2 Trump y More, hitos de simas virtuales
II/II
Se cumplen 57 años de dictadura comunista en Cuba
(En construcción)
La libertad en
democracia
Goza de tres dogales
impuestos:
Ejecutivo,
Legislativo y Judicial.
Juntos, son barreras
a la opresión y
anarquía.
Apenas, liviandades
sobre
la espalda
ciudadana.
Si eliminas uno, el
resto
la aplastarían sin
piedad
Lionel Lejardi
"Un Asunto Cubano"
(Miniserie, ‘Distopías malignas’
"Punto Jonbar de
inflexión"
Thomas More, hito de la Libertad
vista en democracia
Tomás
Moro, fue un político, pensador, humanista, teólogo y escritor inglés y además,
poeta, traductor y Lord Canciller de Enrique VIII. En 1535 fue enjuiciado por
orden del propio rey Enrique VIII y acusado de alta traición por no prestar el
juramento antipapista (contra el Papa romano) frente al surgimiento de la
novísima Iglesia Anglicana. Cuando se menciona Anglicana se menciona “la Humanidad”, todas consideraciones históricas relacionadas con el
‘Renacentismo’; atañen a la civilización judeo-cristiana
de la Europa del Este, y su religión prima, el “Cristianismo”, solidificadas por sus mensajeros. Porque este movimiento, ex profeso, fue despreciado e ignorado por el conjunto de países
adormilados con leyendas mitologías propias o importadas, como Europa y Medio
Oriente. Tras la expansión del imperio árabe, una parte considerable de la
Europa cristiana fue obligada a aceptar la cultura y religión musulmana.
Algunos países absorbidos por el islamismo, todavía coexistente en cuenca
mediterránea, en especial los vinculados al antiguo mundo bizantino.
Estas últimas, desde las asiáticas
insulares hasta las continentales, donde
primaban el taoísmo, budismo, indostanismo, etc. (todas, relativamente
pacíficas y tolerantes con las otras), hasta los totalitarismos teocráticos
agresivos e intolerantes de la religión islámica y sus centenares de sectas
homicidas; carenando al final de sus
estertores, en los remanentes de sus homólogas las africanas y sus similares indoamericanas. Desde el esparceo del Renacimiento, no resultó extraño que
brotaran concepciones o sueños, tendentes a reordenar aquellas sociedades bullentes
cuyos proponentes de una manera u otra exponían ideas sugestivas, pero desligadas
del mundo real. Cada proyecto social mostraba una caratula artística tendente a
alcanzar el ideal de la sociedad perfecta
o sociedad utópica como una mezcla simplificada
de hados y aspiraciones filosóficas, mitos, leyendas religiosas y razonamientos
inherentes a cada sociedad en particular.
Thomas More (1527) Hans Holbein (el Joven) (Cortesía Frick Collection (New York y WIKI) |
Sin
embargo, la concepción primada del ‘gen
humano’ parte, en buena medida, de la propuesta hecha por Thomas More
(castellanizado, Tomás Moro), en 1516; momento en que presentó su obra
definitiva (latín), ”Dē Óptimo Rēpūblicae Statu de que Nova Ínsula Ūtopia”
(Libro, Del estado ideal de una república en la nueva
isla de Utopía) De ahí surgió e
imprimió el término “Utopía”; la cual dio nombre
a otras concepciones imaginarias similares, donde ciertas regiones en el mundo
irreal de los pensadores, representaban panaceas
o utopías, entre el cúmulo de obras político-sociales elaboradas
por la imaginación de otros tantos pensadores, laicos, ateos, religiosos, etc.
sobre el mismo tema. La esencia de esta situación peligrosa en que resultó
sumido Moro, surgió por una elemental cuestión de principios éticos y
teológicos —pensemos de la esencia de las Sagradas Escrituras— al oponerse éste
al divorcio del rey Enrique VIII con su esposa en ese momento, la reina Catalina
de Aragón, y además, desafiante al no aceptar el Acta
de Supremacía, en la cual se declaraba al rey Enrique VIII como
cabeza de esta “nueva iglesia” un
tanto protestona de la Católica Apostólica
y Romana, sui generis.
Este conjunto de decisiones
arriesgadas, le resultaron suficientes al Enrique VIII, para que los tribunales
lo declararan culpable de traición al Rey
y la Corona inglesa y en consecuencia recibió la condena a muerte. Tomás
Moro permaneció en prisión en la emblemática “Torre de Londres” hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo
año de 1535. Transcurridos más de tres siglos, después, Moro fue beatificado en
1886 y canonizado en 1935; junto con John Fisher, por la Iglesia Católica la cual lo consideró un
santo y mártir. Resultó sorprendente que por su parte, la Iglesia Anglicana lo
considera igualmente un mártir de la Reforma Protestante, luego que en 1980,
fue incluido en su lista de santos y héroes cristianos, anglicanos.
El
término Utopía lo concibió Moro, tal
ya mencionamos, específicamente para denotar en su obra ”Dē Óptimo….. Utopía”, donde el término era el nombre dado a una
isla ficticia (o, “lo que no existe”)
y a su comunidad artificiosa que la habitaba; cuya organización política,
económica y cultural pretendía ser esencialmente comunitaria primitiva. Tal
imagen contrastaba con las sociedades humanas de la época, dominadas por clases
aristocráticas y clericales, las verdaderas poseedoras de todo el poder. Por
supuesto, tomando como ejemplo las sociedades europeas, estructuradas al estilo
de las casas aristocráticas en manos del primer poder, según estamentos de
entonces, la nobleza, seguida de la clase clerical. No tarde, en el último
cuarto del siglo XVIII, la correlación de fuerzas, debieron ceder espacio a la pujante
presencia del tercer poder, la influyente y cada vez mas poderosa, burguesía.
”La conjuration des Égaux”
Inmersos
entre estos grupos abigarrados, se encontraban los seguidores de François-Nöel
Babeuf (alias, El Graco); un
personaje de prosapia singularísima; catalogado como político, teórico y
revolucionario francés, surgido a la luz pública por avatares de la Revolución
Francesa. Para él, un agitador profesional; además de ser periodista a media
tinta y líder de su grupo propio de extremistas; los hechos violentos y
sanguinarios llevados a cabo por los sans culottes (descamisados) parisinos
contra el gobierno autocrático de Louis Capeto (Louis XVI), iniciados el 14 de
julio de 1792 para derrocar la vieja dinastía (dicho, ancien régime) semi
feudal. Los vencedores del ancien régime
de Louis XVI, las hordas populacheras dirigidas por el Directorio
Revolucionario, opinaba furioso, no había profundizado suficiente en el drama
francés. Luego, conformó un movimiento sedicioso tendente a derrocar al
Directorio y radicalizar aún más “La Terreur” sobre los nobles, clérigos y burgueses. Hacia
finales de 1790, entró en contradicción con los extremistas del Directorio y
los jacobinos de pura cepa. Babeuf con su propio grupo de recalcitrantes,
publicó entre otros escritos, el que denominó "Conspiración de los
Iguales" (La conjuration des
Égaux). Este agitador pretendió destruir el Directorio e implantar en su
lugar un gobierno al estilo del comunismo primitivo.
Algo parecido a la Utopía de Moro (sin
los edictos genocidas de los jacobinos) en sus disfrutes de riquezas, bienes de
consumo, alimentos y licores finos (ninguno de los cuales jamás explico de
dónde y quienes producirían esas riquezas y portentos), pero con una guillotina
más filosa. En la mayoría de los proyectos tendentes a modificar la sociedad,
se proponía como condición indispensable, anular el derecho de la propiedad,
bienes capitales en monedas y las tierras, repartiéndolas entre quienes no las
poseían. En ningún caso, estos líderes futuristas, indicaban la forma en que
después de la distribución de estas riquezas, para hacer a todos en lugar de
ciudadanos ricos, seres miserables; se generarían las nuevas riquezas, para no
convertirnos a todos, en unos ciudadanos de tercera clase, todos ciudadanos
cicateros.
Es entender que esa redención
política durante la vida carece de sentido. Al igual sucede con los fieles
fervorosos del cristianismo. El concepto aclara que la vida no es un suplicio,
sino, la gracia divina máxima de la cual debemos disfrutar como un regalo
divino, no como castigo, sin dañar al prójimo. Con el advenimiento del siglo
XIX, irrumpieron personajes alucinados del calibre de Karl Marx y Engels y los
seguidores del comunismo, inmersos todos en adoraciones del jacobinismo más
rancio, según opinión de sus fanáticos, seria aplicado para solventar las
diferencias en las interrelaciones entre el capital y el trabajo. A los fines
de arrancar de cuajo y desmontar el sistema capitalista, era imprescindible y
además cómodo, barrer con las estructuras del ancien régimen e implantar en su
lugar, por la fuerza el discurso sociopático del terror marxista.
Esta pretensión se basó en el
síndrome social artificial, al cual acompañaba una versión catastrófica de
actividades letales, proclives a la toma violenta del poder político, militar y
económico, por parte del denominado Lumpen
Proletariat, una cantera de pícaros y holgazanes, inagotable. De
estas acciones serian excluidos el campesinado y todas las clases vivas,
poderes legislativos, judiciales y ejecutivos, y otras instituciones;
implantando la repartición indiscriminada de bienes creados por la burguesía y
la nobleza, al abolirse el derecho de la propiedad. La represión sobre todos los
opositores, ignorando sus quejas y puntos de vista; dado que Marx y sus seguidores
envidiosas de la clase productiva, consideraban como condición indispensable
para mantenerse en el poder. En cada caso, la concepción de Utopía, seria
tergiversada a gusto del Líder Máximo en funciones (los hermanos Castro),
ansioso de tergiversar la Historia con Ucronías metas fantasiosas.
Aristonomenklaturs
Es
indudable que, atenidos al fracaso de los totalitarismos y sus desastres históricos,
políticos, económicos, morales y sociales; y considerando cada uno de los
diversos actores humanistas distintivos de cualquier comunidad humana decente;
la respuesta a tales propuestas, en el marco del siglo XXI seria: No. Dicha negación responde al halo
misantrópico de la idea y no a una actitud de oposición sistemática a los
totalitarismo; que por las bien andanzas y preservación de las ideas
democráticas, bálsamos de la actual civilización judeo-cristiana, todo vestigio
de absolutismo proto fascista o comunista debe ser aniquilado para siempre.
Sino, porque estos regímenes malignos son ofrecidos al público cándido, tal
panacea lúbrica, hedonista, holgazana y sin altos principios; basados síndromes
disformes sociales, en formas de una perniciosa endemia perniciosa, la aristonomenklaturs destructivas y
sociopáticas. Decir que el Poder político democrático se tornaría en Poder político burocrático, un
nuevo poder. Pero este último no sería más que el inaceptable disparate social,
tomando la pirámide burocrática comunista de la ya solidificada como dinastía aristocrática de la nomenclatura
partidista real en una ”Oclocracia
Popular Virtual” Evidentemente esta tergiversación de la
democracia es disfuncional, como han demostrado hasta ahora todos los
disparates ensayados los comunistas y socialistas contentivos de fracasos
económicos (ver sus respectivas anti historias a través de los siglos XX-XXI),
tal mostraron las tituladas “dictaduras del
proletariado”, diluidas en
fracasos en cada lugar donde fueron implantadas, a todo lo largo del siglo XX y
primer cuarto del XXI.
Esos ejemplos llevados a la
práctica, incluyen otros factores filosóficos desvirtuados por mendaces y
destructivos, en calidad de sus “logros” distintivos: los siempre abortados en
los totalitarismos cotidianos como sistemas nefastos con y sin anti crítica, de
naturaleza átona para los izquierdistas. Ahí yacen las promesas de no trabajar,
sino vivir bajo un subsidio paternalista del estado, pretextado bajo cualquier sinrazón
o justificación del fracaso social, espiritual o médico, creíble para los
vecinos entrometidos. Es lo que en definitiva, toda persona “decente” ansía, bajo la ley del menor
esfuerzo que no todos merecen. Los totalitarismos, en especial los de
izquierda, idealizan la morosidad y holgazanería como una manera legal de
estafar a sus vecinos. Los gobiernos populistas toman este punto de vista como
una práctica “decente” de obtener el
poder político y económico de la explotación de los ciudadanos, a manos
abiertas.
Ellos patrocinan el paternalismo
estatal a costa de las fuerzas productoras que auto inoculadas con el VIH de
las siempre crecientes oleadas de “Hombres Nuevos”, unos estafadores perfectos
de meritóratas inflados por la
propaganda estatal; cuyos regímenes fabrican aceleradamente, sin distinguir
entre los beneficiarios de la dádiva pública. Basta inducirlos a esa especie de
drogadicción que es la holgazanería generalizada. En consecuencia, a estas
tiranías les es necesario mantener al individuo sobre la forma en que, se
preocupe en cómo subsistirá en el día siguiente, anteponiendo ante otro deseo,
obligación o responsabilidad, social o familiar: la obtención de alcohol. De
tal forma el conjunto de necesidades de las familiar queda supeditado a la
volitud estatal.
“Esta forma opresiva es el elemento de control sobre los alimentos,
alcohol, drogas y estupefacientes, calzado, vestuario, vituallas, servicios,
medicinas, empleo, acceso a redes
sociales, literatura, films, combustibles, libertad de movimiento, etc.” El ciudadano penetra aterrado en ese nuevo
mundo alucinante y se considera “encajado”
de por siempre en los manicomios fantasmagóricos de las “Granjas de Animales” o “GULAGS”. En instantes, el corral, se cierra hermético
durante decenas de años. Por ejemplo, el sistema carcelario castrista imperante
en la nación del país cubano entero, impuesto al pueblo en 1959, ya rebasó el
medio siglo.” Toda actividad, por ínfima que sea, estará controlada,
supervisada y autorizada por el estado
totalitario y la burocracia estatal. Nadie estará autorizado para plantearse
metas personales. El estado es quien decide a qué debe aspirar el individuo
inerme y la cantidad que el estado le suministrará por ello.
Ensoñación vs. Pesadilla
Cierto
que Utopía es una abstracción idealizada como un estado perfecto, el cual debe
ajustarse sine qua non, a las necesidades y aspiraciones primarias del
ciudadano común, decente. Los delincuentes, se redefinen como tales residuos de
la vieja corrupción de los izquierdistas
indoamericanos. Es entender que esa redención durante la vida carece de
sentido. Al igual sucede con los fieles fervorosos del cristianismo. El
concepto aclara que la vida no es un suplicio, sino, la gracia divina máxima de
la cual debemos disfrutar como un regalo, no como castigo, pero, sin dañar al
prójimo. El grupo de países integrantes del
Mercado Común Europeo, después de abandonar los criterios jingoistas que incluían las trifulcas
permanentes elevadas a política de estado y tornarlas pacifistas, sentaron
determinadas bases indispensables tendentes al utopismo, con aires de un socialismo popularizado. La unificación
de monedas bajo el símbolo del "euro",
fue uno de esos pasos. Los Estados Unidos de Norteamérica de manera igual, han
venido trabajando por el bienestar de su población con propósitos semejantes,
desde sus inicios, ha avanzado hacia el objetivo utopista, con pasos discretos
y firmes.
Es entender que en un sector
cumbre de esa pirámide-hábitat donde
hoy bien convive una gran parte de la Humanidad; se asienta un grupo de las
naciones más potentes del mundo libre y democrático, liderado por los Estados
Unidos de Norteamérica; a manera de Utopía; junto con otras naciones todavía
esforzadas con los rudimentos del pleno ejercicio de la democracia. Desde ese
sector privilegiado, hacia el abajo abismal, yace el resto de las comunidades
las cuales motu proprio, renuentes al Gran Cambio que les posibilite enderezar
el camino. Es una histéresis de naciones fallidas, las cuales de alguna forma y
etapa, fueron o son en la actualidad regentadas por los hilos del castrismo retrógrado. Allí pernocta la tripa insaciable de la Ucronía, un conjunto secuencial integrado
por conglomerados binarios, inevitables, devenidos en Distopías
Malvadas. Aquel paraíso, todavía perdido como el de Milton;
soñado por cada generación desde hace siglos. Esos siglos fueron tantos, que la
aspiración se remonta hasta el proyecto de Utopía (y aun antes en liturgias,
tradiciones y leyendas de sociedades arcaicas), expuesto por el ateniense
Platón (347 a.C.) en su República, una de sus obras imperecederas.
Valdría
decirles ¡basta!, a estos depredadores.
Sucede que las miserias humanas y
chabacanerías que adornan a los líderes de esas turbas desclasadas y
rambuleras; que integran y dan vida a los totalitarismos políticos y
fundamentalismos religiosos contemporáneos (caribeños, indoamericanos, africanos y
asiáticos); como ejemplos significativos; intentaron en vano colgarse de este
resquicio histórico, que les permitió la bondad de la cultura
judeo-cristiana.
© Lionel Lejardi. Mayo, 2011
lejardil@bellsouth.net
Legacy Press
EDC-2526
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