"Estatua de la Libertad" y un poema
II/III
(Se
cumplen 61 años de dictadura comunista en Cuba)
"Mañas
y marañas”
Las troqueladoras totalitarias
extruden Hombres-Nuevos.
Son Golems de fiereza diferente.
Unos,
agarrotan a la izquierda,
otros, a
laderecha. Los más
eficientes
para el cinismo socialistas e
izquierdistas, es la COMUNISTA,
la cual extrude ambidiestra
Lionel Lejardi
Un Asunto USA
(En construcción)
La Estatua
Haute couture
y prêt-à-porter
La culpa del embrollo quizás yazca en el barrio de“Pigalle”,
según los unos; mientras los otros, lo arguyen posado en loma (real), a cuya
cúspide le corona la basílica de “La Sacré-Cœur
de Jésus de Montmartre” (El
Sagrado Corazón de Jesús de Montmartre) en París. Porque en realidad, se
exigía que la futura estatua se irguiera en predios donde la misma reinara la haute couture (alta costura de los antiguos) a los fines de que pareciera prêt-à-porter (un plato listo para llevar) al gusto del
creador. Y no hablamos sobre modas y cosederas de los posesos. Saber que en el
momento de su materialización, cada obra de tales magnificencias, da que pensar
en un alumbramiento doloroso que sería el devenir testigos de su destrucción
futura. Decir, un fatalismo mal soñado. Solo pensar en la furia destructiva del
populacho guerrillero y sus émulos allende al Nostrum (Mediterráneo) Ello, por supuesto, siempre a vistas
presentidas, escuchadas u olfateadas, cuando por descuidos de sus veladores, la
obra cae en manos de aquellos iconoclastas impíos, siempre holgazanes. El
entorno en cada caso, sí opera en calidad de factor catalizador y a veces
determinante. Cifra en específico, a causa de la influencia del hábitat
socio-político, en medio del cual se despliega la acción creadora.
Statue de la liberté
Paul J. Víctor Dargaud (1885)
(Cortesía del "Musée Carnavalet")
Talleres «Gaget, Gauthier et Cie»,
En la Rue de Chazelles a París
|
Todos cautos e inquietos ante las posibilidades
de aires indóciles y levantiscos de separatismos en sus colonias; atesoraban
pólvoras, tacos y municiones de boca y de guerra; intencionados a fines
represivos contra sectores de los denominados 'sus ciudadanos respectivos', aquellos tenidos por levantiscos. Ello
porque eran los cartuchos silentes en que se apoyaban sus filósofos,
religiosos, humanistas, artistas, músicos, literatos y otros; flor y nata de la
lucidez ilustrada; para declamar por la belleza de sus sociedades aun yacentes
como vírgenes inhiestas en su verticalidad.
Dado así en este copycat (cuyo nombre no es el suyo) se conjugan el ateísmo,
alineación religiosa, sacrificio, libertad, virtud, traición y otras bellezas o
rarezas inherentes al carácter y estilo de un mito: el “Hombre
Nuevo”, por cierto un Golem
áspero de diseño demodé proto alquimista, difuso e informe,
cargado de escorias, salido de cualquiera de las retortas totalitarias,
habilitado con no más de tres neuronas, imaginado por los amigos de "Zarathustra" (o del manto de Zoroastro),
aquenúmen y rastro, según la
pedantería que nos envuelva.
Porque otra de las tantas cuestiones no
abordadas por estos alquimistas de la nada
equivocada, es que sus elucubraciones eran armadas en la oscuridad plena, reinante
en la fauces un licántropo alpino. Porque
en la Cuba capciosa y efímera de hoy, los únicos lobos son los marxistas del revés. Estos corsarios se
auto consideraban como futuros guardianes en la entelequia surrealista y
barata, del abrevadero guevarista
armado a todo trapo y dirigido desde la bautizada “Manila” (La Habana guerrillera) Siempre puesta de
espaldas hacia la iluminación de la estatua neoyorquina. Sucede que esta pose engaña,
en apariencia e induce reluctancia en los buenos. Es que los detritus del
naufragio castrista arribados a
nuestras playas miamenses —en buena parte de los casos y como resultados de la explosión (todavía no es ‘implosión’) de
la burbuja cubana, no pegan “ni con cola
ni con colina” con el american way of
life. Y menos, con el espíritu de libertad representado por el espíritu de la ‘Gran Dama’, guardiana vigilante de la insuperable épica acogedora de la nación norteamericana.
La “Estatua
de la Libertad”, no es la madre putativa de los millones de individuals auto expatriados o auto inmigrados. Tal manera de
pensar atañe a los norteamericanos por nacimiento e individuals extranjeros nacionalizados legalmente (a veces
exiliados no a otros sin limbos aparentes. No existen otras variantes o
estimaciones emitidas por criterios o entidades privadas. Generalmente foráneas
y por lo habitual, enemigos encubiertos de los EE.UU. con vejigas natatorias,
olvidadas en sus playas. Es lo que les enseñan a algunos jenízaros en sus
escuelas o tal vez, y madrazas. No en
todos los casos, se considera que los recipientes de tales privilegios, son
leales a la Constitución y las leyes que les protegen como
ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica. Luego, es lamentable auto
engañarse, suponiendo que la mayoría de estos visitantes son agradecidos de USA,
per se, de la gratitud humana.
Porque algunos de estos proto inmigrantes, no
arriban como devotos admiradores del significado atribuido a la ‘Great Lady’, para venerar su ejemplo
representativo de la libertad norteamericana siempre acogedora. Sino que en
infinidad de ocasiones (observar las poblaciones carcelarias y récords
delictivos de los extranjeros) acuden a veces a rendirles cultos paganos a la Madre Coraje de Brecht) o a la
impertérrita 'Katrina' (no es la Eve mitocondrial)
holgazanas mayores y vividoras como sus cultistas endemoniados, que tremolan
sus paraguas donde acogen a cada líder apocalíptico que les estimula. Porque a
este autor, Brecht, más de mente teutona
que alemana; de mente floja y
talentoso; a pesar de su exquisita finura, era considerado en el retablo comunista y así propagandizado, en
calidad de un genuino “Imán Intelectual”
(papamoscas de idiotas) de los “compañeros
de viaje”, progress y la zurdera fascista, proliferas y geniales
todas. Y la Eve de marras, por su
parte, es investigada para ver a cual es de las siete hermanas de Eve, le corresponde. Claro es que no hay
ni existe cotejo alguno en estos claroscuros.
Antecedentes
Se trata de la vieja amistad franco-americana, que deviene realidad
entre ambas naciones. Porque la Francia y la Norteamérica de entonces,
paladines de la libertad, nunca se disfrutarían de tales bellaquerías puestas
de moda por la Nueva Clase de los apparatchiks. Estas naciones, ambas, se
hermanaron indisolubles desde 1774 bajo el redoblar del ‘Primer Congreso Continental de las 13 Colonias’ Y cierto es que la convulsión norteña emanó en
su quehacer extraordinario, como preludio de la Revolución
Americana independentista y la posterior explosión de la Revolución
Francesa (1789-1799) Esta última, resultó hundida de manera
salvaje a finales del propio siglo XVIII, en medio de su carnicería propia, por
la gracia de los chicuelos que implantaron la “Époque
de la Terreur” (Terror
Jacobino), cuando Robespierre hizo de las suyas contra los aristócratas,
fisiócratas y religiosos.
El asunto trascendió, tal como sucedió en Cuba,
a partir de 1959, pasando los mediados del siglo XX a manos de los guerrilleros y otras levas castristas. No existen diferencias filosóficas
o conceptuales, incluso cuando se compararon u homologaron proyectos, entre los
finales cruentos de estos dos últimos fenómenos históricos, por lo demás y de
una manera increíble, por sus huellas sanguinarias y escandalosas.
Un soldado, llamado “Lafayette”
El largo y agotador nombre del admirado, Marie Joseph
Paul Yves Roch Gilbert du Montier; más conocido por su título
aristocrático de ‘Marqués de
Lafayette’ (o “Lafayette”) fue quien devino uno de aquellos hombres
preclaros, que tendieron los primeros cabos sólidos de enlace entre ambas
naciones, con el concurso del después Presidente George Washington. Ello lo sindicó como visionario
deslindado de sus lazos ancestrales, que cambiaría el statu quo de la sociedad aristocrática, ya enmohecida, en alumbramientos
de los enciclopedistas adolescentes
con las herramientas de la Ilustración
no de la guillotina de perreras repleta de sans
culottes o los paredones de fusilamiento de los guerrilleros, todos
enrojecidos. La épica del drama Lafayette se inició cuando éste, de su propio
peculio, compró un barco y en unión de una tripulación de aventureros
contratados como (‘trabajadores del mar’
a paga futura), se sumergió de lleno en la causa de los patriotas
norteamericanos.
Este conspicuo francés, ya liberalizado se
dispuso y tal hizo de inmediato, a luchar contra los colonialistas británicos. George
Washington, no tardó en darle el rango de ‘Mayor General’,
asignándolo a la jefatura del Comandante
en Jefe (o sea el propio Washington) Ambos derroteros, vistos ahora
contemporáneos por los patriotas franceses; después de transcurridos 100 años
de la “Declaración de Independencia de
las 13 Colonias”, se iniciaron bajo los mejores auspicios.
Una noche veraniega
Lo esencial del evento estatuario ocurrió a
inicios de una noche veraniega de 1865, en una sugestiva residencia campestre, cerca
de Versalles, en el Departamento de Yvelines, a 16 kilómetros al sudoeste de
París. Entonces, la ciudad merovingia, sudaba y sudaba. Resultó que por
aquellos tiempos, una parte de la opinión pública francesa; en especial las
altas esferas militares y gubernamentales; mantenía sus mohines con respecto a
EE.UU. Tal sentimiento latía, porque los franceses estimaban algo impropia la lasitud norteamericana, ―aun siendo esta
una novel nación aún no consolidada completamente― frente a las pérdidas
territoriales francesas de la inmensa y estratégica región de Alsacia-Lorena,
cuando lo de Verdún. Luego, estos territorios gobernados por Francia, debieron
ser entregados a Prusia tras la derrota francesa en Sedán, durante la guerra
franco-prusiana (1870-1871). El vector de simpatía emanó de la nutrida
comunidad alemana asentada en los EE.UU, lo cual no agradó a Francia. Sin
embargo, un lustro después el panorama político había cambiado. Ello ocurrió,
exactamente en el momento y lugar, cuando en medio de un intercambio de
opiniones, floreció la idea de la estatua.
El fuero patriótico francés reverdeció sus iluminaciones
del viejo estilo, al fijar su mirada sobre la república hermana allende el
Atlántico. La cual, por esos tiempos, andaba enfrascada en los preparativos
para celebrar su primer centenario como nación libre e independiente. Tanto,
que esa noche en su casa de Glatygny, uno de los republicanos de la élite
liberal parisina; el profesor, jurista y político francés Édouard René Lefèvre
de Laboulaye (1811-1883) reunió a varios amigos y hermanos de logia; también
republicanos como él mismo. Ello, considerando que todos eran pacifistas
opuestos a Napoleón III (Charles Louis
Napoleón Bonaparte) y los cuales, casi en su totalidad o mayoría, se
declaraban fervorosos anti esclavistas
y admiradores convencidos de EE.UU. En particular, estos amigos estaban
adscritos a alguna de las fraternidades masónicas o francmasónicas en boga.
Las
mismas entidades o similares, pro independentistas, que España recibió con
desdén por ser sus enemigos; en todas y cada una de las guerras independentistas, donde
se evidencio el apoyo irrestricto e incansable de los masones. Estas sectas
masónicas, ejercieron una influencia fundamental y decisiva en lograr la
independencia definitiva; de los países centro y sudamericanos. Cuba, casi la
última, recibió por igual el incansable apoyo de los masones. Para estos hombres
preclaros, se trataba del mismo Napoleón que fue Presidente durante la II
República y el cual un tiempo después, fue elevado al trono de Francia, con el
título de Napoleón III, Emperador de
Francia. Estos cargos, antípodas por ser casi redundantes, Napoleón III los
mantuvo de manera simultánea.
Por entonces, ante los ojos de la opinión
pública, al emperador se le había considerado como un líder romántico (casi socialista utópico, nada de extrañar en
aquellos tiempos medio novelescos) que un liberal y por supuesto, nada tonto.
Todo un estorbo para algunos, por lo que no escapó de las estocadas minimalistas
que le lanzó Víctor Hugo; un literato ya forjado tal pluma lacerante y virtuosa.
Hugo no dejó de apodar (cruel) a Napoleón III, con el sobrenombre de “Napoleón,
el Pequeño"
No resultó sorprendente, que en aquel río
revuelto, emergieran de entre sus penumbras propias, personajes tales como el
conocido por Karl
(née, Heinrich), Marx. Este último en
conjunción con su amigo, otro personaje singular y de igual ideario sociópata; aunque también
talentoso como Marx, nombrado Friedrich Engels. Ambos filósofos, pensadores,
escritores y políticos; entre otros líderes de facciones socialistas y
comunistas y fans mutuos de la época;
quienes divergían furiosamente y de de manera ostentosa, de cualquier otro
político que no sustentara las ideas de su prontuario de dogmas catequizantes y
tesis rígidas del titulado “Socialismo Científico”, embadurnadas de “Materialismo Histórico y Dialéctico”
conducentes al nefasto “Comunismo Moderno”
desenvueltos en ‘La
Gran Estafa’ denunciada por el escritor y político excomunista,
Eudocio Ravines, repleta de abominables fracasos sociopáticos, de una mortandad,
ruina, empobrecimiento, aterradora, para
los pueblos y sociedades arrastradas hacia tal disparate.
En parte les asistían algunas razones, no
racionamientos lógicos, pero inabordables a menos que recurrieran a un baño de
sangre, tal como lo hicieron sus discípulos posteriores, desde Lenin hasta Castro. Esta secuela
de esquemas basadas en un proto
materialismos zoquete, de carpintería chapucera; claveteada como el dogma
irrebatible y proclive a la utopía (en realidad, devenida una auténtica ‘distopía
demencial’ Ver la pesadilla “comunista
residual” de la bolchevique implantada en Rusia (1917) de una estructura política diabólica
(saber de los desmanes cruentos de Pol-Pot en Cambodia), capaz y apta para
implantar la “Dictadura del
Proletariado”
Todos esos proyectos sociales de “arranca pescuezos” vistos hoy en sus
radiografías crueles, fueron devenidas (siglos XX-XXI) simples satrapías clepto-oligárquica tal muestran los desastres
guerrilleros (gerontocrasias dinásticas
cruentas) montadas alegremente por los líderes indoamericanos, (incluyendo el primigenio original del manicomio cubano, armado grosero en
la Cuba de hoy; herida mortalmente y arruinada de manera total e irreversible
por los émulos criollos bolchevizados por La Habana (la “Manila” guevarista), desde
1959.
La idea
Entre aquel grupo de intelectuales franceses
(soñadores, pero con los pies en la tierra) reunidos en esa apacible vivienda
campirana se destacaba otro joven escultor, Frédéric-Auguste
Bartholdi (1834-1904) En una de las pausas de incertidumbres, se escuchó la
voz de Laboulaye, quien planteó a viva voz, la idea original ya esperada, desde
contactos personales y epistolares,
« “Con esa estatua, haremos un regalo fraternal y amistoso, de la nación francesa, a la
hermana república de los Estados Unidos de Norteamérica” »
El gesto (y no otro) seria de manera que coincidiera…,
“con la celebración de la alianza entre América y Francia durante la Revolución
Americana” (1775-1783) En la propuesta se especificaría y también…, “en ocasión del centenario de la
independencia de los EE.UU.”
Ya para entonces, Napoleón III; quien ascendió
al trono imperial en calidad de ser sobrino por línea directa, del corzo
Napoleón I, un héroe verdadero para una gran parte de pueblo francés que lo
recordó para siempre. Napoleón III, era conocido también como "el príncipe-presidente", cuyos
cargos detentó de manera simultánea, las dos funciones consideradas, antagónicas.
Este emperador dejó Francia como el último monarca francés (de estirpe
napoleónica) tras la derrota francesa en Verdún, un revés político militar que
dio paso a la denominada, “III República”
Frédéric-Auguste Bartholdi (1834-1904) |
La idea de la estatua ascendió hasta los líderes
políticos de la ahora III República ―siguiendo los objetivos iniciales de la
democracia y la libertad― a fin de que valoraran la propuesta en calidad de meta
única y así, aprovechar el proyecto. Cautivado como, y no con otro objetivo inicial
que el de crear un obsequio,
"Como
símbolo propagandístico (de la libertad igual para todos) de manera que los europeos notaran las virtudes de la democracia (en
contraposición de la aristocracia, reinos e imperios autocráticos)
Hablado en estos términos por quienes propugnaron el proyecto, “no había lugar a dudas”,
ni considerar lo que a nadie se le había ocurrido: de que la idea originaria o génesis de la propuesta; tenía relación
alguna con inmigrantes, refugiados, y exiliados, como summun de los perseguidos. En oposición a la casi inexistentes ideas democráticas
en las monarquías inoperantes de la época, claro que con sus excepciones.
Nadie de los tiempos actuales, debe suponer ni
siquiera por la comodidad que ofrece la conveniencia de un humanitarismo político extemporáneo; otras ideas diferentes
(patrióticas o de solidaridad) de los auspiciadores oficiales del proyecto. Tal ha sido el caso de la manipulación del
proyecto fundamental, imbricando el poema de Lázarus a otras corrientes
tendenciosas disfrazadas de restauradoras; las que en realidad son modelos de
propensiones propiciadoras a la exportación de felones (confundidos con los
refugiados e inmigrantes probos) a fin de que establezcan sus esporas
pandilleras en los países decentes. Los monárquicos, desde
la sombra opositora, estimaban que el gobierno de la III República era temporal, de mal gusto e impregnado de gente
vulgar y chabacana; por lo que ansiaban el retorno a una monarquía esplendorosa y cargada de ritos y oropeles propios de la
aristocracia, pero constitucional, al tipo napoleónico
Viendo un segundo aspecto, nada indicó que en el
ánimo del grupo estuvieron evaluaciones de incluir en la tesis ideológica otras
áreas empaticas diferentes a las europeas. La idea culminó en diseñar y
construir una estatua gigantesca para ser erigida en New York, cuya grandeza
representara los ideales modernos de la libertad y la democracia en ambos países.
Bartholdi, en calidad de escultor y con fama como creador de figuras
monumentales, dio la impresión de sentirse fascinado nuevamente en elaborar una
estatua tan descomunal que lo eternizara como creador.
Sin embargo, el sueño, para realizarse, debía lograr todo
un ingenio en la obtención de un billón (1000 millones) o más, de francos.
Épicas
La probabilidad en aquellos tiempos, no dejarían
pasar por alto dos factores o épicas
relevantes entre las capas proto ilustradas e incluyendo vastos sectores del
pueblo común: la “Guerra Civil o de Secesión en los E.UU.”
y el fabuloso y no menos sorprendente, “Canal de Suez”
Todos los presentes en la reunión de marras,
eran sinceros admiradores de la épica Guerra Civil de EE.UU. desde la cual, provenía
e impresionaba, la figura de Abraham Lincoln,
sus esfuerzos en pro de la igualdad de todos los ciudadanos, en especial la
abolición tácita y definitiva del resto de todos feudatarios o vasallos aun
sujetos a la infamante esclavitud e incorporación de los mismos liberados a la
sociedad, con todos los derechos e incluyendo ya los emancipados y manumisos.
Pareció que la tierra en ambas riberas del Atlántico desde mediados del siglo
XIX, estaba fértil para el mutuo e imperecedero espaldarazo democrático.
Luego se estimó y así fue comprobado, que a los
efectos de las leyes vigentes que fomentaban y defendían dichas leyes de
igualación social, todos los ciudadanos de EE.UU. y Francia, sin distingos,
disfrutarían de iguales derechos ciudadanos.
Claro es que desde el punto de vista
sociológico, la inserción de estos nuevos elementos humanos al torrente de los
fundadores de cada nación, no fueron con el vigor estimado. Sino, que se
produjo paulatinamente aún bajo las incomprensiones naturales de ciertos
sectores e intereses locales, tal como sucede de toda sociedad en transición. Se
evidenció por estos razonamientos que la estatua nunca fue supuesta:
"Madre de los exiliados o inmigrantes, supuestos legales o
ilegales, arribados a EE.UU. sin invitación o autorización previa y visado, por
parte del Gobierno de los EE.UU.”
Como quizás alguien imaginó palpar de manera
romántica (o con y bajo otras intenciones bien calculadas, que en los
sentimientos revoloteando en la mente Emma Lázarus, o por una simple
conveniencia política, coyuntural o de conveniencia étnica, tales evocaciones
se materializaron entre el rosario de poemas y libros Porque el ritmo histórico
de los acontecimientos dictó que:
“Tanto el *poema*
como la *estatua* en sus respectivos
valores absolutos no eran dependientes o correspondientes como figuras
palindromáticas de la política exterior de los EE.UU. Cada evento pudo haber
existido y existió con propósitos y verbos propios no covalentes, puesto que no
comparten principios iguales. El cruce o coincidencia en los propósitos, solo
es factible bajo una imbricación por fuerzas o intenciones ajenas a los
elementos primarios o devenida solución final por la intención previa (Inteligencia) entre las fuentes
generadoras de “lo deseado por conmiseración de la religión cristiana o la hebraica”
En este caso, la singularidad anterior, decir “una
inteligencia, avenencia u otra
consideración humanista”, a saber bajo la anuencia pública, nunca pareció
existir como tal y en conocimiento del pueblo norteamericano. Luego, no estamos
en presencia de un Teorema comprobable en forma canónica por medio de una tesis
no demostrada, sino inferida.
Los marxistas,
comunistas románticos (una antinomia
dialéctica) y la proliferación diverticular de la fauna izquierdista, entre los incontables enemigos de EE.UU y otros
pancistas, hipocritones de la zurda; los cuales estructuraban aprovechar otros
objetivos políticos inmediatos de la obra escultórica, tan loables como:
promover el republicanismo y la libertad. En contraposición, la zurda
incipiente que en algún momento, per se,
enarboló ejemplos emblemáticos de los despotismos ilustrados y tiranías
descabelladas detestables; anidados en ciertas naciones europeas, medio
orientales y asiáticas; a cuya población de alucinados, se les incorporaron aquellos figurones
providenciales (Lenin,
Mussolini, Hitler, etc.) descollantes en los primeros decenios del siglo XX.
Los Hechos
"Saber
que los marxistas, nazistas y fundamentalistas
religiosos; son incapaces de mostrar una obra humanitaria
semejante o equiparable a la judeo-cristiana,
que ejemplifique la Libertad y la Democracia; entendible por cada humano
decente, tal es la “Estatua de la
Libertad” Sin lugar a dudas dicha figura inhiesta e indomable
por su significado, bañado en un espiritud vivificante, es vista quizás por su
profundidad de valores, como una “Medusa o Aguamala” Por ejemplo, los comunistas solo muestran Granjas de Animales como vertederos de sus ciudadanos inconformes. Los nazis
y sus émulos actuales, Campos de
Exterminio, en calidad de trituradoras de opositores. El dislate
de estas alucinaciones esquizofrénicas surge por una razón simple:
“Tales doctrinas dogmáticas, enajenantes y
genocidas, carecen de expresiones misericordiosas y no pueden coexistir como
ideas, capaces de sustentar los infames cuentos de hadas y horror de sus
ideologías, cantos seculares, que solo invitan e inclinan a orgias atávicas totalitarias que, por ende, solo proclives a
excesos de toda índole. Nada en el abanico de sus muestrios respectivos,
donotan un gota de piedad, altruismo,
humanismo, virtuismo o magnanimidad al “otro”
A éstos líderes providenciales (Perón, Mao, Ho Chi Ming, Castro, Pol Pot, Nasser, Trotski, Chávez, Correa, Ortega, Morales y,los otros de la ristra infame), tras el fracaso de los
modelos de sus pordioseras dictaduras del proletariado; entronizadas a la
fuerza por los bolcheviques, sobre
las que se montaron los adalides guevaristas iletrados; promotores de un mal
denominado “Socialismo del siglo XXI”,
carecen de cojinetes o rodillos modernos. Por diseño, se deslizan a tumbos,
dado que solo disponen de chumaceras tan feas como su apelativo inoperante tal
lo es su ideología de marionetas, siempre de un vidente, el “Gran Hermano”
que les vigila.
Tales artilugios socio-económicos armados a
pedazos con los residuos de sus sociedades arruinadas por ellos mismos, devienen
cleptocracias, dinásticas, deslizadas
en caída libre y dando tumbos, para retroceder en el tiempo y espacio a grupas
de las viejas parihuelas indoamericanas, hacia las profundidades irretornables hacia
sus épocas precolombinas.
‘al Khedive’
El ‘egipcio’
no es una maruga simpática, sino la lengua oficial o “árabe egipcio” hablada en
Egipto. Para los historiadores de antaño y hogaño ha resultado paradigmático
constatar que tan temprano como en 1869, unos 17 años antes de las propuestas
idealistas para la construcción y erección de la después denominada con acierto
“Statue of Liberty” en Bedloe’s Island
(octubre 28 de 1886); ya el estratégico Canal de Suez había entrado en
operaciones, uniendo la navegación marítima entre los mares de Europa
(Mediterráneo) y Asia (Mar Rojo) y sus extensiones hacia el Índico, Pacífico,
etc. Conectables durante el siglo XX por medio del Canal de Panamá.
Ello hizo posible para la Humanidad, agradecer a
Egipto y a Panamá materializar la intención idealista; de disponer de una
especie de “Mare Nostrum” con la
interconexión intra continental de canales prodigiosos de todas las aguas
marinas del globo terráqueo. Dicha construcción (Suez) era la obra magistral
del vizconde e ingeniero francés, Ferdinand Marie de Lesseps. Para nuestros
contemporáneos sorprendió a sotto voce
que, ya desde 1867 por una visita que Bartholdi realizó a Egipto, éste retornó
a Europa deslumbrado con la magnitud de los monumentos faraónicos egipcios.
Entonces, Bartholdi quiso hacer la misma muestra estatuaria monumental y lo
logró.
En aquel entonces, el escultor imaginó y así
propuso al Khedive (Virrey) de Egipto
y Sudan; con anterioridad wāli
(gobernador) el simpático Isma'il
Pacha, conocido por Ismail
"el Magnífico” y descendiente de la Muhammad Ali; erigir en la
boca del Canal de Suez hacia el Mediterráneo; una estatua-faro colosal
inspirada en la efigie de la diosa romana “Libertas”
Otra sorpresa para los historiadores devino, por
la sugerencia del escultor en que la
estatua se nombrarían, "Egipto,
diseminando la Luz por el Asia" o "El Progreso"
Los términos “Luz “ y “Progreso”,
entre otros, daban el tono de expresiones masónicas
(quizás con estilo libertario, no
necesariamente vinculadas), muy bien entendidas en la mayoría de aquel conjunto
de sociedades de la pequeña y alta burguesía democráticas decimonónicas,
considerando sus ancestros ideológicos.
Las potencias poderosas se encontraban sumidas
en una época, de los deslumbramientos científicos, artísticos e ingenieriles,
cuando los masones y francmasones demócratas “estaban al bate” del liberalismo y libertarismo, junto con la democracia. Todas interconectadas,
aunque ajenas a ombligueras comprometedoras, aunque unidas en rango mayor a las
filosofías individualista, la política antiestatal y la economía y el comercio
libres. En esencia, el grito de guerra
del capitalismo naciente en boca de los fisiócratas, tras los desgarres
sociales de la Ilustración, en
demandar a los gobernantes todos:
“¡Laissez faire et
laissez passer,
et le
Monde va de lui même!"
(¡Dejádnos
hacer, dejádnos pasar y
el
Mundo marchará de por sí solo!)
En consonancia con la oferta, clamaban los hacedores de riquezas: dejennos fabricar, comerciar y planificar nuestro trabajo y no se metan con los clientes y usuarios y el mundo seguirá de por si, su girar. Nada nos detendrá. La tal construcción estatuaria representaría a una mujer campesina egipcia (falaha) envuelta en togas, calzada con sandalias, vestida al estilo
griego y portando una antorcha. Al Khedive egipcio, le fascinó la propuesta
para que de este modo glorioso dejar su nombre y reinado unidos a esta nueva
maravilla de la civilización y summun
de la Ingeniería; pero debió declinar la oferta dado que las arcas reales,
estaban en bancarrotas al declararse Egipto insolvente para pagar sus deudas.
Razón por la cual Egipto ya tenían en esos
momentos sus aduanas intervenidas, por funcionarios de otras potencias
europeas; en especial los alemanes;
con el propósito de incautarse de los dividendos aduanales y así amortizar la
deuda. Por cuyo fracaso, Ismail fue expulsado del cargo por el Sultán otomano,
su jefe superior en Turquía, jefe del Imperio Otomano.
La misma Turquía que fue derrotada como país
beligerante durante la I Guerra Mundial
y la cual retumbó y culminó con la desaparición de los imperios otomano, austro-húngaro,
alemán (prusiano entonces) y Ruso
“No queiro…no
queiro,”
Pero
échamelo en el sombreiro” Debió tratarse de una antigua
copla, refrán o dicharacho en portugués, que define a los “hipocritones” Esos tipos y tipas, que se las dan de impolutos,
impecables, intachables almas puras y cristalinas los cuales merodean por
cualquier vecindario de idiotas. Ellos, fustigan a los trashumantes que piden o
trasiegan con la bondad ajena, menos con la propia, mientras esconden el
sombrero, solicitando de trasfondo su parte alícuota en cualquier pastel. Así
las cosas, mientras los ingleses, no por gusto, los accionistas mayores de la
empresa, se quedaron con la operación del canal y su control militar hasta
1954, cuando en 1952 el Gral. Gamal Abdel
Nasser (Jamāl 'Abd an-Nāsir) como
todos los colonizados, pecadores en río revuelto, lideró una revolución anti
monárquica e irrumpió (su espíritu nacionalista) en el panorama político de la
estratégica zona Guiza y el Delta del Nilo. Punto propicio del creando el caos
económico y político que perduró en dicha zona del Mare Nostrum, hasta el 2011,
con la “Primavera Árabe”
La maqueta
Porque de eso se trató entonces, o sea, modelar a
escala, una maqueta con la estatua (posiblemente la falaha egipcia original) de
unos 2.7 metros de alto. La cual, para estupor de los historiadores), parece
que resultó ser la misma reciclada y cosmetizada después por Bartholdi (una
práctica usual en los creadores), aunque éste siempre lo negó. El Ing. Gustave
Alexander Eiffel (1832-1923), diseñador de la Torre Eiffel, fue encargado de la
ingeniería estructural lo cual delegó en otro ingeniero tan famoso y diestro
como él mismo, Maurice Koechlin. Centavo a centavo, los franceses reunieron
entusiasmados como siempre, el dinero requerido para la fabricación de la
estatua.
La colecta de fondos (estimados en un millón de
francos) para la construcción de la estatua comenzó en 1874, hasta la
conclusión de la obra finalizó en julio de 1884. En América, sucedió algo
parecido en lo relacionado a la construcción del pedestal, aunque mediando
fuertemente el comité de Joseph Pulitzer. Al final, Richard Morris Hunt (una de
las joyas precursoras de la arquitectura norteamericana) concluyó el pedestal
en 1886.
La modelo
Un punto de interés subyugador: conocer la
identidad de la dama que poso para los artistas forjadores de la figura
femenina, representada por la modelo. Todavia hoy dia, el enigma de la modelo, deviene
quizás una especie de soap opera o thriller, como la moda radial (después
televisiva) nacida en la WGR de Chicago en 1930, no ha terminado de mostrar
cojeras. Es entender que en los inicios, tras una búsqueda espectacular; se
trataba de la figura de una mujer enigmática, desconocida para todos, que
simbolizaría valores tan altos como la propia Revolución Americana y encarnadora en sus alegorías humanistas.
Algunos diletantes argumentaron que la modelo fue “Isabella
Eugenie Boyer” Dicha dama, era la viuda del conocido y poderoso
industrial judío, Isaac Singer; el talentoso inventor de las máquinas de coser "Singer" y además, de otros
artefactos y accesorios, adorados por los norteamericanos.
A otros, les fue cómodo asumir
Cabeza de la Estatua de la Libertad"
Exposición Universal de París" (1878) |
que la figura
copió a Jeanne-Emile Baheux of Puysieux,
modelo del escultor. Sucede que esta otra dama, con posterioridad, fue
desposada por el propio Bartholdi. Los terceros, más audaces en sus conjeturas,
sitúan la modelo (lo más probable, dada la serenidad adusta de la expresión
facial captada por el escultor) en Charlotte
Bartholdi, madre del propio escultor. Una mujer de impresionante belleza
caucasiana, de mediana edad. Otros imaginativos, asumen fragmentos de cuerpos
de varias mujeres o modelos de la época. Tras una breve exhibición de algunos
fragmentos en parques parisinos, la obra –ya seccionada en varios cientos de
pedazos– fue llevada a New York en la mencionada fragata "Isere", a
donde arribó en junio de 1885.
Una Señora a puertas
La llegada de la estatua (seccionalizada) a los EE.UU., resultó en dolor de cabeza
inconmensurable para los norteamericanos. Todos, casi aterrados con el tamaño
colosal y número de piezas escultórica, ya “descuartizada”
Nada raro en aquellos tiempos, puesto que los estados involucrados, ni el
gobierno federal, estaban preparados para el arribo de aquella mole de cobre y
acero. Ni tampoco para las incontrolables oleadas de inmigrantes (en lo
fundamental, europeos; que siguieron como los niños de Hamelin a su flautista hacia tal dama exuberante. Sólo que en lugar
del río Weser, los llegados además legalmente desde varios ámbitos del planeta,
ahora lo harían a través del el río Hudson.
Con la llegada de la estatua, penetraban también
criterios franceses acerca de la concepción de democracia y libertad gala, algo
más distendida del puritanismo anglosajón imperante en la sociedad
norteamericana, en especial la citadina. Conociendo la lógica de la opinión
pública norteamericana, no devino extrañezas que algunos sectores de la
ciudadanía protestaran, tanto de la estatua (los lerdos la estimaban un
armatoste) como de sus objetivos, por no entender las razones de todo aquel
barullo. Todo lo cual aún perdura en los descendientes directos de los colonos
originales, consternados con aquella invasión de extraños no invitados que
alteraban sus lares apacibles.
Claro, que la posteridad se encargó suavemente,
de asentar la significación del evento traspasando con creces las expectativas
de sus propios creadores; al devenir la estatua símbolo inigualable e
imperecedero y guardiana de la libertad y la democracia para todos los humanos
decentes.
Bartholdi: Una intención axiomática
Sin embargo, el tal axioma era sin dualidades. De
todas formas la pieza nació símbolo de democracia y libertad, seduciendo a los
benévolos y a aquellos que no pensaban igual, sino, dubitativos. Quizás la
respuesta emanó del Bartholdi político, todavía en París y enfrascado en los
quehaceres del embarque de la estatua, quien debió enfrentar una inesperada
encerrona de la prensa. Entonces, el artista expresó, cauto, sus intenciones
coincidentes con los criterios expresados por sus compañeros en la empresa, sin
paliativo ni ambigüedades. Luego, acertó en reafirmar:
«"Yo, intentaré
glorificar allí (en EE.UU.) las ideas
republicanas y la solidificación de la libertad, con la esperanza de que algún
día las volveré a encontrar aquí, en Francia"»
Tal declaración, tocaba fibras de algunos
franceses que no admitían mutilaciones de la democracia, por la existencia de
la III República. Su aseveración, indudablemente
cargada de patriotismo, también resultó expectante para una parte significativa
de la opinión pública norteamericana, entre la cual surgieron aquerencias
cautelosas cargadas de ciertos aires dubitativos, que inclinaron a entrecejos.
Caló un acertijo:
«"¿Cuáles eran los motivos reales que
impulsaban a los franceses y el por qué, si andaban tan embrollados en sus
trifulcas sobre la libertad, imperios, monarquías y repúblicas; a abrogarse el
derecho de proponer la implantación de un faro de libertad en donde ésta ya
existía, sólida?"»
De todo el embrollo semántico, se desprende tras
haber observado los hechos, que la estatua de Bartholdi y también más tarde el
poema de Lázarus; fueron sobrepuestos e imbricados ambos, se presume que de manera
intencional por ciertas ‘fuerzas exógenas’
(desconocidas) Las que además,
resultaron proclives a fin de confundir, tergiversar y reinterpretar las intenciones originales de las obras.
Ello, para consolidarlas bajo un solo fin, inducido en sus conveniencias, por
promotores extraños. No sorprendería que estas ‘voluntades’ anónimas hasta ese momento —aunque en apariencias, con
propósitos humanistas—, forzaran a dar una idea confusa única y falsamente
clonada; desvirtuada de las intrínsecas de las dos obras originales o sea, la
estatua del escultor Bartholdi y el soneto (los versos) de la poetisa, Lázarus.
¿Medias letales?
No sorprenden, en general, a partir de las
actividades radiofónicas de propaganda iniciadas muchos decenios posteriores a
la inauguración de la estatua y la redacción del poema, por Adamovic y los
grupos de aliados socialistas, casi a mediados del siglo XX y no de cuando su inauguración
como erróneamente se ha entendido, es el momento en que el símbolo de la
estatua-poema comienza a acercarse a su imagen inicial. Sin embargo, valdría
preguntarnos si la interpretación —sin destrucción del enigma y el mito—,
aportaría algo a la causa de la democracia y los derechos humanos. Es posible
que no tuviera efecto alguno, considerando el inmenso prestigio de este símbolo
confeccionado en metal y mármoles, tiene por sí sólo.
Nos parece claro dejar sentado en la lógica de nuestros servicios reguladores de las fronteras estadounidenses, que los inmigrantes arribados a los EE.UU. de forma ilegal argumentados por motivos económicos, por ser otros prófugos de la justicia, los irregulares o ilegales con ansias de trabajar con honestidad y pericia, fuesen indocumentados o no; en este caso; aceptarlos como mano de obra decente y agradecida de lo que no podían en otros lares,
Nos parece claro dejar sentado en la lógica de nuestros servicios reguladores de las fronteras estadounidenses, que los inmigrantes arribados a los EE.UU. de forma ilegal argumentados por motivos económicos, por ser otros prófugos de la justicia, los irregulares o ilegales con ansias de trabajar con honestidad y pericia, fuesen indocumentados o no; en este caso; aceptarlos como mano de obra decente y agradecida de lo que no podían en otros lares,
“Advertir que no guardan una relación directa
y estrecha, ni colateral, con los principios políticos y humanistas originales
de la Estatua de la Libertad, el poema de Lázarus y los EE.UU”
Valga que EE.UU, poseedora de un diapasón humanista y misericordioso,
por cierto bien organizado, probado y brindado generosamente a los inmigrantes
legales, haya logrado que los brazos abiertos de ‘The
Great Lady’, no hayan cambiado de posición. Por lo que cabría, a
manera de colofón tentativo o síntesis de esta interrogante y a los fines de
enriquecer nuestro juicio; que verdaderamente hay brumosidades relacionadas a
esta incógnita la cual ha sido popularizada incorrectamente, hoy casi mal
entendida en calidad de un mítico “derecho
legal” inexistente, no un privilegio potestativo del gobierno de los EE.UU. hacia todos los ciudadanos, sin distingos, sean naturales o naturalizados.
Siempre advirtamos que Emma Lázarus, en la dulzura infinita de su poema "The New
Colossus" y de cualquier manera analizable, siempre permanecerá
contenta. Luego, hagamos un alto y detengamos el cernido de argumentos de uno y
otro lado, para aquilatar hasta el infinito, lo evidente. Porque quizás la Mántica
de Pitia como oráculo délfico, aún conserva toda la verdad aprisionada entre
los metales y mármoles de la "Lady of Liberty". La dama de brazos abiertos para todos, con la cautela impuesta por una sociedad de leyes; que reconocen el esfuerzo humano hacia el progreso justo.
La saga
continúa,
© Lionel Lejardi octubre, 2011
Legacy Press
EDC-6,065/Pag. 24/24
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