que pronto seria destruida, al igual que el resto de aquella jauría de paranormales

            Se trataba de algo desesperanzador y que para ella, pensaba en lo pronosticado por aquella “Sangoma” sudafricana, sería la trampa artera de sus patrocinadores. Lo más temido por los comunistas. Estaba claro: Nada de retornos a La Paz como antes hizo, con aquel par de ilusionistas estrafalarios, también intelectuales comunistas; el pintor y guerrillero argentino Ciro Bustos (née, “Ciro Roberto Bustos Marco” también aka "Pelado") y otros sobrenombres, junto con el afamado periodista, profesor y escritor francés Régis Debray (née, Jules-Régis Debray), auto nombrado, con el aka de  "Dantón", a los que los rangers capturaron al volver a lo civilizado.

La ‘Piel de Zapa’ y sus mensajeros de cierra-ojos y letanías
Para entonces, aquella figura desmadejada en la lavandería, seria campo fértil a colmenares y kermesses de este otro bellaco rojizo ya irreconocible de entre sus máscaras. Porque hubo y habría tales muertos de igual prosapia de terrores y violencias, pastos de las moscas verdes tsé-tsé africanas y las de pelambres teñidos de multicolores carnavalescos, con corrimientos hacia el rojo einsteniano, siempre presente en cada alegoría del Doomsday especulativo. Y por qué no también sus prima hermanas de traiciones, coleteando rojuras, como las sabandijas comunistas peruanas. Es que toda estas pieles chatas y toscas del bestiario zurdo, no son incogibles tal lo fuera aquel del pacto diabólico en "La Piel de Zapa"

            De igual modo era esa figura con ojos saltones y serpenteantes, desmadejada sobre el mármol del vertedero. Figura antes temida y odiada en la Cuba castrista, tierra calcinada enhiesta de auto elogios y hoy desflorado y maldito por la miseria en que los comunistas le han convertido su bolsa marsupial.  Pero de ese instante, su imagen de  fantasma terrible de conductor y protector de sombras, descansaba quebrada y solitaria en pose tan estrambótica como la maraña de su cabellera.

Pero que desde instantes, su imagen de fantasma terrible de conductor y protector de las sombras, descansaba quebrada y solitaria en pose tan estrambótica como la maraña de su cabellera. Y, por fin, alguien cristiano se dignó cerrarle la transparencia de sus ojos. Cualquier poeta del Diablo, le describiría durmiente entre pliegues de miríadas de sus fantasmas victimados. Casi todos desdoblados en terríficas pesadillas vengativas, de igual volar y serpenteo al de las brujas goyescas coitantes at æternum en la umbrocidad de sus pinturas negras.

            Es que el líder guerrillero y sus seguidores del destacamento, valdrían como secuaces perfectos en cualquiera de las bandas apostadas en caminos. Cierto fue que en justas verdades, estos subversivos alebrestados, pelearon con las tres furias tales si fuesen leones, desde el primero hasta el último día de su gran tragedia. Un modo de actuar inimaginable ―por lo inético― en sus enviadores desde la "Manila" siempre apacible, ya desinteresada de sus mensajeros letales.

            Los preludios de aquel aire de muerte, tan absurdo como desentonado; finalizó sin los ditirambos grisáceos y tramposos de los camisa rojas garibaldinas y sus escarapelas girondinas, siempre en calidad de mensajeros de la muerte y el "odio inconmensurable al enemigo", decía Guevara. Y porque los rangers hicieron que así le fuera "de aquí hasta la eternidad" y para siempre, con su inusitada perfección de cirujanos en día fecundo para la democracia y la libertad plena del hombre. Ya se hablaría de la jornada por la libertad paralizadora de los mensajeros totalitarios enviados a mansalva por “Manila” a Bolivia; con las agravantes de nocturnidad, ventaja, alevosía y premeditación.

            Una titulada “rebelión” confeccionada con ruinas y falsedades, más parecida en las agravantes circunstanciales, a la conspiración de unos desorejados para cometer un asesinato. Claro que en este caso, se trataba nada menos que derrocar por medios violentos, la democracia en Bolivia.

Una fiera Difunta Mayor, de entre otras ya interfectas
No era demasiado el espacio en la escuela de Quebrada del Yuro (“La Higuera”) , para albergar a ese Difunto Mayor de entre otros tantos difuntos, y no sólo en Bolivia; sino que desde antes en la Cuba aterrada y en el África, Asia, Indoamérica y Oriente Medio, tan amadas por ser hijastras de sus actividades desastrosas. Porque siempre fue un ente macabro, el Poeta de las Penumbras, bien que fue evacuado por su mala sombra de pechuga andina, por la falta de oxígeno ya acentuado con el asma que no le abandonaba. Ni dudar que este era el cuerpo del escándalo inerte que unos minutos antes, fue un guerrillero derrotado y auto humillado, en una guerra que el mismo armó donde nadie le llamó, a fin de que terciara con sus injerencias pro castristas. Los arpegios anexionistas bolivianos, compuestos por un dudoso ‘procónsul’ argentino.

Porque, el tal ‘libertador’ portaba un mensaje equívoco conducente a coincidencias con los mismos ptialismos de Angola, Etiopía, Zimbabwe, Vietnam, Sudáfrica  y otros territorios; que a los pronosticadores habaneros en la cima de sus espasmos demenciales y agresiones contra los países democráticos; les dio por bautizar como “provincias de ultramar” reales, al mejor estilo de las ex metrópolis ibéricas (España y Portugal). Eran los sueños revertidos de somnolienta proto colonia kremliniana, con sus testaferros indoamericanos.

            ―”Pero Usted, señor Guevara  —le observó el asesor del CIA,  — fue un extranjero quien les invadió a los bolivianos su país con un contingente subversivo de mercenarios. Usted y sus hombres, fueron entrenados, financiados y enviados a Bolivia desde La Habana, “Manila” como ustedes les decían en clave, con planes específicos de derrocar al gobierno de este país”
             “Y lo peor, asesinaron a ciudadanos bolivianos en su propia tierra y todo, siguiendo órdenes de un gobierno extranjero. Los bolivianos patriotas y nosotros los asesores, no sabemos ‘qué’ diablos hacen aquí, usted y sus cómplices 4”

            Tal punto de vista le aclaró Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, al parecer, el principal asesor cubano enviados a Bolivia como apoyo contra-insurgente amenazada por una agresión por guerrilleros comunista, exógena. La interlocución sucedió durante el cambio de impresiones (en esencia, nada parecido a un interrogatorio formal) cuando Guevara era solo un guerrillero, entre los otros prisioneros en la ultima refriega de los rangers contra los invasores, desde que los guerrilleros pisaron suelo boliviano. Su interlocutor era el estratega del grupo operativo que organizó la estrategia y táctica de búsqueda y captura del futuro interfecto argentino y sus hombres, quien finalmente, resultó ser el que lo había ensartado, andrajoso y herido en una pierna.


Ernesto "Che" Guevara

 Camiseta del "Che"

 (Cortesía de Emilio Quintana)



             Pero este era especial. Había sido capturado en medio del combate concluido. Capturado herido e inexplicablemente apresado vivo con todo su armamento y parque, en estado perfecto. Resultó sorprendente, dado que (como todos los comunistas) siempre anuncian su inmolación de "mentiritas" antes de ser capturados vivos por el enemigo, no como las ennoblecidas con hechos, de los altivos “Samurái Daimyõ” Pero no acaeció tal historicismo épico, quizás arrepentido por habérselo aflojado las piernas, en el que pudo ser el mejor de sus momentos. El último pedazo de “La Piel de Zapa” (La peau de chagrín) protectora de la aventura guevarista había desaparecido agotada por el quehacer del líder argentino y sus seguidores, tal como le alertó el duende cuando le entregó el cuero mágico.

            Castro, echó a rodar el rumor de que al Dr. Ernesto (Che) Guevara de la Serna (el de "hasta victoria siempre"), lo capturaron (no rendido pacífico sino, motu proprio) a causa de que sus armas le fallaron, sin mencionar las heridas y llagas de las piernas y pie. Lo cual fue descartado en las investigaciones iniciales.

            Como cuando a uno de sus lugartenientes más aguerridos Dariel Alarcón Ramírez ("Benigno"), sobreviviente de la aventura boliviana y después exiliado anticastrista en París, igual que a otros de la banda, Guevara le soltó a este sierramaestrino curtido una de las demagogias a las que el mismo nunca les hizo caso:

            ―"Un revolucionario verdadero,  jamás se rinde ni se deja apresar vivo por el enemigo. Primero, se inmola"

            Claro que nadie dio valor a esta, una de las tantas payasadas de los comunistas, que nunca se ofrendan en sacrificio. Porque, como era de esperar, el león calló y no se expió, tal se comprometió (dicen) a confesar detalles de su quehacer en la nómina castrista. Aunque después, cuando tras ser apresado cobró bríos alucinantes y desafiantes; se atrevió a rugir con fiereza en la escuelita rural donde lo encerraron. Allí armó un soliloquio de incoherencias en el que se hacía preguntas del sí y el no, donde en cada una de las mismas, sin importar la respuesta,  le iba la vida. Su absurda vida ambulante por caminos, selvas y parajes abruptos; como ente boliviano; pero que ninguno de los cuales nunca fueron de los suyos, ni le condujo a lugar alguno. Lo mejor de la cháchara: en el delicioso lunfardo de las favelas rioplatenses. Hablaba a las furias y a los duendes anidados en Manila.

            Un parte escueto del Ejército Boliviano,

            "El Ejército Boliviano no toma prisioneros enemigos vivos y menos, de aquellos mercenarios quienes invadan nuestra tierra, dice así la Ley Boliviana y esta, hay que cumplirla”

            Más tarde sobrevino la orden inevitable desde el Estado Mayor y Presidencia Boliviana. Una orden militar legal, que ni los Castro ni los comunistas osaron refutar o protestar, además porque quedaba en manos de otros el eliminar al conejo que molestaba tanto dentro del sombrero como de la familia Castro, a todos. Rumores, hablan de un "Acuerdo Negro" entre La Habana y La Paz, nunca confirmados y sin pruebas. También, porque para los Castro el guerrillero tendría ya delineadas desde antes de la aventura boliviana, dos figuras de propaganda elíptica. En cada foco una historia tremebunda, una para el vencedor y otra para muerto.

            "El león campante, que no lo esperaba, fue medido por los bolivianos con la misma vara con la cual él, personalmente, midió a sus prisioneros demócratas cubanos, antes de ejecutarlos. Partiendo del asesinato alevoso de los indefensos, hasta los desertores congoleños azorados, a los cuales asesinó cuando dicen que dijo: “... para dar el ejemplo a los negros"

            Ello fue el resultado de acudir orondo al llamado musical de unos Castro disfrazados de "Flautista de Hamelin" Cuya flauta siempre estuvo equivocada de melodías entre el llamado a los niños y el de las ratas marugas; porque él y su entraña repleta de roñas y ambiciones, no cabían en la fila de humanos de diferentes prosapias.  Lo que le incitó ambiciones del poder absoluto sobre todas las cabezas pensantes, que le contradijeran su otro ego de maoísmo fabiano, antes de que le arrebatara la muerte. Igual que los ave-tontas montoneros, tupamaros y el resto de los tirapiedras sesenteros, hoy dispersos por los basureros presidenciales del Eje Apocalypto (ALBA).

            Era humillante para un líder ridículamente capturado vivo, obsesionado en moldear sus delirios de grandeza, por supuesto, alejado de la Sombra Mayor interpuesta como trampa de luces entre el guerrillero peleador y el cubano vanidoso. Su mentor y promotor, Dr. Fidel Castro Rús y los estertores de la suya propia, idiotizado cuando saltó como un jigüe trota caminos, en medio de la selva boliviana. Porque a este líder abatido no le correspondía el sueño de los justos, porque también resultó ser una fiera acorralada víctima de sus propios odios, sañas y de las ánimas clamantes de sus prisioneros vejados, atormentados y asesinados a sangre fría tras el triunfo de la guerrilla cubana.

            Un ser del cual fluían deudas, flecos de sobrestima y quejas desnudas de sus presas inermes asesinadas en la Fortaleza de San Luis de La Cabaña, La Habana, ara y pedestal de ese comunismo del "¡ahé, ahé, ahé la Chambelona!", al ritmo de los tiros de gracia. Ese, el mismo patrocinado por los "hermanos sufridos del Norte revuelto y brutal" que no escatiman admiraciones y siempre dispuestos a adular a los Castro, mientras levantan las ventanillas de su Cadillac color "punzó", que tanto les gusta, en nombre de una fementida igualdad racial. Son destrozadores de la encantadora "Habana Colonial" de la historia propia y presencia de la cubanidad arrastrada por cuanto basurero se les antojó.

            Ahora aquel tipo que exudada los miasmas y fetideces propias de su vida torva y equivocada, aunque todavía con sus sueños no descompuesto, mal envuelto en mortajas de mil encostraduras sanguinolentas y exudaciones desesperadas, tuvo antecedentes que él y sus compinches trataron de arrancar de una Historia violada al peor estilo. Se intentó de alterar el paso fresco de las democracias, a cambio de un infame placebo totalitario del ajiaco habanero, todavía enquistado hoy en algunas de las mentes variopintas del cocusal zurdo indoamericano. Tal destilación, fue la que diseñó en su retorta alquimista, el Good Shepherd Major castrista.

Génesis del aka "Che"
Uno de los expedicionarios del Granma, idealista devoto de Castro, Antonio "Ñico" López, quien husmeaba junto con Hilda Gadea entre círculos comunistas en Ciudad México, dicen que fue quien lo apodó "Che" Se trataba, nada más ni nada menos que del Dr. Ernesto Guevara de la Serna 5  Otros aseguran que fue su colega (por breve, pues al parecer resultó eliminado; segundo hombre en la escala del poder) el Comandante (Mayor) Camilo Cienfuegos Gorriarán; un personaje clave en la opereta de los comunistas auto “inventados”, el cual; como tantas otras sombras; desapareció convenientemente tal le sucedió al globo-nauta cubano, Matías Pérez. Casi de igual lomo y canto a la diseñada y escrita ―con guión dogmático― por el confundidor nato por excelencia, Vladimir Ilich Ulyiánov, (aka "Lenin") un controvertido fanático de Karl Marx, Friedrich Engels y también de su propio Superego. Guevara, el "vivo de entonces" (no el después muerto), se convenció de un presentimiento que nunca existió, pero hacia el cual avanzó inexorable entre los destrozos de su vanidad herida de muerte.

            Este, con su andar y portar atento a la Voz del Amo, sin embargo, hizo real y mandatorio el tarareo de las cantatas impregnadas en el romancero gallego de los Castro y saltó al vacío en la matta boliviana. Y todo porque el Líder Máximo casi le cortó las ansias de emular con Babeuf 6  guillotinando a todos los burgueses a quienes pudiera echarles mano. Porque al desplomarse la democracia en Cuba, se le excitó la avidez idéntica de los Cirilo y Metodio anidados en la Plaza Roja; ansiosos por bañar sus groserías de mujicks, anales y genitales ―unos cheos irredimibles como camisetas en tendederas―, volcados sobre las playas cubanas.

            El león, despechado por sus misiones fracasadas, terció en los malabarismos preliminares que años más tarde cercenaron la soberanía cubana en favor y hasta lograr que Cuba con todo lo que tenía dentro, cayeran en desmayo típico de un homosexual, en brazos de la URSS. Una acción vergonzosa que fructificó en extender pasaporte válido al vasallaje de La Habana a Moscú; pos obitum; en la titulada "Constitución Socialista de 1976"

            El león se consideraba un discípulo apasionado del líder, pero aspiró profundo y se le ocurrió en mala hora rugir diabluras en las inmediaciones de la acera donde Castro dramatizaba su misantropía de "optimista alegre" Fatal le resultó que tal dualidad de famas, era intolerable por el Líder Máximo y la cofradía envidiosa (la populosa caterva de apparatchiks) de quienes "se la estaban jugando con su quiniela al canelo" aquellos los guerrilleros, a quienes le auscultaban los sobacos por intrusos. Este pujo emulativo, unido a sus devaneos con la jauría comunista pequinesa, el grupo de los que más tarde se convirtieron en "la pandilla de los cuatro" ya envuelta en calideces de oxidación y lanzó  al león durmiente, de súbito, por un derrotero de peligros.

            Castro, especulan ciertos historiadores, activó sus neuronas y armó un artilugio similar al que esfumó del juego político al que al parecer era entonces su alfil preferido: el mentado Camilo Cienfuegos Gorriarán, otro polo sombra de mayor simpatía que la suya. Pero ahora, estaba enfocado en defenestrar a un Guevara que ensayo la temeridad de pensar por sí mismo  y se le escabulló por entre los dedos.

Peri Em Heru
Pero ni Guevara ni su león interior, también de mayor proclividad a la muerte 7, se percataron eufóricos de que dicha Constitución Socialista con la cual soñaban; no se trataba más que del viejo "Libro de los Muertos" (Peri Em Heru o "Libro para salir al día") Porque a eso propendía el legajo, leer las inscripciones en las paredes interiores de sus respectivos sarcófagos, de abrir las doce puertas y vencer cada obstáculo antes de comparecer frente a Asir. Es que el fin consistía en ser enviado definitivamente donde Ammit, "el devorador" y de esta forma expedita, ser borrado del Libro, para siempre. Quizás alguna Sangoma sudafricana, de las traída por Castro en su periplo entre ritos de santerías por el África Negra, o encargada después o desde antes; le tomó las medidas a la mala-sombra del “Che” mientras dormitaba, tal vez tras sus tareas matutinas de fusilazos en los patios de “San Luís de La Cabaña

            Ni de que hábiles egipcios, quizás recolectados desde el delta del Nilo; taladraban, hendían y ahuecaban a partir de cada medianoche y con el mayor sigilo; oquedades al hilo maderal de la franja blanca de la cabecera del sarcófago de sicómoro, en una madera sagrada. Esos artesanos del país extraño, obraban carpinterías secretas sobre un tronco inmenso de sicómoro, como si fuera de acero negro. Era la madera mítica por incorruptible con la que desde ha, se hacían los ataúdes de los faraones, privilegio del cual él, “Che”, nunca disfrutó.

            Al igual que el resto de esos placeres mundanos, propios del boato ecléctico y sibarita que siempre imperó e impera a todo tren, en la Corte de Poma (La Habana) Al parecer, lo que sí le produjo arrebatos fue saber de aquella nota irónica sellada, proveniente de "Manila", que le trajo el último correo arribado desde Santa Cruz: "¿Sabés pibecito que lo del sicómoro, será solo para nosotros dos, los Castro inmortales"?

            La saga continúa.

© Lionel Lejardi,  Octubre 8, 2012
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press

Addendum

1   Daniel Santos (El Inquieto Anacobero)

2   Ver el film ¡"Che"! de Omar Sharif, dirigido por Richard Fleischer, 1969 USA y "Che” (part, I)" de Benicio del Toro, dirigido por Steven Soderbergh, 2008 USA.

3   En ocasiones adjetivado "Dr." y en realidad, el segundo apellido de Guevara debiera ser "Sheinerman" no "de la Serna". Se afirma. Así, después de investigaciones, el CIA propone el apellido de "Sheinerman". Para detalles de esta sorprendente revelación, ver el "ehC, el genoma sinistrorso" en cualquiera de estos (mis) blogs personales o sociales.

4   El dialogo es una versión libre. Ver "El Guerrero de las Sombras" de Félix Ismael Rodríguez Mendigutía y John Weisman. New York: Simón & Schuster, 1989.

5    Ver de Sigmund Freud, "Zur Einführung des Naizβmus" (Introducción del Narcisismo)

6   Ver de Françoise-Noël Babeuf, la "Conjuration des Égaux o Le Manifeste des Égaux" (La Conspiración (manifiesto) de los Iguales)

7   Ver de Sigmund Freud, "Jenseits des Lustprinzips" (Más allá del principio del placer). Donde plantea el Tánathos o Pulsión de Muerte.

Serás bienvenido a mis blogs alternos:
EDC-6984

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